El esfuerzo en el deporte tiene grandes defensores. Mira los que nos dicen:
“Todos tenemos sueños. Pero para convertir los sueños en realidad, se necesita una gran cantidad de determinación, dedicación, autodisciplina y esfuerzo”.
Jesse Owens
“Las medallas de oro están hechas de sudor, sangre, lágrimas y esfuerzo”.
Gabby Douglas
“Esfuérzate una y otra vez. No cedas una pulgada hasta que suene el pitido final”.
Larry Bird
“El éxito es la suma de pequeños esfuerzos, repetidos día tras día”
Robert Collier
“Los ganadores nunca se rinden y los que se rinden nunca ganan”.
Vince Lombardi
“Cuanto más difícil sea la victoria, mayor será la felicidad de ganar”.
Pelé
¿Sabías que uno de los principales valores que aprendes en el deporte, cuando lo practicas en serio, es el esfuerzo?
Te lo cuento…
Precisamente andamos escasos de este valor en la sociedad actual. Buscamos por todos los medios conseguir lo que queremos sin esfuerzo: inglés sin esfuerzo, estudiar sin esfuerzo, adelgazar sin esfuerzo, triunfar sin esfuerzo…
Contenidos
El deporte es esfuerzo
Como contraste, en el mundo del deporte ves cosas increíbles: Nadia Comaneci llegó a sacar un 10 en las Olimpiadas pero no fue por casualidad. Aquel ejercicio lo había practicado tantas veces durante tantos meses que podía hacerlo con los ojos cerrados. Detrás quedaban miles de horas de esfuerzo y de trabajo muy duro. Correcciones y más correcciones hasta que conseguía esa perfección.
Es precioso ver esos reportajes de escaladores imponentes en la cima de un 8 mil. Lo que quizá no se ve es todo el esfuerzo que han tenido que realizar durante un montón de días hasta llegar a lo más alto si es que llegas porque muchas veces se fracasa por el clima, por un accidente, por el frío, por la falta de oxígeno, etc.
Las metas se consiguen con esfuerzo
Lamentablemente tengo que decirte que no hay nada en la vida que sueñes en conseguir sin poner esfuerzo. Como padres, hemos de ser conscientes de esta realidad y aprovechar las oportunidades que te ofrece el deporte para formar a nuestros hijos en el esfuerzo.
Vienen muy blanditos
Uno de los problemas más importantes que nos encontramos los educadores dentro del mundo del fútbol base es la proliferación de niños “bluf”, niños muy blanditos que continuamente están mirando a su madre o a su padre por exceso de protección.
Padres protectores
Son padres que inmediatamente les solucionan los problemas que van surgiendo en su situación deportiva: déjame la bolsa que pesa mucho, bébete este refresco que te servirá para recuperar tu cansancio, no vayas al entrenamiento porque tienes un poco de fiebre o estás muy cargado de deberes del colegio. Con esta lluvia es mejor que te quedes en casa.
El esfuerzo en el deporte, valor fundamental
Dentro de un programa de formación en valores en el deporte, el esfuerzo es de vital importancia ya que es la base de todos los demás.
Para ser sincero, he de poner esfuerzo porque decir la verdad cuesta, la generosidad te pide poner esfuerzo porque siempre buscamos la comodidad, el compañerismo no es más que ese esfuerzo por ayudar a los que te rodean, el orden es el esfuerzo por ser capaz de tener cada cosa en su sitio. Podríamos seguir enumerando. Todos los valores se basan en el esfuerzo personal.
¿Resultados o formación de la persona?
En el deporte profesional, lo único que importa son los resultados. Si ganas eres bueno y si no ganas no vales nada. Es así de duro el deporte. También lo es cualquier trabajo profesional. Se buscan resultados y si no los hay has fracasado.
Todo esto se traslada muchas veces al mundo del niño que está en proceso de formación y queremos aplicar los mismos parámetros con ellos y es muy injusto. Hemos de trabajar con un punto de vista muy diferente.
Se trata de dar prioridad a la persona , no al resultado objetivo (importa más el esfuerzo del alumno que el nivel alcanzado). ¿Qué busco con mis jugadores? ¿Resultados o actitudes? Si le felicito únicamente cuando gana o mete un gol, no le estoy ayudando.
Valorar su esfuerzo en el deporte
Si lo que valoro es su esfuerzo y su tenacidad por conseguir el objetivo, entonces le estoy motivando para seguir en esta línea con lo que, a largo plazo, conseguiré mejores resultados ya que su esfuerzo es siempre el máximo.
Este valor le permitirá alcanzar metas importantes para su vida ya que ante las dificultades sabrá superarse a sí mismo con su esfuerzo.
