Cuando se habla de rendimiento deportivo, padres, entrenadores y jugadores ponen máxima atención porque es el deseo de todos poder alcanzarlo.
Contenidos
Cómo conseguir que mis jugadores rindan más
Es una pregunta que se formulan miles de entrenadores? Quieren conseguir el máximo rendimiento deportivo de sus jugadores y saben que conseguirlo depende de pequeños detalles diarios en los entrenamientos.
¿cuál es el secreto para rendir más?
Es evidente que el entrenamiento del deportista ha cambiado muchísimo con el tiempo. Antes, el trabajo físico era fundamental. Sin embargo, con el tiempo, los expertos han ido dándose cuenta de que existen otros factores más interesantes y elementales para conseguir un mayor rendimiento en los jugadores de un equipo.
Cualquier momento puede ser bueno para reflexionar sobre estas posibilidades para mejorar el rendimiento.
A través de la disciplina
La primera idea que queremos transmitir tras años de experiencia en una escuela de futbolistas es que la disciplina nos da libertad. Parece todo lo contrario pero es así. Si no tienes disciplina, no eres libre para elegir lo que quieres ser. Esa disciplina te ayuda a controlar tus decisiones sin dejarte llevar por lo que más nos apetece en cada momento. Y si lo que decides es optar por alcanzar lo máximo en tu equipo, sabes que esto te va a costar esfuerzo pero, gracias a la disciplina adquirida, los obstáculos que ves para alcanzar el objetivo no te apartan de esa elección. Piensas que puedes conseguirlo o, por lo menos, intentarlo y que vale la pena hacerlo.
Lamentablemente, es una palabra que gusta poco en lo que se refiere a la formación deportiva. Las tendencias son otras: disfrutar, soñar, nada es imposible, lo que te propongas puedes conseguirlo. Pero no se habla de disciplina. Y es un factor fundamental.
Entrega constante
El máximo rendimiento deportivo solo se consigue entregándote permanentemente al cien por cien y con un nivel de autoexigencia máximo. Todos los días, en los entrenamientos y en los partidos. Siempre. Con ganas y sin ganas. Hacerlo en los partidos es más sencillo. Pero entrenar al máximo siempre es lo que distingue a un buen jugador de un verdadero campeón.
Ese es el motivo por el que hay tan pocos que lo consiguen. Los jugadores jóvenes piensan que lo que han hecho jugadores como Messi es algo sencillo pero no se dan cuenta de que para conseguirlo es necesario una fuerza de voluntad constante. Algo que es muy complicado de conseguir pero que depende solo de uno mismo.
Rendir al máximo en cada entrenamiento.
Si quieres llegar a lo máximo en tu rendimiento deportivo, tienes que trabajar todos y cada uno de los días dando todo lo que puedes de ti mismo en todas las situaciones hasta que esto se convierta en un hábito. Tienes que poner el listón arriba de todo y no bajarlo nunca.
Para eso es necesario:
- Una entrega absoluta.
- No poner nunca excusas, metas bajas.
- No aceptar ningún tipo de distracciones con la que habitualmente somos bombardeados.
A veces, el rendimiento deportivo al máximo no es suficiente
Cuando eres mejor que los demás, rendir más que ellos es sencillo siempre que te esfuerces al máximo de manera constante para mantener este rendimiento deportivo. Pero ¿qué ocurre si no eres el mejor?
Cuando te enfrentas a alguien y partes en situación de desventaja, puedes hacer dos cosas: conformarte o no. No te conformes. Existen dos estrategias que suelen dar resultado. Una a corto plazo y otra, mucho mejor, a medio plazo, que es la que debemos inculcar en los entrenadores y jugadores.
La primera posibilidad
Consiste en evitar que el adversario juegue bien. No debes salir al campo pensando solo lo que debes hacer tú sino en lo que no debes permitir que el contrario haga. Tienes que anticiparte a sus puntos fuertes y atacar sus puntos débiles. Tienes que conseguir que el contrario juegue mal porque si no, como es mejor, te ganará.
Esta opción nunca la recomendamos en una escuela de futbolistas porque nos parece antideportiva. Buscas ganar no superando al rival sino destruyendolo.
