10 Interrogantes sobre el fútbol formativo es el esfuerzo por responder a las inquietudes y preocupaciones principales de los padres con hijos que practican fútbol.
Mi hijo empieza destacar y le llama un equipo grande, ¿qué debo hacer? ¿Qué hacemos con los jugadores que no rinden tanto? ¿Qué hago cuando es el Barça el que llama a la puerta? ¿Quién debe decidir el cambio de equipo, nuestro hijo o nosotros? ¿Puede ser que me esté dejando llevar por la competición deportiva olvidando que debe ser formativa? ¿Son compatibles la competición y la formación o debo elegir entre una de ellas? ¿Es bueno cambiarlo de equipo para que juegue en una categoría más alta o le dejo en la que está? ¿A qué edad debo llevar al fútbol a mi hijo?¿Cuál es la edad de oro del aprendizaje en el fútbol? A la hora de escoger el club de mi hijo ¿en qué aspectos he de fijarme para no equivocarme?
Intento ahora responderlas con la máxima transparencia posible. Son preguntas que se formulan la mayor parte de los padres y estoy seguro que pueden servirte también a ti.
Te lo cuento!!!!
1. Interrogantes sobre el fútbol formativo:
Mi hijo empieza a destacar y le llama un equipo grande: ¿Qué hago?
10 Interrogantes sobre el fútbol formativo
Soy padre de tres niños de 7, 6 y 4 años. Soy muy aficionado al fútbol desde siempre, he jugado hasta hace dos años en una liga de veteranos. Mis tres hijos son también muy aficionados y, pese a que empezaron haciendo natación, pronto el mayor me pidió jugar al fútbol y los hermanos le siguieron. Los apunté a un club de mi ciudad, en mi opinión el que mejor plasmaba los valores que yo quería transmitir a mis hijos con la práctica de un deporte.
El mayor empieza a destacar
De hecho deseché alguna opción por ser demasiado competitivos, siempre desde mi opinión. El caso es que por su pasión por el fútbol los tres juegan muchas horas al día entre ellos y están empezando a adquirir habilidades, el mayor empieza a destacar en su club. Debido a este nivel que está mostrando, un club de los importantes de España, se pone en contacto conmigo para comunicarme el interés por el niño.
Algunos inconvenientes
Hasta hoy siempre he pensado que 7 años, e incluso muchos más, es una edad muy temprana para comenzar a vivir de una forma tan competitiva el mundo del fútbol. En esos equipos no solo compiten contra sus rivales sino entre ellos, por no perder el puesto el año siguiente. Además me parece que la logística necesaria para trasladarme a entrenar a otra ciudad, aunque no sea excesivamente lejana, iba a suponer algún trastorno tanto a él como a sus hermanos.
Argumentos a favor
Por otra parte también veo el nivel que está alcanzando mi hijo y no sé si en su actual club podrá seguir mejorando o si, por el contrario, al no tener el nivel suficiente, podría incluso desmotivarse y perder su pasión por el deporte. Los partidos que juega normalmente suelen ser muy desequilibrados en cuanto al nivel y he comenzado a ver algunas actitudes en el equipo de mi hijo que no me gustan, algo de falta de humildad.
Aunque me gusta el fútbol y lo sigo desde hace muchos años es la primera vez que tengo que tomar una decisión así por mi hijo y la verdad no sé cómo actuar y tengo miedo de equivocarme.
Es demasiado pronto
En realidad aquí hay varios puntos que comentar diferentes. Pero voy a empezar por lo más importante que es la pregunta que me haces sobre si responder al canto de sirenas que has recibido.
Coincido contigo en el tema de que es demasiado pronto. Si lo llaman es porque algo tiene. No hay duda. Pero ellos no lo llaman para ayudarle, ni para formarle. Es una llamada egoísta para que tu hijo forme parte de una serie de piezas de «usar y tirar» que les sirva para ascender como entidad, como entrenador, etc.
No les interesa tu hijo sino lo que puede aportar
No existe (te lo puedo confirmar con muchos ejemplos que he conocido de primera mano) ningún interés sobre la persona de tu hijo. De tal forma que en el momento en que encuentren uno mejor, a tu hijo lo descartarán. Les da igual que viva lejos, que tenga que perder la tarde para desplazarse, que tenga tan solo 7 años. Quieren tener a lo mejor y todo lo demás no importa.
La familia está por delante
¿Para eso vas a destrozar una familia con traslados increíbles? ¿Y las presiones, comportamientos desaconsejabas, gritos, etc.? ¿Es eso lo que quieres para tu hijo y para tu familia? Deja que el fútbol sea lo que hasta ahora ha sido para vosotros, una forma de divertirse practicando un deporte colectivo donde puede aprender muchas cosas buenas con tu apoyo y cercanía.
No hagas caso a esas sirenas y sus cantos porque en realidad son aves de rapiña que van a por todo lo que brilla sin importarles para nada su futuro como persona. Es muy duro pero es así. Te lo venderán de otra forma pero esa es la realidad.
Espera a los 15-16 años
Si es tan bueno, espera a los 15-16 años, que será todavía mejor y entonces sí que podemos decirle que se desplace a un lugar mejor, más profesional porque ya no es un niño es casi un adulto que podrá asimilar mejor, con el criterio que tu le has dado, las diferentes situaciones del fútbol profesional.
Te propongo una cosa. Visita ahora a este entrenador que te ha propuesto jugar en un gran equipo y toma nota de los jugadores que tiene. Vuelve con tu hijo a los 16 años y verás que ya no tiene a ninguno de los que tomaste nota. Los ha echado a casi todos. Eso es lo que le pasará a tu hijo. Porque no se adaptará bien y no rendirá como puede hacerlo, porque la presión le bloqueará, porque la rivalidad entre ellos no les permite crecer. Y cuando no rinden, la solución es buscar otro.
Eso no te lo dicen pero ellos argumentan que el fútbol es así, es para los que consiguen superar todas esas murallas que te encuentras en el camino siempre que sean ellos los que las superen por sus propios medios. No se dan cuenta de que son niños.
Repercute en los estudios
Y además, todo eso repercute en sus estudios. Ten cuidado. El ambiente que hay en el fútbol no permite compaginar estudio y deporte. No creo que tu quieras eso para tu hijo. No es tan bonito como lo pintan algunos. Pienso que no es una buena opción para los que buscamos otra cosa en el fútbol: que sea feliz practicando un deporte donde el esfuerzo y los valores son fundamentales.
Soluciones a los puntos a favor
Vamos a comentar el “por otra parte” que pones en la balanza a favor de irte allí: Si tu hijo tiene un buen nivel y empieza a aburrirse hay muchas opciones sencillas que le ayudarán a seguir luchando:
- 1/ Ponerle en una categoría superior en el mismo club. Eso le hará luchar más. Tiene la pega que convive con niños más mayores y eso no me acaba de gustar del todo pero es una buena solución.
- 2/Hay en la misma ciudad otros equipos quizá de más nivel. Lo pongo como segunda posibilidad.
- 3/ Poder participar en cursos intensivos en navidad, semana santa o verano junto con otros niños de mucho nivel. Hay que escoger bien el lugar porque hay verdaderas guarderías que no sirven para nada.
2. Interrogantes sobre el fútbol formativo:
¿Qué hacemos con los jugadores que no rinden tanto?
10 Interrogantes sobre el fútbol formativo
Hay una tendencia que se repite mucho en el fútbol: ¿Futbolista malo? ¡A la basura!
Normalmente, en el fútbol base actual, los desechamos. No sirven para el propósito que nos interesa que es ganar la competición. Sin embargo, en una escuela formativa te das cuenta que, muchas veces, estas personas quizá no tienen tanto nivel pero demuestran más ganas por aprender que ningún otro.
Desahuciados por el fútbol
Son chicos que tienen problemas de aprendizaje, problemas emocionales, problemas sociales pero, bajo esta situación, si ponemos la lupa, puede verse mucho potencial. Si realmente nuestro objetivo es formar, hemos de saber calibrar lo mucho que se puede hacer con estos niños prácticamente desahuciados por el fútbol.
Tratados como objetos
Lamentablemente estamos aplicando al fútbol base un sistema educativo de masas que se basa en moldear a los jugadores para que reúnan determinados requisitos que exige el fútbol moderno. No todo el mundo sale adelante en el sistema y algunos se ven rechazados. Los jugadores son tratados como objetos de una fabrica, si no alcanzan unos niveles de calidad determinada, se rechazan. Está muy relacionado con la demanda del mercado. Los entrenadores se adaptan a la producción para satisfacerla.
Cada jugador es diferente
Hemos de darnos cuenta de que cada jugador es diferente y por lo tanto no podemos enseñarles de la misma forma. Es un error valorar a los jugadores que tienes con un único criterio de capacidad. No podemos pensar que aquellos jugadores que no cumplen con estos criterios son menos capaces.
Se comete una gran injusticia al privarles de la ayuda que precisan simplemente porque no tienen el perfil que se pide para jugar al fútbol.
El valor de la diversidad
Quiero ofrecer una visión diferente dejando claro el valor de la diversidad. Las capacidades de cada jugador adoptan muchas formas y hay que impulsarlas de modo diferente con cada uno de ellos. Cada jugador es único. Unos más altos y otros más fuertes; unos más listos y otros menos inteligentes. El resultado de tratarlos a todos igual tiene como consecuencia el rechazo de aquellos que no se adaptan a lo que tu buscas en esos jugadores cuando quizá pueden darte cosas diferentes siendo útiles al equipo de otra forma.
