Jugadores que podían haber triunfado

Jugadores que podían haber triunfado

Jugadores que podían haber triunfado pero que no lo han hecho porque algo ha fallado en el camino.

Un niño de 8 años ha aterrizado en nuestra escuela de futbolistas. No es un niño cualquiera. Posee unas condiciones innatas para el deporte del fútbol. Todo lo que toca es oro. Sus pequeños piececitos parecen manos cuando toca el balón. Se mueve con una agilidad sorprendente, con una elegancia extraordinaria. Tiene una visión completa de lo que ocurre en el campo y realiza pases precisos e inteligentes. Su pierna izquierda es demoledora.

Puedo asegurar que jamás había pasado por aquí un jugador así. Cuando aparece un niño semejante delante de tus ojos puedes pensar:

–por fin, ya puedo retirarme. Este jugador me va a solucionar la vida. Lo que siempre había soñado, lo tengo delante.

A Jorge lo recogimos en la calle cuando tenía 6 ó 7 años. Era un niño que jugaba todo el día en el parque que hay junto a su casa. Su hermano le cuidaba mientras sus padres trabajaban hasta altas horas de la noche. Era un niño más maduro de lo normal. Ya lo había escuchado todo en medio del ambiente nefasto de los amigos de sus hermanos mayores.

Empezó con 7 añitos a jugar en nuestros equipos. Nos hacía gracia ver a un niño tan pequeño que jugaba y se movía como un adulto.
Los padres estaban encantados de que su hijo jugara en un lugar donde se apreciaba una gran disciplina y esperaban evitar el desastre de sus hijos mayores que abandonaron el fútbol pese a ser también muy buenos jugadores. El entorno no les favoreció en absoluto.

El deporte, y especialmente el deporte colectivo, es un medio muy adecuado para ser mejor persona. Sin embargo, cuando enfocamos el deporte como un fin absoluto, podemos deformar a las personas que lo practican. Es por eso muy grande la responsabilidad del entorno del deportista –padres, entrenadores y familiares– en el proceso de formación del niño.

El deporte como medio es una herramienta muy poderosa en nuestras manos que hemos de saber utilizar correctamente. Lamentablemente, hay en la sociedad actual una corriente nefasta que utiliza el deporte como medio de satisfacción personal donde ganar es lo único que importa.

Sus seguidores ponen todo su empeño en la victoria. Ganar es la única posibilidad. Perder es un auténtico fracaso. Todo vale para conseguir eliminar al rival. No existe ni el respeto, ni el juego limpio, ni la honestidad.
Por otro lado, hay una tendencia –bastante amplia también– que considera el deporte como un medio para alcanzar un desarrollo personal integral. Sus seguidores también ponen todo su empeño en la victoria ya que el deporte consiste en eso: ganar al rival.

Pero la gran diferencia es que no todo vale. Si no gano, no pasa nada porque sigo aprendiendo y mis errores cuando los acepto y los corrijo, me llevan a mejorar y superarme para no volver a cometerlos nunca más.

Es una corriente donde la formación de la persona está por encima de la victoria, donde consigues fomentar una serie de valores a través de las diversas situaciones que te vas encontrando en la práctica deportiva. Ser buen deportista es algo más que tener éxito con su practica.

Cuando Jorge cumplió los 8 años, nos dimos cuenta de verdad de los que teníamos entre nosotros. En un año pudimos comprobar que era un jugador con un talento extraordinario. La gente venía a verle jugar. Es la primera vez que hemos visto en un partido de fútbol base que un jugador salga aplaudido por el equipo rival cuando lo cambiábamos por otro jugador.

Tenemos una papeleta complicada. Somos conscientes de la gran responsabilidad que se nos presenta. Por este motivo, redactamos una lista detallando los puntos básicos que debíamos corregir en él para ayudarle de verdad en su desarrollo como deportista. Somos conscientes de la importancia de nuestro papel en su futuro como deportista.

Curiosamente en esa lista surgieron aspectos técnicos, físicos, tácticos y actitudinales.

