Qué es el fútbol para niños

¿Qué es el fútbol para niños?

Qué es el fútbol para niños es una pregunta que nos hace plantearnos desde cero lo que buscamos con el deporte de nuestro hijo. Existe en el fútbol base, por desgracia, un ambiente nefasto que generan los padres que pierden el rumbo, arrastrados por el ambiente competitivo que nos rodea.

Tienes el virus competitivo y no lo sabes

He disfrutado mucho conversando con una persona que he conocido hace poco más de un año y a la que aprecio mucho y que, poco a poco, he podido contemplar, desgraciadamente, cómo el virus competitivo se ha ido introduciendo en su cabeza.

La infección ha sido progresiva

Y, aunque la bacteria no es todavía muy grande, le está afectando en su toma de decisiones agrandando todavía más la infección.  

Cuando le conocí, era un padre sano, totalmente al margen de lo que es el fútbol base netamente competitivo, con un enano de 6 años, delgaducho y pequeño que se transformaba en una fiera cuando tenía el balón en los pies.  

En los últimos meses, los comentarios que me llegaban eran de otro tinte y es cuando empecé a detectar que algo pasaba en este padre.

Al principio buscaba un lugar donde aprender y divertirse, al margen de todos los problemas de los equipos competitivos. Ahora, hay cosas que han cambiado y ha llegado a decir:  

– mi hijo necesita jugar en un nivel más alto– todo dicho con mucha educación.  

Tu puedes pasar por un caso parecido

Piensas que no tienes el virus y que no estás afectado por él y sin embargo, cuando te lo dicen, claramente te sorprende y lo niegas porque no te puedes imaginar que seas un caso así.  Tu no lo puedes percibir.  Son otros los que pueden detectarlo. Personas de confianza que llevan años en este mundo del deporte y se dan cuenta rápidamente del problema.  

No lo reconoces porque lo estás incubando

Y no se manifiesta de forma evidente en tus actuaciones pero irá creciendo dentro de ti hasta convertirse en un cáncer.   Puedes llegar a reconocer que el problema del fútbol está en los padres y sin embargo no darte cuenta de que te estás acercando cada vez más a ese cáncer.   Has llegado a decir cosas como:  

– Yo no soy como esos padres que lo llevan de un lugar a otro para ofrecerlo buscando una categoría.   

No te ves así pero la verdad es que has ido a escuchar a estas personas como hacen todos esos padres que rechazas.

– Me han llamado de muchos clubes (increíble que esto esté pasando en el siglo XXI ) con tan solo 7 años y me han ofrecido proyectos de todo tipo y yo no los he aceptado.

Y, sin embargo, con 7 añitos que tiene la criatura ya ha pasado por tres entidades deportivas. Sigues negando lo que es una evidencia y no entiendo, con lo inteligente que pareces ser, lo ciego que llegas a estar.  

– Mi hijo tiene unas cualidades especiales para el fútbol y además es muy competitivo.   

Ya empiezas a hablar como todos esos enfermos que hay en el mundo del fútbol

¿Necesitas algo más para demostrarte que estás infectado con ese malvado virus de la competición?   Es complicado reconocerlo pero espero que, si no te sirve a ti, pueda servirle a otros padres que están siendo afectados como tu y que esta información les puede servir para detectar el verdadero peligro que existe en todo esto.  

En el último partido que fui a ver a tu hijo, metió tres goles. Los celebraba como si fuera un auténtico crack, con muy poca humildad y sin abrazarse a sus compañeros. Se lo comenté al niño estando tu delante. No me parecía bien. Son detalles del virus. La excusa que pusiste fue resaltar la competitividad de tu hijo. No me lo podía creer.  

Llega la ceguera

El virus ataca y produce un efecto muy especial: la ceguera. No te permite ver y apreciar la realidad de los que te está pasando. Por eso es tan peligroso, porque ni los consejos de los amigos son suficientes para frenar la enfermedad.  

Dices que te asesoras, pero en realidad no escuchas.  Afirmas que lo tienes claro, pero cada día que pasa los cambios de opinión son alarmantes.  Aceptas que puedes equivocarte, pero sigues adelante.  

No te das cuenta del riesgo que corres porque estás casi ciego. Piensas que todas esas alarmas mías son exageradas, y te vas adentrando poco a poco en lo más profundo de la enfermedad.  

Un único consejo desesperado

Aléjate del cáncer competitivo. No tiene edad para esto. Ya llegará su momento. Déjale divertirse sin dejar de ser niño. No pierdes ningún tren, te lo aseguro.   Quizá llegue tarde y no haya remedio, pero mi conciencia está tranquila porque he hecho todo lo que he podido por ayudarte a cambiar de opinión.

