¿Por qué la trampa en el deporte? Constantemente podemos apreciar cómo el objetivo que es ganar se salta cualquier tipos de regla para conseguirlo. La trampa se convierte en picardía inteligente para justificar lo injustificable.
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HONRADEZ: estar libre de engaños
Es quizá la cualidad que los deportistas más valoran en un entrenador que pretende ser líder de su equipo. La confianza, cimentada en la honradez, es el fundamento que mantiene las relaciones entre el entrenador y sus jugadores. La ausencia de trampa en el deporte.
La honradez es el aspecto más difícil en el día a día de la vida deportiva y en la sociedad. Vemos hoy cómo tantas personas que tienen poder terminan siendo corruptos al perder esa honradez por la trampa en el deporte. En lugar de ser transparentes y sinceros, se dejan atrapar por la ambición de ser más, de tener más, de llegar a más y se olvidan que están ahí para servir a los demás con su honradez.
Ayudar a tus jugadores
Ser un entrenador honrado implica ayudar a tus jugadores a tener perspectivas claras. Y eso cuesta esfuerzo porque hay que dedicarles tiempo, pensar en ellos, apoyarles. No sería honrado ver cómo un jugador anda desviado de su trayectoria deportiva o personal y que no le digamos nada, que no intentemos rectificar su rumbo cuando vemos que va a la deriva.
¿Cómo actúas ante tus jugadores cuando te das cuenta de que hay algo que no tiene claro? ¿Das un grito o echas una bronca para que despierte, o tratas de analizar la causa de fondo que aquel problema lleva consigo? Si actúas de la primera manera, es que no tienes ningún interés por ayudarle. Para conseguir evitar la trampa en el deporte.
Dedicarles tiempo
Tu actitud no es honrada porque no quieres dedicar tiempo a algo complejo y difícil que puede serle de mucha utilidad a largo plazo. Eres un egoísta que lo único que buscas es que el día del partido te responda bien además de no complicarte la vida en temas que te llevarían más trabajo.
Piensa en el bien que puedes hacer con cada uno de estos chicos a largo plazo. Sabes que eres un líder en tu equipo y que lo que digas y hagas va a ser muy importante para ellos. Un consejo, una conversación bien aprovechada significará mucho para este jugador que necesita tu apoyo en estos momentos.
Tu ejemplo
La honradez implica buscar la forma de hacerles responsables a través del deporte. El primer paso para conseguirlo es tu ejemplo. ¿Te sientes responsable de tu equipo? ¿Estás dispuesto a sacarlo adelante con esfuerzo? ¿Eres un ejemplo de puntualidad, de honestidad, de ausencia de trampa en el deporte, de preparación de los entrenamientos, de liderazgo con el grupo? ¿Buscas excusas en las derrotas o sabes asumir tus errores? Todo esto es lo que aprenderán de ti. ¡Menuda responsabilidad pensar que en las vidas de estos muchachos quedarán grabadas para siempre lo que tu les has mostrado como entrenador y como persona!
Es posible que todavía no les hayas enseñado nada. Pero no te desanimes. Hoy, ahora es un buen momento para empezar, para cambiar tu enfoque deportivo, para ayudarles de verdad a través de este bello deporte.
No buscar excusas
Los chicos perderán y ganarán pero deben siempre darse cuenta de que son responsables de lo que hacen. No podemos permitir que ante las derrotas se escuden en el árbitro, en la dureza del equipo contrario, etc. Sí, es cierto lo que dicen tus jugadores pero no permitas que se queden con esta justificación.
En parte, son ellos los que han perdido o ganado el partido con su actuación. Quizá se confiaron demasiado y hay que reconocerlo. Posiblemente se relajaron cuando iban ganando y eso hay que rectificarlo. Seguro que fallamos en la definición excesivamente y eso le concedió demasiada ventaja al rival.
Hemos de enseñar a nuestros jugadores a asumir responsabilidades en lo que hacemos. Eso nos permitirá no vivir eternamente engañados. Es una tarea complicada por parte del entrenador pero necesaria si realmente somos honrados con ellos.
Darles buenas y malas noticias
Si quieres ser un entrenador honrado debes estar dispuesto a darles las buenas y las malas noticias. Las buenas, es sencillo. Siempre estamos dispuestos a darlas. Aunque hay entrenadores que son incapaces de reconocer el buen trabajo que sus jugadores realizan. Son demasiado cenizos y nunca están satisfechos con lo que los chicos hacen. Hay partidos que se pierden pero que sin embargo se ha trabajado muy bien. Es el momento de felicitarles y de mostrarles tu satisfacción.
Hay otros momentos en los que terminamos ganando pero las cosas no han salido bien. No podemos quedarnos con el resultado. Hemos de ser muy transparentes con ellos y decirles las cosas tal como son. Esto ha salido bien y aquello mal. No pasa nada. Seguimos trabajando. No podemos engañarles ofreciéndoles informaciones que no son reales. Vamos a ser honrados con ellos.
Saber cómo lo han hecho
Del mismo modo, un entrenador honrado debe informar a sus jugadores sobre los resultados de sus entrenamientos y partidos. El partido se ha terminado pero ellos se merecen saber cómo lo han hecho. Hemos de ofrecerles un feed-back constante que les permita en todo momento evaluar su actuación. Eso les permitirá mejorar su rendimiento cada vez más. El entrenador que se calla, que no transmite nada después de un trabajo, no es honrado con sus jugadores, no demuestra un interés por su mejora y les hace mucho daño porque les priva de un crecimiento que siempre se merecen.
Ser consecuente con lo que exigimos
Es importante ser consecuente. No vale exigir y no dar ejemplo.
- Si pido puntualidad, yo soy el primero en llegar.
- Si exijo esfuerzo, yo soy el primero en darlo todo por el equipo.
- Si reclamo respeto, yo soy el primero en acatar las decisiones del árbitro y tratar a mis jugadores con la dignidad que se merecen.
- Si quiero profesionalidad, predico con el ejemplo preparándome muy bien los entrenamientos y los partidos.
- Si les enseño a perder, he de saber aceptar la derrota el primero, con deportividad, con espíritu positivo, con humildad.
Un entrenador debe ser coherente en todo momento. ¿pueden decir tus jugadores que eres un ejemplo de los valores deportivos que intentas transmitirles?