Es un jugador zurdo que no utilizaba la pierna derecha para nada si no es para apoyarse. Poco a poco se ha ido convenciendo de que si realmente quiere rendir al máximo debe conseguir igualar ambos perfiles. Es algo que ni Maradona ni Messi consiguieron porque nadie les inculcó desde pequeños esas mejoras.¿Os imagináis a esos dos genios jugando con las dos piernas? No sé lo que hubieran podido ocurrir porque consiguieron ya mucho con una sola pierna. Pensemos en Pele, un jugador completo, que golpeaba y pasaba con las dos piernas.

Yo he podido apreciar lo que le está costando a Leo Messi mejorar su pierna derecha cuando se dio cuenta de lo mucho que podría mejorar su juego, pero ya era tarde y aunque ha corregido ese defecto, no ha llegado a igualar ambos perfiles. Jorge está en el momento adecuado para conseguirlo completamente, siempre que esté convencido y su entorno se lo facilite.
Nuestro joven jugador, tiene una estatura reducida y parece que en un año apenas ha crecido. Sin embargo tiene un musculatura muy desarrollada para su edad y una agilidad sorprendente. Empezamos a trabajar con él los fundamentos de una buena alimentación.

Estamos seguros que lo más importante es conseguir que sea una buena persona ya que esto le ayudará mucho en el futuro, cuando ya no esté con nosotros. Es quizá lo fundamental aunque sabemos que un niño vive al día y en lo único que piensa es en jugar y divertirse.

Para un niño como él, ser un buen deportista significa conseguir éxitos, ganar, adquirir autoestima. Lo que no sabe es que eso se consigue con esfuerzo y sacrificio y que hay que tener paciencia. Los niños ven a sus ídolos jugar y triunfar y piensan que ellos lo conseguirán fácilmente. Lo que hay que aclararles es que detrás de esos éxitos hay mucho trabajo, mucho sacrificio y que deberán superar grandes y pequeñas dificultades.

Para un adulto además del éxito o el rendimiento, hemos de hablar de buenas personas. Sí, hemos de preocuparnos de otras cosas que no son exactamente que nos meta tres goles en cada partido. Se trata de ver y de pensar en su futuro y no tanto en nuestro presente.

Los padres y los entrenadores somos el entorno más directo de nuestros hijos e influimos decisivamente para bien o para mal en el comportamiento deportivo.

Jorge tiene un mal perder, otros dirían que es un ganador o un jugador competitivo. Las cosas claras: se enfada con sus compañeros porque no dan el nivel, los critica. Protesta excesivamente cuando el árbitro no le pita a favor. Devuelve alguna patada porque no se sabe controlar aunque es cierto que le dan más que a otros porque quieren frenarlo y no saben cómo conseguirlo.

El entrenador es el responsable de que nuestros hijos alcancen la excelencia deportiva que incluyen valores como el esfuerzo, la constancia, la motivación para aprender y una gran dosis de crítica y reflexión en su práctica.

La formación del jugador es un proceso educativo que se convierte en una herramienta para mejorar y progresar. Al principio el entrenador debe acompañarle. Esa dependencia inicial sirve para proporcionarle autonomía, iniciativa y creatividad al jugador.

En el colegio, Jorge no tiene hábito de estudio y se dedica a molestar. No le interesa nada de lo que le explican en clase excepto dibujar, que le encanta y lo hace muy bien. No termina los deberes y hace trampas con la agenda para irse pronto a jugar. Es muy desordenado. En su cuarto está todo tirado. Le cuesta ducharse con la frecuencia necesaria…

Jorge es un gran jugador pero hay mucho que hacer. Nos dimos cuenta de que delante nuestro teníamos a un diamante por pulir. Teníamos dos opciones. Aceptarlo tal como es y cerrar los ojos por si hay suerte y sale futbolista o intentar conseguir a través de esta enorme motivación que es el fútbol y convertirlo en una gran persona además de futbolista.

Optamos por esta segunda opción, mucho más complicada y a más largo plazo. Era la única posibilidad de ayudarle de verdad. No buscábamos aprovecharnos de él sino todo lo contrario, aprovechar su infancia para formar en él un jugador competente. Teníamos un oportunidad única y todos los medios necesarios a nuestro alcance.

En nuestra escuela de futbolistas queremos formar jugadores competentes, de tal forma que lo que aprenden, no se dedican a repetirlo sino que lo reinterpretan y lo aplican según las diferentes situaciones que se encuentran durante un partido o en cualquier situación de su vida.