La segunda opción es mejor
Si tu adversario es mejor que tú al principio de temporada, eso no quiere decir que no puedas mejorar al final de la misma. Hay todo un año por delante y, si trabajamos con metas altas mejorando nuestros objetivos individuales y colectivos, podemos llegar a ser mejores que ellos a los 8 meses. El objetivo es romper nuestro nivel máximo y multiplicarlo para poder alcanzar el éxito. Cuando nos enfrentamos a equipos mejores que el nuestro hemos de trabajar duro para seguir creciendo.
- Juega con pasión. Haz más caso a lo que queremos que a lo que pensamos. La cabeza, como procesa los datos, nos hace ser lógicos, en cambio, el corazón nos hace soñar.
- Concentrarnos en nuestros propósitos más profundos. Todo lo que vamos a aprender en este intento de superación no tiene precio y vale la pena poner todo el esfuerzo en él.
- Por encima de todo: crecer. Ponernos metas más altas. Aumentar nuestras cualidades. Si tus circunstancias actuales son el punto de referencia para tomar tus decisiones, limitas tus posibilidades y no puedes crecer. No queda más opción que atreverte a cambiar tus circunstancias, transformarse.
¿Cómo puedo romper esos límites para tener un rendimiento deportivo mayor?
- No hemos de resignarnos nunca ante equipos superiores a nosotros. Hay que luchar con todas nuestras armas, especialmente con la imaginación.
- Juega con pasión. Haz más caso a lo que queremos que a lo que pensamos. La cabeza, como procesa los datos, nos hace ser lógicos, en cambio, el corazón nos hace soñar.
- Concentrarnos en nuestros propósitos más profundos. Todo lo que vamos a aprender en este intento de superación no tiene precio y vale la pena poner todo el esfuerzo en él.
- Por encima de todo: crecer. Ponernos metas más altas. Aumentar nuestras cualidades. Si tus circunstancias actuales son el punto de referencia para tomar tus decisiones, limitas tus posibilidades y no puedes crecer. No queda más opción que atreverte a cambiar tus circunstancias, transformarse.
Pero quizá puedes pensar que esto es muy complicado y no es así. Está más cerca de lo que piensas. Se trata de cambiar alguno de nuestros hábitos por otros. Piensa en estas ideas:
- No gana el partido el que marca el gol más bonito. La victoria es la suma de todas las acciones desde que empieza el partido hasta el final.
- El fracaso de una temporada no viene por perder un partido sino por repetir pequeños errores una y otra vez sin corregirlos a lo largo de demasiado tiempo.
- Por lo mismo, el éxito se consigue por la suma de pequeñas acciones realizadas durante días, semanas y meses.
Cómo gestionar un equipo ganador
Quiero presentarte un caso muy habitual que puede ayudarte a mejorar el rendimiento de tu equipo y hacerte pensar en cómo mejorar algunos aspectos del grupo de jugadores que diriges.
Nos encontramos ante un equipo formado por jugadores de un gran nivel técnico, una fortaleza física considerable, entrenamientos de gran calidad. Lo que se puede decir un equipo compacto y con la talla suficiente para plantar cara a cualquiera y, sin embargo, los resultados no llegan, el equipo se va hundiendo y no hay forma de frenarlo. Posiblemente, si todo sigue así, descenderán de categoría, impotentes.
¿Qué está pasando? ¿Qué podemos aprender de todo esto? ¿Cómo es posible que un equipo con tan buenos jugadores no esté funcionando como debiera? ¿No es quizá algo que te este ocurriendo a ti como entrenador? ¿o a tu hijo como jugador que forma parte de un equipo?
La gestión de equipo del entrenador
Ultimamente he tenido mucha curiosidad en descubrir los causas por las que un grupo funciona bien o mal y he llegado a la conclusión de que el entrenador es una persona que necesita saber mucho de estrategia, de técnica, de táctica, de psicología y… de gestión de equipo.
El liderazgo mejora el rendimiento deportivo
En otros artículos hemos hablado con bastante profundidad de la idea del entrenador como líder del grupo: https://www.solofutbolformativo.org/liderazgo-deportivo/ . Pero ahora quiero llegar a algo más. El entrenador como líder ha de ser capaz de sacar los diferentes liderazgos del grupo. Eso también es importante.