Ser justo
Un entrenador honrado debe ser justo. No puede manifestar preferencias entre sus jugadores. Este es un problema bastante importante en el fútbol base. Entrenadores con preferencias porque juega muy bien, conozco a su padre, es muy simpático, entrena con mucha intensidad…
He de ser justo y procurar felicitar y premiar a todos alguna vez. Quizá tienes en tu equipo jugadores más flojos pero hemos de ayudarles. Posiblemente estén pasando un mal momento en su familia y eso repercute en su juego.
- No podemos apartarlos o infravalorados por los resultados que dan sino que hay que analizar la situación de cada uno y tomar decisiones justas, ponderadas, prudentes.
- No dejarnos llevar por nuestros propios sentimientos.
- No podemos etiquetar a nuestros jugadores: este es un individualista, este otro es un payaso, aquel es un fenómeno. Es injusto encasillar a nuestros jugadores porque les ponemos muy difícil la posibilidad de que cambien y mejoren.
Podríamos resumir diciendo que el entrenador honrado es aquel que demuestra un comportamiento libre de engaños y se mantiene consagrado a la verdad a toda costa.
Preocuparse de todos
No es honrado aquel entrenador que no intenta hacer que entrene y juegue bien cada uno de sus jugadores. Los entrenadores que no luchan por conseguir los objetivos deportivos establecidos, son unos ladrones y unos mentirosos. Ladrones porque están estafando al que les paga el sueldo y mentirosos porque ocultan las cosas pretendiendo que todo va bien y no es así.
Hay entrenadores que opinan que mientras todo el mundo esté contento en su equipo, todo va sobre ruedas. Se niegan a plantear objetivos más altos porque tiene miedo a que se enfaden con él. Este es un proceder deshonesto que hemos de erradicar.
Por encima de los conocimientos y habilidades de un entrenador, si tuviera que escoger entre varios, elegiría al más honesto aunque no supiera tanto. Tienes toda la seguridad y confianza de que te va a sacar el grupo adelante.
El valor de la sinceridad
Ser sincero, ser honrado, son aspectos que un jugador de fútbol puede aprender. Si lo hace, conseguirá ser una persona en la que todos confiarán. No es fácil porque en muchas ocasiones queremos quedar bien y mentimos. Queremos resaltar nuestras cualidades y exageramos. Queremos que nos tengan bien considerados y engañamos.
Sin embargo la mentira siempre se descubre y cuando uno la lleva dentro es como un peso que hasta que no lo saca, no se queda tranquilo.
Situaciones para entrenarnos en la sinceridad
En el mundo del fútbol hay muchas ocasiones para entrenarnos en la sinceridad. Por ejemplo, cuando el balón lo he sacado fuera yo, he de ser honrado y decir la verdad, no poner excusas cuando he fallado, tirarme dentro del área para que piten penalti, contar a mis amigos del colegio que metí un gol cuando no lo hice…
Mentir para justificarte delante de los demás, para esconder tus propios errores, para deshacerte de una persona que te molesta. La mentira está aceptada como algo normal y necesario y es un error muy grande considerarlo así.
Ir a contracorriente
En la vida, muchas veces, debes ir contra corriente porque lo que opina la mayoría no es lo que debes hacer. Si resbalo y me pitan penalti a favor, lo fácil es hacerte el despistado y lanzar el penalti pero, sin embargo, es de valientes aclarar al árbitro que no lo era.
Los casos de dopaje son casos claros de falta de sinceridad. Para ganar una competición debo tomar tales pastillas que están prohibidas pero sin las que es imposible ganar. Como lo hacen todos, yo también.
Duele ver las imágenes de jugadores profesionales que, después de que casi ni los han tocado, se revuelcan por el suelo como si sufrieran un dolor terrible. También los hay que se tiran descaradamente para fingir un penalti o que celebran como algo glorioso un gol anotado voluntariamente con la mano. Como el fin justifica los medios y el concepto de honor es inexistente, si se consigue engañar al árbitro (y, de paso, perjudicar al equipo rival, al propio árbitro y al deporte), el que ha hecho la trampa, llega incluso a creer que ha realizado una acción virtuosa.
El ejemplo de otros deportes
Un jugador de rugby (noble deporte donde no existe la trampa) se moriría de vergüenza si le rozasen la cara y se tirara al suelo como si se la hubieran partido. En este sentido, me pregunto qué sentirá un futbolista profesional cuando se ve a sí mismo en televisión haciendo el ridículo, dando un ejemplo nefasto a los miles de niños que lo admiran y lo siguen cada jornada.
Estaría bien que los comités de competición del deporte pudiesen castigar severamente al tramposo y su trampa , a los que han olvidado que el honor jamás debe perderse (si para ello hay que cambiar ciertas normas, adelante, por qué no).
Tomar medidas ante la trampa en el deporte
Cierto es que a los propios jugadores debería repugnarles el hecho de tratar de sacar ventaja de forma miserable y desleal; pero, ya que parece que a algunos de ellos les importan un pimiento los valores, resulta imprescindible que quienes velan por la integridad del deporte tomen cartas en el asunto.
Por supuesto, también es de esperar una condena firme por parte de los dirigentes de los clubes, de los medios de comunicación y de los aficionados en general. De alguna forma habrá que intentar que reflexionemos y consigamos devolver a ciertos deportes lo que, en origen, era parte fundamental de su esencia: el honor.
Ridiculizar al más débil
Ya sabemos que en el deporte existen riesgos de falta de respeto continuamente. Este es el caso de un grupo de porteros. Intentamos dejar claro que existen jugadores muy buenos, buenos y normales. Y, en algún momento, puede surgir la idea de meterse con el más débil, apoyándose en el grupo, para ridiculizarlo.
Una ocasión para educar en valores
Diego vino a comentarme que lo estaba pasando muy mal. Las lágrimas le delataban. Ya no aguantaba más y había decidido hablarlo.
He de aclarar que estas situaciones son bastante normales y, si le haces el caso que se merecen, estás consiguiendo aprovechar una ocasión interesante para educar en los valores como el respeto y la sinceridad.
Los protagonistas de esta historia están en situación óptima para recibir una información correcta, siempre que se enfoque bien el asunto. Es lo que llamamos un momento especialmente sensible para educar.