Acaban abandonando el fútbol
En el sistema actual, un jugador que se adapta a la normativa tiene todas las posibilidades de realizarse como futbolista y quienes no se adaptan, pierden esa posibilidad y acaban abandonando el fútbol porque no sienten ninguna motivación por seguir adelante ya que no hay espacio para ellos por sus condiciones personales. Y eso es un error y una gran injusticia que hemos de subsanar con urgencia porque cada vez son más los que se quedan por el camino por poseer unas cualidades inmensas pero diferentes y poco valoradas.
Tener en cuenta otros factores
Este sistema lineal puede ser útil para fabricar balones, coches, pero cuando se trata de personas hemos de tener en cuenta otros factores. Quizá le estamos dando demasiado valor a la fortaleza del jugador, su condición física, su estatura y no valoramos otros aspectos que pueden potenciarse con el entrenamiento como son la capacidad de tomar decisiones, la gran actitud en los entrenamientos, la disciplina y el orden.
Jugadores desmotivados
Muchos jugadores se sienten desmotivados por no destacar en los factores que el entrenador trata de enseñar y, por desgracia, nunca nadie le ha dicho que posee otras capacidades muy interesantes que si las potencia pueden serle de mucha utilidad. Son jugadores desganados porque no encajan en el esquema de su entrenador.
Cuántos jugadores vemos con falta de autoestima, con poco interés por esforzarse en los entrenamientos. Se dan cuenta de que su aportación al equipo cada vez es menor porque no encaja en esos modelos que el entrenador exige y poco a poco es apartado. Sin embargo, a menudo son jugadores con un verdadero talento que hay que descubrir. Simplemente hemos de ser capaces de apreciar esas otras cualidades que posee y que pueden hacerle, a la larga, mejor que los demás.
Se quedan en el camino verdaderos talentos
Este sistema lineal está haciendo mucho daño al fútbol base ya que se están quedando en el camino jugadores con verdadero talento simplemente porque no hemos sabido apreciarlo, descubrirlo, potenciarlo. Es una importante responsabilidad la que tenemos y espero que pueda servirte para hacerte reflexionar sobre el enfoque que le das a la formación de tus jugadores.
Posiblemente tengas joyas ocultas en tu equipo que hay que desempolvar. No te fijes tanto en los que ya dan o crees que dan y dirige tu mirada a los jugadores que quizá no están rindiendo porque no has sido capaz de descubrir su verdadero potencial.
Darle oportunidades a todos
Este sistema industrial de crear jugadores de fútbol está destinado a construir futbolistas ganadores y perdedores según unos conceptos fijados por el sistema de la demanda y la oferta pero quizá podríamos evitar los efectos colaterales de ese rechazo si le diéramos a cada futbolista la posibilidad de explorar sus verdaderas capacidades y poder así realizarse como futbolista. Nos llevaríamos verdaderas sorpresas.
Mi propuesta pasa por intentar que los entrenadores sean capaces de realizar innovaciones radicales en su forma de enseñar. Hay que ser valientes y salirse del guión habitual de tus entrenamientos con el objetivo de crear en las escuelas de fútbol las condiciones adecuadas para que los jugadores desarrollen todo su potencial.
Exige una implicación del entrenador
Los jóvenes jugadores tienen motivaciones, sentimientos, talentos y unas circunstancias vitales. Se ven afectados por lo que les sucede y, a su vez, influyen en la vida de los demás. Pueden oponerse o colaborar, implicarse o desentenderse. Está claro que lo que propongo no es sencillo porque se trata también de una implicación por parte del entrenador que debe cambiar su forma de enseñar.
3. Interrogantes sobre el fútbol formativo:
¿Qué hago cuando es el Barça el que llama a la puerta?
10 Interrogantes sobre el fútbol formativo
Todos conocemos la leyenda de Ulises y las sirenas que poseían un canto tan atractivo e irresistible que llevaban a la perdición a los marinos que se acercaban a su isla. Ulises y sus acompañantes, lograron escapar de las sirenas, cuyo canto hacía enloquecer a quien las oyera. Para ello, siguiendo los consejos de Circe, Ulises ordenó a sus hombres taparse los oídos con cera exceptuándolo a él, aunque manda que le aten al mástil.
Son las 18,00 horas y estamos sentados dos personas frente a una madre que ha recibido estos cantos de sirena y antes de estrellarse contra la isla, le hemos pedido que se tape los oídos y que siga navegando porque la nave lleva un buen rumbo y no es el momento de desviarse pese a lo atractivo del plan.
Se pelean por mi hijo
Sobre la mesa hay una convocatoria de el FCBarcelona para que acuda a unos entrenamientos, otra del R.C.D.Espanyol y unas cuantas más de diversos equipos de Barcelona.
El niño tiene únicamente 11 años. Está feliz, trabajando con mucha ilusión y con una progresión extraordinaria. La Selección Catalana le ha convocado para jugar el campeonato de España. De repente, todo se ha puesto en marcha y son varias las sirenas que rodean el barco y con sus cantos intentan atraer al niño hacia sus brazos. Cada cual le canta una canción que suena de forma irresistible.
En el papel del FCBarcelona, vemos que de forma muy educada, le convocan para un entrenamiento la semana que viene. El escudo del Barça brilla de tal forma que llega a cegar los ojos de esta buena madre que no sabe qué hacer. Está preocupada. No quiere cerrar ninguna puerta pero tampoco sabe qué paso debe dar.
Nuestras palabras se las lleva el viento
Le aconsejamos con claridad y con mucha seguridad, por la experiencia que tenemos. Pero nuestras palabras se las lleva el fuerte viento que sopla alrededor de las sirenas y la madre que hasta ahora había llevado con buen pulso el rumbo de su barco. Los efectos de las sirenas empiezan a detectarse en la nave. El pulso empieza a temblarle y no sabe muy bien qué hacer.
Profundizamos un poco más en la penosa realidad de la convocatoria. ¿Quién lleva este equipo del FCBarcelona? Lo conocemos bien, una persona que ha llegado al puesto por recomendaciones. No importa si sabe o no. No tiene importancia, es amigo de fulanito. .
¿Cuál era el motivo de la convocatoria? Adelantarse al Español ya que hay que evitar a toda costa que tenga mejor equipo que el Barça.
No hay interés por el jugador
Lo dejo porque no quiero dar más pistas sobre la situación real del caso que presentamos. No les interesa para nada el niño. Como hemos comentado en otras ocasiones, este niño es un elemento más que los entrenadores adquieren para poder subir en el escalafón de este horrible mundo del fútbol base. Cuando encuentren uno mejor, este lo desechará para seguir subiendo en su carrera deportiva.
Elegir lo mejor no es siempre lo más atractivo
Hemos de ser valientes para decidir lo mejor que no es siempre lo más atractivo. Y eso que brilla tanto y nos ciega a todos es lo que elegiría el niño que no sabe ver más allá de la realidad presente.
Ojalá esto sirva para que muchos padres no se enloquezcan por los cantos de sirena de aquellos equipos que van picoteando de los más débiles para conseguir mejores jugadores a toda costa.
Cuándo hay que cambiar de equipo
En el momento que el jugador ya no puede progresar más
Al encontrar un lugar dónde vemos que va a mejorar (no porque juegue en una categoría superior sino porque los entrenamientos, los entrenadores y el ambiente del club va a suponer un mayor desarrollo de mi hijo)
No hay que irse de club
Cuando vemos que nuestro hijo va con ilusión a los entrenamientos y a los partidos.
Si descubrimos que nuestro hijo está realizando una buena progresión.
Cada vez que alguien nos llama para probar en otro equipo con la excusa de la categoría mayor, que tu hijo vale mucho y que es un paso para llegar al F.C.Barcelona o qué sé yo.
Cada vez que nuestro hijo nos lo pide porque tiene que afrontar una serie de dificultades y se escabulle.
Cuando vemos que existe el peligro de jugar menos (muchos niños cambian de equipo a uno de más categoría y luego pasan los partidos en el banquillo) o que va a tener problemas por las duras presiones a las que someten a los niños en divisiones altas (peligro de abandono).
En definitiva, ¿qué buscamos para nuestro hijo? Si queremos que sea futbolista profesional, te animo a que leas un artículo reciente: mi hijo no será futbolista profesional y que abandonen cuanto antes este pensamiento. Si lo que deseamos es que nuestro hijo sea feliz, no le demos más vueltas a la noria y ayudémosle a que lo sea realmente y pongamos cera a nuestros oídos para no desviar el buen rumbo que llevaba tu barco.
4. Interrogantes sobre el fútbol formativo:
¿Quién debe decidir el cambio de equipo, nuestro hijo o nosotros?
10 Interrogantes sobre el fútbol formativo
Estamos en una época interesante dentro del mundillo del fútbol ya que se acerca el final de la temporada y empieza el periodo de nuevas adquisiciones que realizan los clubes dentro del fútbol base.
Los equipos grandes son los primeros que mueven ficha ya que tienen una enorme tela de araña extendida por toda la provincia con la intención de llevarse a su club lo mejor que haya, antes de que se los lleve el rival.
Fichando a niños de 7 y 8 años
Se da la preocupante situación de niños con 7 y 8 años que son fichados por grandes equipos sin tiempo apenas de poder haber pasado por un proceso de aprendizaje y de diversión en su propio club, planteándose enormes sacrificios de distancias cuando su equipo está al lado de su casa y pasando directamente por una disciplina deportiva muy alejada de lo que el niño necesita que es simplemente divertirse jugando al fútbol.
Grandes ofertas para atraerlos al club
Luego están los clubes más humildes pero que tienen grandes pretensiones y que deciden “robar” a los jugadores de los equipos contrarios ofreciéndoles el “oro y el moro” cuando es más de lo mismo pero disfrazado de una categoría más o menos o de no se sabe qué proyecto deportivo que se basa sencillamente en ganar la liga y nada más.
