¿Quién debe ser el capitán del equipo? ¿Le damos la importancia que realmente tiene a esta función? ¿Somos conscientes de que es una pieza clave para conseguir unidad en el vestuario e incrementar el rendimiento del grupo?
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El capitán es una pieza clave del equipo
Muchos entrenadores, con exceso de autoestima, piensan que la clave para sacar adelante un equipo está en sus entrenamientos y en su forma de enfocar los partidos. No pueden ver más allá y no se dan cuenta de que un equipo de fútbol es una pequeña sociedad en la que todos pueden aportar su granito de arena para mejorar el rendimiento del grupo. Y luego, cuando las cosas van mal, la culpa la tienen los jugadores y nunca él mismo.
No es una herramienta para motivar
Cuando hablaba de esto con un entrenador, le preguntaba: ¿quién es el capitán ahora? ¿por qué? ¿qué relación tiene contigo? ¿cómo se le escogió? Unos me responden que lo van pasando al jugador que necesita mayor motivación. El brazalete no es un distintivo que se lleva con orgullo sino más bien con responsabilidad. Ser capitán significa echarte a tus espaldas una complicada misión que no puede asumir aquel que no es el líder efectivo del grupo.
No tiene sentido perder la oportunidad de poseer una alianza tan importante para el grupo simplemente por motivar a un jugador con algo que no se merece llevar. Es un engaño y una irresponsabilidad por parte del entrenador. Eso no quita que en algún momento, teniendo muy claro quién es el verdadero capitán, se le ofrezca el brazalete a otro jugador de forma circunstancial.
El mejor dentro y fuera del campo
Otro entrenador me responde que no lo escogió él, que el equipo pasó a sus manos con un capitán y al empezar la temporada, ha seguido el mismo. Observando al capitán puedo detectar que pese a ser un gran jugador no es el ideal para tirar hacia arriba al equipo. Sin embargo, las apariencias engañan y es bueno comprobarlo y le sugerí al entrenador una reunión extraordinaria con los jugadores para explicarles lo importante que era la figura del capitán, sus funciones en el equipo, etc. Y, ahora que se conocían mejor, queríamos realizar una elección definitiva hasta el final de la temporada. Podía ser el mismo o no pero tenían que tener claro que lo elegían ellos no porque sea su mejor amigo sino porque es el que mejor tirará del grupo. Debe ser un ejemplo fuera y dentro del campo en este sentido.
Tareas del capitán del equipo
El capitán juega un doble papel en los equipos deportivos, por una parte están sus derechos y deberes como capitán y por otra como jugador principal. Entre sus funciones como capitán se asigna la tarea de representar al equipo. Las tareas del capitán van encaminadas a elevar la efectividad del equipo y acrecentar los rendimientos deportivos. Es el miembro del equipo que con mayor exigencia se le plantean los resultados anteriores.
En las situaciones más difíciles se espera que el capitán tenga la actuación más sobresaliente, que logre controlar no solo sus emociones sino la del resto de los deportistas.
Por otra parte el capitán debe dentro de sus funciones hacer un profundo papel de intermediario entre los deportistas y los entrenadores.
Durante el juego
Durante el juego el capitán mantiene una estrecha subordinación (al igual que los otros miembros del equipo) al entrenador. Las acciones del capitán en el terreno se manifiestan en situaciones conflictivas y críticas y también cuando hay intercambios entre los miembros del equipo y los árbitros. El capitán debe ser muy cuidadoso en estas situaciones para evitar no realizar él u otro de los jugadores de su equipo un ataque no justificado contra los adversarios o con su comportamiento estimular a algún deportista a realizarlo. Sobre todo a aquellos jugadores que presentan inestabilidad emocional y que pueden cometer errores de esta naturaleza.
Líder efectivo y un modelo como deportista
La elección del capitán se realizó por escrito y de forma secreta. De esta manera entendemos que hay más libertad para elegir el que uno siente que será el adecuado para liderar al grupo. Además, no existen influencias de los otros porque nadie sabe a quién ha votado. En el papel, intentamos que pongan el motivo por el que creen que debe ser el capitán para intentar comprobar que la elección está bien fundamentada. Casi todos escogieron al nuevo capitán por ser un líder efectivo y un modelo como deportista.