Aprovechar cualquier momento
¡Qué pena da ver cómo en nuestros hogares o en nuestros centros educativos, debido a la falta de tiempo o a la superficialidad de la propia vida, no somos capaces de aprovechar esos momentos y los tiramos por la borda para poder llegar a tiempo para ver las noticias o para solucionar aquel otro asunto que nos parece de vital importancia.
A los pocos minutos, ya tengo a los tres protagonistas junto a mí. Diego cuenta su versión de los hechos y pregunto a los otros dos si realmente han hecho comentarios para dejarle en ridículo.
Me llama la atención que el primero lo niega rotundamente y, sin embargo, el segundo lo confirma con toda la sinceridad del mundo y con cara de arrepentimiento. Insisto al que lo niega pero no consigo que lo reconozca. El otro se reafirmaba en su error reconociendo su ofensa con comentarios.
Corregir en positivo ayuda a ser sincero
Me doy cuenta de lo importante que era resaltar el valor de la sinceridad y decido cambiar de discurso. Le explico al niño sincero que lo que ha hecho esta muy mal ya que es una falta de respeto hacia una persona que se merece de nosotros lo mejor.
Sin embargo, estoy muy contento porque ha dicho la verdad y eso es algo muy importante ya que, cuando reconoces los errores con humildad, puedes mejorar y mereces la confianza de los demás. Saben que pueden apoyarse en ti ya que nunca les engañarás.
Puedes hacer mucho por ellos
La verdad es que son esos momentos en los que te emocionas porque ves que hay mucho madera de calidad dentro de los corazones de estos niños y que soplando un poco puedes encender verdaderas hogueras llena de valores que son la base de su futura personalidad. ¿O no pensáis que la próxima vez que el niño sincero haga una pequeña o gran trastada pensará que vale la pena reconocerlo?
Dar oportunidades para ser sincero
El niño mentiroso, después de las flores que recibió el niño sincero, debió pensar que había sido una lástima no haber dicho la verdad. Intenté darle una oportunidad y le volví a preguntar si él había hecho lo que contaba Diego y la respuesta fue un poco más sincera, comentó que una vez sí lo había hecho. Le miré a la cara con comprensión y le comenté que empezaba a gustarme su cambio de actitud. Por fin estaba siendo sincero Aunque todavía le faltaba serlo un poco más.
Deporte y honradez sin trampa
Lo que os voy a contar ahora es algo muy duro pero estoy seguro de que estáis preparados para oírlo. Además es real, no me lo invento, está pasando actualmente.
Se produce un silencio en la sala, necesario para poder conseguir el ambiente adecuado que me permita transmitir con eficacia un importante mensaje.
––¿Cuántos años tenéis ahora?––pregunto en general a los jugadores que me escuchan
––Entre 13 y 14 años ––me responde el primero que toma la palabra.
Seréis futbolistas profesionales
––Pues bien, dentro de 5 ó 6 años muchos de vosotros seréis ya jugadores profesionales y estaréis en uno de estos equipos con los que ahora estáis soñando ––afirmo con mucha seguridad.
He de detenerme porque hay algunos que se sonríen como poniendo en duda lo que estoy diciendo.
La historia de Javi
––No entiendo estas sonrisas ––aclaro. ––Yo he conocido chicos como vosotros que llegaron aquí y eran muy flojitos jugando al fútbol. Recuerdo a Javier, un niño de 12 años, gordito, que venía con su hermano, que era el bueno. Lo admitimos como portero porque era un pack de dos. Recuerdo que el primer año Javi era un desastre. Le metían goles ridículos. Pero no se desanimaba, peleaba, entrenaba y se esforzaba.
Al año siguiente, vino más delgado y más ágil. Los entrenamientos le fueron bien y le pusieron en un equipo mejor. Un día le llamaron para sustituir al portero del mejor equipo de su categoría porque se había lesionado y lo hizo bien. Tan bien que se quedó en ese equipo.
Tuvo suerte porque el ojeador del Villarreal, lo vio en un partido y lo invitó a estar una semana entera entrenando en la ciudad deportiva. Y gustó mucho y se quedó un año. Seguía progresando tanto que lo llamaron para jugar en la Selección Española sub 15. ¿Qué será de él ahora? No lo sé pero os puedo asegurar que vosotros sois mucho mejores que él cuando llegó. ¿Qué os parece?
¿Se puede o no se puede?
Los chicos que me escuchaban, se pusieron muy serios. Aquello les había impactado y quizá les había ayudado a renovar su ilusión.
––Bueno, os estaba contando que uno de vosotros, ya está en un equipo profesional. Es tu primer año en ese equipo y estás jugando bien. Tienes un contrato profesional, un buen coche, una buena casa…La liga se está terminando. Has quedado en mitad de la tabla y queda un solo partido para irte de vacaciones. El último partido será en casa contra un equipo de la parte baja de la tabla que se juega todo para mantenerse en Primera División. Será un partido como de despedida con la afición. Ya estás un poco cansado porque la vida de un futbolista es dura ya que en cada partido debes darlo todo.
Estás en la zona del bar del estadio tomando un refresco porque ya sabes que un futbolista debe cuidarse mucho: ni bebe, ni fuma, ni se vea dormir tarde y controla muy bien lo que come. Todo esto no lo cuida una persona que no juega al fútbol de tu misma edad y por eso siempre he dicho que hacer deporte te ayuda a no meterte en los líos de las drogas, del tabaco, del alcohol… Sin embargo puede ocurrir que surjan otro tipo de dificultades como veréis ahora mismo.
Hay que cuidarse para rendir en el deporte
––Mi padre dice que hay chicos muy buenos que no llegan a ser profesionales porque no se han sabido cuidar. ––Salta uno inmediatamente apoyando lo que estaba diciendo.
––Efectivamente, tu padre tiene razón, si antes del partido duermes poco, o no te alimentas bien, o no pones esfuerzo en lo que haces, normalmente no llegas porque hay otros que quizá con menos que tú avanzan más por la actitud que tienen. Aunque tú seas muy bueno. Es una elección que debes hacer cuando decides tomarte en serio el fútbol. Jugar sin esfuerzo y sin disciplina o a por todas y de verdad. Tú ahora también debes decidir cómo vas a tomarte las cosas del fútbol porque depende de esto tu futuro como jugador y como persona.