No rendirse ante las primeras dificultades
Si el entrenador valora solo resultados, cuando estos no lleguen, el niño se hundirá o no sabrá qué hacer porque nunca ha puesto esfuerzo por conseguir las cosas o no tendrá ningún motivo por el que tenga que esforzarse. Pensará, soy malo para este deporte, no valgo. Mejor que lo deje. Tiran la toalla ante las primeras dificultades.
La actitud de los padres frente al esfuerzo
Muchas veces son los padres los que metemos la pata con nuestros comentarios. Cuántas veces les preguntamos cómo han quedado en el partido, si han metido un gol o si han hecho buenas paradas. Nos enfadamos con ellos porque fallaron un gol que estaba cantado o les felicitamos porque han conseguido una gran victoria.
Ellos entienden, con nuestra actitud, que ganar es lo único que importa. Nos equivocamos completamente y les hacemos mucho daño porque, en realidad, lo que realmente nos debería interesar de su deporte es el esfuerzo que han puesto por conseguir ese resultado o al menos por intentarlo.
Los resultados no son lo importante sino el esfuerzo que ponen por conseguirlo
Siempre he dicho que es muy fácil saber si un niño de 12/14 años tiene futuro como deportista de élite. Verle entrenar y jugar un rato es suficiente para saber si en el futuro va a poner empeño en todo aquello que se propone.
Los campeones:
-persisten ante la dificultad, nunca se rinden.
-soportan grandes cantidades de trabajo, no existe la pereza.
-toleran grandes dosis de presión en las competiciones (lo que está en juego) y en los entrenamientos (la fatiga)
Vale la pena esforzarse
Una de las ideas que más llama la atención de este valor es que para ponerla en práctica es necesario que sepamos transmitirles a nuestros jugadores por qué vale la pena esforzarse.
Cuando lo conseguimos, podemos asegurar que nuestros jugadores no cesarán en su esfuerzo. No es algo impuesto por su entrenador o por su padre sino una decisión libre y consciente por parte de los alumnos: en realidad les estamos ofreciendo las razones de su trabajo, despertando en ellos la satisfacción por la obra bien hecha.
No les evites el esfuerzo
Al poner esfuerzo, estás consiguiendo educarle porque incides directamente en su mejora personal.
Exigir un trabajo bien hecho
Hacer las cosas bien exige esfuerzo. En el deporte pasa lo mismo, debe esforzarse en llegar puntual al entrenamiento, utilizar el uniforme adecuado, prestar atención a lo que le indica el entrenador, poner la máxima intensidad en cada uno de los ejercicios…Como ves, el esfuerzo aparece en todas las facetas del deporte. No es solo en el momento de competir, sino antes y después.
No puedes ser blando.
Dicen que el que realmente te quiere te hará llorar. Es muy cierto este refrán porque lo fácil a un niño es decirle tras una victoria:
–¡qué bien lo has hecho! Cuando en el fondo, lo que hemos de añadirle a esta afirmación, aunque cueste algo más, es :
–¡Todavía puedes mejorar con tu pierna izquierda!, o
–¡debes procurar no enfadarte tanto con las decisiones de los árbitros porque pierdes fuerza y concentración y eso no beneficia ni a ti ni al equipo!
Es, por tanto, un error, evitarles el esfuerzo en la vida diaria, realizando por ellos un trabajo que puede contribuir a su formación. Muchos padres hacen las tareas del niño porque lo ven muy complicado o porque no quieren que piensen en el colegio que no sabe la lección. Y eso no les forma sino que les deforma.
Tampoco es bueno que el entrenador les exija poco por miedo a que no sean capaces de superar las dificultades del partido o la complejidad del entrenamiento:
– “No aprieto más porque los veo muy cansados”.
Y en el fondo pueden mucho más de lo que pensamos.
El buen ejemplo de los padres y de los entrenadores
El buen ejemplo ha de estar siempre presente en la vida familiar y en el equipo. Nunca podremos exigirles que se esfuercen si nosotros no vamos por delante. Ellos siguen nuestros pasos y es una gran responsabilidad el ejemplo que podamos ofrecerles. De nada sirve que les exijamos que pongan esfuerzo en sus estudios o en su entrenamiento, si no vamos nosotros por delante. Ellos siempre se dan cuenta de todo.
Si ponemos esfuerzo en los entrenamientos, en la preparación de las sesiones, en la dirección del grupo, en la superación de los problemas que nos van surgiendo, ellos lo agradecen. Este ejemplo cala en nuestros jugadores y les arrastra. Da sentido a esa necesidad que tienen de esforzarse por alcanzar su meta, su sueño. De alguna forma, contagiamos nuestro esfuerzo y entusiasmo a nuestros jugadores.
