La violencia en el fútbol aleja a los padres porque no quieren esto para su hijo. Buscan deportes alternativos no tan violentos.
Dos historias con violencia
Un jugador violento
Lucas es un niño de 10 años que siempre había disfrutado jugando al fútbol. Sin embargo, un día durante un partido, un jugador del equipo contrario comenzó a insultarlo y empujarlo constantemente. Lucas se sintió asustado y frustrado, perdiendo por completo lo fundamental: la diversión jugando al fútbol.
A pesar de que sus padres contaron el incidente al club, no se tomaron medidas para abordar la violencia verbal en el fútbol base. No le dieron ninguna importancia. El único comentario fue confirmar que eran cosas del fútbol, nada más.
Un entrenador violento
María, una talentosa jugadora de fútbol de 12 años, solía sentirse segura y confiada en el campo. Pero un día, durante un torneo, un entrenador de otro equipo comenzó a lanzar insultos y gritos intimidantes hacia su equipo. María se sintió amenazada y estresada, perdiendo el enfoque en el juego.
Los padres, al darse cuenta, comenzaron a defender a sus hijos con gritos y amenazas. Se generó en el campo un ambiente muy tenso y desagradable. La directiva del Club reunió a los padres aclarándoles que su actuación no había sido acertada pese a que todo lo inició el entrenador del equipo rival.
Una realidad difícil de resolver
La violencia en el fútbol base es una preocupación importante y puede ser una de las razones por las cuales muchas familias dudan en apuntar a sus hijos a este deporte.
No se trata solo de la violencia física, con acciones como golpear, empujar, agredir a jugadores, entrenadores, árbitros o espectadores. Incluimos también la violencia verbal, mucho más frecuente. Implica el uso de lenguaje ofensivo, insultos, amenazas o intimidación verbal.
De lo que casi no se habla es de la violencia emocional que se refiere a actos que generan un daño psicológico, como el acoso, el menosprecio constante, la exclusión o la discriminación. Estas formas de violencia pueden tener un impacto duradero en la autoestima y el bienestar emocional de los jugadores.
Los comportamientos violentos, tanto físicos como verbales, pueden generar miedo, inseguridad y estrés en los niños, lo que afecta su disfrute y su desarrollo saludable en el deporte.
Se puede comprobar que en los clubes no hay un control adecuado por parte de los organizadores y autoridades deportivas. No se toman medidas eficaces para solucionarlo a pesar de la gravedad del asunto.
¿Cómo puedo eliminar la violencia en mi club?
Para abordar la violencia en el fútbol base y fomentar un entorno seguro y positivo, se pueden tomar las siguientes medidas:
Educación y concienciación
Es fundamental promover la educación y concienciación sobre la importancia del respeto, la deportividad y la convivencia pacífica en el deporte. Esto implica involucrar a todos los actores del fútbol base, como jugadores, entrenadores, árbitros, padres y directivos, en programas de formación que promuevan valores positivos.
Refuerzo de sanciones y normas
Los clubes y las organizaciones deportivas deben establecer normas claras y sanciones firmes contra la violencia en el fútbol base. Es importante que se apliquen de manera consistente y que los responsables de hacer cumplir estas normas estén capacitados para actuar de manera adecuada y justa.
Fomento del fair play
Promover y premiar el fair play y la deportividad en el fútbol base puede ser una estrategia efectiva para reducir la violencia. Reconocer y destacar los comportamientos positivos, como el respeto hacia los oponentes, los árbitros y los compañeros de equipo, puede ayudar a cambiar la cultura en torno al deporte.
Participación activa de las familias
Involucrar a las familias en la vida del club y en la formación de los jugadores puede contribuir a crear un entorno más seguro y positivo. Las familias pueden desempeñar un papel importante en la educación de los jugadores sobre la importancia del respeto y la deportividad, y pueden ser aliados en la promoción de un ambiente deportivo saludable.
Falta de valores y educación
La violencia en el fútbol base refleja una falta de valores fundamentales y una educación adecuada. El deporte tiene el potencial de enseñar a los jóvenes importantes lecciones de vida, como el trabajo en equipo, la honestidad, la perseverancia y el respeto. Sin embargo, cuando prevalece la violencia, se pierde la oportunidad de transmitir estos valores esenciales a los jugadores.
Para abordar esta situación, es fundamental promover una educación integral en el fútbol base. Esto implica enfocarse en la formación no solo en aspectos técnicos y tácticos, sino también en valores y habilidades sociales. Los entrenadores y los responsables del club deben desempeñar un papel activo en la enseñanza y el refuerzo de estos valores a través de charlas, actividades y ejemplos prácticos.
Además, se pueden implementar programas específicos de educación en valores, donde se aborden temas como el fair play, la empatía, el respeto a la diversidad y la resolución pacífica de conflictos. Estos programas pueden ser parte integral del entrenamiento y deben adaptarse a las diferentes edades y niveles de los jugadores, para garantizar que los mensajes sean comprensibles y significativos para ellos.
¿Cómo puedes aplicarlo en tu club?
Es importante que los jugadores comprendan que la violencia no solo es inaceptable en el contexto deportivo, sino también en la vida cotidiana. Al inculcar valores positivos y fomentar una cultura de respeto y juego limpio, se puede crear un entorno en el que los jugadores se sientan seguros, motivados y dispuestos a seguir participando en el fútbol base.
Como puedes ver son bastantes las variables que debes introducir en tu Club para erradicar la violencia. Puedes intentar confeccionarlo y aplicarlo por tu cuenta o acudir a un profesional con experiencia. Yo puedo ayudarte.
El principal problema que encontraremos es que los entrenadores y los padres acepten que muchas de sus actitudes en el campo son violencia. No suelen reconocerlo. De ahí su dificultad
¿Cómo funciona mi asesoramiento?
Se centra en tres pilares fundamentales:
- Los entrenadores/formadores son la clave del éxito. La idea es comprobar con qué entrenadores se cuenta, valorar si son los entrenadores que se necesitan y trabajar con ellos a lo largo del año para que su labor con los jugadores sea realmente eficaz.
- Los entrenamientos. Si realmente queremos mejorar los resultados a medio y largo plazo, es necesario evaluar cómo son los entrenamientos y a partir de ahí establecer las correcciones necesarias en cuanto a metodología, programación y formas de juego.
- La estructura general. Una vez conocemos cómo se estructura el deporte en la entidad, podremos ofrecer propuestas de mejora estableciendo un equipo de trabajo eficaz que refuerce la labor de los entrenadores. Aquí resaltamos la figura de un coordinador o varios, fundamental para el trabajo que pretendo realizar.
Objetivos prioritarios
- En dos años como máximo, la entidad deportiva tendrá un equipo de entrenadores eficiente y de gran capacidad formativa.
- Contará con un coordinador bien preparado que será el eje central del buen funcionamiento de los equipos de la entidad.
- Prestigio de la entidad deportiva. Se podrá comprobar que en el Club se trabaja muy bien y se aprende mucho.
- Obtener la máxima fidelidad posible. Esa calidad es la que facilitará que muchas familias encuentren en la entidad deportiva el lugar ideal para que sus hijos jueguen al fútbol.
- Alto grado de satisfacción por la forma de trabajar de los entrenadores y porque los jugadores realmente aprenden y disfrutan jugando al fútbol.
Si estás interesado en recibir más información detallada no tienes más que dejarme tu nombre y email. La información te llegará de forma inmediata.