––Pero sigamos con el relato ––añado.––Estás a punto de pagar al camarero del bar cuando se acerca una persona desconocida, elegante y sonriente para hablar contigo.
Una propuesta poco honrada
––Hola, no me conoces pero pertenezco al equipo que esta próxima semana se enfrenta a vosotros antes de finalizar la liga ––se presenta el personaje, muy sonriente y ofreciéndote la mano en señal de saludo. ––Esta temporada lo hemos pasado muy mal y nos jugamos la liga en este partido. Querría pedirte un favor. Somos conscientes de que vosotros no os jugáis nada y nosotros podemos bajar a segunda si no ganamos. Queremos darte un dinero si consigues que tu equipo se deje ganar el domingo.
Sorpresa inesperada
Tu, que no estás acostumbrado a cosas de este tipo, te sorprendes e incluso sonríes pensando que nadie puede estar seguro del resultado final del partido hasta que se termina.
Los jugadores me están escuchando atónitos por lo que les estaba contando.
Pero el hombre que seguía hablando muy serio ahora, saca un maletín repleto de billetes grandes. Había mucho dinero. Más del que uno ha visto jamás.
––Esto es un regalo que te hace el club en señal de agradecimiento y hay otro maletín igual al final del partido para repartir entre las personas que te ayuden a conseguirlo. Háblalo con los que tengas más confianza ––afirma el personaje. ––Tu sabrás con quién puedes contar para conseguirlo. Y, por cierto, no te preocupes porque esto no lo sabe nadie y nadie se enterará nunca. Además es un favor que nos haces porque estamos necesitados de esa victoria. No hay nada malo porque tu ya no te juegas nada en la liga.
¿Lo haces o no lo haces?
Tu, como jugador tienes un buen sueldo pero el dinero que te ofrecen es mucho, más del que jamás has tenido y parece que nadie se va a enterar y si no lo haces tu, se lo dirán a otro y perderás la oportunidad de ganarte todo ese dinero. ¿Puedes ser tan tonto de rechazarlo? Es la oportunidad del siglo. Un regalo del cielo. Lo haces y, al día siguiente, el dinero en mis manos. ¿Cuántas cosas podrás hacer con ese dinero? ¿Qué? ¿Lo haces o no lo haces? Así se presenta la trampa en el deporte
Aprovecho el interrogante para preguntar a los jugadores que me estaban escuchando. Y viene de inmediato la prueba:
––¿Tú lo harías? ¿Si o no?––Pregunto mirando al que tengo más cercano. ––Ten en cuenta de que no pasa nada, que nadie se va a enterar. Estáte seguro. Pero no respondas para quedar bien, di lo que harías de verdad en esa situación. La verdad.
Un nuevo silencio se produce en la sala porque la pregunta la formulo al primero, pero saben que se lo voy a preguntar a todos. Los veo totalmente metidos en el dilema.
Insisto de nuevo para ayudarle a responder con sinceridad que es mucho dinero y si no lo hace él, lo hará otro, que nadie se enterará, que no pasa nada porque es algo seguro: hacerlo y el dinero en el bolsillo y ya está, que no es nada malo porque se trata de ayudar a un equipo que está a punto de descender, etc.
El primero, al final dice que sí, que lo haría, el segundo, el tercero, el cuarto, todos dicen que sí. Solo hay uno que dice que no porque aunque te digan que no pasa nada, recuerda que no es lícito dejarse ganar.
Las respuestas afirmativas de la mayoría refuerzan la posición de quedarse con el dinero. Ciertamente me quedo perplejo de la decisión de estos chicos de 13 y 14 años, aunque soy consciente que la he fomentado con una serie de mensajes tranquilizantes para que caigan en la trampa del deporte.
Consecuencias de la trampa en el deporte
Llegaba el momento de dejarles claro las consecuencias de su decisión fruto de la trampa en el deporte:
––Todos los que habéis decidido quedaros con el dinero, que sepáis que en estos momentos estáis en la cárcel ––les aclaro mirándoles a la cara mientras subrayo la palabra cárcel y dejando claro lo que significa: pérdida absoluta de lo más importante que tiene el hombre, la libertad; aislados de la familia, los amigos, sin posibilidad de hacer lo que uno quiera durante muchos años: marcados de por vida por la sociedad porque, cuando salgas, todos saben lo que eres: un tramposo, una persona en la que no puedes confiar. Muy complicado conseguir un trabajo pese a estar arrepentido de haberlo hecho.
––Pero nos habías dicho que era seguro y que no se enteraría nadie ––saltaron enseguida varios de los afectados.
––Precisamente ahí está la trampa en el deporte, ––respondo inmediatamente. ––Os engañaron con consejos falsos para tranquilizar la conciencia pero no era verdad.
Inmediatamente les cuento que el caso es tan real que se ha dado en España y que todo se ha descubierto:
Muchos de los asistentes afirman que les suena la noticia pero que no le habían dado mucha importancia porque no entendían de qué se trataba exactamente.
Otras situaciones de trampa en el deporte
Es el momento de llegar a su corazón con algunos datos más para ayudarles a darse cuenta de que es algo que les puede salpicar en cualquier momento y que en el fútbol existe muchas situaciones en las que te debes plantear siempre ser honrado y valiente para decir o elegir la verdad.
––Imagínate que estás en un partido en el que quedan pocos minutos y necesitas ganarlo. El entrenador te dice que te tires dentro del área para provocar un penalti ––les planteo en esta ocasión.
––Me diréis que no podéis hacerlo, sería una trampa que el deporte no permite. Pero vamos a lo mismo: el entrenador os lo pide para poder ganar el partido que os llevará directamente a la final del torneo. Os dirá que no pasa nada porque ellos han metido un gol de la misma forma y por justicia nosotros podemos hacerlo. Además, os insiste que si lo haces bien, no se entera nadie de que ha sido provocado… El entrenador os dirá que son trucos del fútbol pero en el fondo es una forma de disfrazar una trampa del deporte. Si eres un cobarde, le harás caso para no decepcionarle, para no perder tu puesto en el equipo, por seguir la corriente, porque te dejas llevar por la emoción del deporte buscando la justicia en la trampa. Pero si eres valiente, le dirás al entrenador que eso es una trampa y que no estás dispuesto a jugar con trampas. Sin miedo a las consecuencias que eso pueda tener.