Piensa sinceramente en tu caso ¿Es realmente el tuyo un equipo o simplemente un grupo de futbolistas que juega cada uno a lo que sabe? ¿Hay algo que los una? ¿Se sienten identificados entre ellos y con tus ideas? Sí, llevan la misma camiseta, tienen el mismo entrenador, juegan en el mismo club pero no son un verdadero equipo. Esto sucede con frecuencia en nuestros campos de fútbol.
Es verdad que tienen un objetivo común como grupo ya que se juntan para jugar a fútbol y no para estudiar matemáticas. Es un equipo de fútbol y entre ellos deben cooperar para conseguir su objetivo. Además cada jugador posee un rol dentro de este equipo para ayudar al grupo a salir adelante.
Hasta aquí, pienso que todo está claro. Pero la labor de un entrenador no es que jueguen al fútbol sino la de sacarle al grupo el máximo rendimiento deportivo posible. Lógicamente, si te interesa, es para ti. Preocupate de no convertirte en un simple cuidador de niños mientras estos juegan al fútbol.
Renunciar a sus intereses personales
En el caso de que tengas esta ilusión por mejorarles como grupo (incluye también su formación individual), observa con detalle y analiza si dentro de este equipo hay jugadores egoístas que buscan sobresalir por encima de todo. Si los tienes, has de conseguir que vean claro que deben renunciar a sus intereses personales por el bien del grupo.
Para conseguirlo, son ellos los que deben estar convencidos de que eso debe ser así. No se lo puedes imponer sino que ellos deben creer que es lo mejor porque, al final, obtienes una gratificación mayor que la del propio ego.
El ejemplo de Phil Jackson
Me encanta poner el caso de Phil Jackson el entrenador de baloncesto de los Bulls. Consiguió cambiar el equipo haciéndoles ver que eran unos egoístas y que así nunca iban a ganar nada. Cada uno tiraba por un lado y las fuerzas se dispersaron. Trabajó mucho para convencerles realmente de que esto era así y, a partir de este cambio, el equipo empezó a ganarlo todo. Se convirtió en el mejor equipo de la historia del baloncesto mundial.
El ejemplo de Pep Guardiola
Algo parecido le ocurrió al F.C.Barcelona. Cuando llegó Pep Guardiola se encontró un vestuario realmente destrozado. Jugadores con mucho talento pero egoístas. Limpió el vestuario y se quedó con las personas adecuadas. A partir de ahí, el rendimiento deportivo mejoró y se ha formado el mejor equipo de la historia, el famoso Dream Team.
Escoger las personas adecuadas
Me encuentro muchas veces con equipos que me vencen sin ser superiores a mi. ¿Qué está pasando? Miro uno a uno a mis jugadores y tienen todos mejor técnica y más talento que los que tengo frente a mí. Sin embargo, consiguen vencerme.
Para mejorar el rendimiento deportivo, no se trata de tener los mejores jugadores e ir fichando todo lo que sobresale por ahí. El entrenador debe ser capaz de escoger las personas adecuadas para el rol que les quiere dar dentro del equipo.
Lo que te está pasando es que el equipo contra el que te enfrentas está perfectamente compensado, tiene un rendimiento deportivo mayor. No destaca nadie por ser una gran figura, pero cada uno cumple perfectamente su misión dentro del equipo. Sus acciones suman y consiguen mucho más que tu equipo lleno de talentos pero quizá poco compensados y sin la cohesión del rival.
En una entrevista al seleccionador nacional de fútbol sala, Javier Lozano, le preguntaban cuál era la clave para cosechar tantos éxitos. Sin dudarlo respondió:
– está en no elegir a los mejores (fuerte tentación de muchos entrenadores) sino a los más adecuados.
La unión favorece el rendimiento deportivo
Cuando tu equipo juega con unas consignas, todos unidos, con la seguridad de que es esa la única forma de conseguir lo que el grupo se propone, puedes dejarlos jugar solos porque tu trabajo ya está consolidado. A pesar de la presión que puedan recibir durante el partido: gol adverso, expulsión de un jugador, error descomunal de un jugador frente a la portería contraria, etc, el equipo sigue con fidelidad ejemplar los roles que el entrenador ha adjudicado a cada uno de los jugadores.
