Interrogantes: cambio de equipo

El respeto en el deporte: 10 claves para conseguirlo

Al contemplar tantas situaciones violentas en el mundo del deporte, nos damos cuenta que es más necesario que nunca transmitir el valor del respeto, desde que los niños son muy pequeños, para conseguir cambiar la tendencia actual en nuestros jóvenes y también en los adultos. 

El hombre del futuro es el niño de hoy y seguro que podemos hacer una muy buena labor si todas las personas que se dedican a la formación deportiva, junto con padres y profesores, enfocamos bien este aspecto.

Contenidos

Ser ejemplares en las normas de educación

Dar las gracias, pedir perdón, solicitar las cosas por favor, pedir permiso, dejar hablar…, son aspectos elementales de educación y de respeto. Si nuestros jugadores no lo hacen, es bueno empezar cuanto antes, sin imponerlo. Hemos de convencer y explicar por qué lo hacemos. Y, cuando lo aplican en el día a día, felicitarles porque son los pequeños detalles los que consolidan el habito.

Ser muy exigente con las groserías de los niños.

Nos encontramos, en el deporte diario, muchos niños que hablan mal, dicen palabrotas e insultan. Desde el momento que lo detectas, debes cortarlo de raíz, dejando claro que esto no se puede permitir. Enséñale a responder con educación. Cuando surge una pelea o una discusión, déjales claro que aunque existe una razón para enfadarse, no hay que gritar , pegar o decir palabrotas. Es fundamental enseñarles a pedir perdón cuando ocurra algo de esto. Da ejemplo cuando te equivoques y pídeles perdón. Es la mejor manera de enseñarles.

En casa y en el equipo siempre debe haber reglas.

Las necesitan para sentirse más seguros. Así saben lo que pueden hacer y lo que no. Los límites ayudan a los niños a darse cuenta que hay otras personas en el mundo y que hemos de respetarlas. Si hay reglas en casa y aprenden a cumplirlas, luego, fuera de casa, estarán entrenados para cumplirlas. El deporte es una herramienta muy interesante para desarrollar la idea del respeto a las normas. Aprovéchalo.

Todas las personas tienen la misma dignidad

Los deportes de equipo son muy favorables para enseñarles el respeto en el deporte. Que todas las personas tienen la misma dignidad por ser humanas y que deben ser tratadas como tales. Deben aprender a respetar al jugador más talentoso y al más débil del equipo, al presidente del club y al utillero. Son diferentes posiciones pero con igual dignidad.

Evitar las críticas

Entre los jugadores de un equipo existe la posibilidad de mostrar ideas diferentes, gustos variados, más o menos talento. Eso no significa que no tengamos que respetarnos entre todos y saber ver las cualidades de cada uno en lugar de los defectos, que todos tenemos. Es fundamental, para conseguir respeto en el deporte, evitar críticas entre los jugadores o entre los entrenadores. Lo mismo en casa, donde los padres deben ser ejemplares en el respeto que se tienen entre ellos y con los demás.

No es un formalismo, lo llevamos dentro

En muchas ocasiones, el respeto en el deporte se queda en puros formalismos: darse la mano después del partido, llevar un cartel de respeto antes de iniciar el encuentro, etc. Pero el respeto debe demostrarse en todo momento, cuidando los pequeños detalles del día a día: no burlarse de nadie, escuchar lo que dice el entrenador, aceptar opiniones contrarias a las tuyas, disculparse por una falta fortuita, dar las gracias por algún pequeño servicio que te han hecho…

El Respeto en el deporte es necesario para poder educar

El respeto en el deporte es una condición sin la que es imposible educar. Cuando los educadores, padres, madres, profesores, viven en un clima de respeto entre sí y de éstos hacia los educandos, se van formando como personas, y por ser personas, van creciendo en respeto al otro.

Implicación

El respeto viene dado por el interés e implicación que nuestros hijos o alumnos perciben en nosotros. Sólo por esta vía lograremos llegar a ellos y establecer un vínculo de confianza.

Equilibrio

Procurar hablar siempre con equilibrio, moderación, valorando y apreciando las cualidades de los demás. La excesiva locuacidad, el deseo de opinar de todo es reflejo de una personalidad inmadura y que vive pendiente de sí mismo. 