Recuerdo con gracia el comentario de un portero que tiene 7 años y que con gran desparpajo me comentó en un entrenamiento que está cansado de que le llame por teléfono a su papá un señor que quiere que vaya al Barça. Sigue comentando: Yo me quiero quedar aquí con mis amigos. Aquí aprendo mucho.
Cantos de sirena
Es lo que ya comentamos sobre los cantos de sirena que los papás, muchas veces, no son capaces de soportar y son atraídos por el brillo del escudo de tal club o de tal otro que son el no va más del fútbol mundial. Ya los ven triunfando en el primer equipo del Barça o del Real Madrid por decir dos equipos que realizan este tipo de locuras.
Pero lo que más me entristece es cuando esto ocurre y vienen a comentarme que han decidido dejar la escuela de fútbol, donde está muy a gusto y está aprendiendo mucho, por una “oferta” de tal o cuál equipo en una división muy alta. Yo siempre digo que se lo piensen y les animo a no hacerlo hasta que sean más mayores ya que su periodo de formación acaba de iniciarse y al club que va, lo único que hará es competir para ganar y si no sirve lo cambiarán por otro, pero no le enseñarán.
Dejan la elección al propio hijo
La respuesta de los padres es, a veces, que la decisión la va a tomar su hijo, que él hará lo que su hijo decida pero esto es un grave error. Aunque suena bien no es acertado. ¿Es esta una buena decisión? ¿ o es porque no sabes qué hacer? Quizá tienes miedo a equivocarte. Esta es una pregunta muy importante porque puede ayudar a algunos padres a enfocar esta situación dentro del fútbol.
La actual cultura de la permisividad actúa como si dar a nuestros hijos el poder de decidir fuera la joya de la corona de su educación y eso me preocupa porque no es muy buena idea.
Es bueno que tomen cierto tipo de decisiones
Lo que dicen tiene un gran atractivo y suena bien: Los niños toman decisiones propias respecto a determinadas cuestiones: quiénes son sus amigos, qué actividades realizan cuando no están en casa, y cómo abordan un trabajo difícil del colegio. Siempre hablamos con ellos de las posibles consecuencias de sus acciones y les hacemos saber lo que opinamos sobre su elección. Pero al final, son ellos los que deben tomar la decisión y las consecuencias también recaen sobre ellos, con lo que aprenden de sus errores.
No lo pueden decidir todo
Parece atractivo lo que se dice. Aún así, la teoría de la permisividad admite que a los niños no se les debe permitir decidir en todo y algunas veces la respuesta es “no”. Hay cosas que son indiscutibles y tu decides. Sin embargo muchas veces, nos equivocamos en la forma de preguntarles. No debes decir ¿Quieres ponerte una sudadera? Porque en esa pregunta le dejas que diga que no quiere utilizarla. Para facilitarle las cosas, dile: ¿qué prefieres la sudadera o el chubasquero? No se le dice ¿quieres verdura? sino ¿qué deseas zanahorias o judías?
Este es el paradigma de la permisividad: a los niños hay que darles el mayor número de posibilidades de decidir porque así se refuerza su autonomía. Tomar decisiones los capacita y así es como aprenden a decidir. Y las consecuencias, incluso las negativas son una buena herramienta para el aprendizaje.
Un ejemplo que puede aclarar
En el mundo del fútbol hay situaciones constantes donde esto puede darse: el caso del jugador que viene nuevo al equipo y que uno decide no pasarle balones ya que le pueden quitar el puesto. No es una mala elección porque de esta forma, sigue destacando. Pero no se da cuenta de que está teniendo una falta de compañerismo y cierra una posible amistad con este nuevo jugador.
Con frecuencia he comentado que esa es una oportunidad para hacerle ver su error y enseñarle a vivir en el futuro ese valor del compañerismo que está por encima del puesto que quiere proteger.
Estamos de acuerdo en que los padres en ocasiones deben permitir que los niños aprendan de sus errores, de su mala elección. Es una lección importante de cómo funciona el mundo y una parte necesaria del crecimiento. La lección es mucho mejor si esa situación permite tener una conversación padre – hijo aclarando criterios de actuación.
Hay momentos que no deben decidir
Pero no debemos dejarles decidir cuando se trata de mentir, hacer daño deliberadamente a otro, faltar al respeto, ignorar una tarea escolar voluntariamente, eludir una responsabilidad… También creo que hay muchos temas en las que opiniones de padres e hijos pueden diferir como la ropa, la música, etc.
No permitas nunca que tu hijo retrase sus tareas hasta después del entrenamiento pensando que él mismo se dará cuenta de que estará más cansado y el trabajo lo realizará mal y se reflejará en las notas del colegio. Intenta hacerle ver que debe adelantar las tareas para antes del entrenamiento.
Los niños aprenden a tomar decisiones
Los niños no nacen sabiendo: la sabiduría se adquiere con la experiencia, o con la experiencia de ver o aprender de los demás y de ser capaces de aplicarnos lo visto y aprendido. Esto requiere madurez, unos padres y otros adultos.
Un ejemplo para entenderlo
Unos amigos míos son aficionados al descenso de ríos con canoa. En una ocasión se disponían a descender un río que no conocían y compraron un libro que indicaba cómo había que descender por aquel río ya que es peligroso. El libro explicaba que se hiciera caso a las indicaciones que iba dando y que cuando empiecen las aguas revueltas hicieran lo que indicaba y todo iría bien. Cuando llegaron a una parte especialmente turbulenta, el libro indicaba que se fuera por la izquierda. Sin embargo, parecía que lo normal era ir por la derecha. Aparentemente era lo más lógico. Pero hicieron caso a las indicaciones. Al cabo de un rato, vieron con claridad que si hubieran remado hacia la derecha habrían chocado con unas enormes piedras. Las indicaciones del libro les había guiado por el buen camino a pesar que el propio instinto indicaba otra dirección.
Ese libro guía somos los padres pero ahora parece ser que la educación correcta es dejar siempre que decidan ellos y que colisionen con la roca siempre que no se hagan daño.
La historia de la niña esquiadora
Lo que voy a contar es algo completamente real y creo que puede servir de ejemplo. Una amiga que le encanta esquiar decidió pasar con su familia una semana en la nieve. Cuenta lo siguiente: “antes de salir decidí reservar plazas para escuela de esquí para mis hijos. Mis dos hijos mayores se apuntaron fácilmente. Pero mi hija de cuatro años, Marta, fue un problema porque en la escuela comentaron que si tiene menos de 5 años debe decidir ella si quiere esquiar. “No salimos con ellos a no ser que ellos lo decidan”.
No me lo podía creer. En cuanto llegamos la dejamos allí y salimos el resto de la familia a esquiar. Cuando volvimos la vimos comiendo galletas y viendo vídeos. Le preguntamos al profesor de la escuela y nos dijo que había decidido no salir y quedarse aquí.
La decisión de la niña
La niña había hecho una elección de campeonato, entre salir a pasar frío o quedarse calentita comiendo galletas. ¿Podía ser consciente de que estaba perdiendo algo muy divertido y la oportunidad de aprender una destreza que reforzaría la seguridad en si misma? Si hubiera salido a esquiar y hubiera empezado a llorar por el frío o lo que fuera, hubiera sido la primera en decir que volviera adentro.
Al día siguiente el matrimonio la llevó a otro lugar cercano (otra escuela sin estas ideas) que enseñaron a la niña a esquiar sin darle ninguna elección. Y le encantó. Al final de la semana acompañaba a toda la familia por senderos fáciles y se le veía contenta y orgullosa de haber aprendido. Era imposible que nuestra hija tomara una decisión responsable sobre este deporte y no se lo permitimos.
Explicar frente a justificar
Cuando los niños aprenden que las decisiones son un privilegio y no un derecho podemos empezar a explicarles nuestras decisiones cuando nos parezca necesario pero sin justificarlas.
Si a un niño de 6 años le explicamos que pasaremos el día con la abuela porque se encuentra mal y que si vamos, se alegrará. Cuando el niño tenga 10 años, tomará decisiones acertadas al encontrase situaciones parecidas. Explicar no es solo compartir información. Debe transmitir el mensaje de: “te quiero, sé más que tú y tengo autoridad sobre tu vida”
Elegir sin conocimiento de causa
No podemos dejar que elija porque elegir es bueno, sin conocimiento de causa. Por tanto , lo primero que me he de preguntar es:
- ¿Tiene mi hijo la experiencia suficiente con las cosas que va a elegir para preferir una en concreto?
- ¿Es capaz de valorar las consecuencias que tienen sus decisiones sobre los demás?
Pienso que todo esto puede servirnos a partir de ahora para darnos cuenta que las decisiones importantes posiblemente las tengamos que tomar los padres porque nuestros hijos no son todavía maduros para tomar esa decisión y no se dan cuenta de las consecuencias que pueden tener sobre uno mismo o sobre los demás.
5. Interrogantes sobre el fútbol formativo:
¿Puede ser que me esté dejando llevar por la competición y me olvide de la formación?
10 Interrogantes sobre el fútbol formativo
Me dirijo a padres, entrenadores/formadores, directivos y legisladores del deporte. A todos aquellos que intervienen en la formación integral del niño. Quiero despertar y motivar esa gran responsabilidad que tenemos todos por educar a nuestros jóvenes no solo como deportistas sino como personas. Los niños futbolistas son los esclavos del siglo XXI.
Gracias al deporte tu hijo puede ser más ordenado, más generoso, más respetuoso, más seguro y más feliz aunque queda claro que todo esto no se consigue si no es con mucho esfuerzo personal, con una buena planificación, y con vuestro apoyo incondicional como padres.
