competición deportiva

Deporte competitivo: 10 pasos para acertar en su enfoque

¿Es bueno o es malo que nuestros hijos deportistas practiquen el deporte competitivo?

Claro que es bueno. Los niños siempre compiten en sus juegos. Sería muy aburrido para ellos si solo se dedicaran a aprender un deporte sin ponerlo en práctica en una competición.

El problema no está en deporte competitivo sino en el enfoque que se le da a esa competición por parte de los entrenadores, la familia y el entorno deportivo. Este es la clave de todo.

En el momento que compites es cuando el equipo y el jugador se ven obligados a esforzarse al máximo para resolver las situaciones que se presentan en el juego. Es en esa situación cuando están optimizando su aprendizaje.

El deporte competitivo es una potente herramienta educativa, que fomenta el desarrollo humano, basado en VALORES y en comportamientos adecuados. Esta competición, así enfocada, favorece un sano crecimiento integral (físico, mental, emocional…) de nuestros niños.

competir es positivo

Contenidos

Tipos de deporte competitivo

Deporte competitivo nocivo 

Impacta de manera negativa en el proceso de aprendizaje  y desarrollo de la persona. 

competición nociva

Deporte competitivo formativo

Favorece la formación integral del jugador ya que aprende a:

competición formativa
competición formativa

¿Por qué practicamos el deporte competitivo?

por qué competimos

Mejora integral

Cuando competimos, no sólo estamos mejorando nuestra parte física al practicar un deporte, sino que el deportista como persona está desarrollando aspectos de la competición como son la valentía, el esfuerzo, el respeto, la deportividad, la ilusión, la creatividad…

La vida es una competición

Nuestros jugadores habrán aprendido, gracias al deporte a competir en la vida con valores, reglas, tradiciones y modelos de conducta que le hacen desarrollar al ser humano, un profundo sentido de dignidad y equilibrio

Es el examen de lo que sabemos

En el deporte, el ser humano se prueba una y otra vez. Su deseo será ganar o superarse. La victoria sirve para autoevaluar sus condiciones deportivas, el aprendizaje realizado y su nivel de esfuerzo.

El deporte ordena, establece jerarquías funcionales, canaliza conductas, forma caracteres, es terapéutico. 

La competición se entiende como un recurso más que servirá de orientación y de guía en el proceso de aprendizaje de toda actividad deportiva.

La clave del buen enfoque está en el entrenador

entrenador competición

Una vez más señalamos al entrenador como la clave del buen enfoque de la competición.

Con su ejemplo

porque los jugadores se dan cuenta y se contagian del comportamiento y la actitud de su líder deportivo. Ahí tenemos un gran reto porque la competición te empuja a veces a perder el enfoque. Y si el entrenador lo pierde, sus jugadores también.

No relacionar el ganar con el éxito

Debe dejar claro a sus jugadores que esta vez han ganado pero que todavía hay muchas cosas que deben mejorar, que no han salido bien. De esta forma fomentamos la humildad (tan importante para un deportista y para un equipo) y la capacidad de superación para seguir mejorando.

Ayudar siempre al jugador

Si el entrenador percibe en algunos de sus jugadores una disminución de su autoestima o un incremento negativo de sus aspectos competitivos, podrá ayudarlo con sus consejos y experiencias. De esta forma reducirá la ansiedad de sus jugadores y les enseñará a valorar la competición de forma adecuada.

El deporte competitivo es fundamental para aprender

deporte competitivo es fundamental

Podemos afirmar con toda seguridad tras años de experiencia que el deporte competitivo es el medio más importante para desarrollar la habilidad deportiva. No basta con los entrenamientos, se debe competir para poner en práctica todo aquello que se aprende en los entrenamientos. Es más hay aspectos del deporte que solo se aprenden en la competición. En especial todo lo que es la comprensión del juego y la toma de decisiones. 

Además, cuando estás practicando deporte competitivo estás desarrollando a un gran nivel aspectos fundamentales del deporte: la tolerancia a la variación de los propios niveles de ansiedad, motivación, etc., y consiguiendo mejorar la atención, lo que en el último momento permite mejorar la toma de decisiones.

El deporte competitivo es la gran herramienta motivadora

competición es motivación

En palabras de Carlos Martín Bravo (1999) la motivación es «un conjunto integrado de procesos que activan, dirigen, mantienen y modifican la conducta»

Para que la competición sea realmente una motivación y un aprendizaje contamos siempre con la ayuda del entrenador.

El entrenador nunca debe motivar punitivamente, con castigos o con amenazas (del tipo: “Si no hacéis lo que os he dicho, no tendréis partido”).

La motivación también se transmite con el ejemplo. Un entrenador esforzado e ilusionado en lo que hace, transmite espontáneamente motivación a sus alumnos.

