Cómo ser un buen entrenador de fútbol

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

¿Cómo ser un buen entrenador de fútbol? ¿Realmente quieres ser un buen entrenador? Te adelanto que el camino que quieres recorrer para llegar a serlo es muy duro.  Pero pienso que vale la pena que te tomes en serio el reto que significa dirigir un equipo.  Estoy seguro que obtendrás grandes satisfacciones a lo largo del trayecto. Mi labor será acompañarte, paso a paso, para ayudarte a descubrirlo. 

¡¡Disfrutemos juntos!!

Qué se necesita para ser un buen entrenador de fútbol

Cómo ser un buen entrenador de fútbol: ¿Qué se necesita?

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

Si deseas ser un entrenador eficaz, debes siempre convencer en lugar de imponer. Cuando consigues convencer, ya lo tienes todo ganado. Todo lo que les digas a tus jugadores lo harán, no porque lo indiques, sino porque estarán convencido que es lo mejor para ellos.

Tú puedes decirle a un jugador muchas veces que dispare con su pierna izquierda, y lo hará porque se lo exiges. Pero si consigues convencerle de lo importante que es eso para su progresión como deportista y de las ventajas que va a tener ese esfuerzo a largo plazo, entonces tendrás la certeza de que todo funcionará, porque el jugador lo va a realizar siempre que pueda y con toda la intensidad del mundo, sin que tú se lo tengas que repetir muchas veces.

Un buen entrenador es un catalizador del aprendizaje 

Debes conseguir en tu equipo una confianza total en lo que les transmites. Además, debes ser competente para comunicar bien. Es entonces cuando alcanzas la eficacia. La confianza permite crear el clima que produce la fertilidad en el aprendizaje.

Y esa confianza la crea el buen entrenador con su grupo. La clave del éxito en una escuela de futbolistas se encuentra en la calidad de sus entrenadores, que deben ser capaces de crear ese clima de confianza entre los jugadores, los padres, la directiva y el resto de entrenadores.

Transmisores de optimismo

Un buen entrenador sabe lo importante que es confiar en la capacidad de trabajo de sus jugadores. Ellos responden con autoexigencia a los diferentes retos que van apareciendo a lo largo de su aprendizaje, en lugar de acogerse al fatalismo simplón. Responden ante esa confianza con esfuerzo y, con el tiempo, van modelando sus capacidades.

Trasmite a tus jugadores el mensaje de “trabajo duro”, si desean conseguir objetivos ambiciosos. Que los grandes deportistas han alcanzado la cima desarrollando una extraordinaria capacidad de trabajo

Algunos argumentan que jugadores como Messi nacen con algo innato.  Y no lo negamos, en absoluto. Pero cuando profundizas en su vida personal encuentras muchas horas de infancia jugando con el balón hasta conseguir niveles extraordinarios. El talento hay que pulirlo.

El estímulo del esfuerzo es necesario para todos los jugadores, tengan mucho o poco nivel técnico. Todos tienen algo que mejorar. Tú como entrenador puedes lanzar con claridad este mensaje: 

“Todos podemos llegar a mejorar como futbolistas y como personas, está en vuestras manos el conseguirlo o no”.

Los jugadores siempre deben encontrarte con los brazos abiertos, disponible para ayudarles en su afán de superación constante. Esa seguridad que encuentran en ti es la base de su crecimiento personal.

En un ambiente de disciplina

La formación de un niño se parece a la del cultivo de un árbol. Si recibe las atenciones pertinentes de joven, crece bien. Pero si se abandona, se desarrolla según el capricho del viento: 

“Árbol que crece torcido, jamás su tronco endereza”

Refrán

No es buena una educación rígida como la que quizá recibieron nuestros padres y está claro que es bueno educar a los hijos con cierta libertad, pero tu labor como entrenador es que sepan que existen normas que se deben cumplir. La experiencia nos dice que la disciplina que encuentran los jugadores es fuente de seguridad, porque saben en todo momento dónde están y cómo deben actuar.

A los padres les encanta detectar en un centro deportivo esa disciplina que expresa seguridad y seriedad. Y los chicos la valoran y aprenden a respetar esas normas con responsabilidad.

La puntualidad, el respeto a los demás, la uniformidad, el esfuerzo, la intensidad, el orden, etc., son normas habituales que debes transmitir desde el primer momento que tus jugadores pisan la ciudad deportiva. Eso facilita mucho las cosas y crea un ambiente propicio para el aprendizaje.

La estrategia de la confianza

El éxito y la confianza es lo que realmente motiva a tus jugadores a esforzarse por mejorar. El jugador que confía en ti encuentra estimulante esforzarse sin buscar un resultado inmediato y sin importarle el grado de dificultad de la meta. 

Cuando decide dar el paso de esforzarse, ocurren cosas maravillosas porque se siente orgulloso de su comportamiento, aprende más, fortalece su personalidad y, en el fondo, se prepara mejor para la vida real.

Como puedes ver, tus jugadores, mientras aprenden a jugar al fútbol, consiguen conocerse mejor a sí mismos, descubren cómo diseñar nuevas estrategias de éxito ante las dificultades y saben someterse a la disciplina del esfuerzo.

En definitiva, si eres capaz de crear en tus jugadores un ambiente de estímulo, seguridad y confianza, no hay métodos malos en manos de un buen entrenador.

Dinero para nada

Hoy en día existe una tendencia que lleva a pensar que, invirtiendo más dinero, podemos conseguir mejores escuelas de fútbol y mejores resultados pero esto no es así. 

Existen escuelas de fútbol con unas instalaciones inmejorables, con un material deportivo de primera clase, con un número increíble de entrenadores, con medios informáticos de última generación…y, sin embargo, la calidad de enseñanza de esas escuelas deja mucho que desear. 

Es cierto que es necesario el dinero para conseguir una buena calidad, pero el dinero por sí mismo no la garantiza. Tanto es así, que algunas personas están planteándose que quizá en algunas escuelas se está gastando demasiado.

Pero, volviendo al tema, un entrenador malo continúa siendo malo aunque tenga todos los medios y recursos imaginables. El buen entrenador es capaz de obtener el máximo rendimiento de cada alumno, independientemente de los recursos que posea.

Trabajar muy bien con los más pequeños

Si te fijas un poco, te das cuenta que hay muchos jugadores con dificultades  específicas porque no se ha trabajado con ellos la técnica y la coordinación, desde que eran pequeños. Por este motivo, en un club hay que procurar siempre poner buenos entrenadores especialistas trabajando con los más pequeños. Al ser entrenadores competentes, detectan inmediatamente las dificultades de aprendizaje, en cuanto apuntan, y son capaces de tratarlas preventivamente de manera personalizada.

Llegan a su madurez mejor preparados

Un buen trabajo a partir de los 4 ó 5 años permite una progresión mayor en el aprendizaje porque, a estas edades, los niños son muy moldeables. En poco tiempo el jugador puede corregir y pulir aquellos aspectos que necesita mejorar. Cuando llegue a su madurez, mostrará una formidable preparación en su coordinación neuromotora. Esto le permitirá practicar cualquier deporte en unas condiciones óptimas. De ahí la importancia de realizar un buen trabajo con los más jóvenes.

Sin embargo, lo que vemos en la mayor parte de las escuelas y equipos de fútbol es que este trabajo tan importante se delega en chicos jóvenes, sin experiencia, que hacen lo que pueden, con muy buena voluntad pero sin los conocimientos necesarios para conseguir unos objetivos estimulantes para el niño. 

Los jugadores llegan mal preparados a la siguiente etapa y el aprendizaje, entonces, es más dificultoso para ellos. Como entrenador te das cuenta que debes intervenir con más esfuerzo para poder llegar a conseguir un buen rendimiento de estos chicos. Es una pena lo que está ocurriendo, y los padres acaban desesperados porque se dan cuenta que su hijo ha perdido un tiempo precioso. Se ha divertido pero ha aprendido poco.

Aprender debe ser divertido

Otro aspecto interesante para tener muy en cuenta en esas edades tempranas es que el niño debe divertirse entrenando. Recuérdalo siempre. No puede ser que tus entrenamientos sean parecidos a los que practicabas cuando eras un adulto. Normalmente son poco adecuados para la iniciación deportiva.

Recuerdo un entrenador que se estaba formando. Recibió el encargo de dirigir a un grupo de niños de 6 y 7 años. La sesión de entrenamiento estaba muy bien preparada y tenía muy claros los objetivos que perseguía, pero a los niños se les veía muy aburridos

Es como si les hubieras metido en un aula universitaria. No eran capaces de aprovechar esa clase y pronto desconectaron, aburridos. El entrenador  de esta historia acabó orgulloso de la clase impartida, pero los jugadores no habían aprovechado nada esa brillante enseñanza.

Aprender jugando

Una vez aclarado el error, adaptó la clase a los niños que tenía y utilizó una metodología diferente, mediante juegos en los que se competía, mediante retos cortos y variados y utilizando un vocabulario al alcance de los niños. El entrenamiento cambió por completo, a los niños se les veía ahora metidos en los ejercicios, disfrutando como nunca y aprendiendo…

Con este ejemplo quiero dejarte claro que el ambiente de trabajo en los entrenamientos debe ser intenso, fomentando el esfuerzo ante los retos y la resistencia ante los fracasos. No existe otro camino para llegar a la excelencia en la formación. Sin disciplina, sin orden, sin esfuerzo, es imposible que tus jugadores progresen y lleguen a metas altas.

La importancia de equivocarse

Juan va a lanzar un penalti y está muy nervioso. Lo lanza, lo falla y el equipo pierde el partido. Una situación bastante normal en el juego del fútbol. 

Enseña a tus jugadores a enfocar siempre de forma positiva estas situaciones adversas. Lo conseguirás si eres capaz de que comprendan y asuman que están en un período de formación, entonces todo es más sencillo para ellos.

Lamentablemente, aquellos entrenadores que lo único que buscan es ganar, las derrotas y los errores se convierten en fracasos y lo único que consiguen es una frustración en sus jugadores, que no les permite avanzar.

Aprendizaje a través de los errores

Debes dar mucha importancia al aprendizaje a través de los errores. El ambiente que transmites debe ser de tanta confianza en el jugador que, lejos de desmotivarlo, le ayudes a mejorar como jugador y como persona.

