Alcanzaron la cima del deporte con mucho esfuerzo. Esta es la historia de Lopez Lomong. Nació en Sudan cuando estaban en plena guerra.
¿Cómo es posible que un niño de Sudán secuestrado para ser convertido en soldado, haya llegado a competir como atleta en las olimpiadas de Pekín y Londres? Parece un excepcional guión cinematográfico, pero lo cierto es que hasta el detalle más increíble de la vida del joven Lopez Lomong es cierto.
En su país de nacimiento, Sudán del Sur, más del 70 por ciento de la población solo ha conocido la guerra. Como consecuencia, miles de niños, han sido arrebatados a sus familias y reclutados como soldados para combatir.
Tu, que vives con tu familia y eres feliz debes conocer algunas realidades para que sepas valorar lo que tienes y que miles de niños como tu no tienen. No es un cuento ni una novela, es una historia real que quiero contarte con detalles.
Cuando te quejes por el frío, o lloras porque mamá te obliga a comer la verdura que no te gusta, cuando te enfadas porque tu hermanito es un pesado, cuando te dicen que no al ordenador porque tienes que hacer los deberes…piensa en esta historia que quiero contarte de un niño que pasó frío, hambre, miedo, que no pudo volver a ver a sus padres hasta 20 años más tarde pero que ahora es feliz…
Todo empezó a los 6 años
Esta es la historia del joven atleta Lopez Lomong. A los seis años, fue secuestrado durante la misa dominical de su pueblo natal por unos soldados rebeldes, combatientes en la segunda guerra civil de Sudán (1983-2005). Hasta entonces, Lopez era un niño feliz dedicado a jugar y a ayudar a sus padres en el campo.
Tras ser arrebatado de los brazos de su madre y conducido junto con otros niños a un campo rebelde de prisioneros, permaneció tres semanas cautivo en un barracón, sin luz ni saneamiento alguno, alimentándose de arena y tiritando de frío durante las noches por las bajas temperaturas. Debido a las duras condiciones, todas las mañanas algunos de sus compañeros amanecían muertos.
¿Existe dolor más fuerte que te separen de tus padres? Estar encerrado tres semanas en un barracón, no ver la luz del día, comer poco y mal, pasar mucho frío, no es nada comparado con no poder ver a tus padres nunca más. Muchos de los niños secuestrados junto a Lopez murieron en el propio barracón.
Tres compañeros de López, algo mayores que él, fueron como sus ángeles de la guarda durante este tiempo, le ayudaron a sobrevivir en ese infierno y le prometieron que volverá a ver sus padres. Una línea de esperanza surge en el corazón de López que le ayuda a resistir día a día pese a que tiene solo 6 años.
Es impresionante contemplar cómo el ser humano es capaz de demostrar esta humanidad aún en momentos tan difíciles como estos.
La fuga valiente
Una noche, aprovechando que el soldado de guardia había abandonado su puesto, decidió escapar junto con tres amigos. Para él, los ángeles del Cielo trabajaron aquella noche para que pudieran lograrlo con éxito.
Eran conscientes de que se jugaban la vida porque si eran descubiertos, los soldados no dudarían en dispararles. Pero los deseos de vivir pueden más que los miedos especialmente cuando te sientes arropado por compañeros que te transmiten seguridad.
Formaban un equipo invencible y estaban dispuestos a jugarse la vida por conseguir escapar. ¿Cómo eres tu en tu vida, en el deporte que practicas? Tienes miedo a equivocarte, a fallar, a que se metan contigo o superas los miedos con valentía y transmites ese valor a tus compañeros de equipo? Si eres un poco cobarde, esta historia te puede ayudar a cambiar de actitud.
Una vez libres, los cuatro corrieron sin apenas descanso durante tres días por la sabana africana, creyendo que tomaban rumbo de vuelta a casa. Descalzos, sin comida, sin descanso, con un miedo atroz a ser atrapados por los soldados rebeldes. Pero la ilusión de volver a casa les permitió soportar esta prueba tan dura.
¿Cómo vas tu de ilusión y de motivación en el deporte que practicas? ¿te quejas cuando el entrenamiento es duro? ¿lo das todo en cada partido sin pensar en que estás agotado, dolorido o desanimado? ¿Cómo transmites esa ilusión a tus compañeros? ¿Cómo les ayudas a conseguir el éxito de tu equipo? ¿Eres capaz de superar las dificultades que el deporte te presenta constantemente?