Es fundamental que el profesor conozca las justificaciones que el deportista hace cuando tiene éxito y cuando comete errores en el deporte. Algunos chicos imputan sus errores o dificultades de aprendizaje a factores ajenos a ellos: “Es que los balones están muy desinflados”. Otros alumnos atribuyen su fracaso a su propia capacidad, diciendo cosas como: “No puedo, me pides mucho”. 

Por ello, el entrenador debe intervenir en estos casos, para sustituir estas atribuciones incorrectas por atribuciones basadas en el esfuerzo y en el entrenamiento. Por ejemplo, un profesor puede argumentarle a un chico: “Sí puedes hacerlo. Proponte entrenar y esforzarte al máximo. Así es como se aprende, practicando más y más”.

El el entrenador también puede enseñar a sus jugadores a no compararse con los demás, que el éxito estriba en alcanzar las metas de ejecución personal, en lugar de las metas de los demás. Cada chico hará una progresión determinada a lo largo del curso; lo importante es su progresión, y no la comparación con los demás chicos del grupo.

El entrenador puede intervenir no sólo sobre la motivación de un jugador, sino también sobre el clima motivacional de todo el grupo. Recordemos que cuando el entrenador  se ha ganado la autoridad de sus jugadores, y tiene una credibilidad y un reconocimiento dentro del grupo, es más fácil poder motivar a sus jugadores y orientarlos hacia el logro de los objetivos propuestos.

Otro factor que influye sobre la motivación de los jugadores es la relación de los miembros del grupo entre sí. Es conveniente que el entrenador sepa crear un clima de convivencia adecuado, un grupo cohesionado, en el que los alumnos tengan la oportunidad de compartir experiencias, opiniones, inquietudes, etc.

Es conveniente que el entrenador mantenga entrevistas individuales con sus jugadores, donde aproveche para reforzar los puntos fuertes y felicitarles por su actitud de trabajo y superación. 

También se pueden aprovechar estos momentos para ayudar al jugador a establecerse objetivos personales de mejora de los puntos débiles de su técnica. Estos objetivos deben ser desafiantes, realistas, planteándolos en la ejecución individual, en la mejora, pero no serán objetivos basados en resultados. Los objetivos orientarán al alumno en su aprendizaje y le servirán de estímulo para alcanzarlos.

Como puede apreciarse la motivación en la competición es algo mágico y de mucha utilidad en el deporte.

La actitud de los padres en la competición deportiva

actitud competitiva de padres

En un estudio desarrollado recientemente, se destacaba que el interés por la competición por parte de los padres es una constante en la mayoría de modalidades deportivas. 

También llama extraordinariamente la atención en esos estudios, que los padres dan una gran importancia a que sus hijos destaquen y participen en las competiciones deportivas.

Asistencia a los partidos

Pero ¿es necesario que los padres acudan a los partidos de sus hijos¿ ¿puede esto perjudicarles? Como siempre, eso depende de la actitud con la que ven el deporte de su hijo. Su forma de participar en él será fundamental para el desarrollo integral del jugador. 

El que los padres sean capaces, a través de la práctica del hijo, de implicarse para mejorar y conseguir un buen autoconcepto y confianza en su hijo, hará que el deporte sea trabajado de manera educativa e integral. Para eso podemos seguir una serie de pautas:

Pautas para la implicación de los padres

pautas competitividad padres

10 buenas prácticas durante el deporte competitivo

  1. Es importante estar presentes en las competiciones en las ellos participen. 
  2. Enseñarles a respetar las reglas de la modalidad. 
  3. Dar un buen ejemplo, a través de una relación amigable con los padres y los acompañantes de los adversarios. 
  4. Recalcar siempre el placer de hacer deporte y la alegría de practicarlo.
  5. Elogiar el esfuerzo realizado y los progresos conseguidos. 
  6. Aplaudir todas las buenas jugadas y todas las buenas marcas alcanzadas, independientemente de quién las realiza. 
  7. Ayudar a compatibilizar su actividad escolar y deportiva. 
  8. Apoyar y acompañarle a la actividad sin presionar ni entrometerse. 
  9. Tener siempre presente que se trata de una actividad de jóvenes y para los jóvenes. 
  10. Ayudar al entrenador o dirigente y al club en la resolución de los problemas relacionados con la actividad deportiva en la cual participe.