Tus jugadores deben ver, en todo momento, que para conseguir lanzar bien los penaltis, hay que fallarlos muchas veces. Cada vez que fallan, deben pensar en la causa del error, para no volver a caer en él y de esta forma mejorar. Ese esfuerzo por buscar el error les hace superarse como futbolistas y como personas.

Fallar no es un drama ni para ti ni para tus jugadores. Perder un partido debe ser el punto de inflexión para crecer más. Trabaja duro para conseguir siempre darle la vuelta a esta sensación pesimista del deporte que lo único que hace es generar ansiedad y frustración.

Confianza en su entrenador

Que tus jugadores siempre puedan preguntarte qué es lo que han hecho mal, por ejemplo, al lanzar y fallar el penalti. Siempre debe existir este ambiente de confianza para que puedan consultarte las cosas. Y siempre hay que demostrar, por tu parte, interés que se concreta en dedicarles tiempo para ayudarles a que descubran por sí mismos, o con un poco de tu ayuda, las causas del error. 

No deseamos el error, pero no debe ser un motivo de vergüenza ni desánimo. Hay que darle la vuelta a la situación y convertirla en un motivo de aprendizaje crítico.

Educa la responsabilidad sin buscar excusas

Estimula a tus jugadores continuamente y detecta las expectativas individuales de cada jugador. Es bueno que sean ambiciosos en sus metas, que crean que es posible mejorar si ponen esfuerzo y trabajan duro. Tu labor como entrenador es que comprendan que… 

“…no hay excusas para el fracaso, ni atajos para el éxito”.

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

Enséñales que el tiempo es oro. Si valoran la oportunidad que tienen para aprovechar el tiempo al máximo, conseguirás que aprendan mucho. Tus jugadores estarán motivados para entrenar a la máxima intensidad

Demuéstrales siempre tu gran compromiso en los entrenamientos. Llega muy puntual, cumple el horario de forma estricta y dedica todo tu tiempo a mejorar a tus jugadores. Con tu ejemplo, consigues que tus jugadores se comprometan más.

Todo esto hace que los jugadores desarrollen durante toda la temporada un gran sentido de responsabilidad, que les sirve para toda la vida.

Trasmite valores a través del deporte

Muchas son las escuelas que proclaman su preocupación por la formación en valores, pero pocas las que muestran un programa real de aplicación en la vida deportiva de los chicos. Hace falta incorporar en los clubes una metodología específica y preparar de forma específica a los entrenadores para que esto sea una realidad.

Para un niño no hay mejor manual de ética —ni más completo, ni más creíble— que tu conducta como entrenador. 

“Los jugadores aprenden más por lo que ven que por lo que oyen”. 

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

Tienes la responsabilidad de ser un modelo para tus jugadores. Este es un punto en que todos podemos mejorar un poco más.

Uno de los aspectos que más importa a la hora de contratar a un entrenador para el fútbol base es su personalidad. ¿Será capaz de transmitir esos valores con su ejemplo? Y esa es la pregunta que te formulo hoy a ti.  Si quieres ser un buen entrenador, empieza por ahí. Tendrás el camino bastante afianzado.

Ayúdales a ser buenas personas, a través del deporte

De igual modo, cuando acudan jugadores para incorporarse a tu equipo de fútbol, siempre date un tiempo para conocerles más a fondo, ya que nos interesa que jueguen bien al fútbol pero, especialmente, que lleguen a ser buenas personas. 

Por ese motivo es interesante conocer a sus padres, ya que son ellos los principales responsables de la educación de sus hijos y hemos de apreciar si ofrecen el modelo adecuado que se persigue o, como mínimo, si van a entender el trabajo que pretendes realizar con los chicos.

El tema de la actitud puede darnos para mucho, ya que es fundamental para el desarrollo del deportista y de la persona en general.

Debes ser un entrenador comprometido

Con todo esto, hemos de concluir que si se quiere hacer las cosas bien en el mundo del fútbol debes ser un entrenador comprometido. Es la clave para conseguir el éxito, que se basa en la calidad de tu enseñanza y no en los resultados, aunque estos también llegan cuando detrás hay una buena formación.

Cuando conseguimos esa calidad en su aprendizaje, el ambiente que se respira es tan bueno que son capaces de alcanzar objetivos que jamás podías imaginar.

Técnicas para ser un buen entrenador de futbol

Ser un buen entrenador de fútbol es la clave para mejorar tu club

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

¿Quieres conocer la fórmula mágica para conseguir una escuela de fútbol de calidad? 

No pienses que lo encontrarás en unos ejercicios extraordinarios diseñados tras cientos de horas de visualizar vídeos de YouTube donde los grandes entrenadores enseñan sus sistemas de juego.

Tampoco el éxito lo encontrarás en las nuevas tecnologías, las máquinas de entrenamiento, la neurociencia…Nada de todo esto es la clave del éxito. Te lo explico ahora.

Cuando me preguntan por la clave del éxito de una escuela de fútbol, siempre respondo que se basa en una buena formación del entrenador. Tu no puedes dedicarte simplemente a transmitir técnicas y movimientos en el terreno de juego. Debes ser, también, un modelo para sus jugadores.

Ser un modelo para tus jugadores

Tu actitud hacia el trabajo, tus hábitos, tu comportamiento y tu honradez forman parte esencial del mensaje que transmites, con frecuencia de forma inconsciente. 

Si deseas ser un buen entrenador, además de enseñar fútbol porque posees buenos conocimientos y, de dar un buen ejemplo, transmites unos modelos muy interesantes a tus jugadores que les sirven de guía en su conducta. De ahí tu gran responsabilidad, ya que tu influencia en el jugador puede ser muy grande, tanto para bien como para mal.

Tu gran ilusión como entrenador es conseguir que tus alumnos lleguen a ser grandes futbolistas y grandes personas. Para conseguirlo, hay que poner mucho esfuerzo en el día a día para sacarles el máximo rendimiento. 

“Tu éxito no está en tus victorias en el terreno de juego, sino en el impacto que dejas en sus vidas”.

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

Escuelas y tendencias

En los últimos cincuenta años, han surgido diversas escuelas y tendencias que han estado en la primera línea. Todas aportaron en su momento su granito de arena al fútbol formativo. Muchos entrenadores han estudiado esas tendencias, con la ilusión de descubrir la pócima mágica que les llevase a la cima en sus clubes.

Y esto sigue siendo igual ahora, con el éxito del F. C. Barcelona. Han sabido vender bien una idea: la Masía. Ha sido objeto de peregrinación de miles de entrenadores de todo el mundo con la idea de imitarles. Piensan que el secreto del éxito está allí. Invierten millones en infraestructuras y en la selección y formación de talentos para conseguir ganarlo todo.

Preparando el próximo Mundial

Puedo confirmar que son muchos los países que están revolucionando su forma de preparar el próximo mundial. Pongamos como ejemplo a los ingleses que, a pesar de inventar el fútbol, no han estado muy finos en lo que se refiere a los últimos mundiales. Ellos no quieren quedarse atrás y han tomado decisiones importantes para detectar y formar a los jóvenes talentos que tienen en su país y que, quizá, no han sabido tratar adecuadamente.

Lo mismo ha ocurrido con los alemanes que quedaron eliminados de un mundial y lo consideraron un fracaso. A partir de ahí, la federación alemana de fútbol ha decidido invertir mucho dinero en un plan a largo plazo que pasa por crear una serie de infraestructuras en diferentes puntos del país donde concentrar, periódicamente, a los jugadores con talento, e irles preparando poco a poco, con entrenadores de máximo nivel, que tienen muy claro el perfil de jugador que se necesita para ganar un mundial.

Falta formación en los entrenadores

Se han dado cuenta que los entrenadores del país no están preparados para trabajar correctamente con los niños en los pequeños clubes y han organizado unidades móviles, con entrenadores de la federación, para mostrarles cómo deben ser los entrenamientos para estos niños. De ahí surgirán los talentos.

Estamos convencidos de que lo que realmente marca la diferencia es la calidad del entrenador de fútbol, del entrenador. La escuela holandesa tuvo éxito cuando algunos grandes entrenadores impulsaron experiencias ambiciosas y fracasó cuando entrenadores mediocres tomaron el relevo. 

Lo mismo ocurrió con la escuela alemana y lo mismo ocurrirá con la Masía del Barça, al no haber ganado varios años consecutivos la liga o la Champions. En tal caso, el interés de las personas se dirigirá hacia otro lugar porque eso ya no tiene éxito. Y lo que antes parecía oro, ahora, ya no valdrá nada. 

Son los entrenadores los que marcan la calidad y no los sistemas.

Características de un buen entrenador de fútbol

Cómo ser un buen entrenador de fútbol Características

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

Imagínate que estás dirigiendo un partido de fútbol base y, al terminar el partido, varios jugadores de tu equipo se enfrentan a algunos del equipo contrario. Los padres entran en la discusión. ¿Te suena de algo esta descripción? Por desgracia es bastante habitual. 

¿Qué puede hacer un entrenador para solucionar los problemas que surgen en el fútbol base? 

Te lo cuento ahora…

Tu actitud como entrenador es fundamental. Lo que hemos contada antes del enfrentamiento en un partido es una situación entre muchas en la que puedes aprovechar para trasmitir a los chicos actitudes que los honren como jugadores y como personas. 

Aprender a controlarse

Enséñales que hay que aprender a controlarse. Los jugadores del equipo contrario lo que desean es provocarles y hacerles enfadar con sus insultos. Tus jugadores no deben reaccionar como ellos quieren, sino superarles psicológicamente, mostrándose tranquilos y actuando con educación y elegancia ante sus palabras y acciones. Eso les impacta fuertemente. 

Evita que respondan con sus propias armas ya que es eso lo que desean.

Déjales claro que cuando entran en un club, adquieren el compromiso de defender esos colores y ese escudo con un comportamiento intachable.

Una situación tan negativa como esta, puedes convertirla en positiva si les enseñas a los chicos a aprovechas esa gran oportunidad para darle la vuelta y aprender a crecer como personas y como deportistas.

Actuar con responsabilidad

Si tu como entrenador no actúas con responsabilidad en los momentos clave para rectificar cuando el barco pierde su rumbo, podemos encontrarnos con situaciones muy desagradables; pero si tienes claro lo que buscas y no te ciegas con victorias absurdas, entonces los chicos que van en el barco tienen la suerte de aprender esos valores que les ayudarán cuando sean ellos los que tomen el timón de su vida.