––Hay muchos jugadores que lo hacen ––añade uno de los presentes mientras comienza a enumerarlos. ––Suárez, Neymar, entre otros, tienen fama de lanzarse a la piscina del área sin apenas tocarlos.
Los jugadores profesionales no son un ejemplo
––Es completamente cierto lo que dices ––respondo a esa afirmación.––Pero ya sabes lo que digo de los jugadores profesionales: no hay que tomarlos nunca como ejemplo porque no lo son. Todo lo contrario, es mejor no fijarse mucho en lo que hacen o dicen. Es una pena que la prensa les destaque tanto porque hace mucho daño. Si hay jugadores en la primera división que hacen trampa es porque nunca han tenido, de pequeños, la oportunidad de que alguien les explique en su deporte la importancia de ser honrados. Tú estás en esta escuela de futbolistas y tienes personas que te enseñan a actuar correctamente.
Es el momento de ir a lo concreto para que puedan ver algo que está muy cercano y que existen multitud de situaciones en las que se puede ser valiente y sincero.
Trampa en el deporte, se aprenden de pequeño
––Si un jugador se tira para provocar penalti es porque de pequeño lo hacía y ni el entrenador ni sus padres le han corregido. ––asiento con firmeza.––Son trampas que se aprenden de pequeño y que se siguen haciendo de mayor y cada vez son más grandes.
––¿Cuántas veces os habéis quedado un euro de vuestra madre o no habéis devuelto el cambio al ir a comprar el pan? ––pregunto ahora a modo de repaso general. ––O le habéis contado a un amigo los tres goles que habéis metido en el partido aunque no sea verdad, simplemente para quedar bien. ¿Cuántos habéis dicho a mamá que hoy no os han puesto deberes para poder jugar más tiempo con el ordenador? Todo esto son pequeñas mentiras, mini trampas, que se convertirán en cosa más grandes cuando seamos mayores porque nos acostumbramos a mentir, a pensar que no pasa nada por engañar a los demás. Muchas de las personas que están en la cárcel, de pequeños eran ya pequeños delincuentes.
Las personas no somos perfectas
––Pero, la mayor parte de la gente miente alguna vez, son muy pocos los que no hacen alguna trampa en el deporte o fuera de él.–– Contesta uno de los jugadores más listos y con más sentido común del equipo.
––Es cierto que todos hacemos cosas que están mal ––le respondo inmediatamente porque la pregunta es muy buena ––y fallamos porque el hombre no es perfecto, tiene muchos defectos. Pero la diferencia entre el delincuente y el que no lo será, está en que desde pequeño ha luchado y ha sido valiente por decir siempre la verdad, pese a que algunas veces no lo ha conseguido. El que no pelea por ese objetivo, acaba creyéndose la propia mentira y de mayor es un verdadero tramposo, de esos que hacen grandes trampas hasta que le descubren y acaba donde nadie quiere estar.
Los chicos asienten dándome a entender que la idea la han asimilado correctamente y que entienden la diferencia. Podemos apretar un poco más para ir sacando conclusiones prácticas de la trampa en el deporte.
Algunas excepciones sin trampa en el deporte
––En una escuela de futbolistas se aprende a ser valiente para decir siempre la verdad y no mentir jamás, aunque sabemos que alguna vez no lo conseguiremos.
––Pues yo creo que hay una ocasión en la que no hay que decir la verdad nunca––salta uno de los jugadores que participan en la reunión. En mi clase estábamos trabajando unos dibujos y cuando finalizó, un amigo me enseñó lo que había hecho y tuve que decirle que estaba muy bonito cuando realmente no era así. Yo creo que esto no es mentir aunque no le estoy diciendo la verdad.
––Tienes toda la razón––respondí. ––Para no herir a la persona que ha hecho el dibujo, muchas veces tendremos que decir que algo horrible está muy bien. No le engañamos sino que le respetamos. Te agradezco que hayas tocado este tema porque queda ahora más claro este concepto.
Habíamos pasado unos minutos muy interesantes hablando de fútbol y de un valor tan importante para ellos. ¿Serán capaces de ponerlo en practica en su vida como futbolistas y como personas? Para reforzar su voluntad les quise añadir una última idea que sirviera para apoyar todo lo que habíamos comentado.
Ser honrado te llena de felicidad
––Recordad que cuando uno es honrado, es feliz porque no tienes nada que ocultar. El tramposo siempre tiene en su conciencia algo que le pesa y no puede quitarse de encima. Además, el que es sincero y honrado, tiene muchos amigos porque es uno de los valores que la gente más aprecia. El tramposo siempre anda solo porque todos desconfían de él y saben que en cualquier momento puede engañarles. Aunque ser sincero cuesta esfuerzo, creo que vale la pena intentarlo por todo lo bueno que lleva consigo.
––Bueno, ya es la hora y tenemos que ir a entrenar.
Los chicos se levantan y se disponen a ir al campo con el propósito de ser más honrados en el campo y fuera de él.
¿Soy un futbolista tramposo?
Como me han dicho que tu sueño es ser futbolista profesional, aprovecho para contarte algunas cosas que pueden servirte para conseguirlo. Y si piensas que voy a darte la clave para que metas más goles, para que hagas grandes pases o para que realices grandes paradas, estás en lo cierto.
Cómo ser un deportista completo
No quiero llenarte de consejos deportivos porque esa parte ya la estás trabajando muy bien con tu entrenador. Pero si únicamente trabajas la parte deportiva, estás desarrollando el 40 o el 50 por ciento de tus condiciones para alcanzar tu meta.
Cuando juegas al fútbol, no solo intervienen tus piernas y tus brazos y tu cuerpo, también utilizas tu inteligencia y tu voluntad. ¿Cómo entrenas estos aspectos para conseguir ser un deportista completo? El esfuerzo, la actitud, el respeto, el compañerismo, el orden, la generosidad, son valores que debemos tener en cuenta en nuestro entrenamiento diario.
Quiero centrarme en uno de esos aspectos que están, ciertamente, muy olvidados y poco valorados en el fútbol base. Quiero demostrarte lo importante que es para ti conseguir aplicarlo en tu vida deportiva. Tu mejora y tu rendimiento será muy considerable si lo intentas.
Vemos mucha trampa en el deporte televisivo
Desgraciadamente ves a muchos jugadores de primera línea en la televisión que no son un ejemplo para ti. Tienen la mala costumbre de hacer alguna trampa en su deporte para conseguir ventajas deportivas y posiblemente hayas pensado que eso puedes hacerlo también en tus partidos.