Sin embargo existen muchos errores en el planteamiento de los padres con hijos deportistas que se pueden resumir en dos conceptos: el exceso de protección y el afán descontrolado de competición
Los entrenadores son sus modelos
Los entrenadores pueden transmitir esos valores a sus jugadores si tienen muy claro que la formación está por encima de la competición y que lo primero que debe conseguir es ser un modelo para ellos. Se trata de cambiar su mentalidad ganadora por una que priorice la formación, aunque sabemos que los dos conceptos son perfectamente compatibles. Hay muchas sugerencias y experiencias personales que pueden servir para mejorar nuestra forma de dirigir el equipo sea el deporte que sea.
Cambio de enfoque
Los responsables del mundo del deporte tienen en sus manos la posibilidad de cambiar el enfoque excesivamente profesional que se da al deporte formativo y que tanto daño hace. Por ejemplo, las federaciones territoriales, cuyo trabajo se basa en organizar la competición deportiva de los miles y miles de niños que practican deporte, deberían revisar el planteamiento y funcionamiento de sus entidades para conseguir una competición más formativa. Un buen número de sus líderes vienen del mundo profesional y aplican, por desconocimiento, los mismos conceptos para las categorías no profesionales, con el daño que genera.
Trabajar en serio los valores
Hago especial llamamiento a los presidentes de los clubes y coordinadores para trabajar en serio los valores en sus entidades deportivas como un reto urgente e importante. Tienen en sus manos el futuro de muchas personas. Lamentablemente no existe una preocupación más allá de ganar ligas y promocionar a las máximas categorías, olvidándose de lo más importante, que son esos niños, futuro de nuestra sociedad.
En el fondo, padres, entrenadores y directivos hablan siempre, de forma teórica, de la importancia de los valores pero no son capaces de poner las bases para empezar a convertirlo en una realidad. Para conseguirlo, hay que dedicarle tiempo y esfuerzo. A corto plazo no hay recompensa y encuentras muchos dolores de cabeza porque son innumerables las premisas que hay que cambiar en el entorno del fútbol. Es el momento de ofrecer estrategias para empezar un trabajo fundamental con nuestros hijos, con nuestros jugadores, con nuestros equipos.
Lamentarse menos y hacer más
Basta ya de lamentaciones estériles detallando lo mal que está el mundo y la sociedad actual. Este artículo es un granito de arena de lo mucho que se puede hacer por el deporte formativo. Todo el esfuerzo en redactarlo me basta si consigo remover a una sola persona que quiera ponerlo en práctica en su hijo, en su equipo, en su club, en su federación…
Nos preocupamos más en instruir que en formar
Nos estamos equivocando, nos preocupamos más por instruir que por formar, y aquí son los mismos padres quienes no acaban de entender, que es más importante formar a los hijos, que llenar de conocimientos sus mentes y condicionar sus destrezas y habilidades.
Pensar en lo que necesita nuestros jugadores
Entrenadores, tenemos que hacer un alto en nuestra tarea y preguntarnos qué necesitan verdaderamente nuestros jugadores. Démonos un espacio para reflexionar con seriedad. Nuestro trabajo es maravilloso, no lo desperdiciemos, pensemos que son niños los que trabajan muy junto a nosotros y nos necesitan para poder llegar a ser algún día mejores personas. Está en tus manos conseguirlo o no.
Mal ejemplo de nuestras estrellas deportivas
Nuestros hijos y nuestros jugadores observan a sus ídolos y, lamentablemente, no tienen nada que aprender allí. Se visten, se peinan y se mueven como ellos porque es el modelo que la sociedad les propone. Tenemos aquí un importante problema porque los niños necesitan a su alrededor modelos positivos donde el respeto, el compañerismo y la honestidad sean su prioridad.
La actividad deportiva promueve, a través de los años, la constitución de los principios de una “familia sustituta”, con roles bien definidos, responsabilidades y derechos compartidos, normas preestablecidas, experiencias vivenciales, en las cuales el concepto de “entre todos lo lograremos” adquiere un valor paradigmático y que significativamente se reconoce a través de los cánticos, los distintivos, la camiseta y su número, entre otros.
Horowitz, S.
El dinero es lo que más daña
El dinero es lo que está dañando al fútbol formativo. El mercantilismo deportivo infantil, tiende a extender sus raíces hacia deportistas cada vez más jóvenes, basados en la selección de talentos, como una futura fuente de recursos económicos, en detrimento de su calidad de vida. Los niños futbolistas son los esclavos del siglo XXI.
Todo vale con tal de ganar. Interesan los talentos que rindan rápido para poderles sacar el mayor partido posible. La formación es una propuesta incómoda que es mejor ignorar porque aunque se centra en el individuo, es costosa y a largo plazo. No interesa en una sociedad que vive de lo inmediato, de las urgencias.
Mejorar el rendimiento del equipo
Un equipo que quiere rendir al máximo tiene que trabajar a fondo esos valores deportivos que permitirá a sus componentes ser mejores personas y, por lo tanto mejores deportistas. No lo dudes, a largo plazo eso se nota, tanto en la competición como en la vida y ahí gana no solo el equipo sino también la persona.
El futuro del fútbol no está en las nuevas y avanzadas tendencias metodológicas, ni en la deslumbrante tecnología que se nos presenta. Son los valores los que realmente van a conseguir potenciar el fútbol a nivel mundial porque no podemos olvidarnos que, en el fondo, son personas las que lo practican.
6. Interrogantes sobre el fútbol formativo:
¿Son compatibles la competición y la formación o debo elegir entre una de ellas?
10 Interrogantes sobre el fútbol formativo
Motivado por el interesante dilema que el fútbol base se plantea constantemente: formar o ganar, deseo utilizar este foro abierto para que se pueda seguir hablando sobre el tema.
Mi pequeña aportación es simple: ¿por qué hemos de plantear un dilema ante algo que se complementa? ¿por qué no se puede ganar haciendo bien las cosas desde el principio?
Todo el mundo habla de la filosofía de Horst Wein como modelo de cómo debe ser el fútbol formativo. Son suyas estas palabras:
Wein
“Un técnico de fútbol base que gana casi todo, no ha trabajado por el futuro de sus jóvenes jugadores sino por su porvenir”
El juego del fútbol consiste en ganar
No podemos olvidarnos de que el juego del fútbol tiene un objetivo muy claro que es ganar.
Lo que ocurre con todos los juegos es que se nos mete demasiado en la cabeza la palabra ganar. Somos los adultos los que estamos cambiando el orden de los factores y nos estamos cargando el deporte de los niños.
El niño desea divertirse
Nosotros sabemos por la experiencia y por el gran conocimiento de la psicología del niño que para él, lo importante es jugar, divertirse jugando y nada más.
En la Conferencia General de la Unesco celebrada en Nairobi en el año 1976, se comentaba que:
“Todos los niños del mundo juegan, y esta actividad es tan preponderante en su existencia que se diría que es la razón de ser de la infancia. Efectivamente, el juego es vital ; condiciona un desarrollo armonioso del cuerpo, de la inteligencia y de la afectividad.”
Unesco
Y el juego del fútbol consiste en dos equipos, un balón y dos porterías con una regla básica: gana el que meta más veces la pelota en la portería contraria. Es evidente que los niños, en cuanto se ponen a jugar, desean ganar y esto es normal.
Formar buscando la victoria
Los adultos no podemos cambiar el juego eliminando su norma más elemental con el objetivo de ayudarles en su formación. Todo lo contrario, lo que el educador debe aprovechar es el atractivo de este juego para formar, buscando la victoria. ¿Se entiende la diferencia esencial que proponemos?
Deberíamos formularnos otra pregunta muy distinta: ¿cómo vemos el fútbol formativo los adultos? Y en este sentido ya estoy más de acuerdo con Wein. Llegamos a la esencia del problema:
“El mandamiento deportivo de que lo importante es participar y jugar, hace tiempo que fue arrojado a la basura en la mayoría de los clubes de fútbol por técnicos que utilizan a sus jóvenes discípulos exclusivamente como plataforma para su ascenso social y profesional.”
Wein
La cultura de la victoria hace mucho daño
La cultura de la victoria en el deporte infantil está causando diariamente en todas las partes del mundo mucho daño, no sólo a los niños, también a los clubes cuya calidad de formación de sus talentos está condicionada negativamente cuando se busca por todos los medios la victoria.
Envenenan el fútbol formativo
Mientras que los dirigentes y técnicos continúen con la idea de envenenar el fútbol formativo, nuestros hijos están perdidos. Empiezan con una gran ilusión a los 5 y 6 años y, poco a poco, entran en la sintonía del ganar y ganar y ganar. Esa música celestial les envuelve a ellos y a sus padres y les ciega de tal forma que se transforman en seres extraños y complicados. No se dan cuenta que en realidad, se han convertido en simples piezas de la gran mentira que es el deporte del fútbol y ya no pueden escaparse de esa enorme corriente que les llevará a los 15 años a abandonarlo todo, cuando ellos lo único que deseaban era disfrutar jugando al fútbol.
Deserción masiva
Según el periódico “El País” ( ver la edición del 5 de septiembre de 2000), un estudio a finales de los años ’90 reveló que de los 20 millones de niños norteamericanos que participaban en actividades deportivas organizadas, 14 millones lo dejan antes de haber cumplido 13 años. También en el fútbol español se observa con preocupación (pero sin haber tomado las correspondientes medidas) un incremento constante de niños de entre 13 y 15 años de edad que abandonan el “fútbol federado” después de haber entrenado y competido como adultos durante 6 o más años.