Llamo a la responsabilidad de los directivos y entrenadores que llevan equipos en formación para que se planteen en serio ser auténticos formadores de esos chicos, a través de este precioso deporte que es el fútbol.

Principios de un entrenador

Estos son los principios que debes tener en cuenta como entrenador.

  • El niño es el centro de la actividad; a él va dirigida. No te muevas por ambiciones personales como entrenador.
  • Garantiza que la actividad esté adaptada al niño y no el niño a la actividad. Evita transferencias del fútbol profesional. Son niños y deben entrenar como niños, no como adultos.
  • Planifica los entrenamientos de acuerdo a la edad y nivel de los participantes. Conoce muy bien a tus jugadores y adapta tus entrenamientos a sus capacidades.
  • Respeta y ayuda a aceptar la decisión de los árbitros. Debes dar ejemplo para poder exigir respeto.
  • Motiva para mejorar, no para ganar. Tu principal objetivo debe ser la formación del jugador, nunca la victoria a corto plazo.
  • Anima, motiva y da seguridad a todos por igual, sin menospreciar a los niños por los errores cometidos. Cada niño es diferente y debes ayudarles de forma diferente. Todos necesitan de tu ayuda.
  • Da autonomía y favorece la creatividad. Eres un facilitador. Ayuda al jugador para que tome sus propias decisiones.
  • Refuerza tanto las jugadas, como las actitudes positivas y esfuerzos que los niños tengan en el partido. Valora la actitud del jugador aunque no le salgan bien las jugadas. 
  • Enseña a tus jugadores que la dedicación y el esfuerzo como equipo son más importantes que la victoria. Esto evita muchas frustraciones cuando los resultados no son los deseados.
  • Acepta con deportividad los resultados, tanto la victoria como la derrota. Con tu ejemplo enseñas a tus jugadores a aceptarlo también.
  • Tu aprendizaje no finaliza nunca, sea cual sea el grado que ostentes, debes aspirar a aumentar tus conocimientos y estar siempre abierto a nuevos aprendizajes.

¿Qué te ha parecido?

Te animo a que los repases muchas veces a lo largo de tu carrera deportiva y que pienses en serio y con toda sinceridad si estás dispuesto a esforzarte en aquellos aspectos que todavía puedes mejorar un poco más. 

Piensa que la labor a la que te enfrentas como entrenador es de una gran importancia y que conlleva enormes consecuencias positivas para el futuro de tus jugadores”.

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

3 claves para ser el mejor entrenador

3 claves para ser el mejor entrenador

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

Hacer pensar, ilusionar y remover a nuestros jugadores

¿Qué roles destacarías como fundamentales para un entrenador moderno? ¿Te has planteado alguna vez si tu forma de enseñar es adecuada? ¿No estarás un poco anticuado con esos métodos tan poco eficaces? ¿Quieres verdaderamente que tus jugadores aprendan en serio?

Quiero mostrarte tres aspectos —aunque seguro que hay muchos más— que te ayudarán a conseguir que tus jugadores 

  • se marquen retos arriesgados y valientes; 
  • sean más creativos y no simples receptores de instrucciones; 
  • potencien su talento hasta alcanzar grandes metas.

1. Empujar

Tus jugadores no pueden acudir al entrenamiento a hacer lo que tu les dices. Es un grave error pero lo cierto es que van a que su entrenador les apruebe, en lugar de acudir a probar, a experimentar

Menos interés en aprobar y más ganas de ir a los entrenamientos a probar. Tus jugadores están realmente aprendiendo si consigues que se sorprendan de lo que son capaces de hacer. Para eso han de intentar retarse. Esa es tu gran labor como entrenador: empujarles a proponerse grandes retos ajustados a sus posibilidades.

Actitud pasiva del jugador

En el fútbol base está muy asentada la idea de ir a entrenar “para ver qué me enseña hoy mi entrenador”. Fomentamos, con nuestra forma de entrenar, una actitud pasiva cuando deberíamos fomentar una actitud proactiva

Tus jugadores vienen a recibir, cuando en realidad deben acudir a descubrir. Si no les empujas a que se lancen nunca romperán con esta tendencia porque para que nuestros jugadores aprendan, han de retarse. 

Es lógico que en muchas ocasiones nuestros jugadores no se marquen retos personales y ambiciosos. Les da miedo salir de la comodidad del entrenamiento habitual, produce inseguridad. Necesitan un pequeño empujón de tu parte. Esa es tu gran labor.

Aprender es arriesgarse

Como entrenador, insísteles en que deben lanzarse a por esos retos ambiciosos. Eso es aprender: arriesgarse. Y, cuando se lanzan, existe un riesgo de equivocarse con consecuencias graves como puede ser perder un partido. Pero hay veces que se lanzarán y acertarán. 

Ese día se sentirán muy bien, como si volaran. No hay que pensar que todo en la vida van a ser éxitos. A veces educamos con la idea de que todo se puede conseguir con tal de quererlo. Hacen falta victorias, pero hay que ser conscientes de que también surgen muchas derrotas en la vida.

Un ejemplo para entenderlo mejor

Cuando procuro marcarles un objetivo ambicioso que pienso que pueden alcanzar, algún jugador me dice: 

––“No, no , no. No puedo”. 

–No quieres. Cuando quieras, te espero.––le respondo con una sonrisa.

Normalmente queda muy desconcertado y es entonces cuando le digo: 

––Cuando uno siente miedo, se paraliza pero en realidad es el momento de actuar ¡Hazlo ya, ahora!

Eso es empujar. Cuando tus jugadores tienen miedo o impotencia, suelen quedarse bloqueados. Dales ese empujón porque es el momento de saltar. Cuanto antes actúen, mejor.

Mis jugadores llevan lanzando faltas más de media hora y no consiguen su objetivo. Están bloqueados y empiezan a dudar de su calidad como lanzadores. Se oyen los primeros 

––“No puedo lanzar faltas, soy bastante mediocre. Nunca voy a conseguir ser un especialista”. 

Es el momento de cambiarles el “no” por el “ya” hasta conseguir el desbloqueo y demostrarles que sí pueden.

2. Activar

Nunca me ha gustado la antigua expresión “la letra con sangre entra”. Habría que cambiarla y decir que “la letra entra cuando le pones sangre”. Esto es distinto. 

La calidad de los entrenamientos depende de tu actitud como entrenador. Muchas veces parece como si nos faltara sangre. Muestra esa actitud que llevará a tus jugadores a engancharse contigo y a querer aprender. 

Tienes que llegar a la cabeza, y al corazón del jugador. Tienes que mover y hacer pensar, tienes que conmover y emocionar y, por último, tienes que remover y provocar.

Los jugadores se aburren porque cuando vienen a entrenar ya saben lo que va a pasar. ¿Cómo podemos consentir esto? Hay entrenadores que me comentan:

—Yo llevo 20 años aquí…

—Tú llevas un año fotocopiado por 19, porque hace 19 años que llevas haciendo lo mismo —les respondo—. Aburres porque no eres capaz de cambiar tu rutina. Te conformas con repetir lo que haces cada año y eso no mueve, no emociona.

3. Remover

Entre tus jugadores hay mucho talento, pero muchas veces eres incapaz de potenciarlo y pulirlo. Les damos las cosas tan hechas que no conseguimos que rindan ni al 50% de sus posibilidades. En lugar de agitar al jugador, lo estamos “empanando”. 

Hay deportistas buenísimos, pero pueden quedarse aletargados si no les removemos. Hay que agitarlos. Se aprende debatiendo, conversando, escuchando. Consigue que sean observadores, capaces de admirar las cosas, de sorprenderse.

Pero sigamos utilizando el ejemplo de la historia de los lanzadores de falta. Mientras los jugadores lanzan faltas con barrera, voy observando sus avances. Estoy orgulloso de ellos porque son capaces de superar metas que parecen imposibles de alcanzar. 

Cuatro lanzamientos por la escuadra, de cinco tiros ejecutados. Rayando la perfección. Cada vez que la pelota se cuela por la escuadra se consigue un gesto técnico de una belleza indescriptible; me emociono y ellos lo notan y también se emocionan. Pero saben que este aprendizaje no tiene límites y que siempre puede seguir mejorando. Lo único que hago es removerles. Les felicito y les agito para que sigan por ese camino.

Los errores del entrenador de fútbol

Ser un buen entrenador Errores

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

¿Te gustaría conocer las errores habituales de un entrenador de fútbol? Te voy a describir con total sinceridad dónde falla normalmente el entrenador. 

Si eres entrenador, estoy seguro que esto que te voy a contar te va a servir para cambiar malas actitudes por otras más positivas. Es así como nos hacemos mejores, reconociendo nuestros errores.

Solo existo yo

Si deseas ser un buen entrenador procura que siempre te entiendan tus jugadores. Este es uno de tus grandes retos como entrenador. La esencia de enseñar –y de aprender– está en la comunicación.

Con mucha frecuencia esta comunicación no existe porque la distancia entre el entrenador y los jugadores es muy grande. Hay poca relación entre entrenador y jugadores. 

Los entrenadores apenas se dirigen a sus jugadores y cuando lo hacen es con un estilo excesivamente autoritario y unidireccional. Ellos hablan y el jugador escucha, sin tener en cuenta que la verdadera comunicación tiene doble dirección: de ida y vuelta. Muchas veces el entrenador envía un mensaje pero no hay un retorno por parte de los jugadores porque no se cuenta con ello

Un entrenador me comentó en una ocasión:

–“Me da igual todo. Mi misión es trasmitirles lo que quiero que hagan y ellos deben recibirlo y ejecutarlo. No tengo que preocuparme si se ha entendido bien o no el mensaje. Es su obligación captarlo y ponerlo en práctica. 

Luego vienen los disgustos porque el entrenador había dado tal orden y el jugador había entendido algo totalmente diferente.

Para algunos, ser entrenador significa presentarse como la persona que tiene todas las respuestas. Cualquier duda puede significar debilidad. A veces la mejor respuesta que puede dar a sus jugadores es “no lo sé”. En vez de perder credibilidad, gana en confianza con sus jugadores. 

Reconocer lo que uno no sabe, muestra que todavía se puede seguir aprendiendo, que no existe la perfección y, por lo tanto, el entrenador se convierte  en una persona más asequibles, más cercana a ellos.

