Son muchos los niños que sueñan cómo ser futbolista profesional. Hoy sigo con la mirada a este padre que lleva de la mano a su hijo de 10 años de un campo de fútbol a otro, de un club a otro, en busca de categoría. El padre tiene un aire de comerse el mundo. Su mirada lo dice todo: lleva un portento en sus manos y está buscando un equipo con el nivel suficiente para su hijo porque donde está no se lo reconocen. Lo lleva de aquí para allá y ya se ve prácticamente rodeado de periodistas, de contratos multimillonarios, etc.
Mi hijo será futbolista profesional
Este padre existe hoy en día en nuestro país, en nuestra ciudad, en nuestro club. Son padres muy especiales que no se dan cuenta de lo que están haciendo, del problema en el que se están metiendo.
Mi hijo vale para el fútbol
Reconozco que el niño es un buen jugador pero lo que el padre no se da cuenta es que como él hay doscientos mil. Sin embargo –amor de padre– piensa que su hijo es único, un fuera de serie, una potencia futbolística por descubrir. Según él, los entrenadores no saben apreciar la calidad que tiene su hijo y cuidado con el que se atreva a interrumpir la brillante carrera del chaval.
Presión sobre el hijo
Cuando hablas con el jugador, te das cuenta que es un niño y nada más. Con ilusión, con ganas de hacerlo muy bien, con sus cualidades y con sus defectos. Pero en cuanto empieza el entrenamiento, el entrenador se queda impactado. Cada minuto tiene al padre encima corrigiéndole, instigándole, abroncándole. El niño no sabe qué hacer y cada dos por tres está mirando a su papá para saber si está contento con su actuación o no. No arriesga porque se la juega. No quiere que su papá quede decepcionado. Después de lo que ha dicho delante suyo a los demás padres sobre él, no puede defraudarle.
No rinde más porque está bloqueado
La presión es tan alta que el niño queda completamente bloqueado. En realidad no es él el que está jugando. Son sus piernas las que golpean el balón pero, en el fondo, es su padre el que está entrenando, el que está jugando. Es un robot que hace lo que le dice su padre.
¿Qué estás buscando con esta actuación? ¿Crees que tu hijo rinde más gracias a tus consejos? Pues estás muy equivocado. Tu hijo no crece sino que decrece. Posiblemente tiene un gran potencial pero si no le dejas en paz, todo esto puede perderse sin posibilidad de recuperarlo. Un día se cansará de todo y lo dejará. Lamentablemente es algo que estoy viendo con frecuencia en el fútbol formación y me da mucha pena cuando ocurre. Ojalá este artículo sirva para que un solo padre cambie de actitud.
Déjalo con la libertad necesaria para que crezca libre, sin tus bloqueos continuos. No seas egoísta y déjale que disfrute como el quiere hacerlo.
Tiene talento pero no será futbolista profesional
Termina el entrenamiento y se acerca el entrenador para comentarme que este jugador demuestra talento pero es una pena el padre que tiene. Prefiere tener un jugador con menos talento para poder evitar un padre así en el equipo. ¿Te das cuenta de lo que estás consiguiendo con esta actitud? Te estás cargando la posibilidad de que tu hijo sea bien aceptado en un buen equipo. Solo porque te empeñas en dirigirlo. No eres entrenador, simplemente eres su padre. Cuando consigas ser simplemente su padre, las cosas cambiarán en tu hijo. De repente, en poco tiempo, esas barreras quedarán liberadas y todo el talento de tu hijo quedará al descubierto y será feliz jugando al fútbol.
Los padres que han practicado deporte en serio
De vez en cuando, me encuentro a padres que han sido deportistas de élite. Son pocos pero los hay. Me llama la atención la forma de pensar sobre su hijo. Parece ser que la experiencia deportiva que han tenido les da un fuerte sentido común que les lleva a actuar con una total coherencia. Aunque saben mucho sobre deporte, se mantienen muy separados del niño para que pueda disfrutar. Respetan mucho las decisiones de los entrenadores y se limitan a ser padres. No les aprietan y saben lo duro que es todo esto. No quieren caer en el error que quizá cometieron sus propios padres que solo pensaban en cómo ser futbolista profesional.
Cuando las cosas empiezan a ir mal
De vez en cuando aparecen padres que vienen muy decepcionados de otros clubes. Siempre es la misma historia: no están contentos con el trabajo que allí se realiza y no han comprendido a su hijo. En la mayor parte de los casos, lo que ha ocurrido es que el niño ha empezado a jugar menos en el equipo y el padre se ha cansado de esto porque piensa que no valoran el talento de su hijo. Y, a partir de ahí, parece que en el club donde estaba todo lo hacen mal.
Al final quedan los que más rinden
En el mundo del deporte colectivo, hay un momento en que el entrenador debe tomar decisiones importantes con respecto a los jugadores que tiene. Los que más le rindan son los que va a utilizar durante la competición porque el fútbol es un deporte en el que se enfrentan varios equipos en una competición con la idea de ganar partidos. Es lógico que se vaya haciendo una selección y que al final quedan los que más rinden.