Me encantaría que alguno que ha vivido experiencias como esta le pueda comentar a mi amigo algo que pueda orientarle. Son tantas las historias padecidas que me da mucha tristeza vivirla tan de cerca y no poder hacer nada más por ayudarte.  

Padres buscando categoría

En estos últimos años, los equipos de la entidad han ido creciendo y, sin darnos cuenta, han llegado a las máximas categorías. Y el virus se introdujo entre nosotros sin buscarlo. Aparecieron padres que ofrecían a sus hijos para estas categorías, y que no han sido más que veneno, no han hecho más que pudrir el ambiente.

Entrenadores caza recompensas

Entrenadores que se dedicaron a fichar jugadores para poder competir al máximo nivel, obsesionados con las clasificaciones y los puntos, las impugnaciones, los refuerzos, bajando y subiendo jugadores para ganar partidos, los gritos.

Aprender de nuestros errores

Las presiones de los padres, el ambiente enrarecido, los cambios de entrenador por malos resultados y tantas otras locuras que son el día a día de los clubes de fútbol.   Hemos vivido ya todos estos errores pero, gracias a Dios, todo esto se ha acabado. Reconocer los defectos, ser consciente de tenerlos, es lo que nos ha salvado. Las circunstancias actuales nos han permitido aprender de nuestros errores y poco a poco volvemos a ser lo que éramos antes: un lugar de formación para vuestros hijos.
Han desaparecido esos entrenadores y esos padres competitivos y esto vuelve a ser una balsa de tranquilidad y de paz.  No le deseo a nadie una experiencia como esta.

Hoja de ruta para padres

El mejor entrenador
EL EJEMPLO ES EL MEJOR ENTRENADOR DEL MUNDO

Te ofrezco los 11 principios que pueden servirte a modo de hoja de ruta para educar a tu hijo a través del deporte. Son ideas de fondo que hemos ido desglosando en diversos artículos pero que ahora quiero ofrecértelo de forma comprimida para que puedas tener una visión global de tu misión como padre con hijo deportista.

1. Tus hijos pueden obtener múltiples beneficios en el deporte que practican. Para ello, las condiciones deben ser las adecuadas, con entrenadores cualificados y bien asesorados. Tu, como padre, tienes un papel relevante para conseguir esas condiciones.  

2. Nuestros hijos deportistas tienen unos derechos reconocidos que si se respetan, favorecerán el buen funcionamiento en su deporte. Tu puedes ayudar a que se respeten y se cumplan estos derechos.  

3. Hagamos lo posible para crear y mantener el entorno que más favorezca a que el deporte de tus hijos se desarrolle de manera conveniente para todos.  

4. El entrenador es el máximo responsable del deporte que practica tu hijo. Ayúdale a que pueda realizar su trabajo en las mejores condiciones posibles.  

5. El árbitro es el encargado de impartir justicia en un partido. Aprender a respetar a la máxima autoridad en un partido, llevarse bien con él, y entender sus errores como parte del juego son elementos importantes para el joven deportista. Tu como padre puedes ayudarle dando ejemplo.  

6. En los entrenamientos es necesario que los jugadores y el entrenador tengan la suficiente tranquilidad e intimidad para poder realizar bien su trabajo.  

7. Hemos de conseguir que nuestros hijos sean capaces de compaginar perfectamente los estudios con la práctica deportiva. Enséñale a ser responsable en el cumplimiento de ambas actividades.    

8. Cuando las cosas no salgan bien, es importante que los padres estén a su lado pero a la vez enseñarles que deben saber superarlo con esfuerzo. Tú, como padre, no debes dejarte llevar por un excesivo proteccionismo.  

9. Antes del partido, debemos colaborar para evitar la presión y el nerviosismo que pueden adquirir nuestros hijos. Evita comentarios relacionados con el fútbol.  

10. Durante el partido, la mejor forma de ayudar a nuestro hijo es ejercer como espectadores que simplemente disfrutan del partido. De esta forma facilitas el trabajo de los entrenadores.  

11. Que tu hijo se beneficie del deporte que practica depende en buena medida de tu comportamiento como padre.

 ¿Cómo detectar si eres un padre competitivo?

control del balón

Todo empezó más o menos como siempre. Iba a iniciarse un partido de liga y me senté en el banquillo de mi equipo. Había dos jugadores con un peto a los que saludé. Eran los reservas. Son mi mayor fuente de información.

–¿Contra qué equipo jugamos? –pregunté con total indiferencia

Los chicos me respondieron rápido. Se les notaba nerviosos. Sin embargo, uno de ellos me hizo un comentario que me llamó mucho la atención.

