Buena comunicación en el deporte

Buena comunicación en el deporte

Buena comunicación en el deporte. Es la clave para una mejora sustancial en el rendimiento de tus jugadores. Y debe ser de ida y vuelta.

Estas son las palabras que pude escuchar de un entrenador a sus jugadores de 12 años, antes de iniciar una competición muy importante. Pienso que no tienen desperdicio para una escuela de futbolistas:

Mientras los jugadores terminan de atarse las botas y colocarse las protecciones, el entrenador entra en el vestuario. Con una voz muy pausada y tranquila comienza a hablar.

“Me imagino que todos los jugadores que estáis aquí sois conscientes de la importancia de esta competición para vuestra formación como deportistas y como personas. Es el momento de la verdad. Han sido muchos entrenamientos duros, con sacrificio y esfuerzo. Ha llegado el momento de la verdad. En los entrenamientos previos a esta competición he procurado enseñaros todo lo que necesitáis para afrontarla correctamente y ahora llega el momento de examinarse y demostrar lo que uno ha aprendido. Es el momento de concentrarse al máximo porque, muchas veces, los torneos se ganan por pequeños detalles ya que los rivales son de un gran nivel”.

El entrenador ahora se pone más serio. Mira a la cara a sus jugadores les habla como si estuviera dirigiéndose a cada uno de forma muy personal:

“Quiero que sepas que si estás aquí es porque has sido elegido para formar parte de este extraordinario equipo. Tienes todo lo que exigimos para competir al máximo nivel: una técnica muy bien trabajada, una actitud ejemplar y una gran capacidad para poder leer el partido y tomar las decisiones adecuada. Estás aquí porque te lo has ganado a pulso y tu participación va a ser fundamental. Ten la seguridad de que nadie está en este equipo si no son por méritos propios.  Piensa que vienes a aprender. Pregunta lo que no sepas, no tengas miedo a equivocarte, sé humilde para aceptar los consejos que te den, trabaja en equipo, valora la opinión y las aportaciones de los demás, no te hundas en las derrotas porque las habrá, transmite optimismo. Recuerda que hay jugadores mejores que tú que no están en este equipo por su actitud: ni se esfuerzan, ni son humildes, ni cuentan con los demás”.

El entrenador se da cuenta de que está calando en sus jugadores. Entienden perfectamente lo que les está pidiendo. Mientras cambia el tono de voz y vuelve al del inicio, se da la vuelta y les concede una pausa. Deben asumir lo que les ha dicho y prosigue:

“Este torneo que empezamos hoy es para mí una simple preparación del siguiente que jugaremos más adelante. No es el final de una carrera sino el principio. Esa mentalidad os ayudará a levantaros si fracasamos, porque la carrera sigue, y a desconfiar si ganamos porque todavía queda mucho camino por recorrer. Este torneo nos hará mejores si lo enfocamos de esta manera: aprender de nuestros errores para que no se vuelvan a producir nunca más. Esa debe ser nuestra actitud en cada partido y en toda la competición. De esta forma, nunca caeremos derrotados”.

Saca un papel que tiene en el bolsillo mientras se produce una nueva pausa. Lo que les acaba de decir es algo que necesitan asumir con mucha claridad. Para fortalecer sus palabras, les quiere dejar claro algunas ventajas de su planteamiento:

“Llevamos muchos jugadores porque es un torneo largo. Esto nos permitirá poder hacer muchos cambios a lo largo de la competición. El que llega fresco al final es el que consigue estar en la mejor situación posible para afrontar el partido más decisivo, el último, donde el cansancio y el agotamiento aumentan las posibilidades de error. Ya no somos tan precisos y nos cuesta mucho más mantenernos bien colocados en el campo.Debes ser consciente de que si el partido dura 30 minutos, tu jugarás 15. No importa el tiempo que juegues. Piensa en la responsabilidad que tienes desde que entras al campo hasta que sales e intenta hacerlo lo mejor posible en este espacio de tiempo. Juega con la máxima intensidad y concentración posible. Eso es lo que el equipo espera de ti. Un equipo es la suma de los esfuerzos de todos. No te dosifiques, dalo todo hasta el final porque sabes el tiempo que tienes destinado. Te necesitamos al máximo: presiona cuando debes hacerlo, anticípate de forma inteligente, repliega para ayudar a la defensa, sube sin miedo aunque no puedas mas. El tiempo avanza de forma inexorable y, cada minuto que pasa, se reducen las posibilidades”.

Como el entrenador tiene muy claro que no es el momento de hablarles de situaciones tácticas, intenta evitarlo. Se centra en aquellos valores que ha tratado de transmitirles en el día a día. Sabe que lo que debe trabajar más ahora es su actitud y su estado anímico. Quiere conseguir que salgan al campo con la mente bien trabajada y con el corazón dispuesto a todo. Esa es la razón de estas palabras que vienen a continuación:

“Durante estos días previos al campeonato, hemos hablado mucho sobre generosidad. Ahora es el momento de poner en práctica todo aquello que hemos aprendido: estar pendiente para ayudar a mis compañeros de equipo cuando veo que necesitan de mi ayuda; ser muy optimista durante la competición porque eso arrastrará a los demás a afrontar esos momentos complicados con mayor facilidad; ser comprensivo con los errores que puedan surgir en el partido porque yo también los tengo y agradezco siempre que no me los recriminen nunca porque eso te alivia mucho más; agradecer a los demás compañeros los detalles y esfuerzos que manifiestan en todo momento porque eso anima mucho; pedir perdón cuando cometo algún error porque es una demostración de que somos humildes y deseamos aprender de nuestros errores; ser amable con todas las personas que nos rodean en el fútbol como son mi entrenador, el responsable de material, el árbitro, el público porque es una forma heroica de dar buen ejemplo”. 