Un ejemplo con la Selección Española de Hockey
Algo de esto pasó con la selección española de Hockey Hierba de España en las Olimpiadas del 92 en Barcelona. El objetivo era poder llegar a las semifinales. Había que superar un obstáculo bastante complicado: Pakistán, uno de los favoritos a la medalla de oro. El entrenador, tras darle muchas vueltas, decidió cambiar la forma de jugar procurando ser más defensivo. Los jugadores memorizaron sus nuevos roles y lo practicaron en el campo hasta que todo quedó muy claro.
Paciencia
La palabra clave del entrenador era: paciencia. Les insistía:
– El que gane, lo hará por la mínima diferencia y al final del partido.
Cuando faltaban 7 minutos para llegar al final del partido, se mantenía el empate. Todo iba sobre ruedas y había que seguir teniendo mucha paciencia. El entrenador les había insistido en esto en la media parte. Sin embargo, algunos jugadores empezaron a ponerse nerviosos, con miedo a que se les escapara el partido. Cambiaron sus roles y comenzaron a realizar jugadas individuales de ataque con la buena intención de salvar al equipo antes de que el árbitro pitara el final.
Pakistán metió 2 goles en cinco minutos. El entrenador español no consiguió que sus jugadores creyeran en su filosofía. Por lo menos hasta el final.
Nunca imponer mi visión al grupo.
Como ya comenté anteriormente, un error bastante frecuente en los entrenadores es imponer su filosofía en lugar de convencerles de que sea la filosofía del equipo.
El arte de gestionar un equipo está en conseguir que todos los miembros se sientan totalmente identificados con tu propuesta.
Medidas que favorecen el rendimiento deportivo
El equipo que describí al inicio cambió de entrenador y su mayor esfuerzo fue cohesionar el equipo transmitiendoles su visión. Intentó conocer a fondo a los integrantes del equipo. Potenció en el vestuario una cultura de equipo estimulando su identidad. Favoreció el compromiso común de los jugadores por el equipo mejorando la convivencia colectiva. Les marcó objetivos estimulantes pero accesibles. Aclaró cuál era el rol de cada uno en el equipo. Impulsó la aparición de líderes en el vestuario. Intentó permanecer muy en contacto con el grupo con una actitud confiada. Celebró reuniones con los líderes y con el grupo de forma periódica. Evitó la formación de pandillas.
Hoy el equipo ha vuelto a conseguir una victoria. El equipo juega bien y como tiene mucha calidad individual y colectiva, se muestra muy fuerte ya que esa cohesión del grupo multiplica su rendimiento en el campo.
Me dirás que si esta fórmula la aplican los dos equipos que se enfrentan en un partido, las fuerzas se igualan. ¿Qué ocurre entonces? ¿Quién vencerá?
Cuando los equipos juegan con esa cohesión que hemos descrito, las fuerzas se igualan y entonces hay que dar paso a los jugadores con talento que son los que decidirán el partido. O quizá el talento del entrenador será el que lo decida.
El rendimiento deportivo mejora con una buena comunicación
Como formador, he de ser capaz de ponerme a la altura de mis jugadores. Eso significa que he de utilizar un vocabulario adecuado para que me puedan entender.
Ponerse al nivel de los jugadores
Esta idea puede ir en contra de la teoría de algunos neurólogos que piensan que al niño cuanto más información le des, mejor. Porque es capaz de asimilar todo sin ningún problema. Estamos ante una de mis grandes dudas pedagógicas de estos últimos años. ¿Es bueno o no enseñarles tantas cosas? Me quiero inclinar por la opción más atrevida y menos conservadora: dale al niño que lo asume todo. Pero hemos de tener cuidado de que realmente lo asuma. Y también paciencia. Yo últimamente lo que hago es preguntarles si esa palabra la han entendido y que me la expliquen. Entonces me quedo tranquilo. Pero he de adaptarme a su situación.
No me refiero únicamente al vocabulario que utilizo, también quiero destacar que hay profesores que comunican mejor y otros peor. A los que comunican peor, quizá pueden servirles estas ideas que voy a intentar describir. Y los que ya comunican bien, para que lo hagan siempre porque en ocasiones, por dejadez, no lo consiguen.