–Van terceros en la clasificación con 21 puntos, con dos partidos empatados y ninguno perdido y han ganado al Español en su campo. Si les ganamos nos ponemos por delante suyo.

Inmediatamente mi cabeza empezó a darle vueltas a la respuesta. ¿Cómo era posible que un niño de 10 años supiera toda esta información del equipo rival? Las posibilidades pueden ser diversas: que un compañero se lo haya dicho, que lo haya transmitido su entrenador para motivarlos, que su padre le haya confiado toda esta información.

Para reducir posibilidades, pregunté al entrenador. Me aseguró que no les proporcionaba nunca esta información aunque sabe que muchos jugadores la tienen.

Eliminada la posibilidad del entrenador, entendí que la otra opción era el propio padre porque no me imagino al niño de 10 años consultando la clasificación de su equipo por la web. Eso solo puede ser obra del padre.

El lunes aproveché la oportunidad y mientras tomaba un café en el bar, pude entablar conversación con un padre con el que tengo bastante confianza. Le conté lo que me había pasado y el padre me confirmó que muchos padres consultan las clasificaciones varias veces a la semana.

Yo pensaba en mi padre, jugador profesional. Cuando yo era pequeño, muchas veces no sabía ni contra quién jugábamos el sábado y menos cómo íbamos en la clasificación. Intentaba transmitirme que eso no era importante pero no con palabras sino con su actitud. Yo consideraba que era mi deporte y que igual que no venía a verme a las clases de matemáticas, tampoco acudía a ver mis entrenamientos o partidos. Me parecía lo más normal del mundo.

También recuerdo lo que disfrutaba yendo a jugar con mi padre y mis hermanos a un campo de hierba (por aquel entonces todos los campos eran de tierra) que había en la ciudad universitaria. Eso era gloria. Nos enseñaba con este tipo de mensajes que el fútbol simplemente era una diversión más dentro de nuestra vida de estudiantes.

En contraste con todo esto, vemos ahora a los padres que llevan a sus hijos a los partidos como si fueran profesionales. Las botas último modelo, porque es esencial para rendir al máximo. Completamente enterados de todos los detalles: conocen a sus rivales más que el propio entrenador; se saben los nombres de los jugadores más destacados de los equipos contrarios; escriben y participan en foros de opinión discutiendo sobre banalidades con las personas de otros clubes.

Durante los entrenamientos realizan análisis completos de cómo se ha desarrollado el partido; comentan, como si fueran verdaderos expertos, los errores del entrenador en los cambios, la incapacidad del árbitro…Y todo esto es lo que van trasmitiendo a sus hijos que, como es natural, van contagiándose de este ambiente tan competitivo, produciendo en ellos un daño irreparable.

Y esto, lamentablemente, está ocurriendo a pesar de las reuniones que tenemos con los padres intentando dejar claro que es una escuela que defiende la formación a través del deporte. Muchos padres siguen actuando de esta forma. Les gusta la idea pero no la ponen en práctica. Dicen que buscan la formación pero no hacen nada para confirmarlo. Si se dice pero no se hace. Estamos frente a la hipocresía.

A pesar de dejar claro que no nos interesan las clasificaciones y lo confirmamos con hechos prácticos: no colocamos las clasificaciones en los tablones de anuncio; no subrayamos las victorias en el Facebook; no felicitamos a los niños cuando ganan una liga; ni organizamos fiestas descomunales cuando consiguen un triunfo. A pesar de todo esto, siguen los padres en sus casas mirando clasificaciones y jugando a los puntos de más o de menos.

Lo que está pasando es que las aguas del fútbol se están desbordando y se producen graves inundaciones.

Intento ser positivo con la gran labor de los padres y el enorme sacrificio que hacen para que su hijo juegue al fútbol, pero esta vez sí que tengo que destacar la pobre labor que están realizando los padres con estas actitudes. Seguro que no se dan cuenta de lo que hacen.

Muchas veces se buscan a sí mismos a través de sus hijos, otras, proporcionan toda la información que ellos tienen sobre el partido porque piensan que es la mejor forma de ayudar a su hijo en su rendimiento deportivo. Lamentable pero comprensible.

Volvemos a la pregunta del título ¿Cómo detectar si eres un padre competitivo? Quiero responderte yo mismo resumiendo todo los que hemos dicho. Observa cómo actúas con el fútbol de tu hijo y descubrirás que eres más competitivo de lo que realmente crees.

Cambia esos detalles en los que transmites competitividad y estarás formando correctamente a tu hijo deportista. Es entonces cuando le estarás ayudando de verdad. Y tu y él seréis mucho más felices.

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