El liderazgo deportivo es una meta que deben marcarse los entrenadores si desean conseguir mejorar el equipo. Cada día, los entrenadores salen mejor preparados, con estudios bastante profundos sobre la medicina, psicología, condición física, táctica, reglamento. Son entrenadores que desde muy jóvenes sueñan con llegar a dirigir un equipo grande. Saben que deben ir paso a paso hasta conseguirlo y que el camino es largo y muy duro.
El entrenador, muestra de liderazgo deportivo
La clave del liderazgo deportivo está en los entrenadores
El esfuerzo más importante para conseguir una enseñanza de calidad está en una muy buena selección y formación de los entrenadores que van a representar a la entidad. Los títulos que otorga la federación no pueden servirnos de referencia porque la realidad es que cuando te paseas por los campos ves cosas que no encajan con la titulación otorgada.
El título de entrenador no es una referencia de liderazgo deportivo
Por este motivo, a la hora de seleccionar entrenadores es mejor tener en cuenta otros factores que no son los títulos y diplomas adquiridos. Van por la linea del liderazgo deportivo.
Pensamos claramente que el entrenador debe ser un líder en el equipo. Quizá tu eres entrenador y te preguntas ¿cómo puedo ser yo un auténtico líder deportivo?
El liderazgo deportivo cuesta esfuerzo adquirirlo
El tener influencia sobre tu equipo, el verdadero liderazgo deportivo, está al alcance de cualquier entrenador pero requiere un tremendo esfuerzo personal que no todo el mundo está dispuesto a afrontarlo. El egoísta, el orgulloso, el perezoso nunca podrá ser líder a no ser que cambie de actitud. Pero si no te asustan los retos importantes, si eres capaz de ponerle esfuerzo y sacrificio, tu puedes ser un buen líder para tu equipo.
“Liderazgo deportivo es el arte de influir sobre los jugadores para que trabajen con entusiasmo en la consecución de objetivos en pro del grupo.”
¿No te atrae este reto de liderazgo deportivo?
Para conseguir que un equipo rinda al máximo, su entrenador debe ser un líder de estas características. No vale poner pegas a este objetivo. No naces líder, lo aprendes. No puedes decir que no puedo ser líder porque no tienes madera para serlo, que no has nacido con las cualidades necesarias que exige ser líder. Es un arte, una destreza que se aprende y se puede adquirir.
El líder deportivo influye positivamente en el equipo
Si nuestros entrenadores consiguen ser líderes, hemos ganado la partida ya que serán capaces de influir positivamente sobre el equipo. Esta es la clave ya que el equipo sigue siempre al líder hasta la muerte. Si le siguen en todo, lo que está consiguiendo es unidad en el equipo y por lo tanto más fuerza y más eficacia. Es un factor clave que el entrenador debe tener en cuenta, si quiere tener éxito con su equipo, si de verdad los quiere ayudar a crecer.
No todos los liderazgos deportivos sirven de modelo
Hay algunas personas que mueven masas pero no son líderes sino personas con un carisma especial capaces de arrastrar a la gente pero para su interés propio. El verdadero líder no busca beneficiarse él sino a su equipo.
Cuando te paseas el fin de semana por los campos de fútbol enseguida te puedes percatar si el entrenador está liderando el grupo. ¿Piensas en tus jugadores cuando diriges a tu equipo o en ganar el partido para lucirte tú personalmente?
¿Cómo es tu actitud para liderar en el deporte?
Este puede ser un buen momento para reflexionar en tu actitud de líder deportivo:
- ¿Mides más tus palabras para que vean lo mucho que sabes y buscas todos los recursos para conseguir un buen resultado que te suba de escalafón en este mundillo del fútbol?
- ¿Machacas a tus jugadores cuando no consigues tus objetivos y nunca pides disculpas cuando en realidad el error ha sido tuyo, por lo menos en parte?
- ¿ Apartas del equipo al que no te rinde y no hablas con él para ayudarle ya que consideras que no tiene remedio?
- ¿Criticas al árbitro constantemente para justificar lo injustificable y das una imagen de falta de respeto constante?