Como tiene por costumbre, el entrenador pasa ahora a dejar muy claro el rol de cada uno de sus jugadores. Es consciente de que la intensidad y la concentración son efectivas cuando los jugadores tienen muy claro los objetivos que deben cumplir en cada partido. De nuevo se dirige uno a uno, mirándoles a la cara y transmitiéndoles la confianza que tiene en cada uno de ellos:

“Pau, como portero quiero que sepas lo que espero de ti en este partido. Tu deberás tomar la decisión según estemos presionados o no pero el objetivo es salir jugando, siempre que se pueda. No te diré nada durante el partido, serás tu el que tome las decisiones, junto con tus compañeros. Cuando tengas la pelota e iniciemos una jugada piensa que nuestro delantero que está en punta, si está marcado por un solo defensa, puede aprovechar el 1 x 1 generado por ti”. 

Uno por uno, el entrenador va dando un consejo o misión a cada uno de los jugadores. La idea es que salgan concentrados en los objetivos que les marcamos. La concentración no se entrena. Se consigue cuando el jugador tiene objetivos claros para aplicar en el campo y es capaz de saber en cada momento lo que debe hacer. El entrenador ha dicho a cada jugador dónde va a jugar con lo que ya saben perfectamente su rol en el partido. Es importante que lo sepan cuanto antes mejor porque de esta forma se hacen una idea más concreta de lo que se les pide.

“Todos sabéis cómo tenéis que jugar y lo que tenéis que hacer en el campo. No voy a deciros nada en el partido porque quiero que estéis completamente concentrados en lo que hemos estado practicando en los entrenamientos. Lo habéis asimilado muy bien y tal como habéis entrenado, vais a jugar. Quiero que seáis vosotros los que juguéis y ganéis el partido. Si yo os fuera indicando lo que hay que hacer en cada momento, el partido lo estaría ganando yo y vosotros no aprenderíais ni la mitad de lo que ahora vais a aprender. Quiero ganar pero mi prioridad es enseñaros a ganar con vuestras cabezas y no con la mía”.

El entrenador sabe que no debe alargarse mucho más porque hay unos límites en cuanto a la capacidad de asimilación de los jugadores. Por eso termina reforzando las dos últimas cosas que quiere dejar claro antes de salir al campo:

“Uno de los objetivos que quiero que aprendáis durante esta competición es que en situaciones parejas, gana el que está más concentrado, el que no pierde el rumbo. Y esto va a ser muy complicado en este torneo porque hay mucho público que grita e intenta hacer presión para que el árbitro decida a su favor; porque el equipo rival también quiere ganar y, aveces utiliza armas antideportivas como son la intimidación, el insulto, las patadas, etc. Que sepáis que es algo que hay que aprender a dominar. El saber controlarse en todo momento os permitirá jugar concentrados y con la misma intensidad de siempre. No es fácil porque muchas veces os vendrá a la cabeza devolver la patada, gritar al árbitro o cualquier otra cosa que lleva como consecuencia perder la concentración. Eso repercute en el equipo y lo frena. Forma parte de vuestro aprendizaje. Ser muy competitivos pero siendo muy deportivos en lo que se refiere al juego limpio a pesar de que el otro equipo posiblemente no sea un ejemplo para nada”.

No quiere el entrenador terminar sin reforzar la autoestima de sus jugadores y por eso añade:

“¿A quién me voy a llevar al próximo torneo? Si no has sido capaz de superar esas dificultades de la presión, si te hundes cada vez que pierdes un partido, si siempre ves las cosas de forma pesimista, si no estás al nivel de tus compañeros, no puedes formar parte de este equipo. Todo depende de ti. Yo te veo con las condiciones optimas pero hay que demostrarlo en cada partido. Si te saco del campo, no te enfades. Al contrario, piensa qué es lo que debes mejorar para que no te vuelva a sacar. Son pequeños detalles pero que son los que te permiten ganar los partidos. Tú lo sabes, pero debes ser humilde para reconocerlo. Quizá no has corrido lo suficiente, quizá no le has puesto la intensidad necesaria o le has protestado al árbitro con un gesto con los brazos. Tú sabes bien lo que tienes que mejorar. Pero si quieres yo te lo puedo comentar.Mis jugadores no protestan nunca. Si lo hacen no pueden estar en este equipo ya que para nosotros el respeto está por encima del partido. ¿Creéis que no me cuesta controlarme? ¿Pensáis que no me hace ilusión ganar. Entiendo perfectamente que una decisión mal tomada por el juez del partido puede ser bastante importante. El resultado se inclina hacia un lado u otro”.

Como los partidos los vamos a filmar, mañana nos encontramos en el campo de entrenamiento para visionarios. Hay que seguir aprendiendo de nuestros errores y aciertos.

Al campo, a disfrutar que os lo merecéis…

Tú, como entrenador, puedes aplicar este modelo o estas ideas de charla previa al partido. Porque un buen discurso es medio partido ganado y un gran momento para transmitir a los chicos esos valores que proporciona el deporte bien enfocado.

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