Entrenadores ignorantes

Una de las cosas que más me ha llamado la atención en estos últimos años es la siguiente: A muchos de los entrenadores les falta formación académica. De la enseñanza obligatoria, pasan sin más a realizar el curso de entrenador. Cuando llegan al club no son capaces de diseñar objetivos de aprendizaje, ni programar, ni redactar un informe con un mínimo de nivel en cuanto a la expresión escrita se refiere, ni usar correctamente una hoja de excel, etc. Tampoco tienen conocimientos de psicología infantil, desconocen las etapas del desarrollo del niño. Y estos son los entrenadores que se dedican a trabajar como formadores en el fútbol base. 

Para empezar, la mayoría no tienen estudios universitarios y quizá no han terminado los estudios de formación profesional. Han abandonado lo que es fundamental y se han dedicado de lleno a lo que les atrae, que es el fútbol. Y, a partir de ahí, intentar escalar poco a poco en este mundillo. Por lo tanto, son bastante autodidactas y tienen lagunas profundas que son complicadas.

Animo desde aquí a todos aquellos entrenadores que están en esta situación, que espabilen e intenten tener, además de la titulación de entrenador que ofrece la federación, unos estudios universitarios como Magisterio en Educación Física, INEF, Pedagogía, etc. Es muy necesario. A largo plazo, seguro que agradeceréis un consejo como este.

Entrenadores que no favorecen la toma de decisiones

Tu, como entrenador deseas jugadores que entiendan el juego, que lleven a cabo, por sí mismos, decisiones en el partido. Por ese motivo, intentas formar jugadores inteligentes, que sean capaces de tomar decisiones adecuadas en cada momento.

Para conseguir eso, tu experiencia como entrenador es clave y también tu forma de comunicarte con ellos. Utiliza una forma mucho más reflexiva. Con tus preguntas, les haces pensar y tomar decisiones de forma segura y eficaz.

Entrenadores que se escuchan a si mismos

La imagen que tenemos en nuestras mentes como modelo de entrenador es esa que vemos en la televisión donde se aprecia un entrenador gritando y vociferando. 

Hay otros que hablan y hablan a sus jugadores en un monólogo continuo, subido a un gran pedestal, demostrando lo mucho que sabe y lo bien que habla. 

Estos entrenadores no escuchan a nadie más que a ellos mismos. No se dan cuenta de que establecen una distancia tan grande con sus jugadores que complican la existencia de una buena comunicación.

Cuando trates de enseñar, lo que haces es tan importante como lo que dices. Tus jugadores están todo el tiempo observando. La mejor forma de mostrar que te interesas y preocupas por ellos es escuchándolos

Consigue que, con tu buen trato, tus jugadores nunca tengan miedo a preguntarte cualquier duda y se acerquen a pedirte consejo cuando sea necesario. 

La comunicación efectiva es un camino de doble dirección: es una conversación, no un discurso. Después de plantear preguntas, no llenes el silencio con tu propia voz. Ellos tienen mucho que aportar. Espera unos segundos. No te sientas incómodo con el silencio. Son momentos de reflexión, donde también cabe escuchar al equipo.

Entrenadores poco dialogantes

Los deportistas no solamente aprenden de su entrenador. También aprenden de sí mismos y de sus compañeros. Deben escucharse unos a otros. Es posible que un jugador tenga una idea que puede funcionar y que el resto del equipo no ha pensado. 

¿Has intentado alguna vez preguntarles su opinión? Por ejemplo, pregúntales por los errores que han cometido o los aciertos. Si fomentas el diálogo entre ellos, te darás cuenta de lo importante que es su opinión personal y de lo mucho que saben.

Entrenador estrella

Los entrenadores hacemos el ridículo cuando explicamos aspectos del fútbol, como si fuéramos unos genios, sin darnos cuenta de que ellos ya lo saben y que no hace falta montar todo el numerito para explicarlo.

Te sorprenderás al comprobar que son capaces de decir todo lo que les ibas a contar. Si lo saben ¿por qué nos empeñamos en contárselo nosotros? Es mucho más eficaz que sean ellos los que lo comenten y saquen aquello que llevan dentro. 

Será más educativo que sean ellos los que se marquen sus propias pautas y tu seas un buen moderador del grupo, enfatizando lo que te parece importante de lo que dicen, para fundamentarlo un poco más.

Tus jugadores necesitan de ti pero no eres el protagonista de la historia. Son ellos los que deben sacar adelante el partido y, si tienen seguridad en sus objetivos y los hacen realmente suyos, todo será más sencillo y salimos ganando ambos.

Entrenador que no distingue las diferencias.

Hay que desterrar las broncas generalizadas que en ocasiones los entrenadores dan a sus equipos. Siempre hay jugadores que pueden estar haciendo un gran esfuerzo y otros que no. No podemos corregir al grupo en temas que quizá incomoden a los que se dejan la piel en el campo. Pagan justos por pecadores. 

Si deseas ser un buen entrenador, piensa que todos los miembros del equipo están capacitados para aprender, pero cada uno lo hace de forma diferente. Adopta una técnica variada durante tus sesiones. Tu arte como entrenador consiste en 

“Ser capaz de acertar en la forma de indicar las cosas a cada uno de sus jugadores teniendo en cuenta las diferencias enormes que hay entre ellos”.

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

Por ejemplo, 

  • Al jugador de más calidad del equipo, después de felicitarle por el gol que ha significado la victoria, recuérdale que tiene que bajar a defender en los momentos que el equipo lo necesita. 
  • Al jugador de menos nivel del equipo, tras felicitarle por el esfuerzo realizado en el partido, quizá hay que resaltar el valor de su disparo con la pierna menos hábil. 

Uno necesita más humildad y el otro más autoestima. Son diferentes las necesidades de uno y otro y has de tenerlo siempre en cuenta.

Entrenador impaciente y pesimista

Elimina la siguiente afirmación: 

––“estoy cansado de deciros que…” 

Ten en cuenta la pedagogía de la repetición. Exige de ti paciencia y optimismo pero es de una eficacia muy demostrada. Si quieres que tus jugadores recuerden los objetivos que les has marcado o las estrategias planteadas, es necesario que se las digas más de una vez. La primera vez, las oirán; la segunda, las reconocerán; la tercera, las aprenderán.

Entrenador aburrido

Ten cuidado con volverte pesado y aburrido al repetir demasiado las cosas. Cuida tu tono de voz, que no sea nunca cansino porque tus jugadores saben leer tu estado de animo pesimista, y eso les afecta negativamente.

Una de las facetas para ser un buen entrenador es la constancia y la paciencia para lograr los objetivos que buscas sin desanimarte cuando no los alcanzas. 

El reto está en ser consistente sin volverse predecibles o aburridos. Mantén tu mensaje fresco y utiliza nuevas formas de expresar las mismas ideas

¿Eres capaz de enfrentarte a este importante reto como entrenador? Estoy seguro que sí. Verás cómo consigues mejoras en tus jugadores que jamás habías soñado que podrían alcanzar.

Ayuda a tus jugadores de fútbol

Ser un buen entrenador de fútbol Ayuda a tus jugadores

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

He tenido la suerte de formar parte de una entidad educativa donde pude adquirir grandes experiencias porque existía un gran interés por hacer las cosas bien.

Un momento muy interesante de esa experiencia educativa eran las juntas de evaluación. Cada vez que terminaba un periodo de aprendizaje, elaborábamos un informe individual indicando su rendimiento escolar. El jefe de sección, una vez tenía reunidas en un cuadrante todas las calificaciones de cada uno de los profesores, iniciaba una ronda repasando la situación de cada uno de los alumnos. De esta forma, se intentaban tomar decisiones sobre los informes definitivos que se iban a entregar a los padres. 

Las quejas de los profesores

Cuando uno de los profesores argumentaba el suspenso de un alumno, en muchas ocasiones se oían quejas de este tipo:

––no estudia nada, además nunca entrega los deberes, en clase no presta atención, es listo pero es muy vago, etc.

Como eran alumnos que yo conocía a fondo, me enfadaba interiormente porque las descripciones eran, con frecuencia, injustas. Faltaba profundizar un poco más en estas afirmaciones. 

Las causas de estas actitudes

Normalmente eran chicos con problemas de atención o de hiperactividad. En otros casos, existía un verdadero rechazo al profesor o incluso temor. También podía apreciarse una perdida del interés por la asignatura debido a lo aburridas que eran algunas clases.

En una de estas juntas de evaluación, cansado de escuchar tanta injusticia, en plena discusión sobre un alumno, tuve que hablar claro. Tenía que decirlo aunque esto fuera para muchos profesores una jarro de agua fría. 

––Estoy de acuerdo en la descripción que se ha hecho de este alumno. No presenta sus deberes, es un caradura, está metido en todos los “fregados”. Pero tengo que dejar claro, de una vez por todas, que no hay alumnos malos sino malos profesores, y de esto no se habla nunca.

Existen malos profesores

Por un momento, en la sala de juntas se produjo un silencio total que rompió el jefe de sección intentando quitarle hierro a lo que había comentado. Alguno de los profesores intentó defenderse. Esto me permitió concretar más mi argumento inicial:

––Me parece bien lo que dices sobre este chico, es cierto pero…¿Qué has hecho tu personalmente para ayudarle? ¿Has hablado con él para saber las causas del problema? ¿Le has animado a cambiar? ¿Has pensado que quizá tus clases hay que hacerlas más amenas? ¿Has tenido alguna conversación con sus padres para conocer más a fondo las circunstancias personales por las que pasa este chico? ¿Sabías que sus padres han sufrido un duro golpe recientemente? Que sepas que la culpa de que este chico no rinda en la escuela es tuya y mía y de nadie más.

Evaluar a los profesores

Por último, y para no dejarme ni un solo punto sin aclarar comenté algo que aunque es opinable su puesta en práctica, la idea es básica:

––Quizá los alumnos deberían evaluar también a los profesores, sería muy útil para poder comprobar cómo lo hacemos. Y si no son los alumnos, debería existir un comité de evaluación para los profesores. Pienso que otros países esto existe. Pero aquí, el profesor no tiene este tipo de control con lo que se duerme en los laureles y no se preocupa de lo importante que es ofrecer una calidad máxima en la enseñanza.

En el fútbol ocurre lo mismo

Si lo que nosotros buscamos es ganar campeonatos desde que los niños son muy pequeños, pensaremos en niños buenos y malos. Me quedaré con los buenos y eliminaré a los malos. 

Algunos equipos de fútbol base son defensores de esta afirmación. Yo mismo la he podido escuchar muchas veces: 

––“Nosotros siempre tenemos que ganar”.