10 malas prácticas durante el deporte competitivo

  1. forzarles a participar en cualquier actividad deportiva, 
  2. discutir con los árbitros o jueces, 
  3. comentar públicamente de forma despreciativa el comportamiento de los jugadores, entrenadores, árbitros u otros padres/madres, 
  4. interferir de algún modo en el trabajo de los entrenadores, 
  5. criticar excesivamente los resultados alcanzados por su hijo, 
  6. ayudar a creer en expectativas exageradas sobre su futuro como practicante deportivo, 
  7. alimentar con elogios fáciles, la aparición de actitudes de vanidad y de soberbia
  8. prohibir la práctica deportiva como castigo, en particular hacerlo sobre los resultados escolares. 
  9. que los padres no tengan un comportamiento de respeto y control delante de las victorias y las derrotas y no ayuden a sus hijos a mantener una actitud semejante.
  10. valorar menos la constancia y el esfuerzo puestos en las tareas y más los éxitos que se puedan alcanzar.

Educar con el deporte competitivo

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Quiero ahora aportar algunos casos reales que pueden serviros para aclarar conceptos y de paso pueden ser útiles propuestas para los responsables de la gestión de la competición.

Un caso real de deporte competitivo

El padre de Jorge tiene un dilema importante con su hijo:

Tengo un problema con mi hijo. Tiene 8 años, es su primer año como Benjamín y está con niños distintos a los del año pasado (donde era titular y jugaba todos los partidos). Este año, el primer partido, a pesar de haber ido a todos los entrenamientos, no fue convocado, mientras que niños que habían faltado sí. Hablé con el entrenador y me comentó que el próximo lo convocaba. Así ha sido, pero ha estado todo el tiempo en banquillo excepto los últimos cinco minutos. ¿qué hago? ¿Cambio al niño de equipo o lo dejo que acepte que no va a jugar?

Prohibir la convocatoria en los clubes de fútbol base

Tu hijo solo tiene 8 años. ¿Dónde lo has metido? No puedo aceptar que exista un club, –donde se entiende que se busca la formación del jugador–, que todavía pueda mantener en sus principios de funcionamiento la filosofía de la convocatoria. ¿Pero qué es lo que nos está pasando? ¿cómo pueden los padres permitir que esto ocurra en un club de fútbol base? 

Acepto esta situación en el mundo profesional, donde juegan 11 y los demás, ya veremos. Depende del partido, de las lesiones, de las expulsiones, etc. Pero, en el mundo infantil, donde debe primar la formación y donde el fútbol es simplemente un juego, no puede haber convocatoria. Los niños entrenan para disfrutar de su partido semanal y nadie puede arrebatarles esa satisfacción. NADIE.

Es este el motivo por el que solicito a las altas instancias del deporte que regule un poco más su normativa para que fomente la obligación de alinear a todos sus jugadores en cada partido, en beneficio de los niños. Eso permitirá eliminar las triquiñuelas: 

  • no alinear a los más débiles en los partidos más complicados y  
  • bajar y subir jugadores para poder ganar que tanto daño está sometiendo a nuestros hijos.

Fomentar la participación de cada jugador en un mínimo del 50% del partido

Es necesario que los coordinadores de los clubes se preocupen menos de las victorias de sus equipos y controlen más los porcentajes de participación de cada uno de los jugadores de sus equipos. 

En una buena escuela de fútbol, los equipos que compiten buscando ese modelo ideal, tienen como norma que cada jugador participe como mínimo en el 50% del partido. Y digo como mínimo porque siempre que se pueda jugará más. Para conseguirlo, se procura no tener muchos jugadores por equipo. Eso favorece mucho la máxima participación de cada uno de los jugadores. 

Los niños están mas contentos cuanto más participan y, aunque no les da igual si ganan o pierden, lo que más les interesa es poder jugar. Es el deporte por el que dedican tanto esfuerzo y ponen tanta ilusión. ¿Tendría sentido dedicarle tanta pasión y luego jugar 12 minutos en todo el partido como indica la Federación?

Ya hay federaciones que han impuesto esta normativa y me alegro por los jugadores. Empiezan a entender las necesidades formativas de estos miles de niños que están en sus manos. No se puede organizar este deporte formativo como lo hacen en el mundo profesional. Hay buenas intenciones al imponer la obligatoriedad de jugar como mínimo una parte de las 4 que forman el partido completo. Sin embargo me parece un insulto para un niño entrenar dos días o tres a la semana y levantarse temprano para jugar su partido y encontrarse desprotegido al presenciar que juega únicamente 12 minutos de partido.

Adaptar las normas federativas a las realidades de las familias

Y si profundizamos un poco más, te das cuenta que la persona de la federación que confecciona el calendario de la liga no debe tener familia porque un benjamín preferente (8 años) debe empezar los entrenamiento en agosto para tener un margen de 1 mes antes de la competición. Si repasas los fines de semana donde la familia puede tener un pequeño descanso deportivo, no existe. Todos los fines de semana del año cubiertos. Este año reyes cayó en jueves y el sábado ya teníamos montada la competición de nuevo. ¿De qué vamos? ¿Es que no existe nada más que el fútbol en la vida de nuestros hijos? 

