Cómo dirigir bien un partido de fútbol es una guía para aquel entrenador que desea actuar de la mejor forma posible dentro del fútbol formativo.
introducción
Vemos dentro del fútbol muchas formas de dirigir un partido. Algunos gritan mucho y no paran de hacer gestos para corregir a sus jugadores. Otros no saben controlar sus emociones y se enfadan con sus jugadores y con el árbitro. También vemos entrenadores más calmados y reflexivos. Mi pregunta es muy clara: tú como entrenador formador ¿cómo debes dirigir un partido?
Te lo cuento,
Te ofrezco orientación y consejo para todos aquellos que queréis apoyar al joven jugador en este deporte tan apasionante llamado fútbol
Tu influencia como entrenador en la formación de un jugador es muy grande. Desgraciadamente, los entrenadores utilizan a sus jugadores para su satisfacción personal. Muchas veces son simplemente utilizados como piezas que necesitan para ganar partidos.
Piensa en la responsabilidad que tienes de pulir esos diamantes en bruto que son tus jugadores. Esa es la verdadera tarea del entrenador. Enfoca este maravilloso trabajo que realizas hacia la formación del niño y no hacia la victoria.
La actuación del entrenador
Es importante que controles tu propia conducta durante los partidos. No eres un hincha, por lo que no debes comportarse como tal. Eres un experto que debe controlar su conducta para conseguir que los partidos resulten una experiencia provechosa para tu equipo.
Al igual que en las sesiones de entrenamiento, tu actitud en los partidos con jugadores jóvenes, debe ser objetiva, constructiva y positiva.
Objetiva, porque valoras con objetividad qué pueden hacer sus jugadores (antes del partido). ¿Qué es lo que están haciendo? (durante el partido) y ¿qué es lo que realmente han hecho? (después del partido).
Constructiva: pase lo que pase en el partido, lo aprovechas para que tus jugadores, individualmente y como equipo, obtengan un beneficio que contribuya a su formación deportiva y humana.
Positiva: sin perder la objetividad. El partido no es el momento para analizar con profundidad los errores, sino para destacar las conductas positivas de tus jugadores. Animarles a que hagan cosas sin miedo a fracasar.
Ten muy claro qué es lo que puedes esperar de tus jugadores. No les exijas más y asume que se producirán múltiples errores lógicos. Piensa que los mejores jugadores del mundo, en sus mejores partidos, han fallado goles que parecían sencillos. ¿Cómo puedes enfadarte porque fallen goles?
Además, los mejores jugadores cometen errores en los pases y pierden balones. ¿Cómo puedes enfadarte porque cometan errores en los pases y pierdan balones?
Saber controlarse
Muchos entrenadores de jugadores jóvenes pierden la perspectiva apropiada y el autocontrol que deben tener en los partidos. Especialmente cuando sus jugadores cometen errores que son perfectamente normales. En lugar de centrarse en los aspectos del partido que podrían ser aprovechados, estresan a los chicos con comentarios inútiles. Aumentan su inseguridad y hacen del partido una experiencia negativa.
De hecho, muchos jugadores jóvenes que comenzaron jugando al fútbol con mucha ilusión, dejan de tenerla. En muchos casos, abandonan este deporte porque los partidos se convierten en experiencias muy estresantes que no pueden manejar.
Tu conducta como entrenador es fundamental para evitar este problema y conseguir que los partidos sean experiencias positivas independientemente de su resultado. Por tanto, establece objetivos realistas para el partido y sé consciente de que habrá algunos aspectos del juego que no saldrán como te gustaría.
Aceptar los errores
En unos casos, porque será lo normal considerando el nivel de tus jugadores. No podrán hacer más de lo que son capaces;
En otros, porque será lo normal. En este deporte existe un inevitable margen de error que debe aceptarse. Por muy bien que estén preparados los jugadores, y, por muy bien que jueguen, se producirán errores en aspectos del juego que dominan. Tal y como les ocurre a los mejores jugadores profesionales.