Si lo que buscas como entrenador es formar a tus jugadores, te debe dar igual el nivel que tengan. Intentarás realizar una labor impresionante con todos, sabiendo lo que puedes exigir a unos y a otros, según su nivel de juego.

Preocúpate de ayudar a cada uno de tus jugadores

La pregunta que debes formularte es ¿cómo puedo ayudar a este jugador que tengo en mi equipo? ¿Por qué no rinde? ¿Qué problema puede tener para que no reaccione como esperaba?

Sin embargo, hay clubes que necesitan ganar (dicen ellos) porque piensan que el prestigio en el periodo formativo está allí, en las victorias. ¿Qué buscamos? ¿El prestigio personal y de la entidad o la mejora del jugador? Tu, como entrenador, ¿qué buscas? Que tu jugador aprenda o que simplemente gane partidos y reciba aplausos.

Enseña con verdadera vocación

Ten las ideas muy claras al respecto y dedícate a enseñar este deporte con verdadera vocación. Tu sueño es conseguir que los jugadores aprendan todo lo que eres capaz de enseñarles. Prepara las sesiones en base a una programación de calidad, utiliza una metodología adecuada a la edad y contrástala con otros compañeros que tienen los mismos objetivos que los tuyos. Tus jugadores deben divertirse aprendiendo mucho.

Utiliza la motivación como herramienta de trabajo sabiendo que es la mejor fórmula para conseguir el máximo rendimiento de cada jugador. Muéstrate paciente y optimista cuando las cosas no salen del todo bien.

Procura ver en cada jugador no solo un futbolista sino una persona a la que puedes ayudar muchísimo en su vida. Eres un ejemplo para ellos y procura transmitirle esos valores que le servirán para toda la vida. 

El otro lado de la moneda

Ante esto, existen otros entrenadores, que lo único que buscan es su lucimiento personal, ganar a toda costa para llenar su currículum, para ascender de estatus en el club.

Si el niño “es malo” o encuentran a otro mejor, se sigue el proceso habitual que consiste en retirarlo del equipo y poner a otro, hasta que no sirva y entonces lo vuelven a sustituir… Van destruyendo equipos, jugadores…porque todo pasa por ganar este fin de semana, como sea. 

Este tipo de entrenador no tiene ninguna programación coherente. A veces, ni existe el programa, lo marca la situación del momento. Improvisan constantemente y, sin darse cuenta, se hacen repetitivos, aburridos, violentos, antipáticos. No les interesa en absoluto lo que puede aprender el jugador a largo plazo sino lo que puede realizar en la actualidad para ganar ahora.

Son esos niños que juegan en los primeros equipos pero que se gastan rápido y no progresan. Niños de usar y tirar. Utilizan una sola pierna, les falta algo de técnica y les sobra mucho físico, son muy violentos, aplican todas las trampas que les han enseñado sus entrenadores para ganar, sin tener en cuenta lo importante que es la honestidad, el respeto y la deportividad. Pero eso sí, juegan en un “gran” equipo.

La queja de un entrenador

En una ocasión vino un entrenador a decirme que tenía un jugador que no rendía y quería sacarlo del equipo y ponerlo en uno de una categoría más baja. Quise hacerle ver que quizá no rinde pero que no hay malos jugadores sino malos entrenadores. 

Le aclaré que debía conseguir que el niño volviera a rendir como lo había hecho al principio, cuando decidió tenerlo en el equipo. Le añadí que no debía importarle tanto la competición y que pusiera los medios para que ese jugador cambiara. Preocúpate por él: ¿qué es lo que realmente le pasa? ¿por qué no rinde como antes? ¿cómo puedo ayudarle? 

El chico notó el cambio de actitud del entrenador. Los niños se dan cuenta en seguida si el entrenador tiene confianza en él o no. Cuando notan que les quieres y que piensas en ellos, su actitud mejora y su rendimiento también. 

Ahora juega en el equipo con la misma ilusión que los demás. El padre me comentó que el cambio se había notado inmediatamente y que ahora iba a los entrenamientos y a los partidos con muchas ganas y eso es lo único que buscan los padres, que sus hijos sean felices con este gran deporte.

Este chico, sin esta intervención, ya habría dejado el fútbol. El niño no era malo, necesitaba únicamente ese empujón que se le supo dar a tiempo.

El entrenador de fútbol y la relación con los padres

El entrenador de fútbol y la relación con los padres

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

Dicen que los padres son el peligro número uno en el fútbol base. Se meten tanto en el deporte de su hijo que lo terminan estropeando todo. Los entrenadores procuran mantenerlos alejados para que no estropeen su labor. ¿Quieres saber lo que yo pienso?

El triángulo deportivo

La realidad deportiva esta formada por tres elementos aunque muchas veces solo se habla del entrenador y del jugador. Sin embargo quiero mostrarte que los padres son importantes si consideramos el fútbol como algo formativo. Es lo que se ha dado en llamar el “triángulo deportivo”

¿Cómo es tu relación con los padres de tu grupo de jugadores? Es hora de que le demos la importancia que tiene. Cuando los entrenadores son muy jóvenes, les cuesta relacionarse con los padres porque los ven más mayores que ellos y les da apuro. Cuando los entrenadores son muy competitivos, intentan apartar a los padres de cualquier intromisión posible.

Los padres son esenciales en la formación del jugador

La influencia de los padres, nos guste o no, es importantísima, y no tiene por qué interferir en tu trabajo como entrenador. Al contrario, debe llegar a ser facilitadora de tu tarea, siempre que te manejes bien con ellos y les consideres un apoyo verdadero. 

Algunos padres, por pura ignorancia, pueden estropear tu labor, y privar a tus jugadores de los beneficios de la práctica deportiva. Debe quedar claro que nunca hablaréis de aspectos deportivos sino de aquellos temas que os interesan a ambos relacionados fundamentalmente con la formación de su hijo.

Beneficios de la practica deportiva

Existen muchos beneficios posibles derivados de la práctica deportiva en edad infantil y juvenil. Algunos de ellos son físicos, tales como alcanzar destrezas deportivas e incrementar la salud. Otros son psicológicos, como el desarrollar destrezas de liderazgo, competitividad, capacidad de cooperación, deportividad, auto-realización y auto-confianza. La participación deportiva es también una actividad social importante en la que la gente joven puede hacer nuevos amigos y relaciones. 

Influencia del entrenador en sus jugadores

De hecho, tu como entrenador adquieres un importante significado en las vidas de tus jugadores. Consigues influir de forma positiva y profunda en su desarrollo personal y social. 

Además, cuando consigues que los padres participen adecuadamente en la entidad deportiva, se puede palpar entre las familias una gran ambiente que favorece el trabajo de todos. Es entonces cuando la práctica deportiva se traduce en diversión y disfrute para tus jugadores.

Para contribuir al éxito de un programa deportivo, los padres deben estar dispuestos a colaborar y a confiar sus inquietudes, sugerencias, consultas,  en ti como entrenador. Si existe la figura del psicólogo deportivo en el club, también puede ser una persona en quien apoyarse. 

Una de tus funciones fundamentales es el asesoramiento a los padres para que colaboren a que la práctica deportiva sea un medio educativo y satisfactorio para sus hijos, sin que ello suponga renunciar a la búsqueda del rendimiento máximo.

Debe haber siempre una buena comunicación

Los padres tienen derecho a saber lo que ocurre con sus hijos en el ámbito deportivo. Y tu tienes obligación de conocer a sus hijos lo mejor posible a través de la información que los padres te pueden proporcionar. 

Por esta razón, debes responder gustosamente como entrenador a las preguntas y consultas que te planteen y mostrarte siempre abierto a los padres. 

Si las líneas de comunicación con los progenitores se mantienen abiertas, se tendrá más probabilidad de tener relaciones constructivas y agradables con ellos. Les ofreces esa posibilidad para que puedan expresar sus preocupaciones con la seguridad de que les escucharás. 

Este tiempo para dialogar con los padres no debes tenerlo nunca durante los entrenamientos o en la competición. Intenta hablar con ellos fuera del horario de las sesiones. Si el padre está muy nervioso o afectado, es mejor que dejes pasar unos días para poder hablar con más calma y objetividad.

Importancia de la comunicación inicial

Algunos padres acuden el primer día sin tener mucho conocimiento del  funcionamiento y objetivos del club.  Habrá padres que querrán confiar a alguien las dudas, inquietudes, preocupaciones,  que tienen ellos o sus hijos ante la incorporación a una entidad que no conocen y a un grupo de compañeros desconocidos para el deportista. 

En estos primeros momentos, tu función como entrenador será atender las consultas y opiniones de los padres, así como recoger información fundamental que los padres pueden aportar acerca de su hijo. 

Con todos los datos (problemas médicos, forma de ser y de relacionarse con otros compañeros, expectativas con las que acude, nivel técnico, equipo de procedencia, etc.), podrás hacerte una idea más global de tu  jugador. 

Este conocimiento te permitirá abordar con éxito los entrenamientos, teniendo en cuenta la globalidad del grupo y las diferencias individuales entre sus miembros.

Debe haber comunicación durante toda la temporada

Durante la temporada, es aconsejable que el contacto directo con los padres de tus jugadores sea bastante habitual. Aprovecha la entrevista para comentar aspectos del chico: actitud de trabajo, esfuerzo invertido en los entrenamientos, motivación que tiene en lo que hace, trato con los compañeros y contigo, su trabajo técnico, etc. Además, será siempre el momento ideal para comentar algún asunto especial en el que necesites contrastar información con los padres o pedirles su colaboración.

Por ejemplo: En un momento dado puedes haberte percatado de la falta de puntualidad de uno de tus jugadores. Éste no le sabe decir muy bien el porqué de sus tardanzas, así que decide hablar con sus padres para hacerles saber la importancia que tiene que el niño llegue a tiempo a los entrenamientos para que pueda empezar con sus compañeros.  

Información final de su rendimiento

Los jugadores y sus padres deben recibir hacia el final de la temporada una valoración de su hijo por tu parte. Es un informe de los progresos obtenidos por el chico. En esta valoración se comenta la evolución observada en el chico a lo largo del período de trabajo. Es importante destacar en primer lugar y con la suficiente claridad sus fortalezas y después los aspectos en los que todavía debe mejorar. 