La fuerza de voluntad
Es una de las grandes carencias de la juventud de hoy en día. Es necesario más que nunca, ayudarles a generar esa energía interior, básica para afrontar las dificultades, retos y esfuerzos que la vida plantea continuamente. Si no hay esfuerzo, no es posible adquirir valores ni alcanzar objetivos ambiciosos.
“Todos tenemos sueños. Pero para convertir los sueños en realidad, se necesita una gran cantidad de determinación, dedicación, autodisciplina y esfuerzo”.
Jesse Owens
Una voluntad fuerte es un elemento imprescindible en la búsqueda de la felicidad. Cuando un equipo lo da todo en un partido, pese a no conseguir la victoria, se va feliz del partido porque se ha dejado la piel durante todo el tiempo.
Falta de exigencia de los padres
Haz lo que quieras
El permisivismo con que mucha gente ha sido educada, fruto de un mal entendido sentido de la libertad, ha impedido formar en la exigencia. Tenemos niños flojos y blandos que no son capaces de poner esfuerzo por conseguir las cosas. Se rinden antes de tiempo. Y eso hace mucho daño en el deporte.
Una sabia elección
Si tuviera que elegir hoy entre un jugador con actitud y esfuerzo y otro con mucho talento aunque algo vago, me quedo con el trabajador porque es la base del progreso deportivo. El que tiene mucho talento, si no se esfuerza, normalmente se acomoda y fracasa. Es muy triste pero hay mucho deportista con un gran talento pero que no ha triunfado porque no quiere esforzarse. Se fía de su talento y acaba siendo superado por el esfuerzo de otros jugadores menos talentosos.
Marcar objetivos a tus jugadores
Para aprender a esforzarse seriamente resulta muy práctico procurar sujetarse a un plan exigente. Tu, como entrenador, debes ofrecer este plan a los jugadores de tu equipo ¿Te planteas metas a corto y medio plazo para cada uno de ellos? Es algo que les ayuda mucho a tener claro dónde debe esforzarse para mejorar. Les da mucha seguridad y confianza.
¿Quieres que tu hijo sea realmente feliz?
Te voy a dar algunos consejos que no te esperas: apriétale en todos los ámbitos de su vida: en sus estudios, en sus obligaciones, en sus relaciones, en sus responsabilidades…Ejercítale en la necesidad de poner esfuerzo en todo lo que hace y destaca siempre ese valor en su vida.
Verás que la felicidad no está en los resultados que obtiene sino en el esfuerzo que ha puesto por alcanzarlos y entenderá que, aunque posiblemente no llegue a conseguirlo todo, él es feliz porque el esfuerzo que ha puesto ha valido la pena. El camino para llegar hasta allí es el que le ha enriquecido, no la meta.
Los momentos formativos del día a día
La vida de nuestros hijos y la nuestra está llena de momentos formativos donde debe elegir entre hacerlo bien o de cualquier forma. Y esto es así porque hacerlo bien supone, muchas veces, un esfuerzo considerable.
Un ejemplo real
Hoy, Pablo ha terminado el entrenamiento a las 20,30. Mañana tiene un examen global que decide bastante la nota final de curso. Sus padres están fuera y él está bastante cansado. Juega España en la Eurocopa a las 21,00 horas. Son muchas las cosas a favor de dejar sus estudios para otro momento. Sin embargo, sus padres le han educado bien y le han transmitido esos valores que le permiten a Pablo actuar correctamente.
Llega a casa, cena rápidamente y se pone a estudiar. No podemos negar que se necesita fuerza de voluntad para hacerlo. Nadie se da cuenta de la acción de Pablo, sin embargo él sabe que ese esfuerzo vale la pena porque así le han entrenado en la vida.
Lamentablemente no todos los niños tienen esta formación y este es el motivo por el que muchos fracasan en sus estudios, en el deporte y en todo aquello que en principio les hace ilusión. Les falta la fuerza de voluntad para decir no cuando hay que decirlo y se dejan llevar por lo fácil, por lo más cómodo en ese momento: tumbarse en el sofá y ver el partido de España.
Educar la voluntad
Para conseguir educar la voluntad de tu hijo o de tus jugadores, tienes que procurar que cada uno de ellos aprenda a esforzarse y ser responsable. Y eso lo vas a conseguir si desarrollas hábitos que fortalezcan su capacidad de decisión y le permitan ejercer su libertad. Los valores que les enseñamos les ayudan a ser más libres porque tienen las herramientas necesarias para tomar las decisiones adecuadas en cada momento.
Quizá piensas que no eres capaz de formar así a tus hijos o a tus jugadores. Pero si quieres a tus hijos, si aprecias a tus jugadores, debes exigirles siempre. Ellos esperan esto de ti y no lo entenderían si no lo hicieras. Es más, eso les da mucha confianza.