Ofrecemos un tipo de practica deportiva integral para que sea capaz de obtener recursos, ampliar sus conocimientos y sus posibilidades de responder ante las diferentes situaciones. Pero, sobretodo, debemos enseñarle a pensar, a razonar, gestionando la información.

El deporte te presenta una serie de situaciones complejas, con infinidad de variables donde el jugador debe tomar decisiones constantemente. Necesita una gran creatividad para ser capaz de utilizar todos los recursos adquiridos, en el momento adecuado y que le lleven éxito.

Jorge ha cumplido ya 10 años y poco a poco se notan mejoras en su personalidad. En el colegio su actitud ha cambiado, se toma en serio los deberes y empieza a sacar buenas notas. Es más ordenado en su habitación y mucho más responsable con sus cosas.

En lo deportivo le hemos marcado tres objetivos para este año: utilizar su pierna derecha con más frecuencia (ya lo hace casi a la perfección), no quejarse nunca en un partido aunque tenga razón y respetar siempre a sus compañeros.

Debemos enseñarle a controlar sus emociones, sus enfados, sus disgustos, sus frustraciones. Cuanto antes debe ser capaz de autocontrolarse, conocer sus puntos débiles y los fuertes.

Debe plantearse retos ambiciosos y asumibles. Buscar las herramientas para poder alcanzarlos, debe analizar los errores y asumirlos. Debe ser crítico y reflexivo respecto a las decisiones que ha tomado. Todo esto le ayudará a progresar, le hará mejor deportistas, más maduro, más autónomo.

El deportista de élite es el resultado de los factores biológicos, del carácter, de la personalidad, su emocionalidad, así como el dominio de la técnica, táctica y estrategia.

Pero Jorge sigue creciendo y aparecen nuevos problemas que dificultan su desarrollo personal. Poco a poco se da cuenta de que es muy bueno jugando al fútbol. La gente le aplaude, a todos los torneos que va es elegido el mejor jugador, muchos se acercan a él para decirle que es muy bueno. Esto le hace mucho daño porque no hay niño que resista tal ataque a su persona.

Surge el peligro del orgullo, de la falta de humildad, de pensar que ya lo sé todo y que no necesito de consejo. Son tantos los peligros que seguimos trabajando con él para que este complicado entorno no termine con su valiosa carrera.

De pronto, los padres deciden sacarlo de la escuela. Alguien con intereses personales les había hablado de la posibilidad de fichar por el Barça. Cuando se presentó a las pruebas, el Barça nos llamó para preguntarnos si había pasado algo. Que ellos sabían la labor que estábamos realizando con Jorge y preferían que siguiera con nosotros. Le comentamos que aquel periodo se había terminado porque los padres habían decidido iniciar el proceso adelantándose en el tiempo. Querían cuanto antes vivir de su hijo.

Jorge entró en el Barça por la puerta grande. Era un gran jugador. Empezó a desentenderse de sus estudios, comía mal y sobretodo, no crecía. Cuando llegó a Infantil el Barça le dijo que y a no contaba con él. Hoy en día está en la calle, como un delincuente más. Sigue jugando pero hemos perdido una gran jugador y lo que podía haber sido una buena persona.

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2 comentarios en “Jugadores que podían haber triunfado”

  1. Pienso que él error que cometen los padres en apresurar a lanzar a un equipo grande, éso lo perjudico. Y éso pasa en la actualidad con varios jóvenes que se apresuran.

    1. Correcto Orlando. Las prisas no son buenas en todo lo que se refiere a la formación de los jóvenes. Es como construir una casa sin querer poner unos buenos fundamentos. En cuanto sopla el viento, la casa se derrumba.

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2 comentarios en “Jugadores que podían haber triunfado”

  1. Pienso que él error que cometen los padres en apresurar a lanzar a un equipo grande, éso lo perjudico. Y éso pasa en la actualidad con varios jóvenes que se apresuran.

    1. Correcto Orlando. Las prisas no son buenas en todo lo que se refiere a la formación de los jóvenes. Es como construir una casa sin querer poner unos buenos fundamentos. En cuanto sopla el viento, la casa se derrumba.

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