Diez años en el campamento
Los 4 chicos avanzaban agotados hacia la frontera con Kenia, donde varios soldados los llevaron al campo de refugiados de Kakuma, al noreste de Kenia, perteneciente al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Una ciudad de tiendas de campaña cuya población mayoritaria son los niños sin hogar y en la que, en la actualidad, aún viven más de 100.000 personas.
Kakuma se convirtió en la residencia de López durante diez largos años. Le colocaron en una de estas tiendas donde vivían apretados 10 niños más. Esta sería su nueva familia.
Cada uno tenía su encargo y eso les ayudaba a sobrevivir: uno debía ir a recoger el agua, otro distribuir la escasa comida, otro la limpieza. Todos tenían sus responsabilidades y no podían fallar.
¿Como te comportas en tu casa? ¿Tienes responsabilidades o vives como un niño mimado donde tus padres lo hacen todo? Es momento de dar un cambio a tus costumbres y ayudar en casa: prepárate tu solo la ropa que vas a utilizar para entrenar, echa a lavar lo que has ensuciado, lleva la basura al contenedor, levántate puntual, ayuda a recoger la mesa. No es necesario que te lo digan, debe ser por iniciativa tuya.
Contaban con una sola comida diaria, excepto los martes, cuando podían alimentarse de las sobras que los trabajadores de la ONU arrojaban a la basura.
¿Te das cuenta cómo viven miles de personas en otras partes del mundo? Y sin embargo tu sigues arrojando la comida que no te gusta a la basura. Esa comida que tu desprecias serviría para alimentar a muchos niños que pasan mucha hambre.
El fútbol y las carreras se convirtieron en sus momentos de gloria durante aquellos años, en los que la máxima aspiración de Lopez era sobrevivir.
Vida dura y aprendizaje
A López le gustaba mucho el fútbol. Soñaba con ser futbolista. Cada día iba a jugar al fútbol a pesar del calor que hacía y del hambre que pasaban. Sin embargo, el fútbol le hacía olvidar que hacía 20 horas que no había comido nada.
Para colmó, como había demasiada gente con ganas de jugar a fútbol, se puso como condición que solo podía participar el que antes corriera 30 kilómetros alrededor del poblado. Como a Lopez le encantaba correr, le pareció una gran idea ya que tenía asegurado el partido.
Tras la terrible paliza, lo lógico es hidratarse con un poco de agua. Pero el agua era muy escasa y había que irla a buscar lejos con lo que se podía perder el partido. Lopez dejaba el agua para más adelante.
Sin botas de fútbol ni zapatos: descalzos. Sin césped artificial ni hierba: piedras y tierra ardiendo. Con unas porterías improvisadas hechas con cuatro sencillos palos. La pelota, fabricada con unos cuantos trapos.
Mientras tanto, nosotros nos quejamos porque el partido es muy temprano y hay que madrugar. Nos cuesta levantarnos porque está lloviendo y el campo va a estar muy encharcado. Nos enfadamos porque mamá no nos ha preparado el desayuno que nos gusta tanto. ¡Qué contrastes!
Empieza un gran sueño…
Un momento importante de su vida fue el día en que acudió a una granja vecina para ver por televisión las olimpiadas del año 2000. Al ver competir al campeón olímpico Michael Johnson, uno de los mejores atletas de todos los tiempos, López, dotado de grandes destrezas como corredor, comenzó a soñar con convertirse él también en atleta olímpico, e, incluso, tuvo la certeza de que lo lograría.
Tú, como muchos niños en el mundo también tienes una ilusión: sueñas con ser un gran futbolista, jugar como tus ídolos del momento y no debes de rendirte hasta conseguirlo. Piensa que con esfuerzo y con mucho sacrificio no hay nada imposible. Ten la certeza de que lo lograrás.
“Un domingo, se anunció en el campamento que Estados Unidos quería que 3.500 niños perdidos sudaneses fueran reubicados en familias norteamericanas. Teníamos que elaborar una redacción en inglés contando nuestra historia vital y entregarla para ser seleccionados”, relata el propio López en sus memorias.
Para conseguir realizar su sueño tenía que superar una verdadera dificultad. En el campamento escaseaba el papel pero al fin lo consiguió. A pesar de su escaso inglés, con ayuda de sus compañeros, logró elaborar su redacción y, meses después, resultó seleccionado para ser acogido por una familia de Siracusa, en Nueva York.