Que tus comentarios sean realistas, que animen al jugador a seguir  esforzándose por aplicar y perfeccionar lo aprendido durante el año. En esta conversación con los padres, además de los aspectos deportivos, también harás referencia a la actitud y motivación mostradas por el jugador en los entrenamientos y en la relación con los compañeros del grupo. 

En toda relación con los padres, inspira, a través de tus comentarios como entrenador, la convicción de que el rendimiento y el éxito del deportista no es lo único que le importa. Por encima de todo, está el hecho de que el fútbol sirva como posibilidad de diversión, de superación personal y de formación como persona.

La paciencia en el fútbol

La paciencia en el fútbol

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

¿Quieres saber cuáles son las 3 condiciones que debe tener un entrenador para ser el mejor? Podríamos enumerar muchas pero por mi experiencia te puedo asegurar estas 3:

Con paciencia, esfuerzo y determinación…

… puedes llegar tan lejos como te lo propongas.

Profundicemos en la Paciencia

Una de las cualidades más necesarias para un entrenador formador en el mundo del deporte es la paciencia. Sin ella es muy complicado realizar una buena labor con tus jugadores y, en el fondo, lo que demuestra es confianza y aprecio en las personas que diriges. La paciencia te permite ver las cosas sin prisas y perseguir metas a largo plazo sin urgencias.

Lo que aprendí en Alemania

Hace pocos días he viajado con el equipo a Alemania para participar en un torneo. Me ha llamado la atención la paciencia con la que los entrenadores dirigían sus equipos. Eran todos de países del norte de Europa, con una mentalidad muy diferente a la que vivimos en España.

No escuché ni un solo grito, ni una manifestación de enfado, ninguna actuación fuera de lugar en todo el fin de semana donde se jugaba el torneo. Transmitían, con su actitud, una tranquilidad y una paz indescriptibles mientras se jugaban la clasificación en un campeonato internacional de mucho prestigio.

Equiparamos el nivel de nuestros decibelios con la intensidad

Puedes pensar que sin gritos, tus jugadores no salen con la intensidad necesaria pero es un error. Lo que pude apreciar allí es que, sin decirles apenas nada, salían a muerte en cada partido. Equiparamos el nivel de nuestros decibelios con la intensidad de nuestros jugadores pero nos equivocamos.

Jamás había visto una intensidad tan brutal: suben, bajan, presionan…Todos tienen muy clara su misión en el campo. Y el entrenador en silencio, tranquilo, observándolo todo. Y no hablo de uno, eran prácticamente todos. 

Siempre he dicho que conocer otras culturas es muy enriquecedor y allí pude aprender muchas cosas que luego puse en práctica convencido de su eficacia pedagógica.

Sin prisas y sin nervios

Durante dicho torneo, de vez en cuando un equipo recibe un gol. Miro al entrenador para ver cómo reacciona y veo que ni se inmuta. Sabe que sus jugadores lo están dando todo y que deben seguir luchando como hasta ahora. Hay mensajes y consejos constantes por parte del entrenador, pero sin nerviosismos, muy tranquilos.

No cabe duda que me llevé una lección de Alemania que es difícil de olvidar: soportar los reveses y los errores de tus jugadores con suma paciencia.

Eso no quiere decir que el entrenador no tenga en cuenta esos fallos. Como trabaja a largo plazo, asume que los errores de sus jugadores forman parte del aprendizaje y, por lo tanto, no es necesario ponerse nervioso en ningún momento. Perder la paciencia es perder la batalla.

Sigue el partido y, entre los muchos aciertos, se repiten los pequeños errores pero la reacción del entrenador es siempre la misma: la comprensión, la total confianza en sus jugadores. Con mucha paciencia sigue dándoles esos sabios consejos con la idea de conseguir una mejora en ellos, sin traumatismos, sin salidas fuera de tono, sin prisas.

No hay nadie más fuerte que estos dos guerreros: la paciencia y el tiempo

Pensaba en la paciencia de los entrenadores que trabajan en el mundo del fútbol base. Cuando deseas verdaderamente formar, está claro que debes mostrar paciencia porque te das cuenta que son muchas las cosas que desde muy jóvenes deben aprender. Todo se desarrolla en un plano inclinado donde poco a poco se va apreciando su progresión.

El jugador, en bastantes ocasiones, no entiende lo que le explicamos o se distrae por falta de concentración. Normalmente las cosas no le salen a la primera ni a la segunda y eso tu lo sabes y por ese motivo le sigues animando y corrigiendo hasta la saciedad. No te cansas de repetir las cosas de diferentes formas para conseguir esos objetivos a largo plazo.

La paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces

Todos recordamos a ese entrenador de nuestra infancia que creía en nosotros y nos ayudaba a dar los primeros pasos en el mundo del fútbol. Nos transmitía esta ilusión cada vez que dábamos un paso adelante en este camino complicado del deporte.

Nos mostraban un recorrido lleno de dificultades donde no cabe el amor propio. Poco a poco, con humildad y buenos consejos, íbamos superando los pequeños obstáculos que aparecían a lo largo del camino. Mientras, nuestro entrenador, con la mirada sonriente, no dejaba de darnos ánimos continuamente para ir venciendo la multitud de errores que cometíamos. Ante la paciencia que mostraba, todo lo soportábamos felices, con la satisfacción del esfuerzo realizado.

La mentalidad del que lo quiere alcanzar todo rápidamente

Los niños que practican fútbol sueñan en ser como sus héroes pero no se dan cuenta que, para llegar a ser como ellos, es necesario mucho esfuerzo, mucho sacrificio, mucha humildad. Y es labor tuya, como entrenador, hacerles ver claramente que deben evitar esa mentalidad del que lo quiere alcanzar todo rápidamente.

Esta es la lógica inmadura de los niños que no quieren esforzarse y se rebelan si no lo consiguen todo inmediatamente. Yo les sugeriría a su oído: 

“No pretendas correr cuando todavía no sabes caminar. Todo en la vida llega en su momento y tu debes aprender a esperar”

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

En contraste, se puede apreciar a tu alrededor a jugadores que van avanzando paso a paso, sin desesperarse por nada y que terminan muy arriba sin apenas darse cuenta. 

La paciencia es un valor que debes inculcar a tus jugadores

Efectivamente, la paciencia no es sólo una virtud del buen entrenador. También es un valor que debes inculcar a tus jugadores.  Les permitirá no ir más deprisa de lo que realmente pueden y no saltarse ningún paso esencial en su formación deportiva.

La paciencia está en ir paso a paso, luchando en pequeñas cosas, las pequeñas victorias de cada día. Valora en tus jugadores cada uno de los pequeños avances que se van produciendo después de un esfuerzo. Un paso y luego, otro. Sin desesperarse cuando resbalan o se caen al suelo. Levantándose una y otra vez, con ánimos, sabiendo que, cada vez que se levantan, son más fuertes y más expertos para seguir el camino que les lleva a la meta.

No te canses de esperar, todo lo que vale la pena necesita paciencia

Si algo que me llamó fuertemente la atención en este torneo, fue la reacción de los jugadores alemanes cuando les metían un gol. En lugar de desanimarse y bajar los brazos, se limitaban a sacar el balón del centro del campo de forma inmediata para seguir jugando e intentar poner más esfuerzo a partir de ese momento. 

Tampoco se impacientaban ni se ponían nerviosos mirando el reloj para saber si había tiempo para remontar el partido. Simplemente seguían jugando.

Esta es la pedagogía eficaz: formar poco a poco a las personas, enseñándoles, corrigiéndoles, animándoles. Si deseas ser un buen entrenador, no te inquietes si tus jugadores aprenden lentamente, confía en ellos a pesar de sus debilidades, incluso cuando reaccionan de forma inadecuada. 

Nadie llega a la meta de un salto, las grandes victorias se alcanzan paso a paso”.

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

La progresión de tus jugadores es lenta pero eficaz

Muestra optimismo al comprobar que los errores de tus jugadores permanecen con el paso del tiempo. Puede parecer que tu objetivo está demasiado lejos y que no lo van a poder alcanzar. Trasmíteles que confías siempre en ellos porque sabes que la progresión de tus jugadores es lenta pero eficaz.

Por esta razón, cuando te enfadas en un partido porque uno de tus jugadores no está poniendo en práctica lo que le has enseñado, estás dañando al deportista. Has de mostrar mucha más paciencia, que vea tu seguridad en que terminará  aplicándolo correctamente.

A veces puede faltarte una visión más tranquila y confiada del trabajo de tus jugadores. Piensas que ellos son capaces de asimilar tus enseñanzas con inmediatez y no es así. El aprendizaje de tus jugadores, desgraciadamente, no funciona a la velocidad que tu pretendes. 

Poco a poco, irás comprobando que los chicos mejoran cuando les demuestras esa confianza que merecen desde un principio.

La paciencia se ejercita especialmente frente a las adversidades

¿Cuántas veces has escuchado las quejas de los padres de tu equipo comentando que su hijo lo pasa mal porque no gana partidos y se desanima. En realidad es un error razonar así. Piensa siempre en positivo. Cualquier adversidad tiene su lado bueno.

Tú como entrenador puedes aclararles que ante las adversidades pueden actuar de dos formas. Rendirse o poner esfuerzo para corregir los errores que están teniendo y superarse. Si se rinden fracasarán en el deporte y si ponen esfuerzo, seguro que mejorarán porque su actitud les hace cada vez más fuertes

Las adversidades nos ayudan a mejorar

Cuando veo a los jugadores profesionales colocarse unos sacos de arena en las piernas, entiendo que es como una carga que te permite crecer en potencia y cuando te las quitas parece que vuelas. Pues eso es lo que les pasa a los que sufren adversidades y luchan por mejorarlas, salen mucho más preparados que los que siempre ganan.

Ver las cosas con optimismo forma parte de tu paciencia como entrenador porque el optimista no se desanima cuando las cosas salen mal. Dale la vuelta a la situación y descubre lo positivo de las situaciones adversas.

Un equipo que siempre gana, lo primero que piensa es que todo lo hace bien. Y eso es falta de humildad provocada por el éxito fácil. Para que no crezca el orgullo en tus jugadores, procura inculcarles medidas de prudencia cuando ganan. 

Aclárales que lo peor que les puede pasar es que se relajen al advertir que no tienen rival y muéstrales que siempre hay muchas cosas que mejorar en su juego pese a que hayan obtenido una victoria.