Exigir con amabilidad
Exigir de forma cordial y amable, les ayuda mucho más que si lo haces con malas formas. Favorece el que quieran reflexionar sobre su propia situación y a esforzarse por superar los defectos y por consolidar sus cualidades positivas. Perciben que aunque les exigimos, también les apreciamos. Cuanto más quieres a una persona, más sueles exigirle.
Exigencia adecuada.
Muy exigente
Julio es un entrenador con unos conocimientos del fútbol extraordinarios. Es capaz de leer los partidos y motivar al equipo con un grado de genialidad. Por desgracia es muy competitivo y exige mucho esfuerzo en el deporte. Su ambición le lleva a marcarles objetivos muy altos y eso les produce a los chicos una fuerte presión. Algunos son capaces de resistir esa exigencia y otros se han ido derrumbando por el camino. El equipo fue desapareciendo debido a los abandonos. Fracasó por haberse marcado unos objetivos inadecuados al nivel de los niños.
Poco exigente
Leo es un entrenador afable con los chicos, con unos buenos conocimientos del fútbol base. Es de los que piensa que los niños deben ser capaces de tomar sus decisiones en los partidos y en los entrenamientos. Es muy tranquilo y poco exigente con los chicos. Cuando salen al campo, se nota su impronta: les falta un cierto nivel de exigencia. No hay intensidad, no hay esfuerzo, falta lucha. Son tan tranquilos como su entrenador.
Son las dos caras de la moneda. Ni tanto ni tan poco. Hemos de saber exigir de forma adecuada. Mucha exigencia puede causarles un desánimo al ver que no la alcanzan y poca les produce una falta de motivación por el deporte en general.
Exigir es complicarse la vida
Puede parece que todo se hace más rápido y menos conflictivo si los entrenadores o los padres cargan con todos los esfuerzos, renuncias y sacrificios. Pero es completamente falso.
Cuántas veces hemos visto la misma escena en casa. La madre se sienta con su hijo para ayudarle a hacer los deberes y termina haciéndolos ella. No tenemos la paciencia necesaria para verlos equivocarse una y otra vez.
Nos falta paciencia en casa
Queremos hijos con los deberes bien hechos y lo solucionamos por la vía rápida pero equivocada. Queremos ver la habitación ordenada y al final lo colocamos todo en su sitio nosotros. Nos encanta que sea responsable con sus cosas pero, al final, si las pierde se las volvemos a comprar. Con paciencia, hemos de conseguir que sea él quien haga solo los deberes, se ordenen la habitación y se responsabilice de sus cosas. Eso es educarle y lo otro es perjudicarle.
Nos falta paciencia en el deporte.
No tenemos paciencia y, en lugar de exigirle que llegue puntual o que entrene con más intensidad, o que dispare con las dos piernas, al ver lo complicado que es todo esto, preferimos girar la cabeza y olvidarlo antes que seguir exigiéndole en estos temas que le ayudarán a ser mejor jugador y mejor persona.
No privemos a los chicos de oportunidades para realizar esfuerzo en el deporte, pues llegarán a la adolescencia sin una base para resistir tranquilos a los problemas de esta etapa.
La comodidad es enemiga del esfuerzo en el deporte
Con esta actitud protectora, les llevamos a una vida cómoda, sin exigencias, donde consiguen todo lo que quieren.
Haile Gebreselassie y el esfuerzo en el deporte
Universalmente aclamado como el más grande corredor de fondo de todos los tiempos – nació y se crió en una choza de barro de una sola habitación en la fértil provincia de Arsi en Etiopía central, en una familia de 11 personas.
Como muchos millones de familias a través del mundo en desarrollo, no había servicios básicos en la casa. “No teníamos electricidad ni agua corriente,” recuerda. “De modo que debíamos ir al río más cercano, que quedaba a unos 3 kilómetros de distancia. Salíamos temprano por la mañana para poder llegar al agua cuando estaba más limpia. Esta era nuestra oportunidad de lavar la ropa, beber y recolectar agua para la casa. La excursión a menudo llevaba tres horas.”
Luego se preparaba para ir, descalzo, a la escuela. Empezaba a las 8 de la mañana. “La escuela quedaba a más de 10 kilómetros de casa, y teníamos que abrirnos camino a través de bosques, desfiladeros, caminos de barro y un río. Fue gracias a esta caminata que empecé a correr.”
Llegó a ser uno de los mejores atletas fondistas de la historia. En una ocasión, un periodista, al darse cuenta de que vivía con una gran sencillez a pesar de ganar mucho dinero con el atletismo, le peguntó por qué lo hacía y Gebre respondió con una gran contundencia:
–“En el deporte es imprescindible sufrir. Si me acomodo, se acabó el atletismo para mí”
Si quieres que tus hijos se formen en el esfuerzo con el deporte, has de enseñarles desde pequeños a no acomodarse. Deben ser capaces de trabajar muy duro para conseguir sus objetivos.