- ¿Los jugadores te tienen miedo y actúan siempre muy bloqueados porque tienen temor a tus gritos y comentarios?
- ¿Eres incapaz de ser comprensivo ante los errores de tus jugadores y te distancias de ellos cuando los resultados son adversos?
- ¿ Buscas únicamente quedar bien con los de arriba y te da igual la situación anímica de tus jugadores.?
Podríamos seguir con la lista de agravios pero piensa, ¿en qué tipo de entrenador te estás convirtiendo? ¿vas seguir así a pesar de que te das cuenta de que no avanzas y que, en el fondo, no deberías actuar así?
Tus jugadores te obedecen pero no creen en ti y lo hacen porque eres su entrenador pero no has conseguido ser su líder deportivo.
Por un momento cierra los ojos y sueña con un equipo que salga al entrenamiento y al partido perfectamente implicado con tus directrices. Que realmente se les vea unidos a ti de corazón, que quieran pensar como tú piensas y que vayan al fin del mundo contigo. ¿No te atrae una cosa así?
Empieza ahora mismo a ser líder deportivo
Ya los puedes abrir. Ante tus ojos se presenta una nueva temporada. Tu plantilla al completo. ¡Empieza el cambio a partir de ahora! No son los jugadores los que deben cambiar sino que eres tú el que puede y debe iniciar el cambio. Sé un verdadero líder para ellos. Necesitan un modelo a seguir y ese eres tú. Con tu ejemplo, tu dedicación, tu sacrifico, tu interés por solucionar sus necesidades, te los ganarás para siempre. Y entonces se producirá la revolución que siempre has soñado en tu equipo.
Te adelanto que cuesta esfuerzo pero vale la pena intentarlo.
Cómo conseguir autoridad en el fútbol formativo
La autoridad te la ganas con el tiempo , por prestigio y liderazgo. También cuenta el buen ejemplo que das, la profesionalidad y el empeño que pones en todo lo que haces. Y, por si fuera poco, porque exiges de forma comprensiva.
Los entrenadores que no tienen autoridad suelen acudir al autoritarismo que no es más que utilizar el poder que te da tu puesto y tu edad para imponerte frente a tus jugadores.
Liderazgo deportivo: Imponer o convencer
Un dilema pedagógico
Estamos ante un dilema pedagógico muy interesante que puede entrar a debate porque no hay una idea mejor que otra. ¿Qué funciona mejor? ¿La tendencia a imponer, que es lo que hasta ahora se contemplaba en la sociedad (existía un cierto autoritarismo padre – hijo, profesor- alumno), o la opción actual que se basa en convencer sin imponerse?
Ambas soluciones muestran aspectos positivos y negativos. La imposición es algo que, si se aplica de forma habitual, genera niños que obedecen por el miedo al adulto. En cambio, cuando los jugadores actúan por convencimiento propio, obedecen poniendo interés en aquello que realizan.
Un pequeño empujón
El peligro de hacer las cosas por estar convencido es que muchas veces al niño no le interesa algo que tiene que realizar. Entonces, ¿debemos esperar a que tenga ganas o hemos de darle un cierto empujón para que definitivamente lo realice?
Los niños no son capaces de tener una visión global de lo que es bueno en esos momentos y les cuesta más elegir y tomar decisiones. Los padres o los adultos somos los que podemos tener una mayor madurez de lo que sucede. Es entonces donde intervenimos imponiendo o aconsejando.
“El poder es la capacidad de forzar o coaccionar a alguien para que éste, aunque preferiría no hacerla, haga tu voluntad debido a tu fuerza o tu posición.”
filósofo Max Weber
Aprovechar tu poder
Tú como entrenador tienes una posición por encima de tus jugadores y puedes aprovechar este poder para conseguir que ellos hagan lo que tu quieres aunque muchas veces preferirían no hacerlo. Es muy frecuente utilizar modelos de poder que uno ha vivido cuando jugabas al fútbol, o en el ejercito, o en ningún lugar y aprovechar la ventaja de tu posición para imponer las cosas de forma despótica.