Prepárate para tolerar los errores de sus jugadores y sigue dirigiendo el partido sin que te afecte emocionalmente.
Aprovecha la experiencia del partido, pase lo que pase, de manera constructiva. Refuerza las acciones positivas de los jugadores para que éstos tiendan a repetirlas. Observa lo que sale mal y se puede mejorar, para trabajar en ello en sucesivos entrenamientos.
El partido no es el ámbito apropiado para corregir los errores graves (para eso están los entrenamientos). No es útil que pierdas energía con este propósito, perjudicando el rendimiento de los jugadores en otros aspectos.
Inculca a tus jugadores que un partido es un entrenamiento más, en el sentido que le estamos dando aquí. Una oportunidad para seguir aprendiendo de nuestros errores y de nuestros aciertos.Este enfoque es muy motivador para el futbolista.
En los partidos, céntrate en las acciones positivas de tus jugadores. Refuérzalas para que se repitan, y limítate a corregir pequeños detalles cuyo cambio en el propio partido sea realista.
No te detengas demasiado en las jugadas pasadas (ya lo harás después, cuando analices el partido en su conjunto). Céntrate en el presente y el futuro del partido.
Lo importante en un partido no es lo que ya ha ocurrido y no puede cambiarse. Preocúpate de lo que está sucediendo ahora o puede ocurrir más adelante.
Por ejemplo: lo importante no es que el equipo contrario haya conseguido varios goles haciendo contraataques. Aprovecha esta experiencia para que no vuelva a suceder, o suceda lo menos posible, a partir de este momento.
Por tanto, no te lamentes por los goles que el equipo contrario ha metido, ni recrimines a tus jugadores por lo sucedido. Da instrucciones constructivas, con contenidos que los jugadores entiendan, para subsanar o reducir este problema en lo que resta de partido.
Este enfoque objetivo, constructivo y positivo de los partidos, es muy importante para dirigir equipos de jugadores jóvenes con la máxima eficacia.
Errores prácticos
Quizá puede ser un buen momento para preguntarte: ¿Cómo te afectan los errores de los jugadores en los partidos? y ¿cómo suelen ser tus reacciones?
Reflexionar sobre lo que esperas de tus jugadores en los partidos es muy importante. ¿Estableces objetivos realistas? ¿Les exiges lo que verdaderamente pueden hacer? ¿Asumes que inevitablemente cometerán errores?
Piensa si aprovechas bien la experiencia de cada partido para que tus jugadores sigan avanzando. Con independencia del resultado y de los aciertos o errores cometidos. ¿Aprovechas los partidos que, en general, han salido bien? ¿Y los que han salido mal?
Tu actitud como entrenador antes del partido
Como ya se ha señalado, antes del partido, debes decidir los objetivos del partido. Tener una expectativa realista sobre el posible rendimiento de tus jugadores. ¿Qué puedo esperar de ellos?, ¿es esto realista?, ¿qué es lo que verdaderamente pueden hacer?
Protocolo de actuación antes de un partido
Son muchas los pequeños detalles que muestran el verdadero oficio de un entrenador en estas categorías. Hemos querido proponer una serie de actividades que ayudan a tener el partido preparado hasta el más mínimo detalle:
- las fichas federativas deben estar perfectamente preparadas con todos los trámites legales. Debe incluir la ficha del delegado y estar siempre en orden.
- La ropa de los jugadores hay que prepararla con antelación procurando revisar que no falte nada.
- El botiquín debe contener todo aquello necesario para la atención básica del jugador. Es importante reponerlo con la periodicidad necesaria.
- La puntualidad para el inicio del partido es fundamental. Empieza por llegar una hora antes al campo. Es muy diferente empezar un partido sin la debida preparación, con prisas, sin poder centrar a los jugadores en lo que deben hacer, sin un buen calentamiento previo al partido…
Eres el primero que debe dar ejemplo en este tema de la puntualidad llegando el primero.
El calentamiento antes del partido debe estar perfectamente pensado para que salgan al encuentro con la seguridad necesaria evitando posibles lesiones.