Causas de la deserción
La deserción masiva se debe a que el juego, concebido inicialmente de los niños como unas actividad lúdica y de entretenimiento compartido con otros amigos, se ha convertido para ellos, con el paso de los años, en una experiencia amarga por:
- las frustraciones vividas,
- el sistema rígido de las competiciones,
- la presencia de sus críticos padres y
- las muy elevadas exigencias de los entrenadores, cuyo objetivo es conseguir con ellos a cualquier precio muchas victorias y así el prestigio necesario para optar a un trabajo mejor remunerado en el mundo de fútbol.
Cómo evitar esta deserción
Hemos de realizar verdaderos esfuerzos para mantener una línea formativa porque si:
- se realiza un buen trabajo en cada entrenamiento,
- se forma muy bien al entrenador,
- hay una auténtica preocupación por ayudar a cada uno de los jugadores del equipo,
- existe una planificación de calidad,
- se palpa unidad entre el equipo técnico, entre los padres…
…los resultados se dejan ver siempre. Y el joven deportista es el que sale ganando. Y eso debe ser así.
Todos tienen derecho a divertirse con el fútbol
A la hora de formar un equipo de fútbol, hemos de procurar que todos tengan un sitio. No puede haber descartes. El que entra debe seguir hasta el final sin ninguna interrupción. No pueden fomentarse los miedos del final de temporada. No se buscan jugadores fuertes y altos para ganar sino jugadores con verdaderas ganas por aprender y con buenas condiciones para un entrenamiento muy intenso y disciplinado.
Jugar sin miedo a fallar
Para un entrenador, el partido es un entrenamiento más, donde podemos medir el nivel de cada uno, apreciar lo que estamos aprendiendo y lo que debemos mejorar. Por este motivo, los jugadores saben que no pasa nada si intentan hacer cosas interesantes como disparar con su pierna izquierda, sacar el balón controlado en lugar de despejarlo, etc. y quizá no les sale. Lo importante es que, al intentarlo, consigan aprender más. Esa es la gran diferencia con el fútbol competitivo. Cuando te preocupas por formar, es más complicado ganar pero se puede conseguir a largo plazo.
Preocuparse de cada uno de tus jugadores
El entrenador se preocupa de cada uno de sus jugadores y habla con ellos. Debe existir una muy buena comunicación porque lo que le interesa es la mejora personal de cada jugador. Como consecuencia de esta preocupación personalizada, salen mucho más motivados en los entrenamientos y en los partidos ya que uno de los factores claves para sacarle el máximo rendimiento a un jugador es que sepa trabajar por objetivos a corto y medio plazo.
Una filosofía de juego formativa
Como consecuencia de esa voluntad de formar a los jugadores, debe existir una filosofía clara de juego. Nunca hay prisa en el juego. Todos los jugadores tocan el balón. Prevalecen los pases cortos y apoyos cortos. El portero suele servir el balón con un lanzamiento con la mano. El balón avanza generalmente de la defensa a los mediocampistas y de ellos a los atacantes, basándose el juego en los principios de la comunicación y cooperación. El responsable de crear espacios para la penetración, cambia frecuentemente la orientación en el ataque. Toda una filosofía que favorece el juego en equipo y la mejora de cada uno de los jugadores que están en el campo.
Cuando terminamos un partido, es preferible que nos feliciten por lo bien que hemos jugado y no por los resultados obtenidos. Muchas veces coincide que se gana como consecuencia del buen juego realizado. Sin embargo, es más complicado conseguir la victoria. Pero no importa porque tenemos claro que el objetivo prioritario es la formación.
Entrenadores formadores
A la hora de seleccionar a un entrenador para formar parte del cuerpo técnico, hay que medirlo mucho. Debe ser un verdadero formador y no nos importa que sea un ganador, siempre que no lo ponga como objetivo prioritario. Queremos que sea capaz de estimular a cada uno de los jugadores para sacarles el máximo rendimiento posible.
Formar jugadores inteligentes
Si queremos realmente formar en el fútbol, uno de los objetivos prioritarios es conseguir que nuestros jugadores piensen y decidan ellos sin que el entrenador esté radiándoles el partido. Se trata de formar jugadores inteligentes y esa es una importante labor del entrenador que debe conseguir que el jugador tome decisiones por sí mismo y lo haga, ase r posible, de forma correcta. En el partido se debe llegar a una situación en que “juegan solos” sin que el entrenador les deba decir casi nada.
Formación en valores
Los valores son prioritarios en los entrenamientos y en los partidos. Dentro y fuera del campo: deportividad, compañerismo, respeto, esfuerzo, orden, puntualidad, etc. También esto se trabaja de forma transversal a lo largo de todo el año mediante una programación tan detallada y minuciosa como los objetivos de entrenamiento.
Huir de la especialización
Es muy bueno que tengan experiencia en muchas posiciones diferentes en el terreno de juego. No nos cerramos a un único puesto ya que están en un periodo de formación y deben ser capaces de ser útiles en el equipo en cualquier puesto. Eso les permitirá una mayor versatilidad en el futuro como jugador y, por lo tanto, ser mas útil al equipo.
Sin clasificaciones y sin presiones
Nunca se cuelgan en el tablón de anuncios o en la web las clasificaciones, ni se premia a los goleadores. No existe ninguna presión sobre el resultado. Los directivos exigen que se juegue bien pero nunca que se tenga que ganar, aunque se gana como consecuencia de hacerlo bien. Los padres saben que no deben presionar a sus hijos para que metan goles o para que ganen partidos. Los que no actúan así, no merecen estar en ese club. No podemos permitir que estropeen la labor formativa que se realiza en la entidad.
Se puede ganar sin olvidarse de formar
Todas las voces que no creían en esa filosofía deberán reconocer, de una vez por todas, que se puede ganar sin olvidarse de formar. Ese es el único camino para llegar a la cima con la conciencia bien alta de haber hecho una formidable labor con cada uno de los jugadores que han pasado por la escuela.
No tienen tiempo para formar
En estos días, he recibo la llamada de grandes equipos nacionales interesados por nuestros jóvenes jugadores. Y yo me pregunto, ¿qué está pasando? ¿No les da vergüenza a estos equipos con presupuestos tan grandes, con 3 ó 4 entrenadores por equipo, con entrenadores de porteros, masajistas, fisioterapeutas, psicólogos, con instalaciones inigualables, etc., tener que ir pidiendo?
Sé lo que pasa y es una pena que sea así: no tienen tiempo para la formación porque su objetivo es ganar. Ganar y ganar para llegar a ser un día entrenador de una categoría superior. Para que su equipo quede por delante del rival en la clasificación. Pero…¿y la formación de los jugadores? No hay tiempo. Es más rápido y más fácil fichar al que destaque y nos ahorramos la formación. Y cuando veamos uno mejor, quitaremos al que hemos fichado. No importa porque lo único que busco es ganar.
Formar sin prisas
En muchas ocasiones, la obsesión de los entrenadores y especialmente de los padres de alcanzar con los jóvenes de entre 6 y 12 años resultados antes de tiempo, incentiva a los técnicos a planificar y realizar en los entrenamientos auténticas locuras emulando al fútbol profesional. Como consecuencia se producen rápidos éxitos en los resultados de sus competiciones, pero el declive no se hace esperar después de pocos años.
Se está cometiendo un crimen
Lo que se está haciendo con estos niños es un crimen y desde aquí queremos dejar claro que no debemos permitirlo:
- Se suele seleccionar jugadores que están acelerados en sus capacidades físicas. Eso les garantiza la victoria. No se dan cuenta de que hay otros aspectos que deben valorarse como son el esfuerzo, la regularidad, el comportamiento dentro del grupo, que son más importantes que la fuerza física.
- En los entrenamientos, se da una excesiva importancia a la táctica ya que facilita la posibilidad de derrotar al contrario aprovechando las piezas que uno tiene.
- Se busca inmediatamente la profundidad en el juego de ataque. El equipo tiene prisa y juega más rápido de lo que es capaz. Se juega muy vertical, se emplea frecuentemente y preferiblemente pases largos (también el portero despeja con el pie). Pocas intenciones para construir el juego. Frecuentemente el balón no pasa por el medio campo y va directamente a los atacantes, mediante pases largos.
- El responsable es un entrenador que instruye con el fin de ganar el partido y el campeonato. El jugador debe obedecer al técnico que manda o instruye desde la línea lateral. En busca de la victoria se educa a ser desleal, hacer trampas, ser deshonesto, engañar a los contrarios y al árbitro. Los fines justifican los medios.
- Se muestra una prematura especialización en una determinada demarcación. Juegan los mismos y poco los suplentes. Se expone el joven prematuramente a la competición de los adultos.
- Se da una desmesurada importancia al trabajo físico porque así se consigue más rápidamente resultados.
- Se valora más lo deportivo que la persona. Se acepta frecuentemente comportamientos discutibles para conseguir un buen resultado.
No podemos permitir que nuestros hijos sean las víctimas de un proyecto como este. Hemos de ser coherentes y denunciar este nefasto enfoque del fútbol que está destrozando a tantos niños que abandonan aburridos, tristes y desanimados su deporte favorito. Ellos, lo único desean es disfrutar con este bello deporte.
Está en nuestras manos cambiarlo. No tenemos excusa.
7. Interrogantes sobre el fútbol formativo:
¿Es bueno cambiarlo de equipo para que juegue en una categoría más alta o le dejo en la que está?
10 Interrogantes sobre el fútbol formativo
Alberto juega en Tercera División, su equipo no es demasiado competitivo y me dice que los entrenamientos son siempre lo mismo. Juega de central y es un jugador irremplazable ya que no hay nadie que defienda como él, pero creo que no le sacan todo el potencial. ¿Lo cambiarías de equipo? ¿Está capacitado para jugar en primera/preferente?
Tu hijo quiere más
En primer lugar quiero decirte que Alberto tiene unas condiciones extraordinarias para jugar al fútbol y lo que te está diciendo es que quiere más, desea experiencias donde él pueda dar más de si. Se le ha quedado muy pequeño el equipo donde está.
