violencia en el fútbol

Violencia en el fútbol: claves para eliminarla

Violencia en el fútbol. Esto es lo que les digo a los padres de todo el mundo que desean eliminar la violencia en el fútbol

¿Qué buscas con el fútbol de tu hijo? 

DIVERTIRSE APRENDER

He formulado esta pregunta a cientos de padres durante estos años y siempre surgen estas dos palabras: divertirse y aprender

El Fútbol es una actividad extra escolar que tu hijo ha escogido en su momento porque le encanta y nada más. Y tu le llevas para que aprenda.

Un día vuestro hijo os dijo: mamá, papá: quiero jugar al fútbol. 

Los padres, abuelos o tíos, en el momento que deciden apuntar a su hijo a este deporte, adquieren un compromiso: llevarlos dos veces a la semana y al partido. 

Eso significa un cambio grande en las costumbres de la familia. Normalmente es un esfuerzo que se hace con agrado porque lo vemos ilusionado.

El padre, la madre o el abuelo han jugado al fútbol pero no llegaron a nada y, ahora, surge una nueva oportunidad para intentarlo. ¿Y si mi hijo lo consigue? Bueno, es una locura, mejor no pensarlo. Pero el gusanillo lo tenemos ahí y nos vamos metiendo un poco más cada vez. 

PRIMER CONSEJO

“No asistas de forma habitual a los entrenamientos de tu hijo.”

Aprovéchalo para practicar deporte, leer,  jugar al Padel, charlar con los amigos, dar una vuelta, etc. 

“Cuanto menos tiempo estés mirando, más avanza”

Reacciones de los padres

  • Yo disfruto viéndole entrenar, me gusta el fútbol
  • Mi hijo me pide que le vea entrenar y comentar lo que ha hecho en el fútbol es una oportunidad para estar juntos
  • No tengo nada más que hacer porque no puedo irme a casa: vivimos lejos
  • Si no llegamos a estar, no hubiéramos detectado la baja calidad del entrenador que tenemos

“Si quieres ayudar a tu hijo, lo mejor es que te alejes de allí.” 

El problema que tienes como padre es que te has metido demasiado en el deporte de tu hijo. Ya no es su deporte. Es “vuestro deporte”. 

Lo hemos hecho nuestro y es únicamente suyo. Te has cargado su espacio de diversión y de aprendizaje y lo has convertido, sin darte cuenta, en algo diferente. No es lo que él quería, sino lo que tu quieres.

El quería divertirse y aprender: Imitar a esos Idolos que él conoce, pero te has introducido en su juego y lo has convertido en algo que ya no es tan divertido. 

No lo has hecho con mala voluntad. Ha sido sin darte cuenta. Por querer ayudarle. Así somos los padres. A veces nos equivocamos.

Tu presencia, tus comentarios, tu intromisión en su deporte ejercen una presión que produce un freno en su desarrollo deportivo. Tu hijo no entrena bien y tampoco rinde en los partidos. 

Deseamos que aprenda y se divierta y no lo conseguimos por nuestra actitud ante su deporte.

SEGUNDO CONSEJO

violencia en el fútbol

Elige un club donde:

  • No cuelguen las clasificaciones en los tablones de anuncios
  • Los entrenadores sean auténticos formadores
  • Los entrenamientos tengan una buena dosis de trabajo técnico
  • Se hable y se practiquen los valores por encima de los goles.

Es fundamental que en el Club donde juegue tu hijo 

  • Busquen objetivos a largo plazo,
  • Eviten las urgencias de ganar este fin de semana, como sea.
  • Estén centrados en tu hijo y no en ganar categorías y en ponerse medallas
  • Siembren con paciencia para poder recoger los frutos más adelante
  • No se escuchen nunca gritos

Que aprendan, que disfruten y que sean buenas personas.

Reacciones de los padres

  • Lo he probado todo y lo único que funciona es exigirle yo personalmente para que rinda
  • Es mi hijo y compartimos juntos estos momentos
  • El me pregunta siempre cómo lo ha hecho

Es verdad lo que dices: tu hijo ha mejorado pero lo que no sabes es que podía disfrutar y aprender mucho más. 

Estás frenando la progresión de tu hijo.

  1. Estás demasiado encima de él
  2. El fútbol es casi más algo tuyo que de tu hijo
  3. Comentamos demasiadas cosas que no son necesarias durante el entrenamiento,
  4. Llenas de consejos a tu hijo antes, durante y después del partido.