Quiero decir con esto que no podemos evitar que la base del fútbol sea amplia y que el camino se va estrechando, llegando muy pocos a ser futbolista profesional. Esos pocos que quedan son los jugadores de élite que juegan al fútbol en las máximas categorías del fútbol base actual. Solo lo pueden hacer los mejores y son muy pocos comparados con los que practican este deporte.
Determinar quiénes son los mejores
El problema está en determinar quiénes son los mejores. Los entrenadores son los que lo deciden y los que forman estos equipos para enfrentarse contra lo mejor de las ligas de élite del país. Sin embargo, algunos padres, al no ser escogidos entre este grupo de élite, en lugar de aceptar la situación real de su hijo, lo llevan de la mano a uno y a otro equipo para intentar colocarlo como sea dentro de este fútbol de élite.
Cuando un padre acude para ofrecer a su hijo en la máxima categoría, inmediatamente le aclaramos que si viene a buscar categoría, no hace falta que haga la prueba porque no aceptamos condiciones. El niño estará en la categoría que se merezca y se lo tendrá que ganar él con su esfuerzo y su talento. Si lo acepta, bienvenido, y si no lo acepta, que son la mayoría, entonces no nos interesa que esté con nosotros.
Aprender y divertirse
Es una gran satisfacción escuchar con bastante frecuencia a padres que vienen con su hijo simplemente con la idea de que el niño aprenda y se divierta. Son padres con mucha más coherencia y que al final consiguen que su hijo disfrute jugando al fútbol y que domine en serio los secretos de la técnica.
Normalmente los niños que buscan categoría y no la tienen, lo pasan mal porque no están jugando en el nivel que les corresponde y al final se cansan porque no pueden con ello. Además, lo que suele ocurrir es que el entrenador cuente poco con él y no juegue lo que uno desearía jugar.
Historias reales de cómo ser futbolista profesional
Fito
Fito sueña en cómo ser futbolista profesional es un jugador que acaba de llegar. Lo conocemos perfectamente porque estuvo en un curso de verano. Tiene buen nivel pero, durante todo el primer trimestre, no ha podido entrenar. Empieza el primer entrenamiento y lo vemos falto de ritmo. Le decimos al padre que todavía no está para jugar en el primer equipo. El padre insiste que debe estar en el “A” porque viene de un equipo de primer nivel. Le convencemos que debe ser poco a poco, que debe ser él mismo el que tiene que demostrar dónde puede estar. El entrenador, que no es tonto, lo colocará en el “A” por méritos propios y no porque un padre insista.
Paco
Paco es un jugador que está en el “A”. Muy trabajador, muy buena persona…Pero el nivel del equipo cada año va subiendo más y él se ha quedado un poco atrás. Le cuesta mucho mantener el ritmo y la exigencia que se pide en la categoría ya que el equipo, poco a poco, ha ido subiendo. Este año el entrenador ha decidido que se quede en el “B”. Es una decisión difícil, por la antigüedad del jugador en la institución, pero es ley de vida. En el “A” deben estar los mejores. Y esto es algo que va cambiando con el tiempo porque no todos tienen el mismo desarrollo físico, técnico, táctico y psicológico. Paco se ha quedado un poco estancado.
La reacción de los padres es, en este caso, negativa. Mientras las cosas iban bien y el niño jugaba, la institución era algo maravilloso para ellos. Pero, cuando el niño cambió de categoría, los padres no lo aceptaron pensando que era una injusticia por parte del entrenador. Siempre es el entrenador el que recibe y no siempre es justo que esto pase así.
Pero los años pasan inexorablemente y es justamente el tiempo el que me da la razón. Acabo de fijar la mirada en un chico que, tras jugar su partido, sale sonriente del vestuario. Los padres no aceptaron en su momento la decisión de apartarle del primer equipo. Ahora juega en el “B” y, con el tiempo, tanto los padres como él mismo, se han dado cuenta de que quizá no será Messi pero que nadie le va a quitar los buenos momentos que está pasando con el fútbol y con sus amigos.
Tu hijo no será futbolista profesional
No es buena política contemplar la vida en condicional, como lo que habría podido ser si fuéramos de otra manera o tuviéramos otros dotes o hubiéramos actuado de otra forma.
Que nuestros hijos sean buenas personas
Un chico o una chica un poco feos o no muy listos , difícilmente llegarán a ser guapos o inteligentes, pero pueden ser simpáticos, agradables, buenos profesionales y hombres y mujeres excelentes.
Lo mismo ocurre en el fútbol, puede ser que nuestro hijo no tenga unos grandes dotes para llegar a ser profesional pero puede ser una extraordinaria persona y con una familia encantadora y con una buena profesión.
Dejarlo claro desde el primer momento
Siempre que puedo, en las reuniones que organizamos con los padres al final de los cursos intensivos, intento decirles, con palabras muy claras, que ninguno de sus hijos va a llegar a ser futbolista profesional. Que el que así lo piense, está muy equivocado y que este no es el enfoque que hemos de darle al deporte de su hijo.