Captar la atención de tus jugadores
Lo primero que debes intentar es captar la atención de tus jugadores. No empieces sin haber conseguido esto. Te aconsejo que utilices algo que les pueda impactar. Hay muchas fórmulas para conseguirlo y debes tener en cuenta la edad de tu público. Una vez has conseguido impactarles con algo, ya los tienes para ti: están en disposición de escuchar lo que les quieras decir, tu mensaje.
Es el momento de darles conocimientos.
Te aseguro que llegarán a lo más hondo de su inteligencia y no lo olvidarán jamás. Pero ten cuidado otra vez en la forma en que transmites esos conocimientos: sé breve, dialoga con ellos para asegurarte de que lo han entendido y plantéales dilemas. Refuerza la idea con un lema o una idea que pueda repetirse hasta la saciedad. Eso ayuda mucho.
Ganas de ponerlo en práctica
Ahora que has llegado a su inteligencia, tienes parte del mensaje conseguido pero no sirve de nada esas ideas si no llegamos a su corazón, a su voluntad. Debes ser capaz de transmitirles que vale la pena hacer el esfuerzo de ponerlo en práctica por los beneficios que esa experiencia aporta. Yo le llamo la inteligencia práctica porque considero que algo se ha asimilado cuando se pone en practica en la vida misma. Sin embargo, los formadores nos quedamos muchas veces en este punto porque pensamos que el deseo de hacerlo es el final de nuestro mensaje pero no es cierto, falta ayudarle a ponerlo en práctica.
Un ejemplo reciente
Propuse a los chicos que fueran generosos con sus regalos de reyes y que donaran uno de sus regalos en forma de dinero a un hospital de niños con cáncer, que necesitan ayuda para investigar su enfermedad. Los niños quieren curarse, no necesitan regalos. La campaña estaba bien montada y los niños muy bien dispuestos a donar su mejor regalo pero era necesaria la aplicación práctica: sus padres desaprovecharon una oportunidad de poner en práctica algo que sus hijos tenían en la cabeza y en el corazón: ayudar a esos niños con su donación.
Saber concretar
Para poner en práctica esa idea que les has transmitido has de concretar con un a serie de actividades que lo que hacen es fomentar el hábito. Esas actividades deben ser lo más concretas posibles. Pongamos como ejemplo que les he transmitido una idea sobre generosidad basada en el lema “Generosidad es vivir para los demás” He conseguido llegar a su corazón para que hagan algo cada día por un amigo. Si te quedas ahí, posiblemente conseguirás que algunos lo pongan en práctica pero no todos. En cambio, se les marcas actividades muy concretas como: “Cada día antes del entrenamiento me contaréis que habéis hecho por un amigo” Al final todos se plantean ayudar a otra persona, que es de lo que se trata.
Incluso en esta última fase existe el problema de imponer esas actividades y entonces el resultado es débil. Debes conseguir ilusionar a tus jugadores por practicar lo que les pides e incluso que sean ellos los que sugieran otras posibilidades.
Buenos entrenadores, mejor rendimiento deportivo
Todos conocéis mi convencimiento de que, en el rendimiento deportivo de nuestros futbolistas, uno de los factores que más influye es la buena preparación de nuestros entrenadores. Los países donde se cuida más este aspecto, lo saben y actúan en consecuencia. Pero hemos de tener cuidado en qué tipo de formación es la que necesitan para conseguir ese éxito de nuestros futbolistas.
Mejorar su formación es mejorar su rendimiento
Formación inicial profunda y seria
Nuestros entrenadores deben recibir una formación inicial profunda y seria. Recuerdo que en otro momento manifesté mi decepción por la pobre formación que se está dando en los cursos de entrenadores, con las excepciones oportunas. Se busca más cubrir el expediente y sacarte el título que realmente aprender. El día que nos demos cuenta de lo importante y trascendental que es impartir bien esas clases, muchas cosas cambiarán en el mundo del fútbol.
Necesidad de una formación continua
Además de ofrecer una buena formación inicial, en las escuelas de futbolistas deberíamos seguir formando a nuestros entrenadores porque es quizá el momento en el que están más receptivos ya que empiezan a llevar un grupo de jóvenes y se enfrentan a la verdadera realidad. ¿Soy un verdadero líder del equipo?¿Cómo me estoy comunicando con mis jugadores?¿qué hago con la actitud de los padres?¿cómo programo, preparo e imparto mis sesiones de entrenamiento? En una escuela de futbolistas debe haber formadores para reciclar constantemente a los entrenadores. Es fundamental si queremos conseguir la calidad necesaria y mejorar el rendimiento de nuestros jugadores.