Existe mucha gente con poder que ha demostrado muy poca talla humana. No vamos aquí a revisar los modelos de poder que nos ofrece la historia no muy lejana, donde se han cometido auténticas barbaridades. No es el momento de hablar de esto.
“La Autoridad es el arte de conseguir que la gente haga voluntariamente lo que tu quieres debido a tu influencia personal.”
filósofo Max Weber
Evitar la comodidad
Muchas veces las razones por las que se tiene esta actitud de poder es simplemente porque los entrenadores van a lo más sencillo. A corto plazo un grito, un castigo es más eficaz en un equipo. No necesitas ninguna destreza especial para utilizar el poder.
Hay muchos entrenadores en nuestro mundo del fútbol que aprovechan descaradamente su situación para forzar o coaccionar a los jugadores a hacer lo que a uno le interesa. Van por la vía rápida. O haces esto o te vas. Yo soy el entrenador y tú lo que tienes que hacer es obedecer mis ordenes y no hay nada más que hablar. No tienen autoridad con sus jugadores.
Utilizan su autoridad
He de reconocer que cada día puedo apreciar más entrenadores que no aprovechan su posición de entrenador para conseguir las cosas. Han obtenido su autoridad sobre los jugadores a partir de una serie de destrezas que han adquirido poco a poco.
Por lo tanto, se puede tener una posición de poder y no tener autoridad sobre el equipo y a la inversa, se puede tener una gran autoridad sobre los jugadores y no estar en posición de poder. El poder se puede comprar y vender, se puede dar y quitar.
Tu puedes haberte sacado el título de entrenador pero eso no te da la autoridad con tu equipo. Te pueden haber contratado para dirigir un gran equipo y también te pueden echar del equipo donde estás. En cambio, la autoridad tiene que ver con lo que tu eres como persona, con tu carácter y con la influencia que has ido forjando sobre tus jugadores.
¿Demuestras liderazgo deportivo con tu equipo?
Te aprovechas de tu posición para imponerte o has conseguido que tus jugadores te obedezcan porque tienes delante de ellos la autoridad que te has ganado a pulso? ¿Te obedecen voluntariamente o por miedo?
El poder desgasta las relaciones.
A la larga el poder lleva a deteriorar seriamente las relaciones con tus jugadores, perdiendo liderazgo deportivo. El descontento de los jugadores es normalmente una rebeldía encubierta. Piensa en cómo lo estás haciendo porque llegará un momento en que si abusas de tu poder, los jugadores se cansarán de ti y tu relación con ellos quedará tan deteriorada que incluso se pueden rebelar contra ti. ¿No te ha pasado ya en otros equipos?
Posiblemente has disfrazado la situación comentando que es una mala actitud de los jugadores pero lo que no quieres aceptar es que esa mala actitud está provocada por tu despotismo. No se pueden aguantar así toda una temporada. Hay muchos fracasos deportivos de liderazgo deportivo en el fútbol base debido a esta lamentable situación.
Falta afinidad entre el entrenador y los jugadores
El entrenador echa la culpa a los jugadores y éstos acaban rebelándose. Al final de temporada el equipo queda totalmente destruido, desunido, sin coraje ni personalidad.
“Debes saber que la gente responde mejor a la autoridad que al poder”.
Tu no puedes exigirles a tus jugadores que te den su corazón, su voluntad, su compromiso, su creatividad, sus ideas. Unicamente pueden ofrecerlo voluntariamente. Y no quieren hacerlo. No has conseguido su compromiso porque has dirigido al equipo en base a tu posición de poder sin ganarte la autoridad frente a ellos.
Ocasiones que rompen la regla
Es verdad que hay ocasiones en que uno debe ejercer el poder. Una falta de respeto, un problema grave de relación entre los jugadores. No siempre se pueden argumentar las cosas. En esos momentos, el entrenador líder debe dejar claro de por qué ha tenido que utilizarlo.
Debes reconocer que tienes una tendencia a utilizar tu posición para imponer tu voluntad porque te ha fallado la autoridad o posiblemente es que no tengas autoridad.
¿Cómo adquirir la autoridad?