Es importante advertir a tus jugadores el tipo de alimentación necesaria según la hora del partido. Dar a conocer qué tipo de alimentos no deben tomarse antes de un partido.
Preparación para el partido
En primer lugar, especifica los objetivos y planes para el partido, considerando las características y objetivos generales de tu equipo.
En segundo lugar, debes anticiparte a las dificultades más probables que surgirán en el partido. Por ejemplo, un entrenador de benjamines puede anticipar que sus jugadores perderán muchos balones cuando el equipo contrario les presione.
En tercer lugar, debes decidir qué harás para paliar esas dificultades. En el caso anterior, por ejemplo, podrás tener previsto advertir a los jugadores que no se preocupen y animarles cuando pierdan balones.
Al anticipar posibles dificultades, conseguirás que no le cojan por sorpresa, evitando enfadarse con los jugadores.
Los comentarios del entrenador
Cuida los comentarios que transmites a tus jugadores antes del partido. ¿Qué les dices?, ¿cómo controlas sus expectativas?, ¿cómo evitas que le den al partido más trascendencia de la que tiene?
En general, ante tus jugadores, mantén una actitud equilibrada respecto a los partidos. Antes del encuentro, no es conveniente que hables mucho sobre el partido, ni que te refieras al posible resultado, sobre todo utilizando comentarios estresantes como:
––«tenemos que ganar como sea»;
Recuerda a tus jugadores que lo importante es que aprendan y se diviertan jugando. Eso sí, esforzándose al máximo.
Aclárales que, pase lo que pase, lo importante es seguir mejorando. Deben centrarse en lo que tienen que hacer y olvidarse del resultado («pase lo que pase, nosotros a lo nuestro»);
Evita referirte a aspectos que los jugadores no puedan controlar directamente (el resultado del partido). Céntrate en aspectos controlables, fundamentalmente en las conductas que los jugadores dominen.
Por lo tanto, los objetivos del equipo antes de un partido deben ser, únicamente, objetivos de realización. Las instrucciones y tus comentarios deben centrarse, únicamente, en la conducta de los jugadores.
Además, en los momentos anteriores al partido, ten en cuenta que los jugadores suelen estar nerviosos, deseando que empiece el partido. En esas condiciones su capacidad para atender es muy reducida. Evita transmitirles mucha información o cualquier información compleja.
En estos momentos, limítate a recordar los tres o cuatro aspectos clave del partido. Señala «telegráficamente» las conductas concretas que estimes prioritarias entre aquéllas que los jugadores dominen.
Tu actitud como entrenador durante el partido
En los partidos, tu conducta puede influir decisivamente en el funcionamiento de tus jugadores, favoreciéndolo o perjudicándolo. ¿Cómo debes actuar para propiciar el mejor funcionamiento de tus jugadores para que la experiencia del partido sea más beneficiosa?
Mientras el balón está en juego
Durante los periodos de participación activa, tu comportamiento puede interferir negativamente en el funcionamiento apropiado de tus jugadores.
Por ejemplo, si desde la banda recriminas o das instrucciones a tus jugadores durante estos periodos, puedes propiciar que se pongan más nerviosos. Que, al tener que atender tus instrucciones, disminuya su concentración en el juego.
Por este motivo, es muy conveniente que te dirijas a los jugadores en los periodos de pausa y no en los de participación activa. Cuando consideres que debes hacerlo con el balón en juego, es bueno que las indicaciones estén dirigidas a lo que deben hacer en ese momento. Y no a aspectos que ya han sucedido antes y que quizá tengan importancia más adelante, pero que justo ahora no son relevantes.
Pensemos en un jugador que se ha despistado en defensa, propiciando que el atacante al que defendía consiguiera un tanto. Te enfadas y te levanta del banquillo para recriminar al jugador por lo sucedido, advirtiéndole que esté más atento la próxima vez.
Mientras recriminas al jugador, el equipo ya está atacando: los jugadores han sacado rápidamente y ahora mueven el balón para buscar un gol.