Victor y el esfuerzo en el deporte
Es un chaval de 12 años que acaba de llegar a una escuela de fútbol bastante importante. Jugará el año que viene en uno de los equipos de competición. Para él esto es un gran sueño y un día me comentó de pasada:
–“Voy a trabajar muy duro para dar la talla en el equipo”.
Me gustó su planteamiento porque significa que desea poner mucho esfuerzo por una meta objetiva y clara.
No me imagino un jugador perezoso en un equipo donde el entrenador es exigente. Terminará por abandonar el deporte porque sin progresión, sin esfuerzo en el deporte, no hay ilusión y uno termina dejándolo, o lo que es lo mismo, eligiendo otras opciones donde la exigencia sea menor o nula.
Es una pena pero también una realidad. Muchos padres realizan un esfuerzo para que su hijo practique un deporte, precisamente por este motivo, para que cuando tenga 16 ó 18 años, siga luchando y esforzándose por unos ideales tan sanos como son los que ofrece el deporte.
Acompañarles
Acompañarles para que puedan superar ellos las dificultades Esta es la postura correcta de los padres y de los entrenadores ante las dificultades que puedan surgir en el deporte y en la vida. Fomentas el esfuerzo en el deporte.
No le ayudas si cada vez que surge una dificultad, la solucionas tu pensando en que tu hijo no puede sufrir tanto, o que no es capaz de superar esa dificultad.
Piensas quizá que no tiene edad, que no tiene recursos, que se va a hundir, que es una injusticia… Todo esto pasa por nuestra mente y, sin embargo, lo que hemos de hacer es mantenernos al margen y apoyarle para que sea él quien salga a flote.
Si estamos cerca pero no intervenimos, lo conseguirá y eso valdrá mucho más que si se lo solucionamos nosotros. Y, lo más importante, conseguiremos que esté muy bien entrenado en la cultura del esfuerzo y de la superación personal.
Sabemos que en la vida se va a encontrar muchas situaciones como esta y, quizá, ya no podremos ayudarle. Pero ese entrenamiento recibido durante años, le va a permitir salir adelante con una gran fortaleza.
¿Sembramos estos valores en nuestro hijo o lo convertimos en un inmaduro toda su vida?
¿Qué buscamos en realidad?
5 consejos para adquirir el valor del esfuerzo en el deporte
Enseñarles a no quejarse
Para que no vean ese valor como algo pesado y desagradable.
Quejarse cuando aparece una dificultad contribuye a crear un ambiente en el grupo contrario al esfuerzo en el deporte.
Es muy interesante resaltar este aspecto en el equipo. Cuando uno se queja, aunque tenga razón, lo que produce es mal ambiente en el grupo porque esto se contagia.
Si lo que en el ambiente se está palpando es que no vale la pena el esfuerzo que hemos de hacer en el equipo para superar una dificultad, el grupo puede derrumbarse en cuanto aparezcan las primeras adversidades.
Permitir esas quejas pueden producir un daño irreparable al grupo. Es por este motivo que debe cortarse de cuajo cualquier comentario que suene a queja.
Valorar positivamente cuando se esfuerzan en algo difícil
Una sonrisa, un guiño, un abrazo cuando aguantan la sed en un entrenamiento o se comen algo que no les gusta o dejan preparada por la noche la ropa del entrenamiento.
Hemos de tener la piel muy fina para reconocer esos momentos tan positivos de nuestros hijos o de nuestros jugadores. Sería una pena que pasáramos por encima de estos detalles sin tenerlos muy en cuenta. Seríamos malos padres y malos entrenadores.
Además, esa actitud nuestra multiplica, de forma exponencial, el esfuerzo en el deporte que han tenido que realizar para conseguir solucionar esa dificultad. Es como una lanzadera para seguir esforzándose cada vez más.
Fomentar la motivación interna para el esfuerzo en el deporte
No somos nada partidarios de los premios y las pequeñas compensaciones por hacer las cosas bien. Es su obligación. Lo que más vale para una persona es la satisfacción de una obra bien hecha.
Estamos cansados de ver a padres que ofrecen un premios por cada gol conseguido. Me parece una falta de todo. El fin no justifica los medios. El fin es correcto: motivar al niño para que rinda más. El medio es incorrecto: regalos, dinero, premios. Va en contra del esfuerzo en el deporte.