Cuando Neymar o Luis García pisan el área con la pelota, los defensas tiemblan porque saben que en cualquier momento simularán un penalti. Y, por desgracia, los árbitros que están muy apercibidos de esta circunstancia, son terriblemente engañados y conceden con bastante frecuencia la falta máxima.
Nunca hagas trampa en el deporte
Si tu quieres ser un futbolista honrado, por favor, nunca, nunca, NUNCA, hagas trampa en el deporte. No vale la pena ganar con trampas porque aunque hayas vencido, siempre te quedará el recuerdo de haberlo hecho de forma injusta.
Si lo que quieres es divertirte con el fútbol, este no es el camino. No te dejes influenciar por lo que te enseñan tus ídolos porque no tienen nada que imitar, desgraciadamente. Imita, únicamente, su juego, su técnica, su visión del fútbol, su calidad en el regate. Toma de ellos lo bueno pero elimina de tu cabeza todo aquello que te lleve a cometer malas acciones, trampa en el deporte.
Malos consejos
Quizá tu entrenador en un partido importante te diga que te tires en el área para conseguir ventaja pero, por favor, debes saber que eso no es nunca un buen consejo y no tienes por qué hacerle caso porque tu honradez está en juego. Te lo comento porque yo mismo lo he podido oír a pie de campo de algún entrenador. Son esos entrenadores que lo único que buscan es ganar, no importa cómo, y que tanto daño están haciendo al fútbol formativo. Por encima de la victoria están esos valores que te van a hacer mejor deportista y del que tienes que ser un ejemplo para los demás.
Entrénate para ser honrado
Cuando hayas alcanzado tu objetivo y seas ya un jugador profesional, te enfrentarás a situaciones muy complicadas, trampa en el deporte, en las que deberás demostrar que estás entrenado para ser honrado siempre.
Drogas
Quizá se acerque una persona del cuerpo técnico y te proponga que tomes algún producto que no está permitido para que rindas más en el campo. Y tendrás que sacar fuerzas de flaqueza para decir que no estás dispuesto, sabiendo que te juegas tu puesto en el equipo.
Dinero
Quizá se acerque alguien que te ofrezca mucho dinero a cambio de perder un partido y deberás ser muy fuerte para no aceptarlo sabiendo que otros se enriquecerán haciendo trampa en el deporte.
Si desde ahora, que eres muy joven, no eres capaz de ser honrado y cedes cuando el entrenador te dice que te tires cuando entres en el área, si pones excusas cuando pierdes en lugar de reconocer que parte de la culpa es tuya, si mientes al entrenador cuando faltas a un entrenamiento argumentando que estás enfermo cuando no lo estás, si no aceptas las reglas del juego, cuando seas mayor y juegues al fútbol profesional serás también un tramposo y caerás en los mismos errores y quizá en otros más graves.
Reconocer tus errores te ayuda a mejorar
Pero si desde ahora decides ser un futbolista honrado, serás el primero que cuando pierdes un partido reconozcas que has hecho las cosas mal y eso te permitirá mejorar como futbolista y como persona ya que reconocer tus errores es el mejor camino para corregirlos y mejorarlos.
Ser honrado es la mejor victoria posible
Si decides ser honrado, serás capaz de lanzar un penalti fuera porque en realidad no lo ha sido, reconocerás que ha sido manos aunque el árbitro no lo ha visto. Y te negarás a seguir las instrucciones del entrenador si te obliga a hacer trampas. Esa honradez arrastrará a otros a serlo también, consiguiendo la mejor victoria que puede ofrecerte el fútbol.
Quizá no ganarás algún partido pero estarás dando un buen ejemplo a tanta gente buena que quizá no tiene las ideas muy claras de los que se debe hacer en esos momentos tan complicados donde te surge la duda debido a las circunstancias del partido.
Pequeñas picardías inteligentes
No te dejes engañar por esos entrenadores competitivos que solo buscan la victoria y que visten la trampa en el deporte con argumentos insostenibles y falsos. A las trampas le llaman pequeñas picardías del futbolista inteligente y a los jugadores honrados los ridiculizan con adjetivos descalificativos como tontorrón o inocente.
Si decides ser honrado desde ahora mismo cuando seas un futbolista profesional te reconocerán por tu calidad deportiva y humana. Lo deportivo se termina pronto pero la parte humana es para toda la vida.
Piénsalo
¿cómo te gustará que te recuerden en el futuro? ¿Como un deportista tramposo o como un jugador honrado? Tu mismo. Depende de lo que decidas hacer desde este mismo momento. Está en tus manos el conseguirlo. No mires atrás. Seguro que alguna vez has hecho una trampa.
¿Cómo puedo educar a mis hijos deportistas en la honestidad?
Si tienes un hijo entre los 3 y los 10 años, debes saber que es el mejor periodo para enseñarle esta gran cualidad ya que son las edades donde manifiesta una mayor sensibilidad ante esta virtud.
Esto no significa que no haya que seguir transmitiendo este valor en los años siguientes y durante toda la vida.
La Historia de Klose y la trampa en el deporte
Cuando explicamos la historia de Klose, nos damos cuenta de lo importante que puede ser asumir un valor como es el de la honestidad.
En Alemania, los rivales le respetan, los árbitros le adoran, los compañeros se enorgullecen de tenerle a su lado y los aficionados del Werder fardan de tenerle en sus filas. Todo ello desde que un domingo Klose resbaló dentro del área del Arminia Bielefeld. El árbitro señaló penalti y todo el estadio lo celebró a pesar de que la mayoría de los presentes sabían que era injusto. Klose, en vez de dirigirse al punto de los once metros, se levantó, se fue a hablar con el colegiado y le convenció de que había resbalado y que el defensor rival no le había tocado. Ante el pasmo de todos, el colegiado cambió su decisión y señaló bote neutral. A partir de ese día, Klose unió a su fama de goleador eficaz, la de una gran persona.
Distinguir la verdad de la mentira
Desde que son pequeños, chicos y chicas distinguen entre la verdad y la mentira. Saben que mentir es algo que no debe hacerse aunque el motivo no es más que porque de esta forma sus padres y profesores les quieren más, les ayudan y no les castigan.