Dedicar tiempo a pensar en su trabajo
Nuestros entrenadores deben de dedicar tiempo a pensar en su trabajo. Lo harán si están motivados para hacerlo y es esa también una importante labor de los formadores de una escuela de futbolistas: ser capaces de ilusionar a los entrenadores en un proyecto serio de formación donde no cabe ni la improvisación ni la adaptación de las formas de hacer del fútbol profesional. Estamos trabajando con niños y es completamente diferente el enfoque que le tenemos que dar a nuestro trabajo. Y si no te gusta no puedes dedicarte a esto. Lo que no se puede hacer es ignorar todo lo que he dicho y dedicarte a poner trofeos en las estanterías de la escuela. El mejor trofeo que puedes conseguir es la huella que dejas en esos niños con los que estás trabajando.
Elegir entrenadores con vocación formadora
Pero no hemos de engañarnos, está claro que la culpa es de aquellos que les importa muy poco la persona que contratan como entrenador. Si ha ganado una liga, me interesa porque posiblemente lo consiga con este equipo. Son pocos los clubes que se preocupan de contratar entrenadores con una buena formación académica. Además, les pagan muy mal porque todo el dinero está destinado al primer equipo, un error bastante común. Se equivocan claramente al no darle el valor que tiene contratar entrenadores de calidad. Se contentan con cualquier niño del juvenil sin estudios y sin costes y con una falta de preparación y de motivación muy grandes.
Revisar los planes de formación en las escuelas de entrenadores
Vamos a revisar, me comprometo a hacerlo, los actuales planes de formación para los entrenadores. ¿Qué piensan los propios alumnos de esas escuelas? ¿es a lo que aspiran en realidad? ¿qué aportan los profesores de esos programas de formación? ¿qué resultados se están obteniendo? Por lo que tengo oído, creo que hay mucho que modificar. Estamos perdiendo el tiempo entregando títulos a personas que no están realmente preparadas para un proyecto tan ambicioso como es la formación de los jóvenes futbolistas. Vamos a mejorar la calidad de la enseñanza en esos centros de formación, vamos a encontrar formadores de máxima calidad, vamos a reestructurar las asignaturas que se ofrecen en los programas, vamos a darle una vuelta de tuerca a esta salida profesional que tiene tanto futuro en la actualidad.
Ser un aficionado, limita el rendimiento deportivo
En definitiva, siempre he dicho que ser entrenador de fútbol de jóvenes es algo muy vocacional y que necesitamos incentivos para que se acerquen aquellos que tienen más condiciones para cumplir con esta función y exigir mucho más para que exista una verdadera selección de entrenadores consiguiendo así mejorar la calidad de la enseñanza en los clubes de una forma exponencial. Eso mejoraría mucho el rendimiento deportivo de los jugadores. Basta ya de aficionados que no saben a qué dedicarse y que encuentran en el fútbol una forma de conseguir unos ingresos pero que no ven nada más allá. Es necesario examinar en serio a los candidatos a entrenador para asegurarnos que los entrenadores del futuro estén muy bien preparados.
Mejorar el periodo de prácticas de los futuros entrenadores
Y qué decir de las prácticas de los entrenadores. Hemos de crear un periodo de prácticas subvencionadas, realizando un verdadero seguimiento del aspirante ya que este periodo es fundamental para su verdadera formación y mejora de su rendimiento deportivo. Debe formar parte del tramo final de su formación y no unos meros trámites para conseguir el título. Estamos siempre en lo mismo. El enfoque está completamente desviado y perdemos una oportunidad de ofrecer calidad. Hemos de ser más responsables en nuestros planteamientos. Los aspirantes recién incorporados deben contar con un programa de seguimiento y asesoramiento durante su primer año: entrevistas periódicas con el equipo directivo, observación de las sesiones de otros compañeros (y viceversa), reuniones con un mentor asignado por la dirección, etc.