Cuando son pequeños también les puede motivar el satisfacer al entrenador, que los demás tengan una buena imagen de él…
Descubrir oportunidades para desarrollar el esfuerzo en la vida diaria
El deporte es una escuela de valores donde podemos encontrar muchas oportunidades para practicar el esfuerzo. Pongo algunos ejemplos
- Resistir un impulso
- Enseñar a no quejarse: la palabra “es que” no existe.
- Soportar un dolor o molestia
- Superar un disgusto. No patalear cuando las cosas no salen como quisiéramos o al sufrir un contratiempo.
- Dominar la fatiga o el cansancio
- Acabar hasta el final aunque esté agotado
- Entrenar con intensidad en los entrenamientos
- Cumplir los encargos que me den.
- Superar los miedos infantiles de quedarse solo a oscuras, vergüenza para hablar o para reconocer la propia culpa o el sentido del ridículo.
- Hacer las cosas en el momento previsto aunque no tenga ganas, sin retrasarlas.
Fomentar actividades que lleven consigo un esfuerzo prolongado.
Es mejor que ayuden en algo todos los días que un día aislado. Se trata de crear un hábito que quede arraigado en la persona y que les sirva para toda la vida. Y para conseguirlo debe trabajarse durante un tiempo ya que se trata de la repetición de ese esfuerzo de forma continua.
Queda claro que los entrenadores y los padres hemos de ser constantes con estos objetivos. Hemos de insistir uno y otro día para que ese acto se convierta en un hábito personal. Para eso hemos de estar convencidos del enorme bien que les estamos transmitiendo.
Levántate y sigue jugando (Esfuerzo en el deporte)
El fútbol, como cualquier deporte que uno practique a nivel competitivo y con esfuerzo , es como un reflejo de la sociedad, una antesala que prepara a nuestros jugadores para el mundo real al que tendrán que enfrentarse en un futuro no muy lejano.
Uno tiene que levantarse y seguir adelante; porque así es la vida.
Leo una carta que me llega desde Estados Unidos y que puede servirnos como punto de partida para abordar un aspecto del esfuerzo al que le estoy dando vueltas y del que quiero haceros partícipes.
El fin de semana de Acción de Gracias, nuestro hijo estaba participando en un torneo con su equipo y en una de las jugadas quedó seriamente lesionado.
En la jugada, recibió una contusión menor en el cráneo, lo que hizo que tuviera que ser retirado por la ambulancia, debido al golpe accidental en la cabeza producido por la rodilla de un jugador rival. En dicho momento, nuestro hijo quedó tendido en el suelo con gran dolor, sin poder moverse.
Los médicos le practicaron algunos ejercicios para determinar su estado y decidieron inmovilizarlo y trasladarlo de urgencia al hospital. En dicho momento, se me heló la sangre, el reloj se detuvo. Verlo en el suelo tendido con tanto dolor y sin poder mover su cuello, me hacía pensar lo peor.
Primera reacción esfuerzo en el deporte
Es normal que cuando pase una cosa así, nuestra primera reacción sea la más irracional. Todavía no hemos podido actuar con la calma suficiente debido a la gravedad del golpe.
…Me cuestionaba y me preguntaba ¿por qué a él? Más allá de que los médicos dejaban ver que podía mover los dedos del pie y de la mano —lo que hacía suponer que la lesión no era tan grave—, el corazón me latía a mil kilómetros por hora. Tenía ganas de llorar y gritar, pero debía mantener el control ya que estaba al lado de él y era importante mostrar que nada pasaba.
Segunda reacción esfuerzo en el deporte
Muy acertada y ejemplar para todos los padres. No podemos manifestar lo que sentimos en nuestro interior. Nuestro hijo debe apreciar en nosotros que no pasa nada, sea cual sea la gravedad del golpe. De lo contrario, notaría nuestro estado y le afectaría mucho más.
También tenía que mostrar calma para decirle a mi mujer que no se preocupara, que él estaba bien aunque por dentro me desgarraba el pensar lo que podría llegar a tener. Me cuestionaba un millón de cosas como padre, quería creer que era un sueño, tenía temor de lo que pudiera venir.
Tercera reacción esfuerzo en el deporte
De nuevo muy acertada y ejemplar para todos. Hay que informar a la familia más cercana cuanto antes, transmitiendo mucha calma y serenidad. Es fundamental. Como podemos apreciar, nuestra actitud en esos momentos es clave para sobrellevar la situación correctamente.
Gracias a Dios, luego de un par de radiografías, el diagnóstico fue una contusión menor, un gran chichón en su cabeza y un cuello duro por unos días. Procedimiento de rutina, obligatorio en USA en caso de contusiones.
El niño volvió al entrenamiento al cabo de 3 semanas.