¿Qué ha sucedido? Tu comentario, quizá justo, ha sido inoportuno, perjudicando el rendimiento del jugador en la jugada posterior.
Favorecer la concentración de los jugadores
El hecho de referirte a un aspecto del juego distinto a lo que está ocurriendo favoreces una división de la atención del jugador.
- por un lado, el jugador tiene que escuchar y asimilar tu mensaje respecto al error defensivo;
- por otro, debes fomentar los estímulos clave para poder rendir bien en la tarea presente de ataque.
Tu intervención puede ser más eficaz si en lugar de actuar de forma impulsiva, lo haces metódicamente. Favoreces y no perjudicas la concentración del jugador.
Es más apropiado no decir nada en ese momento. Deja que el jugador esté concentrado en su tarea presente de ataque. Haz un comentario constructivo sobre la defensa justo antes de la siguiente jugada defensiva.
De esta forma, no alteras la concentración del jugador mientras participa en el juego de ataque. El comentario es mucho más eficaz al producirse en el momento oportuno para evitar un nuevo error.
Si transmites instrucciones en los periodos de participación activa, es conveniente que estén relacionados con la tarea que los jugadores realizan .
El fútbol es un deporte en el que se alternan las situaciones de defensa y ataque. Procura que en los periodos de participación activa tus instrucciones sobre aspectos defensivos se produzcan cuando el equipo esté defendiendo. Y tus instrucciones sobre aspectos ofensivos, cuando el equipo esté atacando.
Comentarios apropiados
En líneas generales, es bueno que durante los periodos de participación activa los jugadores actúen sin que les des instrucciones, limitándolo a momentos muy relevantes.
En los equipos con jugadores jóvenes esta medida es especialmente interesante. Se les permite que tengan iniciativa, asuman responsabilidades y desarrollen mejor su inteligencia en la toma de decisiones.
Evitar las frases despectivas y los insultos, adoptando un estilo positivo y constructivo que ayude a los jugadores.
Más que recriminar o corregir, en los periodos de participación activa resulta apropiado que indiques y refuerces conductas individuales o colectivas que quieras consolidar.
En el primer caso, comentas:
––«¡Berta, pasa el balón!» justo en la situación y el momento en que ese jugador puede realizar esta acción.
En el segundo caso, cuando el jugador pasa el balón, con o sin instigación, podrías decirle
––«¡Bien Berta!», justo después de producirse esta acción.
La indicación debes utilizarla con medida, pues no es adecuado que les digas a tus jugadores qué tienen que hacer en cada momento del partido. Recuérdales alguna conducta muy importante en momentos muy concretos. Esta estrategia puede ser muy apropiada para centrar la atención de los jugadores tras cometer un error.
El refuerzo debe ser muy generoso, sobre todo en los equipos de benjamines e infantiles. El entrenador debe aprovechar cualquier oportunidad que lo merezca para reforzar a sus jugadores.
Reforzar las acciones correctas de los jugadores, incluyendo su esfuerzo y sus iniciativas, es lo que debes hacer. En mayor medida cuando te diriges a tus jugadores en los periodos de participación activa.
Además de tu conducta verbal, cuida tus expresiones no verbales (tu actitud en el banquillo o al borde del campo, tus gestos, etc.). También de esta forma puedes afectar el funcionamiento de tus jugadores.
Controla los comentarios que puedan oír los jugadores que están en el banquillo. Evita insultos o frases despectivas hacia los que están jugando, o cualquier comentario que denote tu falta de control sobre el partido.
–– «¡Esto es un desastre!; ¡ya no sé qué hacer!».
Este tipo de comentarios propiciarán el rechazo y la desconfianza de los jugadores. Para los que en ese momento no juegan y los escuchan, como sus compañeros que juegan cuando se enteren más tarde.
En general, es conveniente que dirijas el partido sin gestos de desaprobación, enfado o desesperación respecto a las conductas de tus jugadores. Con una actitud tranquila que favorezca el buen funcionamiento del equipo y de ti mismo dirigiendo el partido.