TERCER CONSEJO

violencia en el fútbol

“Intenta ver el partido de tu hijo desde la distancia.” 

Sin darte cuenta, te metes demasiado en el partido y lo que era un juego de niños se convierte en un juego de adultos. 

Aparecen los padres entrenadores

––ábrete, súbela, tira ya, baja a defender, pásale…

Hay 10 entrenadores en el campo. El entrenador intenta que los chicos le escuchen pero es imposible y terminan tirando la toalla. Es imposible trabajar. Lo haces con buena voluntad pero no te das cuenta de que estás frenando su aprendizaje.

Ponte en la mente de tu hijo 

¿Qué puede pensar al ver todo esto? Se da cuenta de que para los adultos que le están viendo, esto debe ser muy importante. Ya no es aquel juego que él deseaba, ya no es ese fútbol para divertirse. 

Debe ser muy importante lo que hago porque fíjate cómo gritan, cómo saltan al conseguir un gol y cómo se emocionan. 

Y tu hijo se bloquea 

Ya no juega como sabe sino que tiene miedo a equivocarse, miedo a decepcionarte, miedo a perder, a hacerlo mal. 

––Me he metido en algo que no esperaba que fuera así. Y todo termina con una frase de vuestro hijo: 

––Papá, ya no quiero jugar al fútbol. No me divierto. Pensaba que era otra cosa… 

EMPIEZA LA VIOLENCIA 

violencia en el fútbol

Violencia en el fútbol.

De pronto, aparece un joven de 17 años vestido de árbitro. Solo ante el peligro. Está aprendiendo. Necesita nuestro apoyo.

Comienza el partido y como es normal, el arbitro se equivoca y se puede escuchar en la grada: 

–– ¡Árbitro, no te enteras!

¿Esta bien o está mal?––Le suelo preguntar a los padres

Se escucha un profundo silencio

––Está mal–– comentan normalmente. Es una falta de respeto.

Otros, más atrevidos, afirman:

––Es lo que hay en el fútbol

Alguno intenta excusarse:

––En una situación de tensión del partido, es algo normal

Esta afirmación “árbitro no te enteras”, hecha en público a una persona que se equivoca, ––todos nos equivocamos muchas veces y me incluyo, por supuesto, ––es una falta de respeto. Es un acto de violencia verbal. Tan grave como la violencia física. No tiene lugar en un padre de familia que debe dar buen ejemplo para su hijo.

Es verdad lo que ha dicho uno de los padres para justificarse:

“No somos capaces de controlarnos”

DOS EJEMPLOS PARA ENTENDERLO

El alcohol

Si uno se acerca al alcohol, sabe que tiene el peligro de afectarle y perder el control de sus actos. Pueden surgir situaciones violentas de las que luego se arrepentirá. 

Hemos de conocernos mejor. 

Si sé que la bebida me puede afectar, procuro alejarme de ella, ser comedido, porque puedo perder el control de mis actos y llegar a consecuencias graves.

En el fútbol pasa lo mismo, si me apasiona demasiado, he de alejarme lo suficiente para no perder el control de mis emociones. En cuanto me apasiono, he pasado el límite y ya no puedo controlarme ante una mala decisión del árbitro, una patada del rival, un fallo del portero, etc.

No vale decir que el fútbol es así. El fútbol es y será como tu quieras que sea. Sabes perfectamente hasta donde puedes llegar y si no te controlas es porque no quieres poner los medios para controlar tus emociones.

Un día en el parque con toda la familia

Hoy vamos al parque toda la familia. Encontramos un banco y unos amigos con quien charlar y se nos pasa el tiempo. 

Los niños han visto a sus amigos jugando al fútbol en un campo improvisado con un balón de plástico y unos árboles que simbolizan las porterías. Se ponen a jugar y son felices. 

Tu, mientras sigues charlando con la familia amiga, le echas un ojo de vez en cuando por si le pasa algo. Nada más. No se te ocurre darle instrucciones, ni consejos. Están divirtiéndose con su fútbol, con sus amigos. No hay violencia en el fútbol.

Una escuela de fútbol es algo parecido. 