Hace dos años, mi hijo tuvo doble fractura de tobillo por ir a pelear una pelota y, tras seis meses de recuperación, volvió como si nada al campo a disputar cada pelota. Si bien siento mucho orgullo por él, ya que se repone a cada problema con mucha fuerza y convicción, volviendo al campo como si nada hubiera pasado. Uno, como padre, se pregunta: ¿estoy preparado para esto?
Cuarta reacción esfuerzo en el deporte
Siempre hemos de ser unos admiradores de nuestro hijo, pero con medida, ya que son niños y en muchas ocasiones hemos de corregirles también, con cariño, claro, pero con exigencia.
Luego de su fractura, iba a verlo a cada partido con temor, le pedía que tratara de regular su juego ya que iba a cada pelota con la misma pasión y fuerza, así fuera un amistoso, un juego con amigos o un partido de liga, pero por supuesto, nunca lo hizo y no me extraña ya que yo era igual. Por ende, le pedía que por favor hiciera algo que yo nunca hice.
Quinta reacción esfuerzo en el deporte
Muchas veces los padres actuamos con algo de incoherencia. Me recuerda a aquella madre que tenía un hijo que pilotaba aviones y que cuando salía de casa para trabajar le pedía siempre que volara bajito y muy despacio. Se entiende que el amor que les tenemos nos lleva a veces a decirles cosas que no tienen sentido. Al fútbol no se puede jugar con cuidado de no golpearte. Son acciones fortuitas que puedes tener en cualquier momento dentro del esfuerzo del deporte.
Una vez que ya me había comenzado a desaparecer el temor, volvió a pasar esto y uno se pregunta: ¿por qué siempre él? ¿Es por su pasión que hace que vaya a cada pelota sin miedo? ¿Es su destino? ¿Será que yo también me he olvidado que me lesionaba y mis padres sufrían de la misma forma? ¿Será que uno no ve que otros chicos también se lesionan tan seguido o con la misma gravedad que nuestros hijos?
Sexta reacción esfuerzo en el deporte
El victimismo. No hace falta que desglose esta idea porque está muy bien explicada en la carta. Las lesiones son parte habitual del deportista porque juega siempre con posibilidad de lesionarse y, aunque se buscan prevenciones, nunca puede controlarse todo.
Siempre digo que no tiene sentido buscar respuestas en donde no las hay, que solo confío en Dios y solo el día que esté arriba con Dios tal vez comprenda por qué pasan las cosas. Sin embargo, me pregunto: ¿alguna vez estaremos preparados los padres para afrontar estos momentos difíciles de nuestros hijos cuando juegan al fútbol?
Séptima reacción esfuerzo en el deporte
La mejor pregunta de la carta. En realidad el problema no está en las lesiones del niño, sino en la capacidad de los padres para asumir estas situaciones. Es lamentable ver a estas madres o padres que ante un golpe, una caída violenta, un choque fortuito, se les estremece el corazón y salen corriendo hacia su hijo (incluso a veces entran en el campo) para asistirlo. Lamentable y poco educativo. También he podido apreciar cómo reaccionaban positivamente los padres en otras ocasiones permaneciendo en su sitio (aunque se les ve con ganas de correr hacia su hijo) por respeto a este deporte y porque saben que eso es lo mejor para el hijo, pese a que les duela.
Más allá de que me afecten mucho las lesiones de mi hijo, siempre le digo que el fútbol, como cualquier otro deporte que uno practique a nivel competitivo, es como una pequeña sociedad que lo prepara para la vida real que está afuera. Uno tiene que levantarse y seguir adelante; porque así es la vida.
Octava reacción esfuerzo en el deporte
Espectacular reflexión que refleja a la perfección la razón por la que hemos de saber contenernos ante estas situaciones en las que nuestro hijo lo pasa mal. Hemos de ver en ese momento una ocasión para que se forme ante las adversidades y pueda ser capaz de salir de ellas con optimismo y fortaleza. No podemos educar niños blandos y sobre protegidos, envueltos entre algodones, evitando que nunca tengan ningún tipo de dolor ni de contrariedad. Si son capaces de superarlo cuando son niños, estaremos formándoles para la vida, como muy bien expresa la carta.
Qué ejemplo les damos a nuestros hijos si ante un problema, les decimos: “no practiques, no juegues, cambia de deporte…”. El día de mañana, ante cualquier dificultad en el trabajo o en el estudio, abandonará, ya que fue el ejemplo que tuvo en el deporte, ¿verdad?
A pesar de todo el dolor y miedo que uno siente como padre, ante él soy implacable, un hielo, una persona que no le afecta lo que pasó y lo empujo a reponerse y a volver al campo, algo que de por si él ama (más allá de que por dentro, los temores como padre siempre están).