La pluralidad

Permite que todas las personas expresen sus opiniones libremente pero esto no implica que todas las opiniones sean acertadas o correctas. En temas que afecta a principios fundamentales de la persona hay que saber argumentar con delicadeza lo que uno piensa, respetando siempre las ideas de los demás.

Por tanto, podemos concluir que los padres educan a sus hijos pero también los hijos a sus padres. Se educan cuando existe respeto mutuo. 

Cómo desarrollar el respeto en el deporte en los entrenadores

hacerles ver que son muy buenos

Existen entrenadores que están dispuesto a respetar a su presidente y a los entrenadores con los que convive pero a sus jugadores y al árbitro los humilla constantemente.

Hay poca sensibilidad

Cuando me dirigí a un padre que estaba gritando a un árbitro en un partido de benjamines, lo hice con mucha tranquilidad y educación. Intenté hablar con él, pero cuando se dio cuenta de qué iba el asunto, se enfadó más y empezó a atacarme como si yo fuera ahora su enemigo.

El argumento utilizado era básicamente que él no faltaba al respeto al árbitro porque no le insultaba. Pienso que ahí está el error de base más frecuente en los razonamientos de este tipo de padres.

Respeto en el deporte es mucho más que no insultar. Consiste en tratar a las personas que tienes delante con la dignidad que se merecen. Tal y como a ti te gustaría que te tratasen.

Controlar tus emociones

En una escuela de futbolistas se trabaja este aspecto con el objetivo principal de ayudar a los entrenadores de nuestros equipos a controlar sus emociones y ser capaces de tratar al árbitro, a los entrenadores de los equipos contrarios y a los jugadores con respeto.

Tener claros los objetivos que persigues

Esto que acabo de mencionar es muy fácil decirlo, pero hay que comprender muchas cosas que no se pueden explicar si no lo has vivido en tu propia persona como entrenador de un equipo. Hablamos de emociones. Cuando llevas un equipo, como no tengas muy claro los objetivos que persigues, que no son otros que la formación de tus jugadores, es muy complicado tener un comportamiento correcto de respeto en el deporte. Hay que ser un auténtico profesional para conseguirlo.

Causas por las que perdemos el control

La tensión del partido, la emoción de la jugada, la incertidumbre del resultado, el tiempo que pasa a gran velocidad, los ánimos del público, los errores del árbitro…tantas cosas son las que te influyen en un parido, que es complicado controlarte y puede ser que nos enfademos o que no estemos de acuerdo con alguna situación del juego: árbitros, entrenadores, jugadores o incluso el público. Y, como consecuencia de todo esto, podemos caer en el error de faltarle al respeto a alguien.

Acuerdo generalizado

Es divertido ver cómo, cuando termina el partido, todo son abrazos y felicitaciones. Ya acabó la tensión y ahora ya somos personas respetuosas. Como si la competición fuera algo diferente del mundo real donde está permitido todo, dejando de ser personas educadas y respetuosas porque lo permite el deporte. ¿Es que acaso no he de tratar con dignidad al árbitro durante el partido? Hay un acuerdo tácito generalizado que aparenta que no pasa nada si me meto con él. Quizá porque lo vemos tanto por la televisión que nos parece normal. Y no lo es.

Responsabilidad de los entrenadores

No podemos tener dos comportamientos, durante el  partido y después del  partido. Ocurre algo parecido con los padres. Te los encuentras antes del partido y luego los ves durante el partido y la transformación es alucinante.

Por eso, cuando tu objetivo con estos niños no es ponerte una estrella en la solapa sino formarlos como futbolistas y como personas, la situación cambia. La responsabilidad que recae sobre ti, tiene más peso que la tensión del partido y eso te permite controlar tus emociones con más facilidad ya que la victoria o la derrota no son tan importantes como el ejemplo que les das a tus jugadores en todo momento. Ellos ven en ti un espejo en el que se ven reflejados y actúan en consecuencia según lo que tú les transmites.

Respetar a tus jugadores

El presidente es una persona importante y por eso le muestras respeto. Pero al resto de las personas que te rodean en tu actividad deportiva, no parece necesario esa misma actitud.