Llevan uniformes, el campo está marcado y hay un entrenador y un árbitro pero es su futbol, un lugar donde aprenden y se divierten. Nada más. Somos nosotros, los adultos los que transformamos este juego en algo más

Nos acercamos demasiado a su juego, lo hacemos nuestro y no podemos controlar nuestras emociones. Ahí comienza la violencia en el fútbol. Esa violencia que no queremos ver en el fútbol base. Es culpa de los adultos que convertimos el fútbol de nuestro hijo en nuestro fútbol:

––Hoy hemos ganado

––Hemos jugado mejor que el pasado domingo

––Jugamos contra los primeros. A ver qué haces. 

¿Cómo que hemos ganado? 

Es tu hijo el que ha ganado. Pero como estás tan metido en su fútbol, ciertamente el que ha ganado eres tú. A él le hubiera gustado jugar de otra manera, sin tanto ruido, sin tanto grito, sin insultos, sin violencia. 

Un niño es incapaz de insultar o protestarle a un árbitro. El problema está en que son maleables y nuestro mal ejemplo provoca que ellos también griten, protesten y sean violentos.

Damos muy mal ejemplo a los niños porque perdemos el control de nuestras emociones. Pero sabemos cómo podemos solucionarlo. Hemos de mantener una cierta distancia. Que sea él el único protagonista. 

Todo depende de lo que busques con el fútbol. Si no recuerdo mal, al principio todos estábamos  de acuerdo en que llevamos a nuestro hijo al fútbol para que se divierta y aprenda.

CUARTO CONSEJO

superar el miedo

“Si te apasionas demasiado, estás ejerciendo una fuerte presión en tu hijo que no le deja crecer ni jugar como él realmente sabe”

Tu hijo jugaría mucho mejor si no tuviera esa presión por tu parte.

Presionas cuando 

  • Te emocionas demasiado
  • Le corriges lo que hace mal
  • Estás demasiado pendiente de él
  • Das indicaciones en los partidos
  • Amenazas si no juega bien
  • Haces promesas y regalos si lo hace bien
  • Aclaras las dificultades del rival al que se va a enfrentar
  • Recuerdas los errores que ha tenido anteriormente
  • Le motivas antes del partido para que meta goles 
  • Subrayas que este partido lo hemos de ganar

Tu hijo no quiere decepcionarte y lo pasa mal antes, durante y después del partido porque te ve muy emocionado. Además, las correcciones que le has hecho no ha sido capaz de ponerlas en practica y no coinciden con las del entrenador. Se da cuenta de que te importa demasiado su deporte. Que es muy importante para ti. 

¿No te das cuenta de la presión que estás ejerciendo en él?

No digo que tu hagas todo esto. Pero quizá hay algo en lo que puedes identificar.

YO ERA UN ENTRENADOR GRITÓN

El mejor entrenador del mundo

Cuando era muy joven, me gustaba dirigir al equipo aprovechando que tenía una voz poderosa. Dirigía a mis jugadores constantemente desde el banquillo. Gritaba, me enfadaba, trampeaba, me buscaba a mí mismo. 

Destacaba como entrenador y obtenía buenos resultados porque desde la banda les decía en todo momento lo que tenían que hacer. Era un entrenador molesto para los rivales porque el nivel de mis decibelios era bastante alto. Yo pensaba que lo hacía bien.

Pero un amigo, un amigo de verdad. De esos que te dicen las cosas a la cara, un día se acercó a mi y me dijo: 

––Pedro, esto que haces no está bien. Tu eres un educar, un formador. No puedes gritar a tus jugadores. Debes motivarlos.

Me lo dijo con cariño y me hizo pensar bastante. Y empecé a cambiar. Ahora no soy así. Gracias a este amigo. Cuando lo recuerdo, me da hasta vergüenza el ridículo que hacia en cada partido.

No cambié de la noche a la mañana sino que lo hice poco a poco. Me fui marcando objetivos formativos en lugar de los competitivos y eso me ayudó mucho a alejarme del peligro.

  • Entendí que mi labor era sembrar para recoger los frutos a largo plazo
  • Me di cuenta que los chicos jugaban mejor cuando yo no les decía nada
  • Además disfrutaban más y se sentían mejor
  • Aceptaban mejor las derrotas, como auténticos retos para seguir mejorando.

RESUMIENDO TODO LO QUE HEMOS DICHO

A menudo se comenta que la violencia en el fútbol no tiene remedio. En mi opinión es falso afirmar esto porque todo tiene remedio. 

Si queremos eliminar violencia en el fútbol hemos de empezar por nosotros mismos. El buen ejemplo es el mejor método para conseguir un fútbol formativo de calidad.

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