¿Cómo reaccionas tu ante las dificultades que te encuentras en tu camino como futbolista? ¿Te desanimas o luchas por superarlo?
En su nuevo país…
“Al llegar, pensaba que comenzaría a trabajar en una fábrica para salir adelante, porque en África me consideraba un adulto, pero tuve que aprender a ser un niño de nuevo”, explica Lopez, que por entonces tenía 16 años.
Habituarse a las costumbres de la nueva cultura no le fue fácil. Los primeros días en su nueva familia, se duchaba con el agua helada porque no sabía que saldría caliente con tan solo girar el grifo; era incapaz de comerse una hamburguesa entera porque se acordaba de que sus amigos no tenían qué llevarse a la boca; o se sorprendía porque los profesores no le pegaran en clase cada vez que cometía un error, como en Kakuma.
Gracias al apoyo de su nueva familia, López ha podido alcanzar todos sus sueños. Tras años de intensa preparación para convertirse en atleta profesional, ha llegado a competir en las olimpiadas de Pekín 2008 y de Londres 2012. Hasta el presidente George Bush le saludó en Pekín y le transmitió su alegría por tenerle entre sus ciudadanos.
Tú también tienes una familia que te apoya. ¿No sé si eres lo suficientemente agradecido con tus padres? Te lo dan todo para que tu puedas ser feliz. Y a veces darte todo es decirte que no en algunas cosas. No debes enfadarte porque ellos siempre deciden lo mejor para ti aunque no lo entiendas. Debes tener siempre algún detalle con ellos: ayudarles en casa, demostrarles tu cariño, acordarse de su cumple, obedecerles siempre…
Correr y estudiar
Sin embargo, el logro que más enorgullece a Lopez es haberse graduado en la universidad en 2011. “Ha sido un viaje muy largo. Proceder del lugar más bajo del mundo, de ser un refugiado que escribía con un palo en la tierra, hasta alcanzar más de lo que nunca había soñado: un título universitario”, exclama.
Cuando Lopez estaba en el campamento de refugiados tuvo la suerte de poder asistir a clases. Aprendió a leer y a escribir. Pero no había libros ni lápices ni cuadernos. Tenía que hacer el esfuerzo de aprender las cosas de memoria. Para escribir, sumar y restar utilizaba un palo y lo escribía en el suelo.
Tu tienes libros, cuadernos , lápices de todos los colores y…quizá te cuesta mucho ponerte a trabajar y poner ilusión en sacar las mejores notas posibles. Valora lo que tienes e intenta aprovecharlo al máximo.
Los padres adoptivos que tuvo Lopez en Estados Unidos le ayudaron mucho para que su estancia fuera feliz y le apoyaron en su proyecto cuando quiso dedicarse a correr en serio para participar en las Olimpiadas. Pero siempre le ponían una sola condición: que los entrenamientos y las carreras las hiciera compatibles con sus estudios.
Para llegar a cumplir tu sueño de ser futbolista profesional, el camino equivocado es centrarte solo en eso y olvidarte de que debes siempre poner en primer lugar tus estudios. No hay nada que deba apartarte de esto nunca.
Pensar en los demás
Gracias a una cadena de televisión americana que organizó todo, les gusto la historia, el atleta ha podido reencontrarse con sus padres biológicos y regresar a su pueblo natal, donde fue recibido con grandes festejos y su padre destruyó la tumba que le había cavado años atrás, dándole por muerto.
En las dos semanas que permaneció allí pudo darse cuenta de lo mucho que le necesitaba su pueblo. Alrededor de 20 niños murieron durante su estancia. Algunas madres se acercaban a Lopez para pedirle que curara a su hijo que estaba muy enfermo. Como sabían que venía de Estados unidos pensaban que tenía medicinas.
Con tristeza les aclaraba que no podía hacer nada por ayudarles. Esta situación le hizo pensar que él tenía que ayudarles de alguna forma.
Lopez corre ahora para dar voz a los que no la tienen y ayude a la gente de mi país que no pudo conseguir las mismas oportunidades que yo. Por eso, cuenta con una fundación con la que contribuye a cubrir las necesidades básicas de la población de Sudán del Sur.
López no es un egoísta. Podía pensar en correr y disfrutar de sus triunfos olvidándose de su pueblo, de su gente que tanto está sufriendo. Todavía hay más de 100.000 niños en el campamento donde permaneció 10 años de su vida.
Posiblemente este sea un buen ejemplo para ti.