Saber utilizar al capitán del equipo
Han pasado las semanas y el nuevo capitán está demostrando que su elección ha sido acertada. El equipo está más unido. Sin embargo podemos detectar un pequeño detalle que nos hace reorientar de nuevo esta figura. No se termina nuestra labor eligiendo un buen capitán para nuestro equipo, hay que saber utilizarlo adecuadamente. Y esto ha de tenerlo en cuenta el entrenador que no se da cuenta de que está desperdiciando una herramienta muy interesante para la mejora del equipo. Desde que ha sido nombrado capitán, el entrenador no ha tenido ninguna reunión con el capitán.
Las relaciones entre el entrenador y el capitán tienen una gran importancia en el plano de la colaboración del entrenador con el equipo, específicamente en las situaciones, cuando exista rivalidad o cualquier otra forma de divergencia y se necesite conocer la opinión de los miembros del equipo. Es necesario señalar que en cuanto el capitán es un líder elegido por los deportistas, él puede ponerlos a ellos en contra del entrenador. El capitán con frecuencia contribuye al fracaso inexplicable del equipo, al conflicto y hasta la salida del equipo del entrenador.
El entrenador experimentado, que tiene buenas relaciones con los miembros del grupo, puede en mayor medida consolidar éstas, si combina la dirección con relaciones emocionales amistosas con los deportistas. Esta afinidad puede lograrse cuando el entrenador brinda su asesoramiento y consejo a los deportistas y se acorta la distancia que existe entre él y ellos, debido a la diferencia de edad, experiencia, así como derechos y deberes.
Para establecer y mantener unas relaciones estables y favorables con el equipo, es importante que el entrenador sepa establecer sus relaciones con el capitán, prestándole atención a lo siguiente:
Aspectos que debemos tener en cuenta
- Los objetivos y las tareas del capitán y de los otros jugadores deben concordar.
- El capitán, al cumplir la orientación general del entrenador, desempeña el papel dirigente “parcial” sólo en situaciones determinadas.
- El papel de capitán es más responsabilidad que privilegio.
- El papel del capitán trae consigo el cumplimiento de funciones determinadas inclusive fuera de la actividad deportiva.
- El capitán debe saber diferenciar la relación positiva o negativa de todos los miembros del equipo hacia un jugador determinado, independientemente de su relación personal hacia el deportista dado.
- Las relaciones de los diferentes miembros del equipo con el capitán tienen mayor importancia que las relaciones entre los jugadores “simples”. A esto se le debe prestar una atención especial.
Criterios para la elección de un capitán
Todas estas exigencias deben de tenerse en cuentas al elegir al capitán. La elección del capitán está condicionada por una serie de principios y criterios tradicionales, que tienen en cuenta la edad y la experiencia del candidato, su categoría deportiva en el equipo, la capacidad para establecer contacto con los superiores, dirigentes y entrenadores, su nivel cultural y educacional y sus éxitos fuera de la actividad deportiva.
La elección del capitán le brinda la posibilidad al deportista de expresar su opinión y la decisión final, sin embargo, la organización y la realización de este procedimiento tiene con frecuencia, un carácter directo. En este caso, las necesidades del equipo podrían carecer de la cortesía necesaria. Si la elección del Capitán fue realizada de una manera directa, y sin la emotividad necesaria éste fue aceptado por parte de los jugadores, entonces ya desde el inicio podría surgir una situación desfavorable, tanto para el equipo como para el Capitán. Si además de esto en este equipo existe un líder informal, entonces el Capitán que fue elegido de la forma antes mencionada, solo agravará las relaciones existentes entre los jugadores, lo que indiscutiblemente provocará la formación de grupo, disminuyendo así la cohesión del equipo.
El equipo sin un verdadero capitán
A veces nos encontramos con equipos en los que no existe un verdadero líder, es decir, el jugador que arrastra consigo a sus compañeros y puede dirigir activamente sus acciones. Las causas de esto pueden ser muchas. En una serie de casos esto está relacionado con la influencia manifiesta de la personalidad del entrenador, desde las fases de selección más tempranas de los jugadores y de la formación del equipo.
La carencia de líder es catalogada como deficiencias del equipo. Por consiguiente, desde su “nacimiento”, el equipo debe dirigirse de forma tal, que en el mismo debe existir un deportista que posea un buen potencial de posibilidades para que sea elegido líder. Este potencial se manifiesta en la conducta general del jugador, en sus puntos de vista y en sus habilidades. Desde sus primeros contactos con el deportista, el entrenador puede observar al líder “encubierto”.