El sufrimiento nos cura, nos fortalece, nos hace mejores

Recuérdales con frecuencia que los verdaderos tesoros del futbolista son: el hambre, la sed, el calor, el frío, el dolor, la deshonra, la pobreza, la soledad, la traición, la calumnia,…

Rebelarse, impacientarse…, rechazar esos tesoros cuando se presentan son reacciones fáciles, comprensibles e incluso justificables. Sin embargo es el momento de enseñarles, principalmente con tu ejemplo, a ser paciente, aceptando esas contrariedades como una oportunidad para mejorar.

Ser paciente, arrastra a los demás

La paciencia debes manifestarla con todos y en todas las circunstancias. Una forma de conseguirlo es querer a todos  tus jugadores con sus defectos y cualidades. No hagas nunca discriminaciones ni valoraciones que pueden ser injustas. 

Observa los acontecimientos con la paciencia necesaria. Muchas veces, las cosas no son como quieres que ocurran sino que vienen dadas y has de saber recibirlas con alegría, sin perder nunca los nervios.

Cuando tus jugadores fallan, lo que has de hacer, en lugar de enfadarte, es armarte de paciencia y detectar, cuanto antes, las causas de ese error para corregirlo. 

Los jugadores lo agradecen porque, gracias a tu actitud paciente, en lugar de sentirse culpables por la derrota, esta se convierte en el punto de partida para la mejora. Les estás motivando para seguir esforzándose.

La paciencia te ayuda a ser comprensivos con tus jugadores, consciente de que las personas mejoran con el tiempo.

“Con paciencia, esfuerzo y determinación puedes llegar tan lejos como te lo propongas”.

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

Evaluar a nuestros jugadores siempre

Evaluar a nuestros jugadores siempre

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

¿Cómo puedes saber con seguridad que tus jugadores han mejorado esta temporada? ¿Puede ser que hayas ganado la liga sin haber aprendido nada? ¿Existe algún método para medir todo esto? ¿Hay algún secreto para conseguir que tus jugadores rindan más? Sí que lo hay. 

Te lo cuento…

Si realmente:

Te consideras un formador dentro del mundo del fútbol base, me gustaría explicarte lo que significa evaluar a tus jugadores a lo largo de la temporada.

Si lo que te consideras es simplemente un entrenador donde lo único que interesa son los tres puntos del fin de semana, entonces no hace falta que pierdas el tiempo porque no tengo nada que decirte.

Si lo que de verdad deseas es que cada uno de tus jugadores progrese al máximo dentro de sus posibilidades, tengo algo importante que decirte que quizá puede ayudarte si tienes un poco de paciencia.

Una programación al principio de la temporada

Me imagino que al principio de la temporada, realizas una programación donde planificas al detalle todo aquellos que quieres enseñar a tus jugadores, de acuerdo con el programa general que hay en el club.

Si no tienes programa y no hay un verdadero trabajo de coordinación entre las diferentes etapas del jugador, vale la pena que te pongas al día en este sentido.

Si lo que buscas son resultados rápidos como ganar el próximo fin de semana, acabarás improvisando bastante porque te obsesionarás en  machacar en los entrenamientos aquello que piensas que puede servirles para conseguir la victoria, olvidándote completamente del programa.

Al final de la temporada, te has limitado a preparar los partidos y “no has tenido tiempo” de nada más. Está claro que los que realmente lo pagan son los jugadores a los que les privas de un aprendizaje importante.

Pero si eres de los que tienes paciencia y trabajas a largo plazo, aunque te preocupa el partido del fin de semana, intentarás seguir el programa sin importante tanto el resultado del partido. 

Creo que podemos conseguir grandes cosas si me regalas unos minutos de tu precioso tiempo.

Si quieres ser coherentes con tu estilo de formar, dale mucha importancia a la evaluación en general.

“La evaluación es el motor que va a mover todo tu proceso de formación.” 

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

Evaluación de los contenidos

Describe en primer lugar los contenidos y objetivos que deseas incluir en tu plan de formación. 

Trabajar de forma integrada la preparación física, la técnica, la táctica y los valores deportivos.

Para que todo esto funcione, fija un sistema de evaluación del alumno con criterios muy claros para facilitar una correcta ejecución.

Desarrolla tus propios ejercicios, adecuados a su edad, para conseguir los objetivos marcados.

¿Qué sentido tiene desarrollar un programa de entrenamiento si luego no evaluamos el rendimiento de nuestros jugadores en base a este programa? El entrenador debe trabajar con la seriedad que conlleva su labor formativa.

¿Qué significa evaluar?

Evaluar es recoger información

Cuando a un jugador, tras un trabajo de observación directa o, a partir de un test realizado, le pongo, por ejemplo un 7 en la precisión de sus pases, estas resumiendo toda esa información a través de esa valoración numérica.

Evaluar es analizar esa información

Cuando analizas ese 7, estas entendiendo que su precisión es bastante buena aunque hay cosas que puede mejorar. Incluso puedes saber, por la observación, qué aspectos son los que debe mejorar para poder progresar. 

Como has evaluado a todo tu equipo, puedes comparar su nivel con respecto al resto del grupo. Además, tienes la posibilidad de conocer la impresión del propio jugador al respecto…son muchos los aspectos que puedes analizar que te servirán para el tercer paso que es la toma de decisiones.

Evaluar es tomar decisiones

Con todos los datos recogidos y analizados, llega el momento de tomar decisiones que posiblemente regularán el proceso de enseñanza y de aprendizaje. 

Decidirás si tienes que reforzar un poco más en los entrenamientos siguientes este aspecto a nivel individual o colectivo dependiendo si es una carencia general o personal.

Eso no significa que cambies el programa establecido sino que lo adecúas al proceso de aprendizaje de tus jugadores para que consigan los objetivos que te has marcado a medio plazo.

No busques la perfección en un año de trabajo sino la mejora

A veces nos empeñamos en no pasar al siguiente concepto hasta que no lo hagan perfecto. La idea no es dominar el concepto al completo sino avanzar un poco más. Al siguiente año, como vuelves a trabajar este aspecto, seguro que subirán un escalón más y así sucesivamente. 

No puedes pretender obtener la perfección en un año ni en dos. Es necesario un proceso de bastantes años para alcanzar resultados muy buenos. De ahí el valor de seguir siempre una programación seria.

Por eso hemos hablado tanto de la paciencia. No entrenamos con la idea de conseguir resultados a corto plazo. Si somos conscientes de esto, nuestra forma de enseñar cambiará y nuestros jugadores saldrán muy beneficiados.

Podemos decir que:

“La evaluación condiciona qué se aprende y cómo se aprende”.

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

La evaluación es más que un puro trámite

Es muy importante que no caigas en el error de considerar la evaluación como un trámite más que has de realizar después de tu trabajo en el campo. Colocas en cada casilla la nota que se merecen pensando que no tiene más importancia.

Antes hemos comentado que la evaluación va a ser la que regule todo el proceso de enseñanza y has de utilizar esos datos para conocer las causas de las dificultades del alumno. Puede ser por tu forma de enseñar o por su dificultad por entender. Una vez detectadas podrás mejorar y corregir aquellos detalles que hayas detectado. Tu mejoras como entrenador y tu jugador avanza también.

Analiza las causas

Si seguimos con el ejemplo de la precisión en el pase, no puedes ponerle un 7 y quedarte tan tranquilo. Como hemos dicho antes, has de analizar detalladamente las causas de esa falta de precisión que todavía se observa en tu jugador. Has de preguntarte con calma cómo puedes mejorar un poco más esa dificultad del alumno.

Desgraciadamente, muchos entrenadores no saben darle respuesta a estos problemas por falta de conocimiento teórico- práctico del proceso biomecánico que hay detrás de un pase poco preciso. 

Debe ser un análisis profundo

Has de saber analizar cómo debe colocar el pie de apoyo, con que superficie golpea al balón, cómo tiene el cuerpo en el momento del golpeo, con qué nivel de concentración lo ejecutó…y tantos otros aspectos que has de descubrir para poder ayudarle.

No puedes limitarte a decirle que le falta precisión en el pase, has de profundizar un poco más y analizar conjuntamente las causas de ese error para que realmente esté seguro de que si mejora esos aspectos, conseguirá mejorar en su precisión.

La importancia de la evaluación inicial

Cuando empiezas a enseñar un concepto nuevo debe haber una evaluación inicial. Has de saber que esa primera evaluación es fundamental por ser el punto de partida desde donde inicia su progresión.

Por lo tanto, cuida muy bien cómo le calificas. Imagina que le pones un 6. Quiere decir que aunque no lo hace mal, hay mucho margen de mejora hasta llegar al 10. 

Si no eres realmente preciso en esa primera evaluación, esa nota no te servirá para poder realizar un buen análisis de la situación en la que se encuentra de inicio y puedes estar mal orientado en la regulación del proceso de enseñanza en este aspecto.

Los entrenadores, con la experiencia de los años, son capaces de acertar cada vez con más precisión. Por tanto no debes preocuparte si no aciertas, siempre que lo hagas con la seriedad y profesionalidad necesaria, teniendo muy en cuenta los criterios de evaluación.

Evaluación continua

Sin embargo, la evaluación más importante es la que realizas continuamente a lo largo de todo el proceso de aprendizaje. Si cada día, al finalizar el entrenamiento, eres capaz de evaluar a tus jugadores, les podrás ayudar más ya que entendemos, a estas alturas, que evaluar no es calificar simplemente sino detectar sus errores para ayudarles a mejorar.

Puede servirte como idea práctica que el entrenamiento no termina hasta que no has evaluado a tus jugadores. Es un hábito que denota responsabilidad por tu parte. Como hemos dicho, es el motor del proceso de aprendizaje. No hacerlo indica dejadez, pereza, superficialidad y no haber entendido en qué consiste tu trabajo.

“Es muy importante que los coordinadores de los clubes insistan mucho en este triple proceso de programar, entrenar y evaluar como una unidad inseparable e imprescindible. No se puede entrenar sin programar y no se puede entrenar sin evaluar.”

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Cambia el concepto del error

Desgraciadamente en muchas mentes de jugadores y de entrenadores el error, la derrota, el fallo, son tomados como algo negativo. Solemos ver en los campos a entrenadores castigando duramente los errores de los chicos y a jugadores con una terrible sensación de fracaso ante la derrota o el error personal.

Cambia este pensamiento por otro más positivo

“En realidad el error es útil para poder regular el proceso de aprendizaje.” 