Tu actitud como entrenador durante el descanso
Tu actividad en el descanso es fundamental. Bien aprovechado, puede ser de gran ayuda para que los jugadores se recuperen físicamente (en la medida posible). Se preparen para rendir mejor en el siguientes periodo de participación activa. Mal utilizado, es muy perjudicial. Facilita que los jugadores puedan tener imágenes o pensamientos negativos o reciban la influencia de elementos externos que alteren su funcionamiento óptimo.
El periodo de descanso tiene importancia: que los jugadores se recuperen. Vayan al cuarto de baño, beban agua, cambien o ajusten su equipación, rehagan sus vendajes, se pongan hielo para aliviar el dolor de un golpe, etc. Además, que puedas dirigirte a ellos para mejorar su rendimiento en la segunda parte.
Éste es el objetivo que debes mostrar cuando hables con tus jugadores en el descanso del partido. Propiciar que mejore su rendimiento en la segunda parte. Aplazando para otro momento cualquier comentario sobre lo ocurrido en el primer tiempo que no sea relevante para conseguir este objetivo.
Establece una rutina de funcionamiento en el descanso, incluyendo todas las actividades propias de este periodo; de esta forma, podrás aprovechar mejor el tiempo disponible.
Después, antes de dirigirte a los jugadores, es aconsejable que medites brevemente lo que quiere decirles en lugar de actuar impulsivamente, sin una estrategia.
La pausa del descanso es muy valiosa y no debes desaprovecharla improvisando según dicte tu estado de ánimo.
En poco tiempo, debes decidir cuáles son tus objetivos y tu estrategia para obtener el máximo rendimiento del descanso.
Al impartir instrucciones, es conveniente que sigas la pauta que, en general, debe predominar en un partido: pocas, precisas y muy claras. Centradas en las conductas concretas que los jugadores deban realizar en la segunda parte.
Recuerda, corrige o refuerza acciones del primer tiempo, siempre que sean relevantes para el segundo tiempo, finalizando con instrucciones muy específicas para la segunda parte.
El tipo de conductas del primer tiempo que debes reforzar con el propósito de que vuelvan a repetirse en el segundo tiempo, deben ser:
- conductas de esfuerzo (anticiparse en defensa, correr el contraataque, etc.);
- conductas de concentración (reaccionar a tiempo en defensa y en ataque);
- conductas de control (pasar bien el balón, no hacer faltas cerca del área, etc.);
- conductas de cooperación (jugar con el portero, pasar al compañero desmarcado, hablar en defensa, ayudas defensivas, etc.).
Sin embargo, no es conveniente que destaques conductas esporádicas de habilidad (por ejemplo: un regate espectacular).
El refuerzo servirá para fortalecer la autoconfianza de los jugadores, al destacar conductas que dependen de ellos mismos en un porcentaje muy alto.
Finaliza tu charla especificando los objetivos prioritarios para la segunda parte y transmitiendo un mensaje optimista que anime a los jugadores.
Los padres en los partidos
Supuestamente, les aclararás a los padres a principios de la temporada que el comportamiento fuera de lugar o grosero no es aceptable. La mayoría de las madres y los padres entienden este concepto y controlan sus emociones.
Si te encuentras con un padre que no está cumpliendo con estos requisitos durante algún partido, dile cordialmente que está convirtiéndose en una molestia para los demás.
Algunas ligas emplean una política de “cero-tolerancia”. Los árbitros pueden parar un partido en cualquier momento y exigir que un padre que esté abusando verbalmente se retire del campo. Si el padre no quiere retirarse, el árbitro normalmente tiene la opción de darle el partido por perdido al equipo de la persona expulsada. Aunque esto parezca algo muy drástico, las políticas de cero-tolerancia han logrado una gran diferencia en el comportamiento de los padres.
Debes tener mucho cuidado al enfrentarte a un padre que esté enojado y fuera de control, particularmente si sus hijos están presentes.