El equipo que carezca de líder no está en condiciones de mostrar todas sus posibilidades. Este tipo de equipo es especialmente sensible a las situaciones críticas y prácticamente no está capacitado para en el momento necesario introducir los cambios activos en el transcurso de los acontecimientos y alcanzar el resultado. Un desarrollo desfavorable de los acontecimientos origina la escisión en las relaciones entre los jugadores, el equipo se convierte en un grupo que no tiene unidad entre los individuos y por lo tanto, deja de ser un grupo unido.
Es tanta la diferencia que encontramos en el equipo con un verdadero capitán del que no tiene que nos planteamos muy en serio establecer una urgente elección en todas nuestras categorías que nos permita conseguir un aumento del rendimiento deportivo del grupo y una fuerza muy especial que le proporciona esa unidad abanderada por nuestro capitán.
Yo también quiero ser el capitán del equipo
Siempre me ha gustado tener un capitán, capaz de arrastrar al equipo hacia metas altas, que tire del grupo y los una para sentirse más fuertes ante las dificultades que van surgiendo.
Encontrar esa persona no es nada sencillo pero yo la tenía y ¡cómo cambia todo cuando tienes a un jugador de estas características!
Te cuento una historia real de capitán del equipo
Seguro que a ti te gustaría ser capitán pero no te ves capacitado para serlo. No consiste en llevar un brazalete en los partidos y hablar con el árbitro para sortear el campo. Es mucho más y quizá esta historia que pasó no muy lejos de aquí, pueda servirte para conseguirlo.
Fernando quiere arrebatarle el puesto de capitán
Yo estaba feliz con mi capitán porque conseguía tener al equipo muy unido pero… todo pudo cambiar cuando llegó al equipo Fernando, un jugador muy especial que, desde el primer momento, intentó arrebatarle el puesto a Nacho, mi capitán.
––¿por qué no puedo ser yo el capitán? ––Preguntó Fernando en el primer partido que jugó con su nuevo equipo.
En realidad, todo el equipo escuchaba a Nacho cuando hablaba. Se le hacía bastante caso porque tenía prestigio y confiaban mucho en él. Pero desde que llegó Fernando, empezaron los problemas ya que no estaba nunca de acuerdo con el capitán.
El equipo pierde fuerza
El ambiente en el equipo empeoró bastante porque Fernando iba destrozando todo lo que Nacho proponía. Incluso llegó a convencer a algunos de que las cosas iban a ir mejor si él era el capitán. Consiguió dividir al equipo y eso se notó en los resultados a partir de entonces. Empezaron a perder partidos que en principio podían ganarse fácilmente.
Un día, estábamos jugando contra un equipo importante y noté que no teníamos la fuerza y la unión que habíamos mostrado en otras ocasiones. Pude percibir cómo discutían entre ellos durante el partido. Se podía apreciar la tensión entre ellos: cuando el portero fallaba, había alguna queja fuerte del delantero; cuando el delantero lanzaba fuera un tiro delante de puerta, se escuchaban algunas exclamaciones como de decepción de los defensas. En definitiva, surgían críticas e incluso algún insulto desagradable.
El capitán intentaba animar para unir al equipo pero Fernando respondía a Nacho con cierto enfado y, por lo tanto, empujaba en dirección contraria al grupo. Le daba igual desunir al equipo y perder los partidos: lo único que le importaba era alcanzar el puesto de capitán.
La actitud del capitán siempre era la de unir al equipo
Pero lo más sorprendente es que Nacho, en lugar de enfadarse con Fernando por lo que estaba ocurriendo, buscó comunicarse con todos y, especialmente, intentó encontrar la forma de tratar más a Fernando para conocerle un poco más ya que hacía poco que se había incorporado. El capitán tenía una gran facilidad para hacer amigos. Tenía un secreto para conseguirlo. ¿Lo quieres conocer?…Vale…Te lo cuento pero no se lo digas a nadie. Nacho siempre decía:
––Cuando conoces bien a una persona, estás más preparado para comprenderle y aceptarle.
En realidad, Nacho se daba cuenta de que necesitaba conocer más a Fernando y así entendería mejor lo que le pasaba.
El capitán siempre procuraba comprender a todos
Nacho me comentó un día que su padre siempre le ha comentado que:
cuando tratas a fondo a una persona, descubres muchas cosas buenas que hay en él que evitan tener una opinión negativa.