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

Siempre he dicho que lo mejor es quedar segundos en un campeonato. El primero, como ha ganado, piensa que lo ha hecho todo bien y no busca ninguna mejora, incluso es fácil que se relaje. En cambio, el que ha quedado segundo, tiene la sensación de haberlo hecho bastante bien pero todavía tiene errores que debe corregir.

Cuando tus jugadores no tengan miedo a equivocarse, habrás conseguido que mejore enormemente su aprendizaje.

Un buen jugador sabe identificar sus errores y corregirlos

Esto significa un cambio en la calidad de tu forma de enseñar. Si consigues que el propio jugador sea capaz de detectar esos errores, los asumirá y le servirán de punto de partida para corregirlos. 

Pero para ser capaz de hacerlo, debe tener muy claro los objetivos que buscas y los criterios de evaluación que utilizas. Esta es la razón por la que es muy bueno que dediques siempre un tiempo breve al inicio del entrenamiento a explicar lo que quieres enseñar y cómo lo harás. 

De esta forma, les facilitas enormemente el aprendizaje. Si tus jugadores realizan los ejercicios en el campo como robots, sin la posibilidad de conocer qué se busca en cada uno de los ejercicios, no aprenden tanto. Cuanta más información le des al jugador, más motivado estará para adquirir esas destrezas que deseamos mostrarles.

Por tanto, el error nunca se debe sancionar en tu equipo de fútbol. Debe de considerarse como el eje del trabajo colectivo.

Evaluación motivadora

Ten muy claro que una evaluación debe ser siempre motivadora, debe animar al jugador a seguir progresando y para eso debes proporcionales criterios para que comprendan sus errores y sean capaces de superarlos.

Olvida para siempre las evaluaciones punitivas que buscan castigar los errores y donde no se tiene en cuenta el nivel inicial, ni su progresión en el tiempo, ni se les proporciona herramientas adecuadas para corregirlos.

Espero que todas estas ideas puedan ayudarte a mejorar tu proceso de enseñanza a partir de ahora, con la única idea de ayudar a nuestros jugadores en su progresión deportiva y humana. 

“El propósito fundamental de la evaluación es asegurar el éxito del proceso educativo”.

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

Como llegar a ser un buen entrenador de fútbol: 10 preguntas

10 preguntas

Cómo ser un buen entrenador de fútbol

Es momento de evaluación. Siéntate para analizar juntos cómo estás entrenado hasta el momento. Son preguntas que no tienen desperdicio y en las que posiblemente puedes quedar mal.  ¿Te atreves?

Pero tranquilo porque con el tiempo has crecido un poco más. Has adquirido experiencia. Has podido pensar, observar y aprender muchas cosas. 

Es momento de hacer una pequeña parada para pensar. Sí, pensar. De vez en cuando hay que hacerlo porque nunca tenemos tiempo para esto y posiblemente es importante.

Quizá estas preguntas que te formulo pueden ayudarte a mejorar la calidad de tu trabajo como entrenador de un equipo de fútbol base. Da igual la especialidad en la que trabajes.

1. ¿Qué has hecho hasta ahora para que tus jugadores entrenen y jueguen mejor?

Sin duda, es una pregunta muy general y difícil de responder.

Pregúntate si:

  • Has dedicado tiempo a preparar con detalle tus sesiones de entrenamiento o has ido improvisando demasiado. 
  • Les haces pensar en los entrenamientos y les dejas decidir en los partidos. 
  • Te has esforzado por cohesionar al equipo a lo largo del año generando un ambiente adecuado para rendir al máximo. 

Son muchas las ideas que pueden salir de esta pregunta inicial.

2. ¿Cómo ha funcionado tu capacidad de motivación con ellos?

Pregúntate si sueles utilizar palabras de ánimo y felicitas a tus jugadores cuando lo hacen bien o, por el contrario, has sido un poco “cenizo” y te has dedicado a resaltar únicamente lo negativo, lo que hacen mal.

Te puedo asegurar, que tus jugadores adquieren mucha confianza al sentirse reforzados por ti cuando hacen bien las cosas y eso permite que mejoren. No olvides que ellos quieren seguir recibiendo palabras de ánimo, de reconocimiento de su entrenador.

3. ¿Cuál ha sido tu postura durante el año ante sus fallos?

Piensa si te has preocupado de reforzar correctamente a los jugadores cuando actúan bien en el campo. Evidentemente ellos han cometido muchos fallos a lo largo de los entrenamientos e incluso en los partidos. 

Pero lo que tienes que observar es si has sido capaz de darle la vuelta a esa derrota o a esos fallos explicándoles y demostrándoles que las adversidades son una oportunidad para seguir aprendiendo.

¿Cómo han sido tus correcciones? ¿Has mostrado paciencia y optimismo o, por lo contrario te han visto bastante desesperado? 

Si has detenido los entrenamiento con frecuencia para corregir errores, debes evitarlo. Es mejor que sigan jugando y trata de explicárselo solamente al jugador al que quieres corregir. Si ves que es algo que ocurre con la mayoría, puedes decidir un alto en el entrenamiento. Trata de ser breve, no tardes más de 15 segundos en corregir el error y, rápidamente, que siga el juego.

4. ¿Cómo has trabajado la intensidad en tus entrenamientos?

La intensidad es una de las claves del juego rápido en tu equipo. Como consecuencia, les obligas a pensar más rápido, lo que les hace mejores futbolistas. Si realizas paradas constantes en el entrenamiento lo que consigues son bajadas de ritmo y pérdida de concentración en lo que se está haciendo.

Piensa que juegan como entrenan. Además, si no has conseguido concentración e intensidad puede ser porque no han tenido claros los objetivos. Un aspecto que puedes mejorar bastante si deseas ser un buen entrenador.

5. ¿Te has puesto nervioso a la hora de corregir a tus jugadores?

El tono que utilizas para corregir debe de ser totalmente calmado. No te dejes llevar por tus emociones. Parte de una idea muy clara: tus jugadores han estado haciendo bien las cosas pero, como es normal, han cometido algún fallo que otro, que tú tienes que corregir. Debes trasmitir en tus correcciones confianza en que van a mejorarlo.

6. ¿Tiendes a corregirlo todo? 

No es necesario. Si alguno de tus jugadores falla un pase, no hay que corregirlo. Puede ser que haya arriesgado un pase interior y se lo hayan cortado. Es una decisión que no ha salido bien, pero no es un fallo en sí.

Corrige los fallos que se producen repetidamente o aquellos cuya causa es la falta de conocimiento. Así evitarás que se realicen más adelante.

Por ejemplo, uno mediocampista que suele jugar demasiado en horizontal cerca de su portería. El jugador puede pensar que no falla pues el pase llega a su destinatario en la mayoría de ocasiones, pero no es consciente del peligro que crea en su portería si uno de esos pases se ve cortado por un contrario. Corregimos un aspecto para evitar un fallo futuro.

7. ¿Tus entrenamientos son aburridos?

Es una buena pregunta. Los chicos se habrán aburrido hasta ahora si has sido muy repetitivo porque tienes un repertorio corto y además no te preparas los entrenamientos. También se han aburrido si has planteado ejercicios excesivamente complicados o si no has sabido explicarles el por qué y el para qué. Simplemente les has dicho que lo apliquen pero no saben para qué sirve.

Para que realmente tus jugadores salgan entusiasmados del entrenamiento has de prepararte muy bien los ejercicios, seguir un programa y pensar en tu grupo de jugadores constantemente. Esto te permitirá acertar en el trabajo que propones y adecuarlo más al nivel y a la edad que tienen. 

8. ¿Qué es lo que te ha motivado más: la formación de tus jugadores o la victoria del fin de semana? 

En realidad, entrenas para ganar pero quizá se te ha ido un poco la cabeza con la competición y te has olvidado la formación está siempre muy por encima de la competición. Es momento de que hagas cuentas y propósitos para cambio y mejora. Márcate metas formativas donde los grandes beneficiados sean tus jugadores y no te busques a ti mismo con tus victorias y medallas. 

9. ¿Cómo te has comportado en los campos de fútbol?

Piensa si hasta ahora has sido un modelo para tus jugadores y para tu grupo de padres. Si tu comportamiento ha sido ejemplar, tienes mucho ganado en cuanto a prestigio. Los chicos te ven como el modelo que han de seguir y eso te debe llenar de responsabilidad.

Por otro lado tu actitud con el árbitro y con el equipo contrario no ha sido del todo ejemplar porque muchas veces no consigues controlarte. Muéstrale  un gran respeto, a pesar de que en muchas ocasiones los árbitros no han acertado con sus decisiones y eso te puede haber perjudicado. 

Si respetas, enseñarás a los que están bajo tu responsabilidad a aceptar las decisiones de la autoridad, aunque uno no esté conforme con ellas.

10. ¿Cómo ha sido tu relación con los jugadores y con los padres?

Piensa cuánto tiempo has dedicado hasta ahora a tus jugadores. Si has estado accesible para que ellos puedan acercarse a comentarte aspectos que para ellos son importantes. O quizá todavía te tienen demasiado respeto y no se acercan a ti por tu carácter, quizá un poco orgulloso.

Posiblemente te ha faltado un poco más de humildad para aceptar que muchas veces te has equivocado. No hay derecho que, siempre que las cosas salen mal, achaques los errores a tus jugadores o a los árbitros. Es momento de echar cuentas y mejorar en humildad reconociendo que te has podido equivocar. Si eres capaz de hacerlo, estás en el mejor camino para mejorar y crecer como entrenador.

Quizá el error ha estado en todo lo contrario. Has querido acercarte tanto a tus jugadores y a los padres que has llegado a ser un amigo más entre ellos. No has sabido mantener esas distancias necesarias con el padre o el jugador. 

Esta situación te ha llevado como consecuencia el no haber conseguido un ambiente serio y disciplinado tan necesario para obtener buenos objetivos deportivos y personales. Has sido quizá un poco blando y demasiado buenazo y ellos lo que en realidad desean es exigencia personal, aunque no te lo digan y se diviertan mucho contigo.

Conclusiones

Como ves, son preguntas impertinentes pero directas que ningún entrenador debe dejar de hacerse para seguir mejorando. Las respuestas deben ser sinceras si realmente quieres ser un buen entrenador. 

Porque…

 “…buen entrenador no es el que consigue muchos éxitos deportivos sino aquel que es capaz de sacarle el máximo rendimiento a cada uno de sus jugadores”.

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