¿Cómo tratas a tus jugadores? ¿les gritas cuando se equivocan? ¿les pones en ridículo delante de los demás para humillarlos más? ¿cómo son tus comentarios durante el partido? ¿tienes en cuenta que son niños y no máquinas? ¿eres consciente de que aquel está pasando un mal momento en su casa? ¿te interesas por ellos alguna vez? ¿crees que se merecen el trato que les estás dando? ¿por qué estás siempre tan antipático con ellos? ¿por qué eres tan cenizo que sólo eres capaz de ver lo que hacen mal? ¿te gustaría que te trataran así?

Ser el líder de tus jugadores

El entrenador que quiere ser un líder con sus jugadores, debe ser capaz de hacer el esfuerzo de respetar a todos los miembros del equipo y en general a cualquier persona humana con la que nos relacionemos: el personal de limpieza, el árbitro, el público. Todos son importantes y tienen una dignidad que hay que respetar y valorar.

Respetar a todos

En una escuela de futbolistas procuramos darle mucho valor a las personas anónimas que hacen posible que todo sea más agradable y el trato con ellos debe ser de primerísimo nivel pensando en lo mismo: todos las personas son importantes independientemente del puesto que tengan.
Todos los trabajos tienen su valor pues son eslabones de una cadena muy consistente. Los que limpian la instalación agradecen esa sonrisa y ese saludo que les hacemos cuando llegamos (ellos quizá han llegado a trabajar dos horas antes para que tu te lo encuentres todo limpio).

Llegar puntual a los entrenamientos y partidos

Por ejemplo, una falta de respeto es llegar tarde al entrenamiento. Los mensajes que transmitimos a nuestros jugadores cuando hacemos esto son los siguientes:

  • Su tiempo es más importante que el mío.
  • Si fuera una persona importante para él, hubiera llegado puntual con lo que no soy importante.
  • No tiene mucho compromiso porque le da igual no llegar a a hora.

Prepararte bien los entrenamientos

Otro ejemplo de falta de respeto es la improvisación en los partidos y en los entrenamientos  que indica que el entrenador no valora a sus jugadores y les priva de algo a lo que tienen derecho que es a aprender de su entrenador al máximo.

Tratar bien al segundo entrenador

Quizá tengas un segundo entrenador que te ayuda a llevar el equipo. ¿Cómo lo tratas? Piensa que está aprendiendo de ti. ¿Qué ejemplo le das? ¿Es la persona que tienes para llevar las botellas de agua, recoger las camisetas y llevar los balones? ¿es el que te hace el trabajo sucio o es la persona a la que consultas tus decisiones para tener una segunda opinión, a la que le vas adjudicando ciertas responsabilidades según su capacidad?
A veces compruebas que el egocentrismo del entrenador provoca un despotismo total con las personas que tiene alrededor.

El respeto en el deporte de los padres al entrenador

Interrogantes: elección de club

Uno de los primeros consejos que hemos transmitido es escoger muy bien la entidad donde va a jugar tu hijo. Una vez decidido, debes depositar toda tu confianza en el entrenador que va a trabajar con tu hijo. Dejarle espacio, porque muchas veces no hay suficiente aire para respirar porque estamos demasiado encima como padres.  

El entrenador es el máximo responsable de un equipo 

Su papel consiste en tomar decisiones y velar para que el funcionamiento del equipo marche correctamente. Debe intentar sacar el máximo rendimiento a cada uno de los jugadores en los entrenamientos y en los partidos.  

El entrenador es la pieza clave.

Escogerlo bien no es ninguna tontería, ni una pérdida de tiempo. En los clubes debería tomarse mucho más en serio y pasar por un proceso de selección muy exigente ya que somos conscientes de que debe estar muy bien preparado por la gran responsabilidad que tiene.  

No estamos de acuerdo en la postura de muchos clubes en la que a los jugadores más jóvenes se les coloca el entrenador menos cualificado cuando lo que necesitan es un entrenador que les sepa transmitir todos aquellos conceptos que necesita en su aprendizaje. Si son los más necesitados de experiencia y de formación, no cometamos la incoherencia de poner un juvenil sin preparación ni convicción.  

Por lo tanto, no hemos de infravalorar ningún periodo deportivo por jóvenes que sean los componentes del equipo. Los más pequeños necesitan entrenadores experimentados.  

No entorpezcas la labor del entrenador

El entrenador – formador debe preparar muy bien los entrenamientos y planificar adecuadamente los ejercicios.   También debe conseguir actuar de forma imparcial cuando toma sus decisiones.  