Y se puso manos a la obra, sabía que debía actuar cuanto antes. Por eso el capitán procuraba coincidir con Fernando. Parecía coincidencia pero era puro esfuerzo de Nacho por conseguirlo: por ejemplo, si Fernando llegaba pronto a los entrenamientos y se metía en el vestuario, Nacho procuraba llegar en ese momento para poder charlar un rato con él. Poco a poco iban conociéndose más y hablaban de todo: sobre sus aficiones, sus familias, sus estudios.
El capitán consiguió forjar una verdadera amistad
Es entonces cuando el capitán decidió invitarle a su casa. Por la casa de Nacho habían pasado prácticamente todos los del equipo. Sus padres estaban encantados de poder conocer a los amigos de su hijo. Esas invitaciones eran claves para conseguir una buena amistad. En casa, se desvelaban todos los secretos más íntimos de uno. Incluso más si te quedabas a dormir una noche. Eso ya era lo mejor que podía suceder.
Pero Fernando estaba intrigado porque el capitán nunca se enfadaba con él a pesar de que procuraba siempre llevarle la contraria en todo lo que proponía, simplemente para demostrarle que quería ser el nuevo capitán. Es más, ahora Nacho le había invitado a su casa el fin de semana.
––¿No entiende que estoy intentando quitarle su puesto?––. Se preguntaba en voz alta mientras pensaba en todo esto.
Fernando y el capitán pasaron el fin de semana juntos. Esto sirvió para conocerse más según el plan previsto por el capitán. Fernando, en un momento del día, intrigado por la actitud abierta del capitán, le preguntó:
––¿Por qué no estás enfadado conmigo si siempre te llevo la contraria?
––No veo emotivo de enfadarme contigo por eso, ––responde el capitán. –– No pretendo tener la razón en todo y procuro escuchar lo que me dicen los demás para aprender de ellos. Yo estoy descubriendo muchas cosas gracias a ti, porque tus opiniones son valientes y sinceras y eso nos va bien a todos. Cuando me llevas la contraria, me ayudas a pensar mejor lo que tengo que decir a los demás del equipo.
––Sí, pero ¿no te molesta que quiera quitarte tu puesto como capitán del equipo? ––insiste Fernando.
La humildad del capitán
Nacho se le queda mirando, como si esperara la pregunta desde hace tiempo y con mucha calma le responde:
––Ya que dices esto, quería comentarte que me encantaría que fueras el próximo capitán porque te veo muy preparado. Un buen capitán debe ser alguien que entienda mucho de fútbol y tu parece que sabes bastante. Creo que ya va siendo hora de que haya cambios en el equipo y voy a proponerle al entrenador tu candidatura.
––¿Lo dices en serio?, ––pregunta incrédulo Fernando.
–– Completamente en serio, ––respondió el capitán.
Ese fin de semana sirvió para que ambos se hicieran muy amigos. Cuando volvió Fernando a casa, lo primero que hizo fue entrar en Internet para aprender todo lo que fuera sobre fútbol. El capitán pensaba que Fernando sabía mucho de fútbol pero en el fondo era un ignorante. Sin embargo, por no defraudarle, empezó a estudiar a fondo todo lo que había en Internet sobre técnica, táctica, preparación física.
Sus padres no salían del asombro porque Fernando nunca había manifestado mucho interés por estos temas. Se le veía consultando vídeos y hablando con el entrenador sobre aspectos tácticos del partido. Cada día sus conocimientos iban creciendo hasta llegar a ser un verdadero experto.
Pero Fernando seguía poniendo siempre en duda las opiniones del capitán por la razón que ya sabemos. Esto era motivo de discusión con otros jugadores del equipo.
El capitán acepta las críticas de su amigo
Y trataba de escucharle para demostrarle que su opinión valía mucho.
Un día, estábamos en un partido y aunque no perdíamos, sufríamos bastante y se me ocurrió consultar a Fernando una duda táctica durante el descanso del partido, delante de todos, y eso aumentó su prestigio cara a sus compañeros porque yo, como entrenador, solía apoyarme en la opinión de Nacho. Era la primera vez que sucedía una cosa así. Y eso significaba que las cosas estaban cambiando.