No hay que dramatizar. Hemos dicho anteriormente que la autoridad es una destreza que se puede adquirir con esfuerzo. Por lo tanto, si en estos momentos te das cuenta que te falta autoridad es hora de que te propongas en serio a adquirirla.
Vamos a ir adquiriendo liderazgo deportivo paso a paso
Piensa primero en tu equipo ¿Cómo puedes conseguir forjarte esta autoridad teniendo en cuenta la diversidad de tus jugadores. Hay que reconocer que dentro de tu equipo existen personas con las que se puede trabajar muy bien y otras que tienen muchos problemas y contagian al equipo como si se tratara de un virus. Todos pueden quedar infectados y, en ese momento, puede haber problemas de autoridad. Los hay muy egoístas, otros muy orgullosos. También hay jugadores hiperactivos que no paran nunca o se divierten molestando a los demás. Los hay envidiosos o vengativos. Hay de todo y esto es normal. Un equipo es como un pequeño reflejo de los que es la sociedad.
Piensa en un modelo para ti
Una vez has pensado en cómo son tus jugadores ahora te pido que pienses en la persona que ha ejercido una mejor autoridad sobre ti. Seguro que has pensado en tu madre o en tu padre o en un profesor o entrenador que tuviste en la infancia. Seguro que todos coincidimos que esa persona posee las siguientes características:
Honrado, digno de confianza, ejemplar, pendiente de los demás, comprometido, atento. Exige responsabilidad a la gente. Trata a las personas con respeto. Anima a sus jugadores. Con actitud positiva, entusiasta. Aprecia a todos.
Pues bien, si te fijas, de todas las características anotadas ninguna es innata. Son hábitos que podemos adquirir. Estos rasgos del comportamiento se desarrollan muchas veces a una temprana edad y se convierten en formas de actuar habituales.
Tu reto para ser líder deportivo
Algunos de nuestros hábitos siguen madurando, evolucionando hasta niveles superiores mientras que otros no cambian casi nada desde la adolescencia. Este es tu reto si deseas ser un auténtico líder de tu equipo: identificar aquellos rasgos en los que necesitas trabajar y motivarte para conseguirlos.
¿Aceptas el reto?
Te adelanto que no va a ser fácil conseguirlo. Requiere mucho esfuerzo.
Pero no todo queda ahí. Sin embargo tienes suficiente información para que pienses y lo pongas cuanto antes en práctica. Reconozco que no es sencillo pero pronto apreciarás un cambio en tus jugadores. Esta temporada puede ser diferente para ellos y para ti.
¿Quién debe tomar la última decisión?
Pero la decisión final ¿la debe tomar él o nosotros? Aquí está el gran dilema. No es tan sencillo. Del corazón nos sale un impulso claro a decantarnos por dejarnos de tanta tontería y que obedezca.
Entonces, ¿le obligo? Hay que darle un pequeño empujón. Puede ser que no lo entienda en ese momento pero quizá sí, más adelante. ¿Cuántas veces hemos agradecido esos pequeños tirones de oreja que nos dieron los adultos que nos querían más?
A esta idea quiero acercarme. Pienso que es muy enriquecedor para nuestros jugadores actuar por convencimiento y hacer las cosas con este sentido más que imponer. Puede servirte el ejemplo de recoger los balones al final del entrenamiento. Si yo digo:
––“ vamos a recoger balones”,
Inmediatamente hay unos que lo hacen por convencimiento pero otros no recogen y siguen jugando con sus compañeros y sin llevar el balón a la bolsa.
Buscar el término medio
Como siempre, el término medio es la solución más adecuada porque utiliza lo mejor de cada una de las opciones e intenta evitar la parte negativa de ambas. Si seguimos con el ejemplo de recoger los balones al finalizar el entrenamiento, hemos observado cómo unos lo hacen sin necesidad de insistir y otros no lo hacen porque no les interesa.
La solución para situaciones como esta
- Darle mucha importancia a ese pequeño detalle
- Dejar claro que cuando tu dices algo se hace a la primera, nunca a la segunda. Es una falta de educación.