Tiene muy buenas condiciones para defender pero también para atacar y, por este motivo, su puesto en fútbol 7 es la banda porque defiende y ataca. Si juega de central, tiene menos oportunidades de atacar. En muchos equipos, al mejor jugador lo ponen de central porque es un puesto clave y ofrece seguridad a sus compañeros.
El entrenamiento es siempre lo mismo
Que el entrenamiento es siempre lo mismo no tiene nada que ver con la Tercera División. La culpa la tiene el entrenador porque trabaja el equipo sin un programa e improvisa los entrenamientos. Los que no siguen un programa suelen repetirse mucho en los entrenamientos y consiguen aburrir a los jugadores. Es una pena porque esto se da mucho en el fútbol aunque también hay que decir que los entrenadores cada vez salen más preparados.
Un problema de entrenador
Es cierto que estamos perdiendo el tiempo con un jugador como Alberto pero no es un tema de categoría sino de entrenador. Por eso lo que hay que preguntarse es si tendrá ese mismo entrenador el año que viene. A la edad de tu hijo es importante que el entrenador sepa sacarle el máximo rendimiento porque está en una época de mucha capacidad para el aprendizaje, todo lo aprenden rápido, si se les enseña bien.
Cuidado con las categorías altas
Yo no aconsejo las categorías demasiado altas porque se han convertido en todo menos en lo que debe ser la formación de un jugador. Allí van los equipos a ganar como sea y todo vale: gritos de los entrenadores, protestas a los árbitros, pérdidas de tiempo que lo único que hacen es robarles el fútbol a los niños, trampas, etc.
Mantenerse en el club es una ventaja
Alberto el año que viene será un alevín de primer año y es un motivo más para no aconsejarle categorías altas. Puede jugar en una segunda división perfectamente y, si puede ser, en el mismo club ya que él esta bien ahí y supongo que es el club más cercano a casa. Eso interesa ya que los traslados largos matan a la familia y al niño y no es conveniente ya que debe tener tiempo para estudiar y para hacer otras actividades que no sea el fútbol. Pero eso sí, con un entrenador que le ayude a rendir al máximo.
Hablar con el coordinador para solucionarlo
Te aconsejo que hables con el coordinador del propio club y le comentas que Alberto está perdiendo el tiempo en un equipo como el que está ahora, por su entrenador y por el nivel que tiene. Dile que quieres seguir en el club pero necesitas saber dónde va a jugar el año que viene y con qué entrenador. Coméntale que no buscas categorías altas sino una buena formación. Si te lo puede proporcionar, no cambies.
Conocer a tu próximo entrenador
Pero para asegurarte, ves a ver cómo es el entrenador del año que viene (supongo que cambiará por pasar a alevín) y a algún partido de este entrenador. Vale la pena perder un poco de tiempo para asegurarte que será capaz de motivar a tu hijo correctamente y que estará bien dirigido.
En el caso de no tener opción dentro del club, debes buscar uno cercano pero no demasiado competitivo por lo que te he dicho antes.
El paso debe ser progresivo
Por último, me preguntas si está capacitado para jugar en categorías altas. Sí lo está pero el paso debe ser progresivo, sin precipitarse. De tercera a segunda, de segunda a primera, despacio, sin prisas, sin obsesionarse. Lo que vayan marcando los responsables del club que tienen una visión más global de tu hijo y más objetiva.
Aspectos que afectan a su progresión
Quiero aclarar que hay algunas cosas que no me gustan de Alberto pero que no son culpa suya. Alberto necesita un equilibrio familiar y las tensiones entre los padres las está pagando. Es un niño que le falta seguridad, desparpajo, abrirse más. Posiblemente esté demasiado protegido y eso le hace ser un niño poco maduro. Luego, cuando está en el campo, se transforma pero siempre le queda algo.
8. Interrogantes sobre el fútbol formativo:
¿Quién será el entrenador de mi hijo?¿Puedo fiarme de que lo hará bien?
10 Interrogantes sobre el fútbol formativo
Una vez has escogido la entidad donde va a jugar tu hijo, debes depositar toda tu confianza en el entrenador que va a dirigir el equipo. El entrenador es el máximo responsable deportivo de un equipo y su papel consiste en tomar decisiones y velar para que el funcionamiento del equipo marche correctamente. Debe intentar sacar el máximo rendimiento a cada uno de sus jugadores en los entrenamientos y en los partidos.
El entrenador es la pieza clave
Tenemos muy claro que el entrenador es la pieza clave. Debe pasar por un proceso de selección muy exigente ya que somos conscientes de la gran responsabilidad que tiene. Debe estar muy bien preparado. No estamos de acuerdo en la postura de muchos clubes en la que a los jugadores más jóvenes se les coloca el entrenador menos cualificado cuando estos jóvenes jugadores lo que necesitan es un entrenador que les sepa transmitir todos aquellos conceptos que necesita en su aprendizaje. Por lo tanto, no hemos de infravalorar ningún periodo deportivo por jóvenes que sean los componentes del equipo.
Preparar muy bien los entrenamientos
El entrenador – formador debe preparar muy bien los entrenamientos y planificar adecuadamente los ejercicios. También debe conseguir actuar de forma imparcial cuando toma sus decisiones. Todas estas obligaciones del entrenador deben ser respetadas por los padres y permitir que pueda realizar su trabajo.
Entorpecen la labor del entrenador
Cuando entorpecen la labor del entrenador no están haciendo ningún bien a su hijo. Piensa que elegiste esta entidad deportiva con todas sus consecuencias y ahora no puedes quejarte si tu decisión no fue correcta. Si crees que el entrenador no está dando la talla, lo primero que debes hacer es respetarle y, luego, al final de la temporada cambiar de club, a un lugar donde enseñen bien a tu hijo. Además, está la figura del coordinador al que puedes acudir para transmitirle tus impresiones.
Visión imparcial
En ocasiones, los padres tienen una visión imparcial por tratarse de su hijo y únicamente ven la forma en que pueda beneficiarse. No son capaces de colocarse desde un punto de vista más global. Si el entrenador hace bien su trabajo pero no coincides con sus decisiones, por favor, acepta que otros pueden tener opiniones diferentes y respeta la decisión del entrenador. Hazlo por tu hijo y por cuidar el ambiente de la entidad.
Trabajar en equipo
En una escuela de futbolistas aconsejamos siempre que no se interrumpa para nada el trabajo del entrenador pero que, si las cosas os parece que no van bien, puede hablarse por el conducto reglamentario y tener una charla personal con el entrenador o con el mismo coordinador ya que a todos nos interesa ayudar al chico, especialmente si pensamos que falta alguna información que el entrenador no posee.
La idea es siempre trabajar en equipo: padres, profesores y jugadores. Este punto es muy importante si realmente queremos que un equipo progrese al máximo de sus posibilidades. Hemos de conseguir una gran unidad entre todos que permita al equipo rendir al máximo nivel porque si está unido tiene mucha fuerza dentro y fuera del campo. El buen ambiente en el equipo y entre los padres es la clave del éxito deportivo.
Entrenadores poco objetivos
Es cierto que hay entrenadores que no son objetivos, que no están preparados, que no tienen las metas claras. Esto no lo podemos evitar, pero lo que sí puedes hacer es elegir bien la entidad para no encontrarte con estos problemas. Si estás allí es porque tú lo has decidido así y no hay motivo para quejarse luego. La culpa es en parte tuya por no haber tomado una decisión adecuada. Debe existir, por tanto, una cierta independencia para que el entrenador pueda trabajar con tranquilidad.
Papá entrenador
Muchas veces el problema es el papá entrenador. Es un personaje que no falta a ningún partido, asiste a todos los entrenamientos, hace estadísticas, filma en vídeo los partidos, da órdenes (a su hijo primero y luego quizá al resto de jugadores), no pierde detalle en los partidos y lo vive con tanta intensidad que a veces parece que ha jugado el partido con su hijo.
El motivo por el que el papá entrenador hace esto es porque está convencido de que su hijo es un diamante en bruto, una futura estrella del deporte. No está dispuesto a que se malogre, no permite ningún fallo en la educación deportiva de su hijo. Su hijo lo hace casi todo bien y para ese “casi”, siempre tiene excusas: el entrenador no lo entiende, sus compañeros son peores que él, le pasan mal o poco, el club es un desastre de organización…Siempre hay algo de qué quejarse. Su hijo sufre las consecuencias de ese “cariño” y protección paternal mal entendidos y, por supuesto, el entrenador también lo sufre.
Frena su progresión
Es muy difícil que un niño, con este modelo de padre, progrese correctamente. Poco a poco se convertirá en un niño inmaduro, consentido y diferente al resto del grupo ¡Es tan difícil la educación de los hijos! La pasión muchas veces nos ciega y no hacemos más que entorpecer las cosas.
Menos mal que junto a este modelo está el de los padres coherentes, ante los que hay quitarse el sombrero: acompañan a sus hijos al fútbol, mantienen una actitud discreta de apoyo, animan a su hijo y al grupo, no crean presión innecesaria sino que ofrecen una enorme motivación y seguridad… En definitiva, saben disfrutar del deporte de sus hijos.
9. Interrogantes sobre el fútbol formativo:
¿A qué edad debo llevar al fútbol a mi hijo?¿Cuál es la edad de oro del aprendizaje en el fútbol?
10 Interrogantes sobre el fútbol formativo
Un niño entre los 7 y los 12 años es capaz de aprender a una velocidad y con una calidad sorprendente. Son como esponjas que absorben todo lo que les decimos y todo lo que les mostramos. Si realmente queremos enseñar a nuestros hijos a jugar al fútbol, hemos de aprovechar esas edades para enseñarles los aspectos fundamentales de la técnica. Es el momento de hacerlo.