Novena reacción esfuerzo en el deporte
La actitud que este padre describe es la adecuada, aunque bien sabemos que es muy fácil decirlo en un papel y muy difícil vivirlo en la realidad; porque es verdad que por dentro las cosas son bien diferentes. Pero la vida es también una escuela de padres donde aprendemos, con los hechos diarios, a reaccionar de forma responsable y eficaz.
Tengo la suerte de tener un hijo fuerte, que siempre quiere volver al campo lo más rápido posible (más allá de que, a veces, también le enseño que el apuro no es bueno y le exijo cumplir con todo el proceso de recuperación del médico, sin apresurarse, ya que las lesiones mal curadas, son un dolor de cabeza a futuro. Eso lo digo por experiencia).
Décima reacción esfuerzo en el deporte
Si tu hijo es mentalmente fuerte, no es pura casualidad. Tampoco podemos achacarlo a la suerte. Es fruto de una buena educación de los padres desde muy pequeños. Lo habéis educado en esa virtud y seguro que en muchas otras y ahora podéis disfrutar de un niño feliz con su deporte.
Tal vez tenga millones de historias parecidas, yo siempre al final me quedo con que pudo haber sido mucho más grave y agradezco a Dios que finalmente haya sido un susto o que haya sido una lesión de la que pudo recuperarse, pero me da la impresión que, como padre, uno nunca va a estar preparado para estos momentos difíciles. ¿Qué opina?
Tal vez el título de una futura nota podría ser: ¿Estamos los padres preparados para afrontar las lesiones importantes de nuestros hijos? ¿Cómo deberíamos reaccionar? ¿Qué lección dejan estos momentos?
Agradecimiento
Estoy muy agradecido por la confianza de ese padre para contarme esta bella historia personal. Gracias, porque me ha permitido profundizar sobre un tema que interesa a miles de personas que como ellos, tienen un hijo o varios que practican deporte.
¿Vale la pena tanto esfuerzo?
Como entrenador y como formador, estoy seguro de que nos hemos planteado esta pregunta muchas veces y quizá uno necesite oír una respuesta de alguien que ya ha pasado por todo esto y que está en el final de su recorrido. Alguien que pueda responder desde una visión distanciada del campo de batalla, desde donde se puede ver con mejor perspectiva el horizonte de nuestro trabajo como educadores.
Responsabilidad y esfuerzo en el deporte
Trabajar con personas que están en periodo de formación es una de las cosas más bellas del mundo y, a la vez, lleva consigo una enorme responsabilidad, unida a un esfuerzo imponente por conseguir lo mejor de cada uno de ellos. Por eso quiero volver a formularte la pregunta con un poco más de profundidad, ya que el momento lo precisa.
Teniendo en cuenta:
- El desgaste que lleva conseguir influenciar a los jugadores,
- El trabajo que significa para nosotros prestar atención y observarles,
- La necesidad de dar lo mejor de uno mismo por ellos y
- La autodisciplina que se precisa para adquirir esas nuevas destrezas y esos nuevos comportamientos…
¿Vale la pena tanto esfuerzo con el deporte?
Posiblemente estas cuatro ideas que te presento, te ayuden a encontrar la respuesta a una pregunta tan importante:
1. Si a mis jugadores les digo que para alcanzar la meta marcada es necesario trabajar duro y que, aunque no alcancemos el éxito, siempre compensa porque nos hace mejores, ¿cómo no vamos nosotros a poner el mismo esfuerzo por llegar a ser buenos líderes de nuestro equipo?
2. Si elegimos dar lo mejor de nosotros mismos y nos sacrificamos por cada uno de nuestros jugadores, seremos capaces de ayudarles. Un líder que sabe cómo influir en los demás es muy necesario. ¿Te das cuenta de la gran responsabilidad que tienes sobre sus vidas y su futuro? Todo lo que les digas y todo lo que hagas lo llevarán siempre guardado en su corazón. No puedes fallarles.
3. Sacarlos adelante es una meta en nuestra vida. La misión de servir a aquellos que están bajo nuestra responsabilidad da sentido a nuestras vidas. Es una misión que lleva un propósito y un sentido. Nuestros jugadores buscan, a veces desesperadamente, un objetivo; y cuando no se satisface esa necesidad, se vuelcan con las drogas, la violencia, para intentar colmar ese vacío. ¿No querrás que tu falta de empeño les lleve al fracaso?
4. El gozo, la satisfacción interior de haber hecho algo por nuestros jugadores, nos hace mejores personas. Crecemos en generosidad y perdemos nuestro egoísmo. Los únicos entrenadores que consiguen ser verdaderamente felices son aquellos que intentan buscar la forma de ayudar a sus jugadores, dejando en ellos una huella imborrable.
Esto te llena de satisfacción porque te das cuenta de que vale la pena todo el esfuerzo que hacemos por formar personas a través del deporte.