Olvidarnos de las categorías por el bien de nuestros hijos

deporte competitivo

Nos hemos dado cuenta que en la medida que los equipos van ascendiendo de categoría, el enfoque formativo disminuye. Es necesario dejar muy claro a los padres que las categorías nos deben dar igual. Esto que parece una tontería, es fundamental. 

Cuando un padre llega a una entidad deportiva se le debe explicar que no se debe preocupar en qué equipo va a jugar. No hay compromisos para jugar en la máxima categoría. Eso permite al jugador darse cuenta de que no puede relajarse porque siempre hay otros que le pueden quitar su puesto el fin de semana. 

Cada fin de semana puedo ver diferentes partidos y puedo aseguraros que los niños de segunda división son tan felices o más que los de preferente. Juegan y se divierten. Donde veo peor ambiente de padres es en las categorías altas y donde más disfruto es en las categorías que están por debajo. 

Cuanto más alta la categoría, más problemas existen

Los problemas surgen en las categorías altas

Fundamentalmente el problema son los padres que se emocionan bastante en estas competiciones. Lo viven más que los propios niños. La mayor parte de los niños que juegan en esas categorías tienen un nivel alto. Y son los que más nivel tienen los que a menudo presentan más problemas dentro del equipo. Y los clubes se ven ante un gran dilema. Si “limpio”, posiblemente el equipo bajará su nivel competitivo pero ganará en ambiente y cohesión. ¿Qué hago? La mayoría optan por aguantar al niño o al padre por no bajar la competitividad del equipo. 

Aquí planteamos algo realmente diferente. Limpiamos poco a poco toda la “basura” que hay en los equipos altos y nos quedamos sin jugadores estrellas. Los sustituimos por otros que estaban por ahí escondidos que inexplicablemente dan  más de sí de los que podía parecer y, para colmo, el ambiente del equipo mejora ostensiblemente. No hemos echado de menos a los que nos parecían estrellas y hemos decidido organizar los equipos del año que viene buscando un perfil de familias sin tanto estrellato para evitar este tipo de problemas. De la vida se aprende.

Elegir bien el perfil de entrenador que queremos

El segundo paso que proponemos es plantearnos el perfil de entrenador que deseamos. Para las categorías altas, está claro que debe ser un entrenador con conocimientos de la propia competición pero sin olvidarse que primero (sin ningún tipo de excepción) es la formación. Encontrar entrenadores de este estilo es muy complicado pero los hay. Normalmente este tipo de entrenador se dejan llevar por la competición y olvidan mantener los aspectos formativos en primer lugar. Tienen como una excusa permanente en la competición. Argumentan:

– Si quieres competir, has de olvidarte de muchas cosas

En realidad están diciendo que te saltas lo más importante, que es la formación, para poder ganar. No puedes ganar si no presionas constantemente al árbitro, si no dices palabrotas, si no gritas en los partidos, si no odias al equipo contrario, si no dedicas todos los entrenamientos a preparar el partido del fin de semana, etc.

Y, mientras tanto, ¿qué puedo hacer?

qué puedo hacer
No lo dudes, haz un buen estudio de mercado y
  • busca un equipo sin importar la categoría, 
  • donde tu hijo juegue muchos minutos cada fin de semana, 
  • que se preocupen de él como persona y no tanto como jugador, 
  • que realmente salga cada día feliz.

Porque yo sé los que tu buscas en realidad. Quieres que tu hijo juegue al fútbol sin más pretensiones que las que te proporciona este bello deporte: jugar y divertirse. Ver a tu hijo que tiene 8 años ir con ilusión a los entrenamientos y salir feliz. Y luego a los 12 y a los 15 y a los 18 y a los 21 y a los 50 años. 

Tenemos miedo a que pierda esa ilusión por culpa de un mal enfoque de este deporte competitivo…

… y eso no lo podemos permitir ni tu ni yo.

Mientras termino de escribir este artículo, me llega este mensaje desde Argentina:

Hola, soy de Córdoba, Argentina. Hace media hora mi hijo de 12 años me comunica que no quiere ir mas a fútbol, me dice que no está cómodo, que el entrenador no lo tiene en cuenta, y tiene un poco de razón. En lo que va del año, lo ha citado 1 sola vez y jugó 10 minutos, pero lo que más me preocupa es que se queda sin hacer ninguna actividad física. ¿Qué es lo más conveniente? ¿le buscaré otro deporte? ¿cual? Es hijo único y me gustaría que haga un deporte colectivo. ¿Que hago?

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