- Ponerte muy serio y dejar claro que esto no se puede repetir nunca más.
Lo que hemos hecho es marcar los límites. Si no están claros, los jugadores no saben hasta dónde pueden llegar y van a intentar ampliar los límites lo máximo posible. Tener claros las normas les da mucha seguridad y confianza.
Sin embargo, faltaría añadir a todo esto la parte motivadora que es felicitar al grupo cuando un día han respondido todos (o casi todos) a tu llamada de recoger balones.
Eso significará que tienen muy claros los límites. Con esa felicitación estás consiguiendo que aquello que era un límite se convierta en una motivación: satisfacer al entrenador porque sabemos que cuando lo hacemos él se pone contento o por un motivo mayor, satisfacción personal por hacer las cosas bien sin que te lo diga nadie, por puro convencimiento.
Es una motivación intrínseca porque ya no se busca a él mismo o una compensación material como son los puntos, los regalos o los cromos. Busca un bien de otro, que además es su entrenador. Alguien al que imitan, escuchan y quieren. Es un paso importante facilitado por la marcación de límites en sus actividades.
Las dos caras del fútbol base
Solo Fútbol Formativo plantea de nuevo una bipolaridad en el entrenador de fútbol base. El entrenador que tiene como principal objetivo ganar formando y el que busca la victoria como sea, sin importarle la formación del jugador. Es sencillo detectar este tipo de entrenadores subrayando los aspectos que hemos estado comentando.
El entrenador formador es:
- positivo,
- optimista,
- comprensivo con los errores,
- confía en sus jugadores,
- pone esfuerzo e ilusión por mejorarles,
- trabaja en equipo con el resto de entrenadores y el coordinador,
- está implicado con su club y
- presenta propuestas para mejorar las cosas en lugar de criticarlas.
El Entrenador egoísta es:
- muy pesimista cuando las cosas van mal y lo contagia a sus jugadores;
- no existe preocupación por ayudar a sus jugadores, que suelen ser siempre los culpables de lo que sale mal;
- no comparte sus conocimientos
- ni escucha consejos porque suele tener la fórmula mágica para vencer;
- lo único que le importa no es mejorar a sus jugadores sino ganar partidos;
- suele criticar todas aquellas decisiones que le perjudican o no le gustan y
- nunca aporta nada al club porque no quiere complicarse.
Dos realidades muy diferentes que actualmente conviven en un mismo ámbito que es el fútbol base. Desgraciadamente, hay bastantes padres que valoran más el estilo del entrenador ganador porque parece que es el que realmente consigue cosas de forma rápida y eficaz y se decantan por este estilo. Muchas veces son engañados por las formas y los resultados.
Trabajar a largo plazo
El entrenador formador debe trabajar el doble y encima no se aprecian los resultados más que a largo plazo y poco a poco, a pesar de que sus jugadores son los únicos que están recibiendo una fundamentación adecuada.
Estos jugadores saldrán beneficiados con el tiempo. Pero al tratarse de una labor que no se ve, no se aprecia fácilmente, suele ser rechazada por los padres sin darse cuenta que están despreciando la mejor formación posible para sus hijos a través del deporte.
Los mejores clubes en el fútbol base son aquellos que tienen más equipos en categorías altas. Es una pena que la forma de medir la calidad sea por resultados. Nos parece incongruente con los objetivos del fútbol formativo. Un engaño más en el que andan metidos desde hace muchos años personas con buen fondo pero que se dejaron contagiar por este espíritu tan negativo.
Habría que establecer una medida diferente si realmente queremos mejorar el fútbol formativo.
Criterios
- Alta formación de los entrenadores del fútbol base. No puede llevarlos un niño de 17 años sin conocimientos ni un padres voluntario con muchas ganas, ni un entrenador con título pero sin preparación pedagógica.
- Control de las metodologías de aprendizaje en los clubes. Fomentar la creatividad y la formación en valores en el fútbol.
- Criterios de clasificación de calidades para incentivar a los clubes a trabajar con el futbol base, no por criterios de resultados en los partidos, sino por una calidad de enseñanza.