El capitán procuraba seguir coincidiendo con Fernando para continuar con su amistad pese a que seguía incordiando en el equipo. Eso no significaba nada para Nacho: una cosas era el fútbol y otra los compañeros del equipo. Y, de nuevo, quedaron para ir a jugar a casa del capitán ese fin de semana.
Fernando era incapaz de decirle que no porque realmente lo pasaba muy bien cuando estaban juntos. Además, Nacho siempre le decía cosas que eran muy positivas y sinceras. No estaba acostumbrado a esto. Con él, te sentías muy bien siempre. Aunque dedicaban casi todo el tiempo a jugar, había momentos donde hablaban más en serio. Fue de nuevo Fernando el que sacó el tema:
––¿Recuerdas lo que me dijiste la vez pasada? ¿Has hablado con el entrenador sobre la posibilidad de que yo sea el capitán?
––Claro, ––ya hace dos semanas que se lo dije. Como le conozco muy bien, sé lo que quiere y por eso le remarqué que tú eras uno de mis mejores amigos y que como persona no hay nadie igual: trabajador, buen compañero, optimista, generoso: todas las virtudes que debe tener un capitán. Pienso que me superas completamente. Contigo, el equipo va a funcionar a la perfección y ya es hora de hacer cambios. El equipo lo necesita.
La amistad por encima del fútbol
Fernando quedó impactado de lo que le había comentado el capitán. Hay que reconocer que cada día lo apreciaba más y que ahora le costaba un poco más llevarle la contraria en las reuniones. Le dolía hacerlo porque le apreciaba de verdad.
Lo que verdaderamente le llamó la atención a Fernando era el concepto que tenía de él su amigo: ¿trabajador? ¿buen compañero? ¿generoso? Siendo sinceros Fernando reconocía que no tenía estas virtudes que el capitán le adjudicaba pero desde su corazón surgió un deseo intenso de adquirir esos valores y se propuso cambiar, simplemente por querer ajustarse al concepto que Nacho tenía de su persona.
Empezó a levantarse a una hora puntual, se hacía la cama, ordenaba sus cosas antes de ir al colegio, se preparaba la bolsa de deporte con todo detalle para no olvidarse nada, empezó a acercarse más a los compañeros de equipo y les felicitaba tras los partidos por sus buenas actuaciones. Fernando estaba cambiando sin que él mismo se diera cuenta. Lo había conseguido el capitán, con su amistad.
Un suceso que cambió la vida de Fernando
A mitad de la temporada, sucedió algo terrible para el equipo. El padre de Nacho se había quedado sin trabajo. Por fin le ofrecieron uno muy bueno en una ciudad lejana. La familia debería trasladarse de ciudad inmediatamente. Cuando el capitán se enteró que debía abandonar el equipo, se enfadó muchísimo. No le hacía ninguna gracia dejar a sus compañeros, con los que le unía una gran amistad.
Estaba completamente destrozado y le pidió a su padre que encontrara una solución de trabajo en la propia ciudad, habló con amigos y conocidos para que le ayudaran pero no hubo forma. No había otra posibilidad y al final aceptó la situación.
El equipo se enteró inmediatamente porque el capitán lo explicó a todos con detalle. Estaban muy hundidos porque le apreciaban mucho. Eran conscientes de lo que había conseguido con el equipo. Echarían de menos esa cara amable, esa ilusión constante, esa lealtad con todos los que formaban el equipo. Ciertamente era un duro golpe.
Fernando es elegido capitán del equipo
El capitán se marchó con su familia a una ciudad diferente y, como entrenador, indiqué al equipo que debían elegir un nuevo capitán. Por unanimidad salió elegido Fernando. En esos momentos se dio cuenta que su amigo le había ido preparando, con sus consejos y su amabilidad. Estaba muy agradecido a Nacho.
Fernando llegó a casa todo contento: “Lo había conseguido”, pensaba para sus adentros mientras besaba a su madre sonriente para contarle la noticia.
Sus padres le felicitaron pero también le dijeron que era un cargo muy difícil en el equipo porque no se trataba de mandar sino de ayudar a todos.
Surgen los problemas
Ya en el primer entrenamiento comenzaron los problemas para Fernando: dos jugadores se habían peleado en el vestuario por culpa de una broma. Fernando intervino, con tan mala suerte, que recibió un buen golpe en la cara, de propina.