No tienen tiempo
Sin embargo, si echamos una mirada al fútbol base actual, los entrenadores te dicen que no tienen tiempo de enseñarles la técnica porque los entrenamientos sirven para preparar el partido del fin de semana. Se juegan la vida, su prestigio y el del Club. Los objetivos están marcados a corto plazo y la técnica es un objetivo a largo plazo que no entra dentro de su programa.
Les es más fácil seleccionar niños con talento que formarlos. Muchas veces no hay en estos entrenadores ningún interés pero tampoco ninguna capacidad para poder conseguir de esos chicos una formación adecuada. Saben competir, nada más, y se llaman entrenadores, como los que hay en la liga profesional. Pero lo que necesita el fútbol base son formadores que se preocupen de la persona y aprovechen las situaciones del fútbol para que adquieran una formación integral.
Revisando los programas
Un grupo de entrenadores y especialistas nos reunimos hace pocos días. Estábamos revisando nuestros programas de entrenamiento porque han funcionado muy bien, es bueno y recomendable evaluarlos y formularnos una serie de preguntas que nos ayudan a conseguir mejoras: adaptarlos a las nuevas generaciones, complementarlos, presentarlos mejor, tener en cuenta aspectos olvidados, etc. Es una tarea muy enriquecedora para todos y recomiendo que todas las escuelas de fútbol del mundo lo apliquen porque es muy interesante lo que se puede deducir de ahí.
El periodo de máximo aprendizaje
Comenzó un interesante dialogo entre los participantes a dicha reunión donde se llegó a poner en duda cuál es el periodo de máximo aprendizaje de la técnica en los niños. Es decir, en qué periodo los niños aprenden mucho más rápido la técnica del fútbol. Estuvimos investigando y dimos con respuestas más o menos parecidas y por fin pudimos deducir que entre los 7 y los 12 años es el periodo más eficaz para aprender la técnica de cualquier deporte. Antes de los 7, es posible pero no aprendes tan rápido como en estas edades. Después de los 12, ya llego tarde y lo que un niño de 10 años tarda en conseguirlo, uno de 15 emplea el doble de tiempo en aprenderlo.
Entre los 3 y los 6 años
¿Cómo hemos de enfocar el trabajo con los niños entre los 3 y los 6 años que desean iniciarse en el fútbol o en otro deporte? Hemos de considerar que es un periodo donde les preparamos para que más adelante, posean las herramientas más adecuadas para practicar un deporte como el fútbol, aunque luego puede ser cualquier otro deporte: baloncesto, natación, tenis…
¿Cómo lo conseguimos? Los niños entre los 3 y los 6 años trabajan especialmente la psicomotricidad y los juegos con balón y sin él, también los circuitos con un cierto carácter lúdico competitivo. Hemos de tener paciencia y no podemos adentrarnos en la técnica, ni podemos pretender que realicen un juego colectivo correcto hasta los 7 años. Perdemos el tiempo porque no es su momento.
¿Competir? ¡No es el momento!
Sin embargo vemos ya bastantes clubes que han formado equipos con niños de 4 y 5 años. Lo llaman la escuelita y los lleva frecuentemente una persona muy joven y sin preparación. Los campos de juego son inmensos y el balón les llega por la rodilla. De nuevo estamos perdiendo un tiempo muy valioso donde el niño podría recibir una muy buena formación y lo sustituimos por una competición desproporcionada y unos entrenamientos vacíos de contenido. Es verdad que aprenden a competir desde muy pequeños, pero no es el momento.
Mientras, aquellos que están recibiendo una formación adecuada, propia de su edad, olvidándose de la competición, alcanzarán la edad de los 6/7 años con las herramientas necesarias para iniciarse en el fútbol; será un niño bien coordinado, con un buen equilibrio, con una capacidad gestual brillante, con los cimientos adecuados para construir un muy buen futbolista. El otro niño, el que jugaba al fútbol desde los 4 años, carecerá de esos fundamentos y, aunque parecía desarrollarse más rápidamente, se verá superado por aquel que supo esperar para iniciarse en el momento adecuado.
Entre los 7 y los 12 años
¿Cómo enfocar la enseñanza en los niños de 7 a 12 años? Nos centramos en la técnica individual mediante un trabajo profundo. Son las edades de oro para el aprendizaje de la técnica, con lo que hemos de aprovechar al máximo esa potencialidad y no perder el tiempo con aspectos tácticos de juego. Ya llegará el momento de enseñárselo más adelante.
Competición envenenada
Sin embargo, la realidad que nos encontramos es una competición envenenada, donde ganar es fundamental olvidando por completo el momento tan importante en que se encuentran los jugadores. Sí, es un juego que consiste en ganar al rival. Uno gana y otro pierde. Y todos queremos ser el que gana.
Sin embargo, en esta etapa del jugador, hemos de poner por delante su formación, sin rechazar la posibilidad de la victoria. Sin embargo, ahora, una derrota puede significar un paso adelante en su progresión deportiva, siempre que sepamos enfocarlo correctamente.
Siempre recordaré aquel entrenador que le echaba una bronca a su jugador porque había intentado tirar a puerta con su pierna menos hábil. Para el entrenador había sido una oportunidad perdida de conseguir el gol. Para el jugador había significado un intento de superar algo complicado pero importante para su formación completa.
Cuantas más veces lo intente, antes lo conseguirá. No le importa fallar porque está aprendiendo. El entrenador en cambio, no quiere que aprenda sino que gane.
Llegamos pues a una conclusión bien fundamentada:
Un entrenador que se olvide de implementar en sus entrenamientos aspectos de técnica individual, esta descuidando gravemente la formación del niño y buscando únicamente el aprovechamiento de su talento para ganar partidos. Es una visión egoísta y poco seria del fútbol base que no debemos permitir.
Con quince años, llega tarde
Una vez llegue a los 15 años, los entrenadores no están para tonterías y trabajan mucho la condición física y la estrategia. ¿Y el trabajo de la técnica? ¿dónde esta? Ya pasó esa época. Se esfumó y no pudo aprovecharla. Los jugadores no tienen más remedio que suplirlo con su fuerza física, con su visión de juego, su colocación en el campo….
Ya no hay nada que hacer. Sin embargo, todos aquellos que le dieron importancia a la técnica en su momento adecuado, a largo plazo marcarán la diferencia con respecto a los que no se preocuparon por adquirirla. Sí, es verdad que vivieron momentos extraordinarios repletos de éxitos colectivos. Ese ruido ensordecedor del triunfo no les permitió darse cuenta de que estaban dejando pasar el tren de la formación, una oportunidad única que jamás puede recuperarse si no se sube a tiempo en la estación adecuada.
Es más difícil conseguirlo
Cuando surgen los primeros síntomas de debilidad y se ponen a trabajar para conseguir adquirir esa técnica, comprueban que han llegado tarde porque ha pasado para ellos la edad esponja. Los que sí trabajaron la técnica en su momento, irán posicionándose por delante de aquellos que destacaban por su poderío físico, su velocidad, su fuerte disparo…Ahora, las cosas se han igualado y la diferencia la marca la técnica individual y la inteligencia del futbolista.
Vemos que hasta los 12 años, el niño ha perdido el tiempo por culpa de la competición. Los entrenadores pierden el rumbo formativo y se dedican a ganar campeonatos olvidándose del periodo tan formidable en el que el niño es capaz de aprender con gran facilidad todo lo que se le enseña.
Formadores de calidad
Aprovechar el periodo formativo es la idea fundamental que deseo destacar en estos momento. Y una consecuencia importante se deduce de todo esto: Si es la edad de oro del aprendizaje, hemos de colocar a los mejores formadores en este periodo. No puede ser un juvenil que nos saca del apuro, no puede ser un padre que jugó al fútbol y tiene tiempo, no puede ser un entrenador que solo busca victorias. Necesitamos un gran formador. Una buena escuela de fútbol debe ser consciente de esta situación y colocar a sus mejores hombres en este periodo de 7 a 12 años.
Encontrar el perfil adecuado
Los clubes no saben de dónde sacar estos formadores porque no hay tantos. El 90% de los entrenadores con titulación no son adecuados a este perfil que marcamos. Pero hay un 10% que sí. El secreto de la escuela de fútbol es encontrar a este 10% urgentemente y contratarlo para que trabajen con ellos porque será la persona clave que conseguirá formar a nuestros jugadores en el periodo más sensible de la formación. Es un entrenador diésel, que no va a golpe de acelerador, tiene paciencia, sabe esperar, no tiene prisa, es comprensivo y sabe motivar a sus jugadores.
Entrenadores competitivos
Pero de nuevo nos equivocamos. Fichamos entrenadores con un perfil competitivo. Es relativamente sencillo encontrar uno. Cuantos más equipos en categorías altas haya llevado mejor, cuanta más cartera de jugadores tenga, mejor. Se le marcan objetivos resultadistas y todo vale con tal de conseguirlos. Los jugadores se pasean de un equipo a otro, cegados por las categorías y perdiendo un tiempo de oro en su propia formación. Los entrenadores aprovechan al máximo sus cualidades sin pensar en desarrollar un jugador completo que sea útil en el futuro, cuando la competición sí cobre su importancia real.
¿Qué podemos hacer?
Desde aquí hemos de intentar cambiar el enfoque del deporte en todos los niveles. Empezando por las directivas de los clubes hasta los entrenadores de los mismos equipos. Desde los dirigentes de las federaciones hasta los responsables de la comunicación audiovisual. Todos estamos involucrados en este cambio.