Pero, cuando llegan al uso de razón, comienzan a entender la importancia de la sinceridad y su valor moral: lo bueno es decir la verdad. Será entonces cuando se esfuercen por vivirla aunque les cueste en ocasiones. Y ejemplos como el que hemos puesto más arriba facilitan y motivan a nuestros hijos o a nuestros alumnos o jugadores.
Se fijan en modelos con trampa en el deporte
Los niños tienen una gran sensibilidad a ser engañados y una gran capacidad para captar la sinceridad de sus educadores. Ten cuidado con las bromas. Que sepan siempre si lo que dices es una broma o es verdad. Si no saben distinguirlo, pueden pensar que les estás mintiendo.
Presentarles modelos positivos, beneficiará en gran manera la aceptación de este valor. Cuanto más mayores sean, los modelos deben ser más reales y cercanos. Las mentiras de los niños preocupan a los padres y educadores. Sin embargo lo importante es conocer la razón por la que los niños mienten ya que el motivo de la mentira nos permitirá conocer el camino de la corrección.
Ejemplos de situaciones en el deporte
Veamos algunos ejemplos en el deporte y sus causas:
- Me preguntan por qué no he ido a entrenar y respondo que tenía un examen para quedar bien cuando la verdad es que ese día no tenía ganas.
- Estoy en el colegio y comento a mis amigos que este fin de semana he metido cuatro golazos y dos por la escuadra para quedar bien delante de ellos.
- Se ha roto algo en el vestuario y cuando preguntan si has sido tú, respondes que no por miedo al castigo.
- Un chico se ha comprado unas botas nuevas y le dices a tus padres que el entrenador ha dicho que hay que utilizar esas botas y que se las compre. Es por envidia.
- El entrenador pregunta quién ha sacado buenas notas en el colegio y tu respondes que las tuyas son muy buenas aunque no lo son para quedar bien.
- Termina el partido y has fallado un penalti y como excusa dices que tienes una herida que no te ha permitido tirar bien.
- Al perder en un partido echas la culpa al árbitro. Hay que ser humildes y reconocer que a veces fallamos.
Lo difícil es precisamente esto, detectar la razón de la mentira. No es tan sencillo ya que en muchos casos confluyen diversos motivos.
Generar un ambiente de confianza
Es interesante que los educadores hablen mucho con sus alumnos. Eso les permitirá en mejores condiciones razonar con ellos y corregirles. En la medida que los profesores consigan ganarse la confianza de sus hijos facilitaremos su sinceridad.
¿Por qué mentimos?
Llenar un vacío interior
Los más pequeños, cuando mienten lo hacen por llenar un vacío interior y acuden a la fantasía distorsionando la realidad todo lo que pueden. Esto es muy normal entre los 3 y los 6 años y no debe considerarse una mentira. Creen en la fantasía como algo real. De todos modos es importante que vayan diferenciando el mundo real y el de su imaginación. Los niños también suelen mentir para quedar mejor delante de sus compañeros. Suelen falsificar la situación de sus padres, de sus posesiones, dónde han estado de vacaciones, etc.
Importancia al tener y no al ser
Hay que estar muy atento cuando un niño alardea de sus posesiones o de su situación. Convendrá hablar con los padres pues quizá se esté dando demasiada importancia al tener.
Hay que razonarle con cariño lo que él vale, independientemente de los bienes materiales que posea. Y también hay que hablarle sobre lo que valen sus compañeros y las personas con las que convive.
Evitar un castigo
Cuando se hace por evitar un castigo, es más preocupante y debe atajarse con firmeza porque es fácil que termine en convertirse en un hábito. Hay que conseguir demostrarle que ser sincero compensa. Hacerle ver que no le vamos a castigar por haberse peleado con un compañero. Eliminarle la necesidad de mentir.
No es bueno empezar a razonarle y a demostrarle que ha mentido. En este sentido no es bueno imponerle castigos. Lo ordinario será agradecer la sinceridad y pensar juntos como puede resolverse la situación. El esfuerzo por reparar el daño es suficiente correctivo. El problema está en que para el padre o educador esto es más costoso ya que hay que dedicarle más tiempo. Lo sencillo es castigar, pero no es lo eficaz.
En el caso de que haya que castigar aunque se haya sincerado, es bueno suavizarlo para que él valore el mérito de su sinceridad. También hay que ayudarles a rectificar sin que resulte humillante para ellos.
Orgullo
Puede ocurrir que mientan por orgullo, por no admitir una limitación o tropiezo. En este caso, se tratará de ayudarles a comprender lo que ellos mismos valen tal como son y no tal como quieren aparentar ser. Se puede insistir en no hacer trampas en los juegos o en no buscar excusas.
Hay que tener en cuenta que en la adolescencia será muy necesaria esta virtud y si no lo consiguen ahora, luego será más difícil, mucho cuidado con la espontaneidad:
Hay personas que dicen que la espontaneidad es un signo de sinceridad. Pero echar fuera lo primero que a uno se le pasa por la cabeza sin apenas pensarlo o dejar escapar impulsos y sentimientos, no puede considerarse un acto virtuoso de sinceridad.
No puedes decir todo lo que piensas porque puede herir a los demás. Hay que ser muy prudente en esto y no es un falta de sinceridad sino una forma responsable de vivir el compañerismo.
Consejos para evitar la trampa en el deporte
¿Qué consejos puedes dar a tus jugadores o a tus hijos deportistas?
Posiblemente no haga falta que enumere muchos consejos porque son de sentido común pero, por si te sirve, te adelanto algunos relacionados con la espontaneidad y con la sinceridad:
- Pedir perdón cuando se ha molestado a alguien y compensarle de alguna forma.
- Evitar los motes y los gestos hirientes.
- Evitar el ridículo a los demás.
- Hablar confiadamente de sus preocupaciones.
- No mentir en los juegos, no hacer trampas.
- Participar en las conversaciones del grupo.
- No acusar a los compañeros.
- Avisarles para que puedan rectificar.
- No hablar mal de los compañeros.
- Admitir el error o equivocación sin excusarse.
Actitudes que favorecen el deporte sin trampa
Como profesor o como padre puedes ayudarle mucho a tus jugadores o hijos con ciertas actitudes. Enumero algunas de ellas:
- Conseguir que haya una gran comunicación.