Normalmente este mensaje tan claro cala mucho en los asistentes. Por lo menos, les hace pensar cómo están afrontando el deporte de su hijo.
Alguno puede pensar que estamos echando piedras sobre nuestro propio tejado porque en principio, una escuela de futbolistas debería tener como objetivo sacar grandes jugadores que mas adelante fueran profesionales del fútbol. Pero por lo visto, ahora nos dicen que esto no va a ser así.
Vivir engañados
Los adultos no podemos vivir engañados pensando que nuestro hijo va a ser distinto a los demás hijos que pasan por aquí. Con los dedos de las manos se pueden contar los jugadores que han llegado a ser profesionales en la primera división española que han pasado por nuestra Escuela de Futbolistas.
Muchos de ellos, lo han dejado cuando estaban ya en lo más alto por diversos motivos.
“Uno de cada 10.000 niños llega a jugar profesional. ¿Será ese tu hijo? No lo creo y estás equivocado si crees que en tu caso será distinto.”
El niño tiene derecho a soñar en ser futbolistas profesional
Sin embargo, cuando me reúno con los jugadores, nunca les digo esto. Pienso que es un sueño normal que todos hemos tenido en su momento. ¿Quién no ha soñado en ser piloto, bombero, futbolista…? Los niños tienen derecho a soñar porque es una ilusión que les llena por el momento y les empuja a seguir esforzándose por conseguirlo.
Entonces ¿hemos de dejarles que vivan engañados? No es un engaño, es una ilusión, una meta que para ellos es actualmente alcanzable. Esos objetivos a largo plazo ayudan al niño a esforzarse por conseguir metas y hemos de aprovecharlo para inculcarle esos hábitos que le ayudarán a intentarlo, a la vez que adquieren esos valores para toda la vida.
El tiempo pone a cada uno en su sitio
Conforme se hace mayor, el mismo jugador se van dando cuenta de que, a lo mejor, ya no llegan a ser futbolistas profesionales en primera pero puede ser que lleguen a segunda, y con un poco más de tiempo, se van resituando ellos mismos.
Posiblemente se den cuenta al final que el fútbol les ha servido para disfrutar de este deporte y para ser mejor persona ya que año tras año han tenido que esforzarse para conseguir los objetivos que el entrenador les ha ido marcando, han hecho amistad con mucha gente, han conocido otras culturas y otros lugares que quizá no hubiera tenido la ocasión de realizarlo.
En definitiva, ha tenido que superar muchas dificultades, muchos disgustos, muchas situaciones que le han servido luego, en la vida, para afrontar el día a día con su familia o en su empresa.
Fútbol: un buen recurso para todos
Hemos de ofrece a cualquier niño que lo desea, la posibilidad de aprender a jugar al fútbol aunque uno no tenga esas grandes cualidades que le lleven a ser una estrella.
Queda claro que no hemos de plantearnos ese objetivo como padres y, sin embargo, hay que desarrollar otros objetivos complementarios que son más reales e importantes: ser un buen estudiante, ser una gran persona, tener muchos amigos, crear un ambiente adecuado para el desarrollo personal, etc.
El daño que producen los medios de comunicación
Uno de los grandes problemas que tenemos son los medios de comunicación. Este año, gracias al departamento de prensa, hemos tenido que cubrir muchas entrevistas de la radio y de la televisión de todo el mundo y la pregunta siempre es la misma.
Cuando la Televisión Española quiso cubrir el evento del Campeonato del Mundo de Escuelas de Fútbol, las únicas preguntas que se les ocurría formular eran: cuántos equipos participaban y cómo iban los resultados, quién ganaba y quién perdía. Intentábamos dejar claro que lo más importante no eran los resultados de la competición sino lo que se estaba consiguiendo a través de esa competición. En definitiva, se plantean únicamente cómo ser futbolista profesional.
Como si hablara chino. No entendían. Les explicaba que todos los equipos que acuden a esta competición deben aceptar participar también en el curso de tecnificación que se desarrolla en esos mismos días.
Jugadores de todos los países del mundo se mezclan entre ellos en una convivencia intercultural impresionante. Solo aceptamos equipos que tengan claro que esta es una competición formativa donde los valores del juego limpio, del respeto y el compañerismo están por encima de los resultados.
Las páginas web de todas las escuelas de fútbol, mal llamadas así, son simples tablas clasificatorias de los equipos de diferentes categorías y proclamas de los padres y entrenadores a conseguir ganar el domingo a tal o cual equipo. ¿Es eso lo que las escuelas de fútbol deben buscar? ¿Es este el objetivo de los padres?
Vamos a cambiar la concepción del fútbol base, paso a paso
Como se puede ver, lo que importa es cómo ser futbolista profesional. Pero no cabe duda que lo vamos a cambiar. Porque en todas partes encontramos muchos padres con una idea muy clara de lo que quieren con sus hijos: divertirse practicando este deporte, porque saben les encanta.
“Aunque los otros hacen mucho ruido, somos muchos más los que pensamos así.”