John vive en Tanzania que es un país que se encuentra en África. Antes de ser un héroe, era un niño como tu. Le gustaba mucho el deporte. Cuando era de tu misma edad, destacaba porque tenía una gran resistencia para correr grandes distancias. Corría y corría por la selva y nadie conseguía seguirlo hasta el final.
Tu también eres un buen deportista. Se te da muy bien el deporte y destacas bastante en tu colegio. Cuando jugáis en el patio siempre te eligen de los primeros. Eres capaz de regatearte a casi todos tus compañeros y meter golazos.
John destacó mucho en sus carreras y llegó un momento que lo eligieron para representar a su país en las Olimpiadas para correr la Maratón, una prueba durísima que consiste en recorrer una distancia de unos 42 kilómetros. Seguro que tú nunca has corrido esta distancia. Él tampoco lo hizo hasta que fue algo mayor. Un buen corredor tarda más de dos horas en recorrer esta distancia y dicen que terminas destrozado. Pero a él le encantaba correr y correr.
Os podéis imaginar la ilusión que le hizo poder ir a unas Olimpiadas para representar a su país. Es algo parecido a cuando te toca jugar un partido muy importante. La noche anterior no puedes dormir. Estás muy nervioso. En la barriga notas como un cosquilleo. Seguro que te hace ilusión jugar estos partidos y notas una gran responsabilidad por hacerlo muy bien.
Os podéis imaginar la ilusión que le hizo poder ir a unas Olimpiadas para representar a su país. Es algo parecido a cuando te toca jugar un partido muy importante. La noche anterior no puedes dormir. Estás muy nervioso. En la barriga notas como un cosquilleo. Seguro que te hace ilusión jugar estos partidos y notas una gran responsabilidad por hacerlo muy bien.
John había sido ya campeón de África en esta modalidad. Tanzania nunca había ganado una medalla en las Olimpiadas a pesar de ser muy buenos.
g
Posiblemente tu no has ganado nunca un campeonato importante como la Champions o algo parecido pero seguro que te hace ilusión poder hacerlo algún día.
John llegó en avión a México que está a más de 15.000 kilómetros de distancia. ¿Valdría la pena el esfuerzo que estaba realizando su país mandándole tan lejos? ¿Sería capaz de responder a la confianza que habían puesto en él?
John sabía que en esa carrera iba a participar algunos de los mejores maratonianos de la historia Abebe Bikila y Mamo Wolde. 
¿Cuántas veces, nos pasa que, antes de los partidos, cuando estamos calentando junto al equipo contrario, nos parecen que son mejores que nosotros, más grandes e imposibles de vencer? Debes eliminar estos pensamientos porque no te ayudan a enfocar bien tus retos. Piensa que todo es posible en el deporte. Quizá son más fuertes pero vosotros sois más hábiles y estáis más unidos que nunca y esa fuerza os puede ayudar a superarlos.
Ante un calor sofocante, John y el resto de los participantes inician la carrera. El ritmo es muy bueno y consigue ir bastante por delante. Pero en el kilómetro 19 sufre una caída y se hace bastante daño en la rodilla y en el hombro. El equipo de asistencia intenta recuperarlo y le ponen un vendaje. Le recomiendan que abandone porque no va a poder aguantar ya que va por la mitad de la carrera y ha quedado rezagado. Sin embargo, John, decide seguir sin saber si iba a poder terminar. Piensa en su país, en la cantidad de personas que tienen depositadas su esperanzas en él, el esfuerzo que estaban haciendo todos por apoyarle. No les podía fallar.
¿Qué hubieras hecho en su lugar? Hubieras sido tan valiente y tan generoso para seguir corriendo cuando el dolor en la rodilla es muy fuerte y te animan a abandonar?
Abebe Bikila, el gran corredor, había abandonado dos kilómetros antes y Wolde llegó primero a la meta con un tiempo de 2 horas y 20 minutos. El segundo fue el japonés Kimihara y el tercero el neozelandés Ryan. Seguro que la historia recordará a estos corredores con emoción. El público aplaudió a los campeones mientras se entregaban las medallas en una ceremonia emocionante.
Pero el verdadero héroe de la carrera todavía no había llegado. Ya estaba oscureciendo y el público estaba retirándose cuando por la megafonía se pidió a la gente que permaneciera en sus asientos porque faltaba por llegar un corredor. Hacía ya más de una hora que habían llegado los primeros.
El verdadero héroe de la carrera no era el que llevaba la medalla de oro colgada en el cuello sino el que estaba en esos momentos entrando en el estadio, arrastrándose como podía, con una herida en la rodilla y sangrando, animado por los aplausos del estadio, escoltado por la policía que había estado iluminando el camino con los focos de sus coches. John llevaba los colores de su país, un pantalón verde, camiseta amarilla y el dorsal número 36 en su pecho. Corría con evidentes signos de dolor y agotamiento pero corría hacia la meta mientras el público aplaudía muy emocionada por lo que estaba viendo.
John consiguió cruzar la meta con un tiempo de 3 horas, 25 minutos y nada más llegar, se desplomó en el suelo. El equipo médico rápidamente lo atendió para llevarlo urgentemente al hospital. John había conseguido entrar en el puesto 57 evitando entrar en la lista de los 18 atletas que habían abandonado.
Este es el verdadero héroe de esta carrera. Sin embargo no fue el que la ganó. Entró en la historia de las Olimpiadas por su actitud deportiva, por su gran generosidad a la hora de responder ante su país. Es la persona que todo el mundo recordará por su hazaña.
Muchas veces no ganamos nuestros partidos pero el entrenador nos aclara que lo importante del encuentro ha sido el enorme esfuerzo que hemos realizado por conseguirlo. Cuesta creer que el verdadero campeón muchas veces no gana sus partidos. John nos lo demuestra con su impresionante carrera. Llegó el último pero fue el verdadero protagonista de esas Olimpiadas.
John podía haber sido un egoísta. Tenía buenos motivos para abandonar la carrera. Pero fue muy generoso y no pensó en él, pensó en los que le habían escogido para participar en estas Olimpiadas y quiso corresponderles como ellos esperaban.
¿Actúo así en mis entrenamientos o en los partidos?: estoy cansado y por eso no me esfuerzo tanto. Nos están ganando por mucho y ya no vale a pena seguir luchando. Me dan un golpe y ya no sigo jugando. Me lesiono y me hundo en la miseria. El entrenador me recrimina una mala acción y me desanimo. Son tantas las situaciones semejantes a las que pasó John en su carrera. Sin embargo, él no abandonó, quiso seguir sin saber si podía llegar a la meta.
Tu también eres un héroe cada día que superas estas pequeñas dificultades, cuando eres generoso y no piensas en ti mismo sino en el equipo, en tu entrenador, en todos los que confían en ti.
John fue el verdadero protagonista en la villa olímpica. Una vez recuperado del enorme esfuerzo realizado, cuando le preguntaron por qué había seguido corriendo contestó algo que ha quedado grabado en la historia del Olimpismo:
– “Mi país no me ha enviado a 15.000 kilómetros de distancia para empezar una carrera, me enviaron para terminarla”
Su país le entregó la medalla de honor y ha sido invitado de honor en los juegos olímpicos de Sidney y Pekín. Y es que los valores deportivos están muchas veces en las personas que no se han subido al podio.
Un verdadero ejemplo para todos de generosidad…