A los pocos días, perdieron el primer partido y yo estaba muy enfadado con algunos de mis jugadores porque no corrían. Se me escapó algún grito y también culpé a Fernando por olvidarse de sus funciones como capitán en el partido.
A la semana siguiente, Fernando empezó a notar cómo, algunos de sus compañeros le evitaban y llegó a escuchar alguna crítica dirigida a él, como si no le quisieran como capitán. Esto le dejó muy hundido porque se daba cuenta de que iban sumándose los problemas desde que era capitán.
¿Cómo hacía Nacho para conseguir ese ambiente tan agradable en el equipo?
Una desgracia definitiva para el nuevo capitán
Al poco tiempo sucedió una desgracia definitiva para Fernando. En un partido, donde nos jugábamos el descenso, cuando quedaban pocos minutos para terminar el partido, el portero rival derribó a nuestro delantero en una jugada muy peligrosa. Le adjudiqué a Fernando lanzar el penalti . Si lo metía, nos daba la victoria y la salvación. Lamentablemente, lo falló. Fernando se llevó las manos a la cabeza: no se lo podía creer. Iban a descender por su culpa. Algunos compañeros no se lo perdonaron nunca.
Las relaciones empeoran
A partir de ese momento, la relación entre los jugadores empeoró bastante.
Al principio, Fernando deseaba, por todos los medios, ser el capitán y, ahora, con todos los problemas que han ido apareciendo, no estaba tan convencido. Echaba mucho de menos a su amigo el capitán. Ojalá no se hubiera marchado. Todo funcionaba perfecto cuando él estaba. No había peleas, ganábamos los partidos, el entrenador estaba satisfecho con nosotros, había muy buen ambiente entre los jugadores del equipo. Ahora no.
Eso de ser capitán es más complicado de lo que pensaba.––meditó Fernando mientras caminaba triste hacia su casa.
Cuando el Nacho estaba en el equipo, Fernando tenía envidia, pero ahora se daba cuenta del enorme esfuerzo que realizaba para conseguir mantener esa unidad y ese compañerismo. Nacho tiraba del equipo y eso no es nada fácil. Fernando creía que con tener el brazalete de capitán ya todo funcionaba solo y no era así.
Nacho se esforzaba mucho para ser amigo de todos y se adaptaba a todos. Incluso Fernando, que era el que más guerra le había dado, consiguió ser su amigo porque tuvo grandes detalles con él: le invitó a su casa, le comprendió siempre, habló con el entrenador para que fuera el próximo capitán. Era un verdadero amigo. Y así lo hacía con todos. Eso era lo que causaba que en el equipo todo fuera de maravilla.
Fernando se daba cuenta que ser capitán era difícil
Las cosas se iban complicando para Fernando que desde que tenía los galones de capitán, las cosas iban cada vez peor. Estaba muy nervioso y de bastante mal humor. Sus padres se mostraban preocupados con la situación y no sabían qué hacer. No iban a permitir que el fútbol destrozara la vida de su hijo y empezaron a trazar un plan para terminar con todos estos sufrimientos.
Por otro lado, Fernando se sentía solo y algo separado del equipo, luchando por algo muy complicado y difícil de conseguir. Veía frente a él, un muro muy alto, imposible de superar y se sentía muy débil e inútil. Comenzó a pasarle por la cabeza que no servía para esto y que debía dejar el cargo de capitán a otro jugador.
Después de un partido desastroso, Fernando se encontró a los jugadores en el vestuario, que estaban insoportables, echándose la culpa unos a otros y generando un mal ambiente entre ellos. Los padres, en la zona del bar, no dejaban de criticar al club, al entrenador y a algunos jugadores del equipo.
Una conversación importante
Fernando vino a hablar conmigo esa misma tarde, después del partido.
––Entrenador, quiero dejarlo.––Comenta Fernando muy serio. ––Por mi culpa el equipo está cayendo en picado. No me siento capaz de ayudarle a sacarlo adelante. Pensaba que lo que hacía Nacho era sencillo pero me doy cuenta de que es impresionante lo que consiguió.
––Mira, Fernando. ––Respondí con seguridad. ––Cuando hay dificultades tienes dos opciones: saltar el muro o salir corriendo. Si te nombramos capitán es porque te vimos capaz de saltar el muro. Eres valiente y tienes un gran corazón. Lo único que tienes que hacer es coger carrerilla y saltar por encima del problema. Ahora lo ves difícil, pero quién dice que no debemos hacer cosas difíciles. Si fuera todo fácil, no existirían personas como el capitán o como tú.