Posiblemente, el que tienes ahora no cumple todos estos requisitos. Eso no te permite criticarle ni dudar de su trabajo. Cuando entorpecemos la labor del entrenador, no estamos haciendo ningún bien a nuestro hijo.  

Piensa que elegiste esta entidad deportiva con todas sus consecuencias y ahora no puedes quejarte si tu decisión no fue correcta.   Si crees que el entrenador no está dando la talla, lo primero que debes hacer es respetarle y, luego, al final de la temporada, cambiar de club, a un lugar donde enseñen bien a tu hijo.  

Visión poco objetiva de los padres

Frecuentemente, los padres tenemos una visión poco objetiva por tratarse de nuestro hijo y únicamente vemos la forma en que pueda beneficiarse a corto plazo.   No somos capaces de colocarnos desde un punto de vista más global como por ejemplo el que corresponde a los demás jugadores o la visión que posee el entrenador.  

Si el entrenador hace bien su trabajo pero no coincides con sus decisiones, por favor, hemos de aceptar que puede haber otras opiniones al respecto.

Respetemos la decisión del entrenador

Hagámoslo por nuestros hijos y por cuidar el ambiente de la entidad. Es importante que no se interrumpa para nada el trabajo del entrenador. Pero si os parece que las cosas no van bien, puede hablarse, por el conducto reglamentario. Mantengamos una charla personal con el entrenador, o con el mismo coordinador, ya que a todos nos interesa ayudar al chico, especialmente si pensamos que  falta alguna información que el entrenador no posee.  

La idea es siempre trabajar en equipo: padres, profesores y jugadores

Este punto es muy importante si realmente queremos que un equipo progrese. Hemos de conseguir una gran unidad entre todos que permita al equipo rendir al máximo nivel porque si está unido tiene mucha fuerza dentro y fuera del campo.   En muchos clubes, a los padres los tienen totalmente alejados del entrenador.

Si realmente es una escuela de fútbol, estamos al servicio de los padres en lo que es su formación y no tiene sentido alejarlos de la actividad deportiva. Hemos de trabajar juntos en los que se refiere a la formación de su persona y separados en cuanto a las decisiones deportivas.  

El buen ambiente en el equipo y entre los padres es la clave del éxito deportivo 

Es cierto que hay entrenadores que no son objetivos, que no están preparados, que no tienen las ideas claras. Esto no lo podemos evitar, pero lo que si puedes hacer es elegir bien la entidad para no encontrarte con estos problemas.  

El papá entrenador

Nos damos cuenta que debe existir, por tanto, una cierta independencia para que el entrenador pueda trabajar con tranquilidad.   Muchas veces el problema es el papá entrenador. Es un personaje que no falta a ningún partido, asiste a todos los entrenamientos, hace estadísticas, filma en vídeo los partidos, da órdenes (a su hijo, primero y, luego quizá, al resto de jugadores), no pierde detalle en los encuentros y lo vive con tanta intensidad que a veces parece que ha jugado el partido con su hijo.  

El motivo por el que el papá entrenador hace esto es porque está convencido de que su hijo es un diamante en bruto, una futura estrella del deporte. No está dispuesto a que se malogre, no permite ningún fallo en la educación deportiva de su hijo.   Su hijo lo hace casi todo bien y para ese “casi”, siempre tiene excusas: el entrenador no lo entiende, sus compañeros son peores que él, le pasan mal o poco, el club es un desastre de organización…   Siempre hay algo de qué quejarse.  

Su hijo sufre las consecuencias de ese “cariño” y protección paternal mal entendidos y, por supuesto, el entrenador también lo sufre.   Es muy difícil que un niño con este modelo de padre progrese correctamente. Poco a poco se convertirá en un niño inmaduro, consentido y diferente al resto del grupo.   ¡Es tan difícil la educación de los hijos! La pasión muchas veces nos ciega y no hacemos más que entorpecer las cosas.  

Favorecer el desarrollo de los hijos

Menos mal que junto a este modelo está el de los verdaderos padres, ante los que hay quitarse el sombrero: acompañan a sus hijos al fútbol, mantienen una actitud discreta de apoyo, animan a su hijo y al grupo, no crean presión innecesaria sino que ofrecen una enorme motivación y seguridad… En definitiva, saben disfrutar del deporte de sus hijos y favorecen su desarrollo.

Tres libros para aprender respeto en el deporte

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