- Escuchar lo que dicen sin juzgarlo todo.
- En el caso de que haya que reprender, buscar el momento adecuado, estando a solas y procurando no humillarle. Dejarle una salida airosa.
- Mostrar afecto y seguridad de que va a mejorar.
- Alabar todas las situaciones de sinceridad que se produzcan en los alumnos.
Piensa en todo ello. Educar en lo positivo, tiene unos resultados muy eficaces. Entendemos que no existe otro camino más eficaz que conseguir que nuestros jugadores se den cuenta que vale la pena poner esfuerzo en ser sinceros y honrados en el deporte y en la vida.
Una experiencia de honradez vivida personalmente
Me dispongo a explicar una experiencia vivida personalmente pero antes he de recordar que yo mismo soy la persona que más he aprendido de esta situación y espero poder transmitirlo a todas las personas que nos siguen y que me haga el bien que a mí me ha hecho.
Empezar en una categoría muy alta
Tras una pretemporada llena de trabajo y de ilusión, el equipo parece que está preparado para empezar la liga en la categoría Preferente. Somos nuevos en estas categorías tan altas y estamos como un poco atemorizados con la importancia que se le da al hecho de jugar aquí.
El equipo está bastante bien compensado y parece que puede responder al nivel que se le exige. Hemos dejado claro a los chicos que lo único que interesa es que aprendan de esta nueva experiencia. Los resultados ya llegarán, no es lo más importante.
El primer partido
Nos toca jugar contra un equipo de nivel (en realidad todos los equipos de esta categoría tienen nivel) Igual que nosotros, se han preparado con ilusión para intentar hacer una buena temporada. El partido ha empezado a la hora prevista y rápidamente hemos podido comprobar que estábamos ante un gran equipo. Muy sólido, con jugadores de mucha calidad, con defensas altos y fuertes, con “jugones” en el medio del campo y con un delantero centro matador, difícil de frenar.
Nuestro entrenador es una persona fantástica con muchos años en el club, trabajando en aspectos formativos de tecnificación pero nunca nos había llevado un equipo. Había dirigido otros clubes con bastante buen resultado. Estamos muy contentos con su incorporación porque es una persona pausada, inteligente, con muy buen trato y con el que se puede trabajar muy a gusto.
El partido es un auténtico “toma y daca”. Nuestro equipo juega un poco más pero ellos han demostrado tener mucho peligro con su número nueve que estamos seguros que meterá muchos goles esta temporada porque se le nota el hambre de gol.
Acciones antideportivas
Todo iba a las mil maravillas hasta que metimos el gol. Un gol no muy vistosos pero trabajado por parte de todo el equipo. A partir de ese momento, empecé a detectar cosas que no me acababan de gustar: Trampa en el deporte.
- en un momento del partido, el portero para el balón y se tira al suelo, permaneciendo un montón de tiempo en esa posición y tardando mucho en poner el balón en movimiento.
- el entrenador decide hacer un cambio pero antes le pide al jugador que está en el campo que se vaya al otro extremo para que tarde mucho más en producirse el cambio
- al cabo de poco tiempo, un nuevo cambio pero el entrenador le pide al jugador que vaya a saludar antes al árbitro con el propósito de alargar la salida de este jugador
- tras un lance, uno de los jugadores nuestros recibe una falta y el entrenador le hace señales para que se quede en el suelo y no se levante y, de esta forma, el árbitro permita la entrada del masajista con el único objetivo se seguir perdiendo tiempo
Trampa en el deporte
Desde el banquillo no daba crédito a lo que estaba pasando y los jugadores de banquillo sonreían ante la cantidad de recursos del entrenador para poder ganar el partido. Me miraron como diciéndome que lo que estaba pasando era normal. No tuve más remedio que dejar claro en este momento que esto no es lo que habíamos pactado en la pretemporada. Que nuestro objetivo principal no es ganar los partidos si para conseguirlo hemos de hacer todo tipo de trampas.
Entonces, uno de los porteros que estaba en el banquillo me respondió con mucha educación que esto es lo normal, que el fútbol estaba perdiendo en deportividad y se estaba convirtiendo en otra cosa distinta.
Me quedé bastante preocupado con esta respuesta y pude defenderme con dignidad alegando que ellos estaban en un periodo de formación y que se puede ganar igual sin realizar ni una sola trampa en el deporte y que esto no volvería a ocurrir en ningún equipo de la entidad porque habríamos perdido el rumbo que deseamos.
La victoria menos ejemplar
El partido terminó con 6 minutos más. El árbitro lo alargó, con toda la razón del mundo. Habíamos ganado, pero había sido la victoria más tramposa en la historia del club. La victoria menos ejemplar de la que nadie puede sentirse orgulloso porque lo que verdaderamente queda son los valores que defendemos a capa y espada que son la Honradez y la Honestidad en todo momento. Dentro y fuera del campo.
Jugar con honradez, sin trampa en el deporte
La conversación con el entrenador, una vez ya más tranquilo, fue muy clara: ¡nunca más! Nosotros no podemos ganar así. El ejemplo que les estamos dando a los jóvenes jugadores no es bueno. Si hacen estas trampas en el fútbol por un fin bueno, lo seguirán haciendo fuera del fútbol y la responsabilidad formativa que nosotros tenemos es más importante que la victoria. Hemos perdido la oportunidad de enseñarles a jugar con honradez.
¿Podemos enfadarnos cuando nos mientan si llegan tarde a un entrenamiento o no asisten a un partido? Les hemos enseñado a mentir en el campo y las consecuencias son muy graves en su educación.
¿Es el deporte un medio para que nuestros hijos adquieran unos valores o es todo lo contrario, un lugar donde se aprende a odiar, a mentir, a hacer trampas, a valorar más los fines sin importar cómo los consigo?
¿Es que ya no existe la ética en el fútbol?
Los entrenadores y los directivos de las entidades deportivas somos los culpables de que esto esté sucediendo constantemente en el fútbol formativo y desde aquí, sin poder ponernos de ejemplo, pedimos una vez más que cambiemos de actitud porque nos estamos jugando el futuro de nuestros deportistas .
Me encantó la actitud del entrenador porque pidió disculpas y reconoció que esta no es la forma de actuar de un profesional. Se le había ido la cabeza en ese momento. Pedir disculpas es de caballero y eso me tranquilizó.