Los enfrentamientos entre los padres tienen muy pocas veces resultados positivos. En realidad, generalmente empeoran una situación que ya es bastante complicada. El hecho de que un padre esté gritando en un partido sugiere que él o ella ha perdido la perspectiva. Seguramente no sea muy capaz de entender que no es bueno para nadie. Si intentas solucionar el problema y no obtienes buenos resultados, aléjate hasta que el padre se calme un poco.
Prepara un código o protocolo de funcionamiento. Todos los padres necesitan tener un conocimiento de tus expectativas como entrenador y entender cómo afrontar correctamente la competición.
Tu actitud como entrenador tras el partido
Al finalizar el partido, es conveniente que adoptes una actitud equilibrada con independencia de lo sucedido. No es bueno que estés eufórico el día que se gana y se juega bien. Tampoco que estés deprimido el día que se pierde y se juega mal.
Recuerda que los partidos son una experiencia formativa única. El final es uno de sus principales momentos.
Una vez terminado el partido, los jugadores deben aprender a tolerar la frustración de la derrota o el mal juego. También a situar la victoria y el buen juego en una perspectiva apropiada.
Eres un modelo de comportamiento. Debes mostrar conductas adecuadas que los jugadores tiendan a imitar; y lo mismo debe aplicarse a los padres de los jugadores.
Al acabar el partido es importante que controles tus emociones. Enseña a tus jugadores a felicitar al equipo contrario y al árbitro, mostrándote tranquilo y respetuoso.
El partido ha terminado y ya habrá tiempo para analizarlo. Ahora, lo importante es que muestres tu apoyo a los jugadores. No hace falta que organices una charla ni que, por ejemplo, intentes convencer a los que estén tristes de que no importa haber perdido. Basta que estés allí, con ellos, que les des alguna palabra de ánimo (sin excederse) y que se despida con optimismo hasta el siguiente entrenamiento.
No es éste el momento de analizar nada, ni de explicar nada, ni de corregir nada. Los jugadores deben tener tiempo para vivir sus emociones con tranquilidad, pues este aspecto también es parte del proceso formativo que propicia el fútbol.
Análisis del partido
Ya ha pasado todo pero tu trabajo como entrenador no ha terminado. Necesitas saber qué aspectos debes seguir mejorando en los próximos entrenamientos y partidos. Por eso utilizamos herramientas de trabajo adecuadas.
El Vídeo Análisis es una herramienta bastante profesional. Nos permite en tiempo real seleccionar todas las jugadas de un jugador o de un equipo para poder estudiarlas y analizarlas.
Una vez ordenadas por temas, puedes repasar con tus jugadores cada una de las jugadas del partido. Es el momento ideal para corregir y ayudarles a darse cuenta de qué aspectos pueden mejorar.
A modo de conclusión
- Acepta los errores en el campo con optimismo.
- Reconoce el mérito de tus jugadores cuando intentan hacerlo correcto aunque no tengan éxito.
- Anima a los jugadores tras un error.
- Intenta que se centren rápidamente en la tarea inmediata.
- Valora el rendimiento de sus jugadores no en función del resultado del partido.
- No digas a los jugadores continuamente lo que tienen que hacer.
- No insultes o ridiculices a los jugadores.
- Dirige el partido con objetividad, con independencia de la situación del marcador.
- No insultes o protestes a los árbitros.
- Transmite mensajes positivos a los jugadores.
- No dediques el tiempo de los descansos a recriminar a los jugadores por sus errores del primer tiempo.
- Evita gestos o comentarios de desaprobación hacia tus jugadores
- Felicita al entrenador contrario después del partido e inculca a tus jugadores que deben hacer lo mismo con los rivales.
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2 comentarios en “Cómo dirigir bien un partido de fútbol”
GRACIAS MILLL SON BUENOS LOS APORTES PARA NOSOTROS QUE SOMOS DIRECTORES TECNICOS .
SOY DE LA REGION DE PIURA – PERU
Gracias Hugo, espero que los puedas dar a conocer a otros DT. Un abrazo desde Barcelona!!!!