- Si los clubes basan su proyectos deportivos únicamente en ascender una categoría…
- Si los directores técnicos y coordinadores no se preocupan de exigir una programación formativa a los entrenadores del club…
- Si los medios de comunicación miden los éxitos y fracasos por victorias, goles y derrotas…
- Si las federaciones se dedican a conseguir el máximo número de licencias sin preocuparse ni controlar la calidad en la enseñanza del fútbol…
- Si los entrenadores siguen destrozando niños mientras levantan su último trofeo…
- Si los padres sueñan que su hijo será futbolista profesional y no se preocupa más que de sus goles…
Es normal que los niños futbolistas terminen su carrera como auténticos fracasados. Luego, para justificar lo mal que se ha llevado el tema, se comenta que hace falta tener un poco de suerte, que aquel entrenador no le comprendió lo suficiente, que perdió la ilusión por seguir esforzándose, que el camino del futbolista es muy duro, etc.
Cegados por los triunfos
En realidad, lo que ha pasado es todo lo contrario. Nuestros hijos han sido arrastrados por esa corriente competitiva, han abandonado la formación y, como consecuencia, han desaprovechado la oportunidad de aprender mucho en el momento adecuado, cegados por los triunfos a corto plazo y empujados por la impaciencia de los que deberían ser sus formadores y que en realidad han sido sus manipuladores.
Respuesta definitiva
Quizá la respuesta definitiva la da este padre conversando con el abuelo.
El abuelo le preguntó a su hijo….
¿Por qué gastar tanto dinero para que tu hijo entrene fútbol?
Respuesta:
Bueno, tengo una confesión que hacer, yo no pago porque mi hijo entrene fútbol.
Personalmente, no podría importarme menos el fútbol
Así que, si no estoy pagando por el fútbol,
¿Qué estoy pagando?
– Por esas mil sonrisas que me regala el día de entrenamiento
– Por esos momentos en que mi hijo vuelve tan feliz de jugar que contagia alegría a mi familia.
– Al ver que viene de la escuela demasiado cansado para ir a entrenar, pero va de todas formas, porque es un compromiso, y sabe que no puede fallarle al equipo.
– Para que mi hijo aprenda a ser disciplinado
– Aprenda a cuidar su cuerpo y su mente
– Descubra cómo trabajar con los demás y ser un buen compañero.
– Sepa lidiar con la decepción cuando no obtiene lo que esperaba, y que entienda que debe esforzarse más aún.
– Sobrepase los obstáculos de la vida y aprenda a alcanzar todos sus objetivos.
– Nunca olvide que el éxito no ocurre de la noche a la mañana y para que entienda que necesita horas y horas de trabajo duro para mejorar en lo que se proponga.
– La oportunidad que tendrá mi hijo de hacer amistades para toda la vida.
– Esté sobre el campo de juego y no frente al televisor, al celular o en la esquina “haciendo nada”.
– Aprenda a ser humilde en el triunfo y digno en la derrota.
– Obtenga valores que lo conviertan en una persona de bien el día de mañana.
No pago por el fútbol.
Pago por las oportunidades que le ofrece este deporte a mi hijo de desarrollar habilidades que le serán fundamentales en su crecimiento, para que los valores que pretendemos enseñarle en casa sean reforzados en el fútbol y lo acompañen toda la vida.
Conclusión
Y por lo que he visto hasta hoy…creo que es mi mejor inversión.
¿Puede decirse lo mismo de tu hijo?
10. Interrogantes sobre el fútbol formativo:
A la hora de escoger el club de mi hijo ¿en qué aspectos he de fijarme para no equivocarme?
10 Interrogantes sobre el fútbol formativo
Siempre he comentado que los padres deben saber escoger una buena escuela de fútbol para poder continuar, a través del deporte, esa formación integral que desean para su hijo. Y existen muchas escuelas que se preocupan de verdad por la formación de los jugadores. Son muchas pero hacen poco ruido porque lo marca su forma de ser, su estilo.
Me gustaría intentar desglosar las características fundamentales de una buena escuela de fútbol. Seguro que me dejo muchos aspectos pero no pretendo de ninguna de las maneras ser exhaustivo. Puedes añadir otras que enriquecerán el documento. Intentaré ir a las esenciales.
Expectativas en los alumnos y en los entrenadores.
Lo que se busca en la escuela de fútbol es ayudar al alumno a ser mejor jugador y mejor persona. Para conseguirlo es necesario un equipo de entrenadores de calidad que realmente estén por encima de los resultados y se preocupen de cada uno de sus jugadores para sacarles el máximo rendimiento posible con exigencia y a la vez con cariño. Con paciencia y a la vez con ambición. Debe trabajarse con un plan preciso y de forma profesional. Los profesores deben seguir un programa de enseñanza donde se incluye la parte técnica, táctica, física y los valores del deportista. No existe la improvisación.
Debe haber disciplina.
Los alumnos necesitan que se establezcan unos límites que les permite saber cómo deben actuar en todo momento. Esto les da mucha seguridad en su actuación. Si no existe esa disciplina, si no pasa nada nunca, el niño pierde esa seguridad en lo que hace y no se siente bien. Los chicos que acuden a una escuela de este tipo, están muy contentos con los entrenadores. Se dan cuenta de que con ellos, aprenderán más porque les exigen más. Los entrenadores blandos, sin autoridad son muy poco valorados por los jugadores.
Los jugadores agradecen que de vez en cuando los entrenadores sean más cercanos y afectuosos. Cuando un jugador no responde al nivel de exigencia que se ha impuesto al grupo, se corrige inmediatamente porque queda claro que ahí se viene a trabajar duro. Por eso decimos siempre que en una escuela donde la formación es la prioridad, se consiguen siempre buenos resultados aunque no sea su objetivo principal.
Crear un ambiente tranquilo con orden
Para poder concentrarse en el aprendizaje, debe existir mucho orden en todos los aspectos. Tener el vestuario ordenado y limpio, ir bien uniformado, iniciar las clases puntualmente, escuchar las indicaciones del entrenador, entrenar con la máxima concentración…El orden es un reflejo exterior del logro interior que representa el aprendizaje. En las escuelas de fútbol no debe haber gritos ni amenazas. El ambiente debe ser el más adecuado para que el niño se desarrolle al máximo de sus posibilidades. Eso no quiere decir que no encuentre dificultades y barreras que debe superar con esfuerzo y sacrificio pero hemos de procurarles el ambiente mejor para que pueda superarlo.
No se debe rechazar la competición
Algunos han cometido el error de crear escuelas de fútbol anulando la competición porque piensan que eso no les hace ningún bien. Sí a la competición y cuanto más alta, mejor porque cada partido es una posibilidad de aprendizaje. En el partido estás evaluando constantemente todo lo que has aprendido en los entrenamientos. Puedes comparar tu nivel con el de otros chicos de otras escuelas o clubes. Puedes corregir aspectos que pensabas que hacías bien. Consigues adquirir un nivel de intensidad que no te dan los entrenamientos ni los partidos de ligas internas. En una competición de nivel, el niño lo da todo al máximo y adquiere un ritmo en su juego muy elevado.
Sin embargo, no a la competición si nos olvidamos de todo lo que lleva detrás y que acabamos de comentar. Las escuelas de fútbol deben estar llevadas por directivos que tengan claro que no van a distinguirse por los resultados deportivos sino por el buen trabajo de sus entrenadores y por la mejora individual de cada jugador.
Medir el avance de cada jugador
Hemos de saber marcar metas altas y ambiciosas y ayudar a que las consiga. Para fomentar el esfuerzo, es bueno marcarle metas. Si no le marcamos esos objetivos, no conseguiremos que rindan más porque los jugadores van totalmente desorientados en su aprendizaje. Saber a dónde pueden llegar les motiva y se esfuerzan para conseguirlo a pesar de ser algo difícil.
Formación permanente del entrenador
Y eso pasa por una selección de profesores de calidad humana y técnica. Pero esa calidad debe seguir aumentando mediante la formación continua, en un constante reciclaje ya que siempre se sigue aprendiendo. Los directivos deben proporcionarles nuevas formas para mejorar sus entrenamientos y la conducción del grupo. También deben proporcionarles herramientas adecuadas como son libros y documentos que profundicen sobre estos temas, charlas y coloquios con expertos, materiales que ayudan a mejorar los entrenamientos, etc.
Hay que ayudar a todos
A los que tienen mucho nivel para que consigan una gran proyección y a los que no tienen tanto nivel para que rindan al máximo de sus posibilidades.
Hay que preocuparse de muchos temas que rodean a este deporte como son los estudios, las horas de sueño, la alimentación, la prevención de lesiones, la higiene, la alimentación, las dificultades de la adolescencia, etc. Son temas que hay que trabajar con los jugadores y con sus padres de forma constante.
Buena comunicación
En una escuela de futbolistas debe haber una muy buena comunicación con los padres ya que somos un complemento a la labor formativa que realizan con sus hijos. Si nos coordinamos bien, podemos ayudar mucho al niño. Si cada uno tira por su lado, no conseguiremos ser eficaces. Los entrenadores deben estar disponibles para iniciar una comunicación siempre que sea para la mejora del niño y no se toquen temas que corresponden únicamente al entrenador.
Estos son quizá los rasgos esenciales de una buena escuela de fútbol. Ahora ya tienes algunos criterios que puedes tener en cuenta a la hora de escoger una. Quizá sea complicado encontrar una con todos estos aspectos pero cuanto más se acerque a lo que hemos descrito, mejor.
Si tu eres el responsable de una escuela de fútbol, todo lo que hemos dicho aquí puede servirte a modo de reflexión para mejorar tu escuela poco a poco.
Volveremos con más interrogantes. No tienes más que dejarme tus dudad para que las podamos resolver juntos en una próxima ocasión.