Aunque las sesiones magistrales de expertos durante su formación resultan efectivas, las actividades formativas más eficaces son las que se desarrollan en la propia escuela de fútbol, impartidas por personal del club. Esto quizá se deba a que en ellas los consejos seguramente están más “pegados al terreno”, y los entrenadores pueden dividirse en grupos más pequeños (por ejemplo, por categorías).
Evaluar su tarea como entrenador
Se trata, pues, de cuidar a los entrenadores y formarlos permanentemente. No se para nunca. Jamás un entrenador puede decir que ya lo sabe todo. Por este motivo, una de las claves de la mejora de su rendimiento deportivo está en en evaluarlos periódicamente. Sí, así como lo oyes. Evaluar a los entrenadores en todos los aspectos que forman parte de su trabajo. Sus sesiones de entrenamiento, la gestión del grupo, su compromiso, su liderazgo, su comunicación, su relación con los padres y tantos otros aspectos que podemos detallar.
Conseguir que se preparen los entrenamientos
Posiblemente los entrenadores de tu club se preparen las sesiones. No todos, seguro. Algunos han llegado a un nivel de despreocupación tal que entrenan por intuiciones. Improvisan y se repiten porque no siguen un programa. En nuestra escuela de futbolistas estaba ocurriendo esto por no haber conseguido un consenso de trabajo y un programa común. Esto es lo que hicimos para mejorar el rendimiento de nuestros jugadores:
Unificamos criterios y decidimos trabajar en equipo. El coordinador estableció a partir de ahí un programa anual con sus mesociclos. El entrenador debe revisar los objetivos marcados para esa semana y diseñar una sesión con sus ejercicios. Esa sesión es el momento donde el entrenador se dedica a pensar en sus jugadores, sus necesidades, los ejercicios que mejor les puede ir para adquirir esos objetivos. Hace consultas y define, con unos trazos y un texto, cómo serán las sesiones de la semana próxima. Nuestro entrenadores deben dedicar tiempo a reflexionar sobre lo que hacen, es algo básico que no existe.
Posteriormente, ese entrenador entrega una copia de la sesión al coordinador y una vez al mes expone algunos de los ejercicios que ha realizado y que pueden ser útiles a otros compañeros. Fomentamos de esta forma el trabajo en equipo ya que el resto de los entrenadores participan en la exposición con preguntas o propuestas que ayudan a mejorar los planteamientos iniciales, y todos progresamos.
Cada semana evalúa a sus jugadores en esas facetas en las que está trabajando y lo coloca en un Excel que está compartido con el analista del club y con el coordinador. De nuevo el entrenador dedica tiempo, esta vez para pensar en sus jugadores y dedica tiempo a tomar decisiones para conseguir la mejora individual de cada uno de ellos.
Pagar mejor a los entrenadores de base
Estamos hablando de tiempo de dedicación. Es vocacional. Entrenar no es ir al campo e inventarte unos ejercicios para cumplir con tu trabajo. Es mucho más, como puede verse. Y eso no vale los 80€ que algunos clubes dan a sus entrenadores al final de mes. Pagar bien a los entrenadores de calidad es parte de mi propuesta.
Un entrenador que da todos estos pasos para impartir una sesión de entrenamiento, está aprendiendo porque trabaja con unos fundamentos. Hace las cosas con un sentido formativo y competitivo porque no podemos olvidar que estamos formando para competir.
La actualización pedagógica mejora el rendimiento deportivo
Uno de los factores más necesarios para el entrenador que quiere mejorar el rendimiento deportivo y personal del jugador es la actualización pedagógica. Debe recibir permanentemente información de este tipo para seguir mejorando su capacitación. El trabajo del psicólogo deportivo y el asesor pedagógico son fundamentales para estas actualizaciones. Y si el club no los tiene, es importante contar con ayuda externa, de forma puntual. Presentar ideas y discutirlas entre los entrenadores puede ser de mucha utilidad porque de nuevo les hacemos pensar en su forma de enseñar. Porque estamos todos de acuerdo que las ideas que transmitimos no deben imponerse sino que hemos de convencerles de su bondad.
Aquí dejo mi propuesta ambiciosa para la mejora del rendimiento deportivo basada en la calidad de la formación del entrenador. Un objetivo elevado pero necesario por el bien de nuestro fútbol.