Fernando reconoce la realidad
––Pero es que yo nunca seré como Nacho,––responde Fernando mirando al suelo al tener que reconocerlo.
––Esto que dices me suena a excusa, ––le respondí inmediatamente. Eso es porque no quieres afrontar el problema porque eres un cobarde. Tienes una dificultad delante y estás huyendo. Nacho era como tú y como yo. Un chaval que se esforzaba por conocer a las personas a fondo para poder comprender lo que realmente les pasaba y así poder ayudarles. Nada más. Pero eso es complicado porque significa que debes pensar más en los demás y menos en ti mismo. Debes dedicarles tiempo. No era magia lo de Nacho, era amistad verdadera. Así que si tú realmente quieres ser el capitán que Nacho fue, no tienes más que responder si estás dispuesto a hacerlo. Deja de decir que abandonas y que no puedes porque eso no es verdad.
Había sido muy duro con Fernando pero pensé que necesitaba un empujón. Necesitaba alguien que le dijera las cosas claras, sin hacerle la tarea, porque el único que podía hacerlo era él. Nadie podía ayudarle en esa delicada labor.
Fernando decide afrontar el problema
Pero Fernando había cambiado mucho gracias a su amistad con el capitán. Al principio, Fernando era un veneno para el equipo y sentía envidia de Nacho y se dedicó a meterse con él para desprestigiarlo. Sin embargo el capitán respondió de forma increíble ofreciéndole su amistad verdadera y, con eso, consiguió cambiar a Fernando.
Ahora le tocaba hacer lo mismo a él. Tenía enfrente un equipo lleno de problemas y sabía perfectamente lo que tenía que hacer: utilizar las mismas armas que manejó el capitán para sacar el equipo adelante.
Empezó de forma directa. Había presenciado más de una vez peleas en los vestuarios y críticas entre los jugadores durante los partidos. Eran siempre los mismos con lo que Fernando actuó sobre ellos para solucionarlo. Pero lo hizo como le enseñó el capitán: se acercó a ellos, les dedicó tiempo.
Una acampada que cambió al equipo
Para eso, organizó una excursión con todo el equipo y pidió al entrenador que les acompañara. Esa acampada de fin de semana fue genial porque lo pasaron muy bien y se hicieron muy amigos. Por la noche, mientras encendían una fogata y cenaban, todos los problemas que había en el equipo salieron a la luz. Fue Fernando el primero que se sinceró:
––Quiero pediros disculpas por no haberme dado cuenta de la oportunidad que había tenido de conoceros más. Ahora veo que vosotros, que sois mis compañeros de equipo, podéis ser además mis mejores amigos.
Varios jugadores se sinceran
El portero del equipo también se sinceró:
––Yo quiero pediros perdón porque es verdad que muchas veces soy el que empiezo las peleas. Soy demasiado bromista y me doy cuenta de que esas bromas a algunos de vosotros no os gusta. Pero eso va a cambiar a partir de ahora. Veo que todo esto no hace ningún bien al equipo.
El delantero, máximo goleador del equipo también quiso intervenir:
––Yo también tengo un poco la culpa de lo que ocurre porque siempre os estoy criticando cuando tenéis fallos y entiendo que lo que debería hacer es animaros. Yo también cometo muchos errores en los partidos. Y entiendo que eso que hago no está bien.
Todos los jugadores del equipo fueron sincerándose uno a uno con lo que esa noche creció una nueva amistad entre ellos. Yo, como entrenador también quise pedir disculpas:
––No penséis que como entrenador, no hago las cosas mal. Lo que he visto esta noche me enorgullece porque quizá en algún momento no he confiado en vosotros lo suficiente. Pero ahora puedo comprobar que sois increíbles.
Se produce el cambio
La amistad de los jugadores del equipo llegó a ser tan grande aquel fin de semana que decidieron intentar no pelearse ni criticarse más en los partidos simplemente porque se daban cuenta de que eso les restaba fuerza.
El equipo cambió y ahora estaban más unidos que nunca. Fernando volvió a casa muy contento porque cuando uno decide ayudar a los demás, eres feliz de verdad. Una felicidad superior a meter un gol, a ganar un partido o una liga.
Había estado a punto de abandonar, pero superar esa dificultad le llenó de satisfacción.